Partida Rol por web

Se lo pensó un par de veces por el camino, pero finalmente pasó de largo del camino a su bungalow y se dirigió hasta el despacho de dirección, intentando hallar respuestas. Tocó suavemente a la puerta y entró, esperando encontrar allí a la directora del centro.

Travis encontró la puerta del despacho abierta, aunque sus sorpresa al picar antes de entrar fue que le contestara una voz que no era la de Manuela.

Una mujer estaba sentada tras el escritorio, y por lo cómoda que se la veía parecía no estar fuera de lugar.

- No me lo diga...¿Travis?. Me estoy familiarizando con los huéspedes del Campamento, por ello estaba revisando sus fichas. La mujer se levantó y le tendió la mano de forma cordial. - Pero que maleducada, ni me presenté...Soy la nueva directora del centro, Sara Ponce, encantada.

Aquel lugar distaba mucho de ser irritante. Sencillamente estaba desquiciando a Travis. Todas sus buenas intenciones y propósitos se venían abajo uno tras otro con cada cambio, con cada novedad y con cada sorpresa inesperada (las esperadas y previsibles eran las únicas que agradaban a Farrell: las que ya conocía o las que era capaz de deducir).

_ Buenas tardes, señorita Ponce, sí... Travis Farrell, encantado - saludó amablemente, al fin y al cabo aquella joven no tenía culpa alguna de su nombramiento a última hora. - Verá... - dudó unos instantes y terminó por sacar la nota que la anterior directora le había entregado - supongo que esto es parte de alguna actividad de grupo, pero yo ya avisé a mi llegada de que no tenía interés en participar en juegos comunitarios. Además, no me gusta el contacto físico - recordó la incómoda escena en la playa con Manuela, y se sintió molesto por repetir de nuevo en tan poco tiempo algo que siempre prefería guardar para sí mismo.

- No jugaré - se preguntó si sonaba cobarde, pero la duda se desvaneció rápidamente. Su competitividad no abarcaba estúpidos juegos de adolescentes, aunque su curiosidad sí. Deseó que la mujer le aclarara algo, lo que fuera, sobre aquel lugar que comenzaba a resultar siniestro.

La directora escuchó lo que tenía que decir Travis y su rostro no mostró desagrado o decepción por la negativa a participar en el juego.

- Supongo que se referirá al juego del beso, no se preocupe, animamos a hacer actividades en grupo, pero no se trata de una obligación, esta en su derecho de negarse o simplemente ignorar es nota. Recogió unos papeles sobre el escritorio, parecía el tipo de persona que tenía cierta manía por la limpieza y el orden. - Precisamente, por extraños que parezcan, todos estos curiosos juegos tienen algo en común. Son situaciones, vivencias que fuera, en la vida rutinaria de nuestros clientes no les suceden o no tienen ocasión de tener. Y al venir aquí es un poco eso lo que desean, algo nuevo, diferente y a la vez relajante. Piense en lo que le he dicho. La mujer sonrio levemente.

- Ah...aunque si que me gustaría que asistiera a la fiesta de esta noche. Llevar una máscara no le obliga a tocar a nadie, este un rato, observe a su alrededor y si no esta a gusto siempre puede abandonar el salón en cualquier momento..

Travis pareció sorprendido. Y satisfecho. Había esperado una negativa, una actitud más intransigente. Asintió con la cabeza. Tal vez pudiera pasar unas buenas vacaciones en aquel lugar, después de todo.

- Sí...allí estaré - concedió. Al fin y al cabo una fiesta de disfraces era algo que le resultaba fascinante. Desde luego jamás había estado en una pero las había visto en tantas películas e imaginado en muchas lecturas. Se sintió animado y con ganas de probar situaciones nuevas. Sí que resultaba convincente la señorita Ponce - entonces...me...me voy. Gracias - titubeó, se ajustó las gafas y se despidió con un rápido gesto de la mano.