Partida Rol por web

Aquí se cuentan las aventuras y desventuras de Parkour cuando no está con su grupo habitual.

Has vuelto de tu última aventura justo a tiempo; a través de las altas vidrieras de cristal del aeropuerto puedes ver la amplia superficie de cemento de las pistas de aterrizaje, y el enorme avión de pasajeros en el que viaja tu amiga Mel toma tierra sin ningún contratiempo.

Tras veinte minutos de espera, situado junto a un montón de personas que esperan a otros viajeros, ves llegar desde la puerta de desembarque a una chica color café con leche con un vestido azul de asas un poco arrugado por el viaje. Arrastra detrás de ella una maleta rígida de ruedas que parece bastante pesada, y lo hace con dificultad.

Va mirando a todos lados, como si buscara a algún amigo que venga a recogerla...

 Compruebo en un cristal bien limpio que estoy correctamente peinado, no quiero causar mala impresión ante ella. Me arreglo un poco y meto la camiseta por dentro del pantalón. Tras "acicalarme" me acerco a Mel sin que me vea y le digo imitando el acento francés para sorprenderla:

- Madame, permite que le lleve la maleta...una dama como vos no debe hacer esfuerzos tras un viaje tan largo...

Cuando se gira me encuentra sonriendo y mirándola fijamente. Realmente no me hace falta fingir que estoy contento, he logrado sobrevivir a una noche muy duro y encima ahora me espera un rato en buena compañía. Seguramente me cuente todas sus vacaciones así que me podré poner al día de su vida. Yo tendré que ocultarle parte de verdad, no creo que le interese saber a que me dedico de noche. Y esperemos que su padre no le haya contado muchas cosas acerca mía, no pudimos hablar mucho la última vez pero se le veía preocupado al pobre Metal Hunter puede que por eso no lo veamos mucho por la ciudad.

La miro de nuevo y le pregunto al mismo tiempo que le cojo la maleta:

- ¿Qué tal tus vacaciones?

Cuando la joven se gira, pega un gritito de sorpresa y suelta su maleta: luego te abraza con fuerza del cuello, sonriente. "¡James¡, ¡has venido¡, ¡que bien¡". Se ríe con tu chiste, y te deja coger su maleta; tiene ruedas, y no te es difícil llevarla. La joven parece contenta de volver a la ciudad, aunque la notas cansada del viaje.

"¿Mis vacaciones?, ¡geniales¡, porque no tengo mucho tiempo de estar con mi padre. Ya sabes, le persiguen y todo eso, así que nos fuimos al otro lado del charco, a un pueblecito costero cerca de Londres, un sitio precioso de verdad...", suspira cansada, "Es terrible que sea un superhéroe y todo eso, no tiene tiempo para nada, y además siempre tiene que estar protegiéndome de gente que querría hacerme daño y tal y tal, ya sabes... es rallante... pero bah... ¿y tú que tal?, ¿has cocinado mucho?, ¡yo tengo un regalo para tí¡, ¿a donde vamos?, ¿a la resi?, ¿me hiciste una cena?", pregunta ilusionada.

Al escuchar el James pongo cara de que no me ha gustado; James es como me llaman mis familiares. Entre mis amigos prefiero que me llamen Kev. Es un nombre corto y con estilo.

- Melisa...no me llames James...sabes que lo odio... - le comento y luego sonrío - ...llámame Kev por favor...

Así que aún persiguen a su padre. Pobre Metal Hunter, espero que dentro de poco pueda tener una vida normal. Sobre protegerla mejor que no sepa que su padre me "sugirió" que le echara un vistazo mientras estudiara en Nueva York.

"Parkour muchacho, cuida de Melisa...si me entero de que le pasa algo...te parto en dos..." Creo recordar que esas fueron sus palabras exactas. De todas formas ya tenía pensado echarle un vistazo, al fin y al cabo está de buen ver.

"Es una pena que sea superhéroe..." Si ella supiera a lo que me dedico yo...no se yo que pensaría de mí. Creo que es mejor no invitarla a una reunión con Long Shot y menos con Quick o Hush.

En ese momento Melisa nombra la cena. ¡Ups! No tengo nada preparado pero siempre puedo invitarla a uno de mis restaurantes secretos. Secretos no son pero realmente son difíciles de encontrar.

- Pues no preparé nada para cenar... - pongo cara de pedir disculpas - ...no sabía si se iba retrasar tu vuelo...pero...tenía pensado invitarte a cenar...¿qué te apetece? Sobre cocinar...sí he cocinado bastante, aunque no es lo mismo sin ti...se nota que nadie me deja la cocina llena de harina y masa por todas partes... - termino la frase riéndome viendo la cara que va poner Melisa.

Con su maleta bien agarrada la acompaño hacia fuera del aeropuerto a coger un bus para acercarnos a Manhattan. El trayecto es de media hora más o menos y fijo que me pone al día de todo lo que ha hecho. Luego la acercaré a un restaurante de la comida que prefiera. Por suerte me dedico a recorrerlos siempre que puedo.

La risa de Mel sale natural, como siempre: "Era para picarte Kev, es que James suena tan formal...". Ella asiente cuando le dices que no tienes preparado nada para cenar, "Jo, prefiero tus recetas a las de cualquiera... ¡además, si te dejo la cocina sucia es porque intento hacerlas bien, deberías respetar mis esfuerzos¡", dice en broma. Luego vuelve a reirse.

El viaje en autobús es ameno; durante esa media hora, te habla de las calitas de la aldea inglesa, del paseo de tablas de madera sobre la arena por el que caminaba con su padre al atardecer, de la tranquilidad de la residencia de verano, una casita con jardín estilo colonial. Cuando llegais, hacéis una parada en la residencia para dejar sus maletas; te deja pasar a su habitación, y mientras ella pasa a la ducha, te quedas en una sala pequeña con una ventana que da a un patio de hierba, con dos camas, dos escritorios, y un corcho en una de las paredes lleno de fotos, tarjetas de pubs nocturnos, recortes de revistas y otras fruslerías.

Escuchas el agua de la ducha mientras ella te habla desde el otro lado de la puerta; "Y dime, ¿tú que hiciste durante todo este tiempo?, ¡Tiene que ser muy aburrido esto si se marcha todo el mundo¡".

Miro las fotos del corcho en busca de algún rival para poder salir con Melisa, no le conozco novios en NYC pero quién sabe si tiene en otro sitio. Hay que intentar no meter la pata, además ya lo tengo bastante difícil si su padre le habla de cómo nos conocimos.

- No te creas...siempre puedo ir ver a la familia y salir con mis hermanos...al fin y al cabo soy de la ciudad...

Sigo mirando las fotos y tras un rato me decido a lanzarle una pequeña indirecta:

- Pero la verdad te echaba de menos...se nota mucho que no estás tú...y se me hace raro...

Las fuerzas me fallaron con la última frase pero es cierto. Noto mucho que no está, además gracias a ella me centro en los estudios y no me dedico a pasar todas las noches saltando de azotea en azotea.

Curioseas el corcho en busca de fotos; Mel es una chica muy sociable y querida por un montón de amigos. Tiene muchas fotos en las que sale con un grupo de gente, de los que conoces a la mayoría: compañeros de la residencia y de su facultad. En una, está abrazada a una docena de personas en un bar. En otra cuelga boca abajo en un columpio de un parque, junto a una chica pecosa que reconoces como su compañera de habitación. Hay muchas más en las que aparece sonriente, pasándoselo genial con sus amigos, pero a parte de algunos abrazos casuales no parece tener una especial predilección por ningún chico.

"Ya, pero vivir todo el año en la ciudad es un poco peñazo ¿no?, a mí me gusta salir en vacaciones, o siempre que puedo, a ver sitios lejanos donde hay un poco más de verde... a parte de Central Park, aquí no hay sitios donde pasear a gusto, y a mí me encanta".

Mientras te sinceras con la indirecta oyes cerrarse el grifo de la ducha, y en un momento la ves salir con un vestido celeste escotado, cepillándose el liso cabello azabache. "Yo también te eché de menos, pensé en tí mucho mientras paseaba por el paseo junto al mar, me hubiera gustado que estuvieras", sonríe con algo de timidez. Luego deja de cepillarse el cabello y se pone unos zapatos blancos abiertos, y te sonríe ampliamente. "¿A qué restaurante me vas a llevar?, me apetece algo étnico", dice observándote con sus ojos verdes oscuros.

La verdad me sonrojo un poco cuando me dice que me echó de menos. La verdad es que la eché mucho de menos y esta noche me acordé bastante de ella sobre todo porque me pudieron matar unas cuantas veces. 

- Así que te aparece algo étnico...mmm...se me ocurren un par de ellos...deberías concretar más o fiarte de mi gusto...conozco un restaurante cubano muy bueno con auténtica comida caribeña...

No le dije nada todavía por miedo al rechazo pero creo que debería hablar con ella hoy, no puede pasar de esta noche. Además debería sincerarme con ella porque no quiero engañarla, debe saber que soy un bicho raro y que tengo bastante en común con su padre...y sobre todo el porqué de que nos conozcamos.

- Es un restaurante bastante romántico...ideal para una primera cita...

Me la he jugado, al fin y al cabo la gloria es para valientes; o eso me dijeron...Espero que no fuera Long Shot, si no le deberé una por su consejo.

Espero en silencio la respuesta y la cara de Melisa. Esperemos que la respuesta sea positiva. Cruzo los dedos para eso.

La joven se sonríe muy contenta cuando le hablas de una primera cita, pero no dice nada al respecto, sólo se encoge de hombros y dice, "Vale". Luego abre la maleta de viaje y te tiende un bizcocho casero guardado en un compartimento. "Para tí... espero que me haya salido bien, puedes dejarlo en tu habitación antes de que nos marchemos...", dice algo tímida.

Un rato después estais en un restaurante cubano; es jueves, y no hay mucha gente comiendo: teneis el local casi para vosotros solos. La decoración en tonos pastel recuerda las fachadas coloridas de La Habana, y hay algunos frescos pintados con estilo realista mostrando partes de dicha ciudad. El restaurante se llama, (evidentemente), La Habana.

Estais pasando una velada muy agradable; Mel se rie continuamente cuando le cuentas las anécdotas sucedidas mientras estuvo fuera, y ella te habla de lo sexy que resulta el acento inglés, y hace una pobre interpretación. ¿Le contarás algo sobre tu actividad heroica?. ¿La acompañarás a su habitación?. ¿Intentarás algo?.

Tu turno ;)

Tras terminar de cenar la llevo a bailar a un sitio de salsa. No es que sea bueno bailando pero gracias a mi agilidad no soy nada patoso, de crío bailaba breakdance con los chicos de mi barrio aunque de aquella ya hace mucho. Ahora sólo uso esos movimientos en mi estilo de lucha, y son realmente espectaculares.

- Me alegra de que te lo hayas pasado bien...aunque deseaba que no tanto... - le digo sinceramente mientras bailamos una lenta - ...tenía miedo que conocieras a un inglés y te olvidaras de mí... 

En mi cabeza escucho dos voces; una que me dice que me lance y otra que me dice que me quede callado. En ese momento recuerdo uno de los consejos que Homer le dio a su hijo Bart en un capítulo: "A veces es mejor no abrir la boca y parecer tonto que hablar y confirmarlo". Esa duda me carcome pero al final tengo que soltarme, sin riesgo no hay gloria. Ahora esperemos que no me pegue un batacazo.

Me pongo un poco serio y la miro fijamente a los ojos. Luego le digo despacio tras tomar aire y envalentonar me un poco:

- Mel...me gustas mucho...creo que se nota a leguas ¿no?

Sonrío tímidamente esperando su respuesta. Esperemos que sea afirmativa, si no espero que Hush nos avise para patear a unos cuantos malos. Me hará falta desahogar.

Mientras bailais una canción lenta, girando en la pista, la joven se pega a tí cuando te declaras. No te dice nada, pero sus ojos brillan y parece emocionada. También sonríe tímidamente, y te da un pico como respuesta. Luego suspira y apolla su cabeza en tu pecho. Seguís bailando.

Nunca antes habías visto a Mel tan poco habladora. Lo único que puedes escuchar de sus labios es "Y tú también me gustas a mí". Te llega el olor a lavanda de su cabello.

Mientras no dice nada me pongo nervioso. Sí, el mismo que entra tan campante en un incendio y se mete a repartir hostias a unos diablos voladores se pone nervioso si la chica que le gusta no le dice nada. Pero en cuanto me besa me calmo, bueno calmarse no es la palabra exacta. Tengo ganas de saltar y dar brincos...pero me controlo que para algo estoy en una pista de baile.

- Me alegro de que te también te guste...si no ahora mismo lo estaría pasando bastante mal...

Sonrío y la abrazo con fuerza. Bailo con ella durante bastante tiempo hasta que nos mandan salir del local. Vamos camino de la residencia y entonces empiezo a contarle la verdad. No puedo mentirle a la persona que me gusta.

- Bueno Mel...es hora de que te cuente mi gran secreto... - le empiezo a contar cuando caminamos de regreso - ...aunque de secreto empieza a tener poco... -añado con una gran sonrisa.

Hago una pausa y continuo con una pregunta:

- ¿Sabías que conozco a tu padre? Lo conocí en el accidente del metro de hace unos meses...no se si te habrá hablado de mí...

Cuando cuentas tu secreto, Mel se queda estupefacta; está claro que no sabe como tomárselo, y algo confusa te pide que volvais a la residencia. Aunque sigue mirándote con afecto, como siempre, se nota que tiene un problema con lo que le has dicho; se despide de forma un tanto automática, y te dice que necesita tiempo para pensar todo esto y ordenar sus ideas...

Está claro que ahora mismo no tiene ganas de hablar; la dejas en su habitación, y entonces escuchas el sonido de tu comunicador para reunirte con el equipo...

(Sigue en el capítulo III).