Partida Rol por web

Aquí se cuentan las aventuras y desventuras de Quicksilver, cuando no está con su grupo habitual.

En Nueva York, comenzaste luchando contra el crimen por simple altruismo. Frustraste algunos atracos a bancos y comercios, y le diste unos cuantos dolores de cabeza al crimen organizado. Y debido a tu peculiar aspecto, se te reconoció con facilidad, y pronto los criminales hablaban de tí e intentaban operar fuera de tu área de influencia.

Sin embargo, los criminales no fueron los únicos que se fijaron en tí. Los que luchan contra ellos también lo hicieron; por una parte, las fuerzas policiales, con el jefe Feathers a la cabeza, un hombre corrupto, obeso, autoritario, incompetente y con tendencias agresivas contra los encapuchados y superhéroes en general.

Y por otra, la mujer que tienes en frente, al otro lado del escritorio de un lujoso despacho forrado en madera de caoba. Un ventanal que ocupa toda la pared te deja observar una impresionante vista de los rascacielos de Manhattan; te encuentras en el piso ciento veintidós de un rascacielos de cristal y metal cromado, en las dependencias de la fiscalía del distrito metropolitano de Nueva York, y en frente tienes a una mujer negra, joven y elegante, que actualmente es la que ocupa el puesto.

Has venido por una citación formal y educada firmada por la propia fiscal; se ha hecho tarde, y son las ocho de la tarde aproximadamente.

(Sigue...)

Un café humea en tu lado de la mesa, y ella mantiene con educación el suyo en la palma de la mano mientras lo revuelve con una cucharilla, con media sonrisa y evaluándote mientras te observa.

"Bienvenido, Señor Quicksilver. Si no me equivoco lleva usted unos meses en la ciudad, revolucionando los bajos fondos. Y me preguntaba... me gustaría ofrecerle una placa. Lo cierto es que debería poder tirar de la policía metropolitana, pero mis discrepancias con el responsable actual del cuerpo me están costando retrasos. La placa le permitiría a usted actuar dentro de la legalidad, y dejar de ser un vigilante. Por supuesto, estaría bajo mi responsabilidad, y yo respondería por sus acciones... y le apollaría en el encarcelamiento de delincuentes. Estoy dispuesta a correr ese riesgo, porque me parece usted una persona honrada, y también preparada para actuar. Y si en algún momento desea romper su relación conmigo, no habrá problemas en ello".

Luego se levanta de la mesa, y te observa bien, curioseando tu piel cromada.

"Si desea convertirse en agente de la fiscalía, no tiene más que decirlo. Recibirá un sueldo mensual, y una placa que le identificará. ¿Qué me contesta?".

La joven fiscal espera tu respuesta, bebiendo algunos sorbos de café.

Tu turno ;)

Mientras la fiscal habla evaluo la situación. Cuando recibí una citación imaginé que lo que quería era hacerme una oferta, o una advertencia a lo sumo. No suelen mandarte una carta si lo que quieren es detenerte.

Me mantengo con los brazos cruzados hasta que termina de hablar y exponer su oferta, después me tomo un segundo para responder.

-He de admitir que es una oferta tentadora.- digo con voz pausada. Ya no sueno como hace años, el extraño material del que está hecho mi cuerpo tiene una resonancia distinta a la carne humana, lo que le da un color diferente a mi voz.- Como bien sabe he tenido problemas con el jefe Feathers, y no soy el único.

La fiscal sabe a que me refiero, leo la prensa y se que no son amigos precisamente.

-Entiendo que eso se acabaría en caso de aceptar su oferta...- intentaba no mezclarme con el gobierno, pero aquello era un puesto local, y un sueldo, un hombre no podía vivir eternamente de recompensas.- ¿Que clase de restricciones tendría? ¿Podría seguir actuando por libre? ¿O solo en los casos en los que usted me requiera?

Cojo la taza de café con el escudo de los Estados Unidos que hay sobre la mesa y echo en ella un terrón del recipiente cercano. Después utilizo una cucharilla improvisada con uno de mis dedos para revolverlo, mientras espero la respuesta de la fiscal Mayers.

"Oh, podrá usted seguir actuando por su cuenta, por supuesto. Sus únicos deberes serán atender las misiones que yo pueda ofrecerle, y mantenerse dentro de la legalidad. De hecho, ahora mismo tengo un trabajo que ofrecerle...", dice mientras te observa con curiosidad revolver el café con el dedo-cuchara.

"Se trata de un extraño incendio que ha tenido lugar en Broadway. Si está de acuerdo puede empezar a trabajar ya; le conseguiré un helicóptero para que llegue allí lo antes posible. ¿Qué me dice?"

Doy un trago a mi café, saboreando la cafeína líquida. Aquello parecía tener todas las ventajas y ningún inconveniente. Demasiado bonito para ser verdad.

Pero la gente hablaba bien de la fiscal en la calle, había llegado a su puesto gracias a su trabajo y yo sé valorar eso. Además había dicho que podría renunciar cuando quisiera...

-Está bien, le propongo un periodo de prueba de, digamos un mes. Si los dos seguimos interesados después de ese tiempo podemos hablar en más detalle de las condiciones. ¿Que me dice?- dejo la taza sobre la mesa- ¿Llamamos a ese helicóptero entonces?

En media hora te encuentras sobrevolando el cielo de la gran ciudad en un pequeño biplaza, con un piloto que te mira algo asustado, hacia una columna de humo que sale de la zona de los teatros. Os cruzais en el cielo rojizo del atardecer con una ballena de doble hélice, con el logotipo de HELM en el morro, y en un ventanuco ves el rostro de una muchacha de enormes ojos verdes, que no te pierde de vista hasta que vuestros caminos terminan de cruzarse.

Al cabo de unos minutos aterrizas en lo que parece una zona de guerra en mitad de la zona Broadway; hay varios camiones de bomberos lanzando agua al interior de un teatro en llamas, una carpa improvisada de los servicios sanitarios en los que se está atendiendo a un montón de gente, una docena de coches de policía, y unos cuantos agentes de HELM con mochilas-cohete asegurando la zona.

Cuando aterriza tu pequeño transporte en mitad de la calle, te bajas antes de que vuelva a despegar, y ves a un hombre alto y musculoso, de cabello rubio, que está dejando a una bailarina con un collarín que le inmoviliza el cuello en una camilla. El superhéroe te mira y se dirige a tí con seguridad...

(Sigue...)

"Vaya, tú debes ser el que nos está echando una mano con la delincuencia organizada... encantado, mi nombre es Starman", exclama mientras te tiende una mano franca. "He combatido a una especie de diablillos o algo así ahí dentro... pero parece que ya no queda ninguno. Te dejo la investigación a tí...", dice mientras parece escuchar algo. "Vaya, un descarrilamiento cerca de Seattle... ¡espero verte pronto¡", exclama mientras desaparece como una centella azul y blanca.

(Sigue...)

Entras en el teatro, y puedes ver que sus paredes están completamente ennegrecidas, y el humo todavía se respira en el ambiente a pesar del chorro de agua que están lanzando los coches-cisterna. En unas escaleras que bajan hacia el sótano, hay unos agentes de policía que te miran mal; sin embargo, un hombre de HELM te hace gestos para que te acerques.

"La fiscal nos ha llamado, es usted inconfundible, vaya... por favor, acompáñeme", dice mientras baja las escaleras hacia el sótano...

(Continúa en el capítulo II).

Has tenido que pasarte por el despacho de la fiscal antes de ir a casa, y ya era tarde; da la impresión de que esa mujer tiene superpoderes: trabajar las 24 horas del día y estar siempre como un pincel. Tras entregar tu informe y hablar un poco con ella, te explica que un alto cargo de HELM ha ido a verla, y le ha pedido que te transmita que eres libre.

(Sigue...)

"Me dijo que hicieron la reconstrucción del accidente en el que naciste con las grabaciones de una cámara satélite orbital... o algo así, yo no sé nada de tecnología. El caso es que te reconocieron, y como te marchaste supusieron que no querías volver con ellos. Pero te siguieron, claro. La verdad es que llamas bastante la atención, y tampoco haces nada por ocultarte, así que no es difícil seguirte la pista", te comenta.

"En fin, ha sido un placer este primer trabajo con usted. Ahora sé de una nueva amenaza para la ciudad, y estaré alerta. Le deseo que pase una buena noche, y que siga trabajando con estos nuevos compañeros... la verdad es que han salvado a la ciudad de una gran calamidad, si lo que me dijo ese hombre de HELM es cierto".

(Sigue...)

Tras la reunión vuelves muy tarde a tu apartamento: serán pasadas las dos de la madrugada, y tus pies metálicos resuenan en la acera de la calle iluminada por las farolas. Entonces, un par de manzanas antes de llegar a tu casa, escuchas un grito femenino desde un callejón. Estás muy cansado después de este día, pero tú decides si acudir a la llamada o no hacerlo.

¡Es tu turno¡

Avanzo con paso cansado por las calles mientras pienso en los eventos de la noche y en la reunión con la fiscal.

Así que HELM sabía de mi existencia... debí suponerlo, esa gente lo sabe todo. Supongo que fui un tonto al pensar que me había escabullido.

Aliviado por saber que ahora podía actuar sin ese miedo y teniendo a la fiscal de mi parte me siento animado. Además esta noche he trabajado mano a mano con otros y ha funcionado bien. No estoy acostumbrado al trabajo en equipo...

Camino despreocupado, mi aspecto es suficiente para mantener a raya a los delincuentes comunes, pero al parecer eso no quiere decir que no existan, escucho un grito cerca de donde me encuentro. ¡Tengo que ir a ver que pasa!

Aligero el paso hasta que me encuentro en la boca del callejón, miro al interior, buscando el origen del grito...