Partida Rol por web

Noticias llegan aciagas de mas alla del muro, incursores en las tierras, la guardia Negra no ha echo mucho. Tienen pocos hombres y menos conseguiran si solo son proscritos y gente sin ningun escrupulo.

El mensajero que te lleva el mensaje, es un hombre curtido, de los bosques, uno de los cazadores. Uno de sus hombre ha encontrado huellas que se adentran en el bosque, que se acercan peligrosamente a Bastion, posiblemente mas alla a la mismisima Winterfall, hoy es un mal dia para un combate. Aun es verano, es un largo verano, el invierno se acerca, pero aun no han caido las hojas de los arboles, las damas siguen recogiendo las flores del campo y los niños jugando en los rios, bueno aqui no, aqui siempre hay nieve.

Solo a un par de horas de viaje, entraras al resto de los cazadores, si vais deprisa podeis interceptar a esos salvajes y que no llegan a la casa de Lord Stark, todo esta listo, los hombres estan listos y hay algo extraño, el arciano del bosque estaba, no sangraba, su rostro parecia que se habia secado o al menos eso dicen las mujeres que han ido a rezar alli.

Viejas, chismosas, los arcianos siempre lloran sangre, siempre, nada les impide hacerlo, ni el paso de los años. Cuando desaparezcais aun ellos seguiran alli, con sus rostros inalterables por el tiempo llorando sangre por los que han muerto, por los que viven y por los que viviran.

 Balder galopa sobre su montura mientras continua elucubrando malhumoradamente sobre los chismorreos de las ancianas del pueblo. Como si no tuviese suficientes problemas protegiendo las tierras de su señor de los incursores, cuervos desertores, ladrones, y asesinos  ocasionales, ahora debía mediar también con las habladurías de cuatro pueblerinos supersticiosos que creían ver cosas que simplemente no podían ocurrir. A razón de la verdad, casi le parecía ofensiva la idea de que aquellas mujeres expandiesen aquel rumor por la zona. Después de solucionar el problema de los incursores tal vez tuviese que volver y tranquilizar la situación.

Adelantándose al joven cazador que le acompaña, atraviesa el último volteo del valle montañoso y acaba vadeando un riachuelo cuyos salpicones de agua fría le humedecen el rostro y los ropajes con sus gélidos besos.

Deteniendo la frenética marcha al otro lado del rio, frena a su caballo que protesta piafando altivamente. Acariciando el grueso espaldar del corcel para tranquilizarlo, lo hace girar sobre si para observar el avance del cazador mientras se limpia la molesta agua con su mano enguantada.

-          ¡Vamos muchacho!- Exclama con voz ruda y grave cuando el cazador se encuentra a escasos metros.- ¡Dad rienda suelta a vuestro rocín, o jamás llegaremos a alcanzar a vuestros compadres!-

Cuando el montero pasa a su lado como una exhalación, no puede evitar esbozar una queda sonrisa. Es probable que cuando acabe tan presurosa carrera, alguien sufra de un molesto dolor de ijares… Y a este paso no sera el unico por que ya siente como sus articulaciones se resienten por el esfuerzo de la larga marcha.

Con un fuerte chasquido de su lengua taconea las corvas del caballo, que rápidamente se lanza detrás de su congénere equino.

-          Balder, ya te estás haciendo viejo para tanta aventura…- gruñe para sí mismo.- Deberías retirarte y vivir largo y tendido en el Bastión, encontrar la paz del reposo, comer sopas calientes con carne de conejo deshuesado en las frías noches y como entretenimiento, ver como esos hijos haraganes de Rickard tontean con las mozas del castillo.-

Realmente esta de chanza. Él es un guerrero del Norte y eso equivalía a ser un hombre demasiado orgulloso, honorable y terco como para retirarse a vivir una vida apacible. Pese ha haber estado desposado por un tiempo, su adorada mujer había muerto junto a su primogénito a la hora de dar a luz, por lo que nunca saboreo los placeres de formar una familia propia. Desde entonces su mayor amante había sido el filo de su espada y su único objetivo, preservar el bienestar de su Casa, su Señor y hermano Rickard y su prole.

No, sentarse cómodamente al lado de una lumbre y envejecer hasta que la muerte le reclamase no era un destino forjado para él. Apartándose del camino, ambos jinetes reducen la marcha y se internan en el espeso bosque nevado. El resto de los cazadores no pueden estar muy lejos.

La verdad es que el rostro de tu acompañante dice mucho, dolorido mas bien parece, no le gustara montar o al menos tan rapidamente como lo provocas.
Tras un rato llegais al bosque, en sus lindes hay un grupo de  cuatro cazadores que estan comprobando sus armas y que hablan con un aldeano que parece preocupado.
Al verte te saludan y uno de ellos, el mas mayor se acerca para hablarte.

El aldeano dice que se han llevado a su hija. Estaba en el campo recogiendo lo poco que le quedaba de la cosecha y llevando a los animales al establo cuando oyo gritos. Mataron a su esposa, a su hijo y se llevaron a la hija.
Salvajes escupe en el suelo al decirlo mientras mira a tu acompañante que descabalga con un apreciable gesto de dolor.

Tenemos las huellas si deseais perseguirlos. Se adentran en el bosque y parece que llevan demasiado peso por su profundidad. Los hombres estan listos para partir y para darles caza y la justicia de esta tierra. Pero deberiamos ir a pie, hay una parte del bosque que es demasiado angosta para que pasen los animales, se quedaran aqui custodiados. Se gira a sus hombres y uno de ellos corre internandose en el bosque

Son buenos hombres mi señor, esta mision no les sera grande.

 Apoyado cómodamente en la silla de montar, escucha atentamente las palabras del cazador mientras permanece mirando pensativo al pobre campesino que lo ha perdido todo. Era duro perder a toda su familia en un solo día, pero así era la vida en el Norte, fría, dura e inmisericorde.

-          Muy bien pues.- Responde asintiendo con fría serenidad.- Vayamos tras ellos, pero avisa a tus muchachos que no quiero heroicidades. Los salvajes pueden llegar a ser… impredecibles. Cualquier error podría costarles la vida.-

Con un resoplido descabalga del caballo y llevando al equino por los arreos se dirige hasta el aldeano situándose ante él.

-          No puedo devolveros a vuestra esposa e hijo… pero al menos are justicia en sus nombres.- Pone su mano sobre el hombro del hombre.- Traeré a vuestra hija, os lo prometo.-

Palmeándole el hombro para darle confianza, se vuelve hacia su caballo y coge el odre de agua de las alforjas, se ajusta la espada al cinto, y comprueba rápidamente que todo esté en su sitio antes de partir. Acto seguido se gira hacia el líder de los cazadores y le realiza una señal afirmativa.

-          Muy bien, no perdamos más tiempo, si nos movemos a paso rápido podremos darle alcance antes de que el sol se ponga.-

A paso ligero Balder y el resto de la comitiva se internan en el bosque a la caza de los salvajes.

El campesino te mira mientras le hablas, su mundo se ha desmoronado, su mundo ha caido como te callo a ti hace tiempo con la muerte de tu mujer y tu primogenito. Solo puede asentir mientras os marchais internandoos en el bosque.
Parece que los salvajes no han tomado muchas precauciones y se ven ramas rotas, arbustos arrancados y pisadas de al menos 10. Tambien hay restos de lo que puede ser un vestido en algunas ramas bajas.
A media que os vais internando, la luz no se filtra, le da un aire mas macabro la poca que entra entre las ramas y el follaje enredado de los arboles que comienzan a verse decrepitos.
Escuchais voces, mas adelante, risas de los salvajes y como grita una mujer, a lo que responden con mas risas.
Estan cerca mi señor, que se los lleven los Otros

Os acercais con mas sigilo hasta donde podeis y veis a un grupo de salvajes vestidos con pieles y armas algo rudimentarias que estan acosando a una mujer de pelo castaño que se intenta defender con una tosca daga que le ha arrebatado a otro que esta en el suelo

No me tocareis antes me quito la vida, soy una hija del norte y no una de vuestras putas.

 Ocultando su corpachón agazapado detrás del grueso tronco de un viejo y frondoso árbol. Balder analiza la situación detenidamente. No puede negar que la mujer tiene arrojo y el valor de una hija del Norte, y eso sin lugar a dudas es lo que le hace sonreír bajo el tupido manto de su barba. Pese a todo, la resistencia de la joven es poco más que fútil, ya que por mucho que lo intente no puede hacer nada contra diez incursores más allá de cumplir su amenaza y arrebatarse la vida a sí misma. Por suerte para ella no se encuentra sola.

Realizando un gesto seco indica a los cazadores que se dispersen a lo ancho rodeando furtivamente al vocinglero grupo. Los incursores eran relativamente numerosos, pero gracias a la notable distracción de la moza, contaban con el factor sorpresa lo cual les permitiría causar bajas notables antes de entrar en el cuerpo a cuerpo. Mientras espera a que los arqueros se sitúen en sus posiciones, desenvaina lentamente a Claro de luna, su fiel espada bastarda, cuyo filo refleja su entorno como si fuese un espejo. Asiéndola con las dos manos la clava en el suelo y de rodillas realiza una breve oración a los antiguos Dioses del Norte.

Una vez acaba se yergue de nuevo comprobando que la Norteña aun mantiene a distancia a sus salvajes captores. Situado a unos metros de él, el líder de los cazadores le realiza un gesto afirmativo. Los arqueros están en sus posiciones. Era hora de comenzar. Cuando las primeras flechas atravesasen el aire, cargaría contra los salvajes y así rompería sus diezmadas filas.

Habían disfrutado del pillaje, la muerte y las doncellas de su tierra, ahora aquellos salvajes experimentarían la cortesía de un guerrero del Norte.

La mujer la mantiene a duras penas a pesar de su esfuerzo.
Los cazadores se colocan en la posicion y tras un rato en que esperan y apuntan desde la espesura, desde lo alto de algunos arboles antes de disparar.
Las flechas silban en un segundo cruzando el aire, clavandose en las espaldas de los incursores mas alejados de la muchacha que pierde la daga mientras uno al coge del brazo y la tira al suelo.
Es la hora de vender cara la vida de una hija del norte, sales de la espesura con algunos mas a pie con sus armas en ristre para acabar con ellos, que se giran mientras sacan sus hachas y se lanzan al combate, a la lucha entonando una cancion de guerra tal vez o una cancion funebre, no estais muy seguros.
Su lider un hombre con una enorme cicatriz en su rostro traba combate con un hacha que parece mas grande de lo que hayas podido ver antes, su aliento es putrido, fetido, insoportable hasta para el mas curtido de los guerreros, se pudre por dentro, tal vez sea verdad de sus tratos con los Otros.
Una mueca que podria ser una sonrisa cruza su rostro hasta mostrar su dentadura, rota, negra y casi sin dientes.

El combate no dura mucho entre las flechas y los guerreros, son diezmados y mueren muchos, su lider pierde una mano y escupe al suelo mientras retrocede, alejandose para poder escapar como el cobarde que es.

 Dando un puntapié, Balder arranca su espada de las entrañas de uno de los salvajes, girándose a tiempo de ver como el líder de los incursores comienza a retirarse huyendo del combate como un perro apaleado. En otras circunstancias, tal vez lo hubiese dejado escapar sin más, pero las muertes de la mujer y el hijo del campesino le han encendido por dentro. Había prometido que haría justicia y el nunca faltaba a sus promesas.

Enarbolando la espada, lanza un potente grito de guerra, y se lanza detrás del fugitivo. Corriendo bosque a trabes, el pestilente incursor intenta despistar a su perseguidor en vano. Balder ha recorrido esos bosques desde que era un crio, y se los conoce como la palma de su mano. Aunque tenía que admitir que el tremendo ruido que provocaba en su huida también era bastante difícil que huyese de él. Es por eso que la huida no dura mucho y pocos metros más para halla le da alcance. No quiere matarlo aun, así que flanqueándolo con destreza, lanza un rápido pero contundente golpe con la parte plana de la espada que impactando en la rotula, que cruje, haciendo caer por los suelos al fugitivo.

Bufando como una res, Balder se detiene sobre el incursor, poniendo el filo de Claro de luna justo debajo de su barbilla.

-          En el nombre de Lord Rickard Karstark, quédate quieto o te mato.- Declara furibundo mientras intenta recuperar la respiración.

Realmente los años comienzan a pesar.

SE gira y te escupe en la cara con una sonrisa se quien eres bastardo, se que te pasara. Los Otros te llevaran con los tuyos entre gritos de dolor se rie y corre hacia ti como un animal atrapado para empalarse en el arma. Recorre el filo mientras sonrie hasta quedar muerto,  locos, salvajes y ..no tienen ninguna comparacion.

Cuando vuelves los cazadores estan terminando de dar cuenta de los salvajes, comprobando si estan vivos o muertos, mientras intentan que la muchacha deje de llorar y de amenazar con matarse con la daga que tiene en el cuello temblando.

Señor, cree que somos otro grupo de salvajes, se matara si no se tranquiliza. Ha dicho que hemos robado las ropas a los guardias de algun señor para parecer mas creibles, pero que no lo somos. Se ha vuelto loca.

 -          ¡¡¡Mujeres!!!-  Exclama con un gruñido iracundo.- ¡Sean del Norte o del Sur han de hacer una tragedia de todo!…-

Enfundando su arma, se dirige hacia la muchacha con el ceño fruncido en un claro gesto de enojo. Plantándose delante de ella se quita el casco para que pueda verle bien el rostro, y poniendo sus brazos en jarra enarca una ceja con ironía. Respira pesadamente y una vez recupera el aliento, se dirige a ella con voz grabe y templada.

-          ¿Ves esto moza?- Pregunta señalando el símbolo del sol blanco sobre negro de su tabardo.- Esto significa que no soy un estúpido y apestoso salvaje, si no un fiel servidor de Lord Rickard Karstark señor de estas tierras. De hecho, soy Balder Nieve su hermano bastardo y mano derecha. Ahora si dejas de comportarte como una muchachuela e intentar acabar con tu vida te llevare ante tu señor padre para que podáis dar justo entierro a vuestros familiares.-

Cruzándose de brazos se queda allí esperando a que la joven reaccione. No se le dan muy bien esta clase de situaciones. Normalmente la gente con la que se relaciona, no suele perder los estribos de esa manera. Solo espera que aquella nimiedad no le llevase mucho tiempo, la noche se acercaba y con ella el frio. Tenía la esperanza de poder encontrarse para entonces bajo rasero para que su cansado y viejo cuerpo no tuviese que soportar las inclemencias del tiempo.

Las lagrimas cruzan mi rostro mientras la daga cae en mi regazo, soy una cria, no pude salvarles, no pude protegerles, no merezco vivir. Levanto la mirada y clavo mis ojos en los suyos.

No es mi padre aunque me ha criado y le considero como tal es lo unico que digo mientras me levanto como un muerto en vida, como si los Otros me hubieran poseido.

Los arcianos recibiran una visita hoy, tal vez esta noche mientras cae la nieve, mientras todos duermen para yo pedir perdon. Lo siento mi señor, no esperaba que nadie viniera a rescatarme y que tendria que quitarme la vida rasgandome el vientre o la garganta. Doy un paso y luego otro, me cuesta, me pesa todo el cuerpo he tenido que correr con ellos y ahora tendre que volver a andar, mis botas, ya ni se donde estan, los dedos de los pies los tengo frios, casi ni los siento, estaran amoratados como el resto de mi piel, casi ni siento mi propia ropa, hace frio. Se acerca el invierno, se acerca el fin del largo verano.

 La situación es tan dramática, que acaba enterneciéndole y compungiéndolo por primera vez en mucho tiempo. Lo siente por la moza, hay cosas a las que el pueblo llano no debería tener que enfrentarse en su vida, pero por desgracia la dura realidad es que cosas así ocurrían todos los días en Poniente. Tal vez los dichos del populacho tenían razón cuando se decía que la edad no solo ablandaban el cuerpo y la mente si no también el corazón. Percatándose de que la muchacha ha perdido hasta las botas, lanza un suspiro resignado y abriendo el broche de su capa, se la quita poniéndosela por encima a la doncella.

-          No podéis caminar descalza, deberíais usar unas botas de los salvajes, o si me dais vuestra venia, os puedo llevar en ciernes.- Gruñe fingiendo estar malhumorado.

Apartando la mirada, se hace el desentendido para que la situación de la joven no le afecte mas, observando como uno de los cazadores da cuenta del último moribundo. Permaneciendo pensativo durante unos instantes, vuelve a girarse hacia la moza.

-          Disculpe mi osadía, pero si aquel granjero no es vuestro señor padre, ¿Cuál es vuestro nombre?- Pregunta con ligera curiosidad y una sospecha en su mente.

Sonrio y niego limpiandome las lagrimas.
Os lo agradezco caballero, pero un ser no deberia llevar a una simple plebeya. me conformare con las botas de uno de los salvajes aunque me vayan grandes miro a la techumbre de ramas, por la que se empiezan a dejar caer copos de nieve, nieve que se mezclara con sangre, con sangre salvaje y que bañara la tierra, que ira a los rios con el tiempo

Niego no lo se, la mujer que me crio, me encontro siendo un bebe en el bosque, nunca supieron quienes eran mis padres, por eso soy una bastarda. Me llamaron Lyssa, Lyssa Nieve. Me han cuidado y hasta ahora he vivido con ellos. Tal vez mis verdaderos padres no me querian por que les estorbaba.  Me he acostumbrado ya a tantas cosas que ni me importa lo que sean. Solo que eran nobles, ropas negras me envolvian, ahora solo son guirones y un colgante que perdi hace tiempo.

 Como Balder se temía, la muchacha era una bastarda al igual que él. Le parece irónico que a esas alturas de la vida, su bastardía siguiese afectándole de aquella manera. Sabe que Lyssa le ha tratado de caballero ungido con la mejor de las intenciones, pero no puede dejar de sentirse herido en su orgullo.

-          No soy ningún Ser si no un simple hombre de armas.- Gruñe, bufando como un oso.- Mi nombre es Balder y soy un Nieve al igual que vos.-

Girándose hacia el líder de los cazadores, le llama la atención con un gesto de la mano para que se acerque.

-          Nos vamos ya de aquí.- Ordena furibundo cuando el hombre llega a su lado.- Esta noche parece que será fría y prefiero pernoctar a cubierto.- Mira los cuerpos de los salvajes dispersos a su alrededor y escupe al suelo.- Dejad los cadáveres para que las bestias del bosque den cuenta de ellos.-

Apoyando su mano en el pomo de la espada comienza a caminar hacia el linde del pequeño claro en la dirección por donde la comitiva había venido.

Pues a mi si que me pareceis un caballero replica mientras se calza unas botas aunque realmente la estan bastante grandes, pero la haran un apaño. Los cazadores asienten mientras se alejan de alli hasta donde dejasteis los caballos. El viaje ahora era mas tranquilo, mas calmado si cabia, pero aun asi la nieve seguia cayendo mientras el suelo se tragaba la sangre para alimentar a sus vastagos. Tal vez la sangre del arciano sea la sangre de los que mueren.

Donde estaban sigue le campesino esperando sentado y al veros corre para abrazarla y mirarla. Gracias mi señor, gracias por devolverme a la luz que iluminara mi vejez. Siempre sereis bienvenido a nuestro humilde hogar. Lyssa tu madre, tu hermano...

No le dice nada solo le abraza y le besa en la frente. Le deja y se quita la capa para devolvertela y os besa las manos Gracias señor, os agradezco que me hayais salvado, que en un futuro no lejano podais visitar la granja de mi padre para que os pueda devolver este favor.

Se da la vuelta y se marcha de alli ayudandole al que dice que es su padre. Dandole consuelo, en ese momento evocas algo del pasado, no sabes realmente que.

 Pese a que pueda parecerlo, Balder no es de hielo y tiene la suficiente humildad de turbarse cuando Lyssa le abraza para luego besarle en la frente y las manos.

-          Por supuesto mi señora.- Murmura sonrojándose levemente.- Recordad que estoy a vuestra entera disposición.-

Quedándose allí quieto, permanece pensativo observando como la muchacha se aleja de allí junto a su destrozado padre. La verdad es que es una lástima las pérdidas de aquellas gentes indefensas a manos de aquellos salvajes canallas y sin escrúpulos. “Malditos locos” piensa rememorando el momento en el que el líder de los incursores se había ensartado a sí mismo en su espada. “¡Que los Otros se lo llevasen a él!”… Sumido en sus elucubraciones, siente un suave golpe de hocico en su espalda y el relincho de su caballo le impele a moverse

-          Si pronto se hará de noche.- Afirma apoyando la cabeza de la yegua encima del hombro mientras le acaricia distraídamente la mejilla.- Tienes razón Methee, no deberíamos dejarlos partir de esa manera…-

Palmeando con ternura la testa de Methee, coge las riendas y girándose se apoya en la silla realizando un rápido impulso con el cual se encarama encima de la montura. Con un gesto de la mano se despide de los cazadores que aun estaban por allí.

-          Suerte, y que vuestro retorno a casa sea apacible.-

Acto seguido chasquea la lengua y con un leve movimiento de las riendas la montura comienza a trotar con estilizada dignidad tras los pasos de los dos campesinos.

-          Si no les resulta una molestia les acompañare hasta su humilde morada para asegurarme que no tengan ningún problema en el camino…- Comenta con voz seria y afectada.- Además necesitaran de unos brazos fuertes para realizar el entierro…-

 La yegua relincha meneando la cabeza de una manera que cuasi parece que este apoyando todo lo que dice su dueño.

Se paran y te miran, luego se miran. El asiente y ella sonrie casi despreocupada.
Antes de volver a caminar, no esta lejos, solo a una media hora andando. La granja parece que esta en buenas condiciones, no se preocuparon nada mas que de romper la puerta. Los animales estan tras la valla de un lateral campando a sus anchas.
En la casa cubiertos por dos capas ya ensangrentadas estan los dos cuerpos.
No puede contener las lagrimas y llora mientras se arrodilla a lado de uno.
Su "padre" la pone la mano en el hombro y sale fuera a hacer dos tumbas bajo uno de los arboles, mientras termina de hacer las mortajas.
Cuando termina y los poneis en el agujero, solo puede quedarse depie mientras comienza a entonar una melodia mientras la tierra les cubre.

La nieve no ha dejado de caer, se limpia las lagrimas Voy a preparar algo para cenar. Os preparare tambien un poco de agua caliente para que os refresqueis y luego llevare comida a vuestra yegua. Tiene un nombre muy bonito Tras esto va a la casa a avivar el fuego cuyo humo comienza a salir de la chimenea. La puerta es arreglada para aguantar la noche, mañana ya lo hara mejor. Pan del dia, algo de carne y agua, aunque hay una jarra de vino para que tu disfrutes. Vestida con un sencillo vestido blanco, con el pelo recogido y callada mientras come. Su padre sentado junto a la chimenea fuma en una pipa con aire callado, triste.

 Después de refrescarse y asearse un poco, Balder se sienta a la mesa y come en completo silencio. Sabe que en aquella situación sobran las palabras, así que permanece en su sitio callado mientras acompaña con su presencia a aquellas humildes personas. Acaba regando la comida con un trago del vino, que sorprendentemente esta tan bueno como el que sirven en los salones del Bastión.

Cuando deja el tazón sobre la mesa lanza una penetrante mirada al padre, para saltar luego hacia la hermosa Lyssa. Desde luego se nota que padre e hijo no son de la misma sangre. Ciertamente con aquel vestido blanco, y después de la melodía que había entonado en el momento de enterrar a sus familiares, cuasi le parecía una joven noble, o en su defecto una bella aparición. Suspirando por tener tan vulgares pensamientos se levanta de la mesa.

-          Gracias por la comida, ahora si me disculpan saldré un momento a comprobar que todo este en orden.- Gruñe ligeramente incomodado por tanto silencio.

Tal vez con un poco de intimidad, el padre y su hija puedan hablar de aquello que tanto los compunge y poder así continuar con su vida.

Sale al exterior e inmediatamente es recibido por el gélido viento del los últimos coletazos de un largo verano. Demasiado había durado… Eso quería decir que el invierno seria especialmente largo y helado. Arrebujándose en la gruesa capa de piel de lobo huargo sale al exterior mientras el aire le arremolina la barba y el cabello.

Acercándose a un árbol situado a escasos metros de la entrada, observa que varias de las gruesas raíces han sido talladas a modo de sillas o asientos y se deja caer sobre el que se encuentra de espaldas a la casa. Situando la espada entre sus piernas, usa el pomo de la misma para apoyar las manos adquiriendo una postura vigilante.

Ha de reconocer que aquellos granjeros han sabido ubicar certeramente la localización donde levantar su hogar. Desde el promontorio de la loma se tiene una vista inmejorable de la oscura y fría belleza del Norte, la tierra orgullosa que le vio nacer.

La noche magníficamente estrellada dominada por una luna esplendorosa que brilla titilante sobre los grandes y encorvados arboles de aquellos bosques milenarios, antaño habitados por los niños del bosque, antiguos y mágicos habitantes que tantos conocimientos enseñaron a sus nobles antepasados. Es en esa oscuridad, solo con sus pensamientos, cuando se siente capaz de sentir las raíces de su sangre que le atan a aquellos parajes de una manera cuasi mística.

Aspirando profundamente, se recuesta en la nudosa corteza del árbol, y cierra los ojos disfrutando del momento de paz por unos instantes.

Murmullos en la casa mientras hablan que lleva el viento hasta donde estas. Callan como llegan, sin tener sentido, solo son cuchicheos.
Alguien sale de la casa envuelto en una capa con una vela hacia los establos para comprobar si estan bien los animales. Esta cinco minutos mas o menos y vuelve dentro.
Estas un rato mas mientras sientes que el cansancio te pude, es hora de dormir, ha sido un largo dia.
Tus pasos te devuelven a la casa, abres la puerta esta sentada junto al hogar terminando de coser una camisa. Levanta la mirada al oir como chirrea y sonrie

Mi señor, deberiais estar descansando como  mi señor padre. Permitidme que os acompañe a la habitacion que os he preparado Deja la camisa a un lado y echa un par de leños al fuego antes de caminar por un corto pasillo hasta una puerta
Era la habitacion de mi hermano. Descansad, si necesitais algo estare justo en la habitacion de al lado. Os he puesto otra manta mas en la cama por si teneis frio y el calor del hogar os llegara por la otra pared se da la vuelta y sigue hasta la otra puerta entrando dentro y cerrandola. Silencio, el crepitar del fuego, el viento en el exterior.

Tal vez sea una noble, pero un noble del norte no deja a sus hijos por muy bastardos que sean sin que sepan quienes son realmente, pero claro tu padre o Ned Stark no son todos los nobles del norte, pocos tienen tanto honor, pocos saben aceptar sus errores, pero aun asi ese vestido no se lo han comprado unos campesinos, desde luego que no, demasiado bueno para ellos. Comento algo de ir envuelta en ropas negras y un colgante que no sabe donde lo ha puesto pero...bueno quien sabe que deparara el futuro y el dia de mañana.