Partida Rol por web

-Claro que me acuerdo de ti, por eso te pregunto a que vino todo esto.Pensé que enfrentarme a los espejos supondria encontrar a Susan o al menos acercarnos un poco mas a ella,no tener visiones horripilantes con mis hijos zombinizados!! - Se hace palpable mi disgusto por la horrible visión mientras frego mi cabeza como quien pretende despejarse después de una mala noche.

-  Si por favor!!  hagamos lo que sea y salgamos de este lugar cuanto antes. - 

Un poco mas calmado cambio de actitud -Está bien,está bien... debo aclarar la mente... encontrar a la chica es lo primero.

Ahora pretendo seguir con calma a Scarlett,sin agresividad y mas colaborativo. - Dime por donde seguimos ahora? Por cierto donde están los demás??

-Creo que sobrestimas al francés- respondió mientras colocaba el espejo "de Susan" en el suelo y lo rompía de una patada

Esa maldita arma se había atascado nuevamente. Si hubiese tenido la mente más clara, posiblemente se hubiera deshecho de ella, pero en la confusión simplemente la puso en su cintura mientras analizaba la situacion.

Había estado demasiado cerca de la muerte nuevamente. ¿Hasta cuándo le duraría la suerte? Si se podía considerar suerte estar en un lugar donde cuerpos muertos parecían ser controlados mentalmente o poseídos de manera de volverse animados. ¿O simplemente estaba perdiendo la cabeza? En todo caso, lo importante era que la puerta de la habitación se había abierto nuevamente, podía salir.

Le sorprendió a Susan escuchar voces, gritos de gente. Al parecer había habido una explosión. ¿Pero dónde? ¿Había más gente en la casa? O quizás ya ni siquiera estaba en la casa, quizás ese cuarto que en realidad no existía, o mejor dicho, no había existido durante toda su infancia, la había llevado a algún otro lugar.

Lamentablemente ese otro lugar tampoco la dejaba a salvo. La linterna no era necesaria, la apagó. Salió corriendo de la habitación, siguiendo el sonido de las voces. Tenía que escapar de allí antes que todo se derrumbara o prendiera fuego.

La pelirroja no responde nada, mas señala en dirección del policía y al único espejo en pie, como dándole a entender a Ian que por allí están los demás.

Brown sale con pasos aún temblorosos de las ruinas de su espejo, acompañando a Scarlett; hasta que ambos se detienen bruscamente al sonido de un objeto rompiéndose. Sólo se trataba del último espejo caído, que había encontrado su fin a manos de Leonard.

Era sólo cuestión de que Susan saliera de allí lo suficientemente cuerda para no mostrar señales de histerísmo y de recoger a la señora Johnson, que parecía haber sido la primera en salir.

Scarlett se puso a buscar por el alrededor a la mujer mayor, dibujando una expresión de preocupación en su hermoso rostro al no verla por ninguna parte.

- ¡Por un demonio! - maldijo. - ¡Señora Johnson! ¡Señora Jonson! ¿Dónde está?

La mujer miró frente a sí como si en las paredes de la sala de espejos hubiera una puerta invisible que ni Leonard ni Ian podían ver.

- Ustedes vigilen que Susan salga de la cárcel de espejos. La señora Johnson se habrá escondindo en algún lugar o seguro cayó de nuevo en una ilusión. Necesito encontrarla. Por favor, mientras tanto, no salgan de aquí hasta que estemos todos juntos, y, sobre todas las cosas ¡no toquen nada!

Susan empezó a correr con todo lo que le daban sus fuerzas, tratando de escapar del lugar.

Mientras corría la casa delante de ella se iba transformando hasta transformarse en una réplica muy exacta del edificio que componía Carnival, aquel lugar grotesco donde se suponía atrapada. El olor a fuego se iba haciendo más intenso, al igual que las voces, que subían un nivel por minuto hasta convertirse pronto en insoportables para los oídos de la mujer.

Susan estaba seriamente perdida. Aunque escuchaba voces, no veía a nadie, y el fuego sólo lo sentía en la piel, pero no tenía una visual de él. ¿Cómo iba a salir de un lugar en una ilusión cuando ni siquiera en la realidad podía liberarse de él?

Estaba preocupada, tanto que cuando el sonido de un objeto estellándose llegó a sus oídos se sobresaltó como si le hubiesen disparado. De repente hubo una luz incandecente, que la dejó ciego por varios minutos. Al abrir nuevamente los ojos, se encontró en la Sala de Espejos de aquel circo maldito.

¡Estaba liberada! Sólo mentalmente, pues tan pronto como su cabeza "tocó" realidad, el dolor de su herida volvió de manera intensa, como para recordarle que su vida pendía aún de un pequeño hilo.

El escenario cambiaba constantemente pero en ningún momento seguía una lógica, Susan se sentía como si estuviera en el País de las Maravillas de Alicia.

También como Alicia, sin darse cuenta de pronto se encontró de vuelta en la realidad. Lo que no estaba claro era si la pesadilla había terminado o acababa de empezar, la visión del lugar donde se hallaba encerrada no le permitía decidirse.

Por si fuera poco el ardor en su pecho volvió con violencia. Al menos en el sueño dependía de ella, en ese lugar infernal no podía ni siquiera valerse por sí misma. Intentó hacer fuerza hacia adelante con la mano, no sabía si el cubículo tenía alguna puerta.

_¿HAY ALGUIEN? ¡AYUDENME POR FAVOR!

Leonar se sentó apoyando su espalda contra la pared, acercó sus rodillas al pecho y miró al asesino.
-¿Y?- le preguntó -¿Has asesinado a alguien más?-

Scarlett fué clara.No toco nada aunque me dan ganas de agarrar uno de esos malditos espejos y estamparselo en la cara a Leonard.Pero estoy demasiado agotado y confuso aún por la visión que me mostró el espejo y decido simplemente ignorarlo... - Y tu que? - dirigiéndome a Leo - has detenido algun criminal por ahí dentro?? -

La impaciencia se nota en mi forma de mantener la espera,que se hace eterna.Voy de lado a lado de la sala,observando esos enigmáticos cristales reflectantes , que muestran varias y distorsionadas formas de mi persona... Ahora pienso en la pobre chica... Susan,sigue herida y el tiempo corre en su contra...

-¿Dentro de done?- Dice el policía -Uff, creo que estas más loco de lo que aparenta. ¿Además de asesinar viejas con dinero te drogas?-

Leonard e Ian no esperaron para verse a la cara para empezar a pelear entre ellos. El policía, quien había tenido la última palabra, miraba con expresión amargada a Brown. Éste último se contentó con acercarse hasta la cárcel de espejos derruida donde se encontraba Susan, sacándola de allí en sus brazos a los pocos minutos.

Susan había gritado con todas sus fuerzas por ayuda. La herida parecía querer hacerselas difícil, pues escocía más y más, como recordándole que ya no estaba en una ilusión y no podría valerse por sí misma, no tanto como quería. De repente a sus oídos llegó el crujir de unos vidrios, y en su rostro se dibujo una expresión desesperada. ¿Y si aquel sonido indicaba que la cárcel de espejos se estaba volviendo a armar? ¡No, aquéllo no podía ser!

La mujer cerró los ojos fuertemente, no queriendo ver el triste futuro que le deparaba, pero entonces se sintió alzada y depositada en un par de fuertes brazos. Al abrir los párpados se encontró con el rostro de Ian Brown. Al fin, se dijo, estaba libre de aquella pesadilla.

Al mismo tiempo que Susan e Ian hacían presencia en el lugar, Scarlett se había acercado al grupo con un rostro que dibujaba su sorpresa. Parecía, se dijieron los tres aventureros, que la mujer había tenido un fracaso rotundo; e Ian y Leonard, quienes conocían el objetivo de su búsqueda, supieron al instante que se había perdido todo rastro de la señora Johnson.

La desaparición de la mayor del grupo no era la única preocupación que cargaban aquellas pobres almas. ¿Cómo saldrían de la Sala de Espejos?, se preguntaban. La cortina, que a su entrada se había fijado tan tercamente contra la puerta, seguía bloqueándoles la entrada. La únicas sálidas eran a través de la puerta - si es que lograban separar la cortina del marco de ésta -, o las paredes - quizá estuvieran lo suficientemente blandas por el fuego para abrirse rápido.

Leonard se dirigió rápidamente a la cortina, y aunque imprimió toda su fuerza en la acción de separarla del marco, ésta no se movió. Scarlett se le había acercado para ayudarle, mientras que Ian, cargando en un brazo a Susan y teniendo en su otra mano el arma, vigilaba los alrededores, no queriendo ser sorprendido por más jueguitos de aquel anfitrión tan extraño.

De repente se sintió un movimiento bajo sus pies. Había sido pequeño, por lo que los allí presentes no le hicieron mucho caso al principio. Luego hubo uno más, y ésta vez hizo temblar toda la habitación. Ante ocho pares de ojos sorprendidos, el piso empezó a desmoronarse, y pronto apareció un hueco en él. Éste fue expandiéndose a medida que el temblor aumentaba. Pronto llegó a los espejos allí dispuestos, pero, en vez de lo que pasaría logícamente, éstos se mantuvieron suspendidos en el aire, como si se tratara de magia.

Los aventureros no corrieron la misma suerte. El hueco alcanzó primero a Ian y Susan, quienes cayeron al vacío expeliendo un grito de terror. Leonard y Scarlett se habían mantenido lo más pegados posibles a la puerta, aún intentando sacar la cortina del marco, pero sin gran éxito. El hueco se fue expandiendo más y más hasta que literalmente la Sala de Espejos no tuvo más suelo en el se pudieran apoyar. La mujer y el hombre cayeron como cuerpos pesados e inmóviles, sus gritos perdiéndose en la oscuridad.

La señora Johnson aún tenía el cuadernillo en manos cuando sintió como la tierra bajo sus pies temblaba. ¿Qué estaba pasando? Aunque el suelo se moviera de un lado a otro, los objetos dentro del despacho parecían imperturbables, como si hubieran decidido que el temblor no tenía nada que ver con ellos.

Nicole intentó abrir una vez más la puerta que la llevaba a la Sala de Espejos, pero no pudo ni moverla ni un milímetro. Frustrada, se lanzó sobre ella, ¡tenía que salir!; pero lo único que ganó con su aventón fue un fuerte dolor en el hombro.

Ante los oídos llegó el sonido de gritos. Cuatro diferentes tonos de voz que gritaban al unísono. ¡¿Pero qué demonios?!

La mujer tragó saliva, escuchando con el corazón acelerado como los gritos desaparecían en la lejanía. Cuando la última voz se disolvió en el aire, el temblor paró, y la señora Johnson sintió como el sudor frío recorría sus sienes. ¿Es que sus compañeros estaban todos muertos?