Partida Rol por web

Invernalia, frio es la palabra que la define, un frio que entra hasta los huesos. Estais reunidos en el salon principal donde descansais y donde comeis todos, cada uno en un lugar distinto donde os corresponde. Es un dia frio, esta a punto de nevar o eso parece, la chimenea esta encendida y caliente la zona con mucho cuidado y con calidez.

Hace un dia que han partido un grupo de soldados, de cazadores y ese aprendiz de maestre con destino a Bastion Kar para ayudar en la extraña incursion de los hombres del otro lado del muro. Los niños estan en el salon terminando de comer algo, mientras su señor padre y su señora madre estan haciendo algo mas importante, ver al septon o simplemente las funciones de señor, leyendo y mandando mensajes.

Se rumorea que ha llegado una misiva desde Bastion Kar, que se va a volver a casar el castellano. Por lo que recuerdas es un hombre algo mayor de unos treinta y algo puede que mas de vos gastada y algo ronca, aspecto fiero y el hermano bastardo del señor. Tambien dicen que se casa con una mujer mucho mas joven y bastante hermosa, pero una campesina...que lo unico por lo que lo hace es por que la ha dejado embarazada y no quiere que haya mas Nieve en el Norte.

Aunque tambien puede que sea de uno de los hijos de su señor y que este tapandolo asi, pero un hombre tan mayor, casarse ahora era de locos.

Me levanté del sillón donde había estado descansando luego de la comida y me paré al lado de la ventana para mirar hacia afuera; el contrastante clima dentro y fuera de aquel refugio era chocante pero también muy agradable para mí. Me volví alrededor de los demás, no sé cómo aguantaban permanecer tanto tiempo encerrados. Las noticias me daban igual en realidad pero mejor si me enteraba bien de lo que venía ocurriendo; por suerte para mí seguía siendo la sobrina preferida y aún me veían como una niña. Miré a mi aya con una sonrisa de oreja a oreja y ella negó efusivamente, sabía lo que vendría a continuación. Alejé mi cuerpo del ventanal y caminé hacia la salida.

-¿A dónde vais? ¿No veis que está a punto de nevar?-se asustó ella.
-Volveré enseguida, me abrigaré, lo prometo además mi tío no ha dicho que no pueda salir y además, siempre doy un paseo, podéis venir si así lo deseáis...

Pero no esperé a que respondiera y continué mi camino, no dudaba que alguno de mis primos corriera a decirle a mi tío pero confiaba en que tuvieran miedo a que los reprimiera por interrumpir asuntos de verdadera importancia, así que contaba con que los niños fueran prudentes; mi aya no me echaría de cabeza. Fui hasta mi alcoba y cogí una hermosa pero vieja capa gris que solía usar cuando iba al pueblo para pasar lo más desapercibida posible y bajé las escaleras corriendo, temiendo que justo antes de salir, un soldado pusiera una mano en mi hombro y no me dejara salir por órdenes de mi tío. Una de las doncellas ya había ido al establo a ordenar que prepararan mi caballo, todo era cuestión de cruzar la puerta de salida que ya se presentaba ante mis ojos.

Todo parece perfecto, no te para nadie, ni parece que te puedan parar. Bueno eso esperas por que si lo hacen. Un paso guia otro, otro es guiado del primero y asi hasta que sales de la Torre del homenaje.

El caballo te espera en la puerta mientras respiras aliviada. La doncella hace una leve reverencia antes de que montes y te marches hacia las puertas. Un soldado se interpone en tu camino carraspeando

Tenemos ordenes que no salga nadie de Invernalia hasta que no lleguen nuevas de otros fronterizos. Si vais a salir, tendreis que ir acompañada de un par de soldados por si hubiera problemas. Son ordenes de Lord Eddard Stark.

Es lo unico que dice con gesto serio mientras espera una respuesta y dos soldados se acercan con cara de no querer hacerlo montados a caballo. TE mira y niegan como si lo supieran ya que ibas a ser tu su primera mision del dia.

Hice una mueca, yo tenía ganas de pasear por el pueblo como una más; quizás conversar con el hijo del herrero y leerle algún cuento a los chicos en la plaza pero si todo el mundo sabía quién era yo, la cosa iba a ser más difícil. Estuve a punto de renunciar a hacer viaje pero de pronto me vi en el cuadro de pasar todo el día aburrida al lado de mis primos, a menos que al mayor de ellos se le ocurriera entrenar un poco conmigo pero últimamente me tenía bastante olvidada así que decidí que saldría.

-Bien, pero les advierto...-dije con una mirada inquisitiva a los dos soldados.-Les advierto que si empieza a nevar, no voy a volver. Así que sobre aviso no hay engaño.

Me di media vuelta montada en Alassar y comencé a salir. No, dos guardias no me iban a detener. Apenas crucé las puertas de la fortaleza, comencé a cabalgar sobre mi amado caballo negro, un regalo de mi tío, el mejor después de la espada.

Cabalgas y te alejas por el camino hacia bueno, no sabes bien, lo bastante lejos como para que no te encuentren, en un largo rato. Te internas un poco en los bosques cercanos donde podras descansar un poco y donde podra descansar.
Escuchas un poco de ruido cerca, alguien que esta disfrutanto o mas bien peleando con alguien. No es un entrenamiento mas bien de alguien contra un arbol.
Mas o menos de tu edad, moreno con ropas marrones y con una espada bien cuidada que practica contra un arbol caido sin inmutarse mucho con lo que pasa a su alrededor. Su caballo esta cerca atado con una armadura sobre ella

 Me quedé en silencio observando al hombre que entrenaba, la verdad es que podría hacerle bien un poco más de entrenamiento o al menos eso creía yo.  Observé con detenimiento su caballo, tenía una armadura y luego miré su espada, sin duda no era cualquier persona. Gracias a mi capa aún me ocultaba en el árbol desde el cual podía ver sus movimientos y ya siendo honestos, hice una mueca y acepté que él era mucho mejor con la espada pero mucho peor con la perspicacia y sonreí mientras le hablaba escondida tras las hojas de un arbusto.

-Excelente con la espada pero demasiado descuidado...

Una sonrisa maliciosa se dibujó en mi rostro sabiendo que había hablado lo suficientemente alto para que me escuchara y empezara a buscarme. Quizás después de todo si iba a tener mi anhelado entrenamiento.

Me giro al escuchar una voz femenina y mantengo mi espada presta por si hubiera...no los habra, es una mujer solo. Guardo mi arma mientras hago un leve gesto con l cabeza

Gracias mi señora, pero debo ocuparme de mantenerme en forma o sino no podria hacer nada luego en los combates. Permitidme que me presente Lorik, un placer conoceros

El sudor por mi frente, cmo si fueran perlas y una sonrisa en mi rostro mientras voy a limpiarme un poco la frente con la manga blanca de mi camisa.

Estais lejos del camino, espero que no os hayais perdido

-¿Perderme?-sonreí orgullosa.-Jamás me perdería, además, tengo a dos...-iba a soltar lo de los soldados pero decidí que mejor no.-Conozco demasiado bien el bosque, señor Lorik.

Salí de mi escondite y una ramilla traviesa se atoró en la parte de arriba de mi capucha dejándola caer, sonreí y le hice una seña a Lorik a modo de saludo amable, por ahora no había mucho que recriminarle.

-Mi nombre es Vyssël...-no, no iba a darle el nombre completo.

Sabía que los soldados me encontrarían pero aún tenía algunos minutos de paz.

-¿Combates habéis dicho? Es verdad, aún tenéis mucho que entrenar pero... ¿Es que nadie os ayuda? Porque deberíais tener un ayudante o un maestro, ya sabéis cómo son esas cosas... Nunca os había visto antes, ¿vivís en el pueblo?

Sonrio y me rio un poco antes de cambiarme de camisa para no coger frio con el sudor

Un nombre muy hermoso desde luego mi señora. Pero aunque no os perdais debeis tener cuidado, no en los bosques hay buena gente, habeis tenido suerte que yo sea de los buenos, pero cualquier bandido os hubiera atacado y destrozado despues de violaros y robaros.

 doncellas, algunas creen en los cuentos que les cuentan en el sept...

Soy del sur, mi señora, tengo un maestro que me ha enseñado y que siempre me dice que practique en cada oportunidad, solo voy a visitar a algunos parientes de mi madre, luego volvere a casa de mi padre a ver si puedo hacer lo que debo, cosa que no me apetece demasiado, no quiero los deberes que me dan, pero debo hacerlo.

Hice una mueca cuando mencionó lo de violar y robar, era una tontería pero claro, era entendible, aquel hombre no me conocía.

-Sé defenderme, mi señor...-sonreí acercándome a él y mostrándole la espada que llevaba bajo la capa.-¿Y qué deberes son esos, si se puede saber?

La verdad es que estaba muy interesada en lo que tuviera para contar y mientras no supiera quién era yo, estaba bien. Di un silbido para que apareciera mi caballo, total, parecía que él se aprestaba a irse.

Los que se espera que tenga el primogenito de un señor. No los deseo pero tengo que hacerlos y mas tras la muerte de mi hermano.
Tendre que asumirlos antes de lo que esperaba
Tiempos oscuros en los que se debate el norte y en los que obviamente todos nos vemos involucrados.
Monto en mi caballo de un salto tras ponerme la camisa.
Si me decis de donde sois os acompañare antes para dejaros a buen recaudo

-Lamento lo que estáis pasando... A mí me pasa algo parecido, sólo que por desgracia ni soy la mayor, ni tengo padres-en ese punto más parecía que estaba hablando sola pero continué.-No sé si será buena idea que vengáis conmigo, de hecho debe haber un par de soldados buscándome por allí como locos...-sonreí con malicia, realmente no hacía mal a nadie y mi tío exageraba, miré a Lorik a los ojos.-Mi nombre completo es Vyssël Derian Stark-esperé por su reacción.-Así que supongo que sabrás dónde vivo.

Sonrio y niego mientras se presenta, si se quien es, he oido hablar de ella, mi padre lo ha echo, se ha ocupado de que fuera asi, que conociera  todas las damas de norte y del sur por si tenia que casarme con alguna.

Mi nombre es Ser Lorik Locke de Oldcastle, soy el mas joven de los hijos de Ser Ondrew locke.
Si se donde vivis y sera un honor ir con vos para devolveros sana y salva a vuestro tio. Si no os importa por supuesto.

La miro a los ojos, si es guapa, valiente, una mujer del norte pero no es ella, nadie podra suplirla

Lo observé con detenimiento, tenía eso que no había visto en otros hombres, al menos no hombres ricos porque el hijo del herrero tenía ese aire caballeroso que a mí me encantaba pero Lorik era distinto. Yo no le conocía o al menos en ese momento no lo recordaba, hice un movimiento con la cabeza y le sonreí.

-Será un placer gozar de vuestra compañía, sir Lorik-esperé a que me tendiera su brazo.

El placer sera mio, mi señora. Sere vuestro guia y acompañante, os dejare en casa de vuestro tio con total tranquilidad

Sonrio mientras cojo las riendas y dirijo al caballo hacia el camino, a salir del bosque y a ir a Invernalia, me gusta...aunque esperaba que fuera otro dia, iba a decir que no me podian ver por que estaba ocupados.

Al menso voy con una hermosa mujer y con un dia hermoso, aunque no me guste...

Monté mi caballo que ya estaba muy cerca de mí y emití un silbido, de aquella manera los soldados podrían escucharme y saber más o menos por dónde estaba. Y no pasarse la tarde buscándome.

-¿Entrenáis siempre por aquí, mi lord?-pregunté sonriendo.-Quizás podríais enseñarme un poco de lo que ya sé, mi primo no está muy contento con eso... Aunque... ¿Pero qué cosas digo? Seguramente no estáis interesado en enseñar a un doncella, como casi todos los hombres de este lugar.

La miro y sonrio levemente mientras asiento

Para mi no hay ningun problema para enseñaros a manejar la espada. Un hijo del norte, sea hombre o mujer pude aprender a manejarla sin ningun problema.
Puede significar la diferencia entre vivir o morir

Al menos mi madre sabia y a mis hijas si ls tengo las enseñare. Por los antiguos si las mujeres Mormont saben manejarlas por ue no una Stark

-Gracias, me encantaría teneros de maestro aunque os advierto que a veces suelo superarlos-sonreí.-Venga, se hace tarde.

Azucé a mi caballo para que echara a correr y así sucedió, al principio muy leve y luego ya un poco más fuerte; quería ver si era capaz de alcanzarme por lo cual lo miraba con el rabillo del ojo.

Niego mientras se aleja cabalgando, acaricio el cuello de mi caballo antes de salir detras de ella, la dejaria un poco de ventaja, es una dama y no se las puede hacer nada que no se deba y se las debe proteger

No perdais cuidado tardareis en aventajarme estad segura mi señora