Corro hacia Scarlet y trato de socorrerla. Tratare de ayudarla, no se si lo logre pero espero hacerlo. Tengo conocimientos en medicina y en primeros auxilios espero que eso ayude a salvar a la mujer, no entiendo que fue lo que paso, pero eso nos puede ayudar. Creo que el circence debe estar furioso, lo que sea mato a su monstruosa hija... y eso no debe hacerlo muy feliz.
Motivo: primeros auxilios
Habilidad: 15
Tirada: 19 (Fracaso)
Motivo: primeros auxilios
Habilidad: 15
Tirada: 10 (Normal)
Lance dos veces porque planeo quedarme ayudarla hasta que este mejor.
Nicole inspeccionó el cuerpo de Scarlett, tratando de salvarle la vida con sus conocimientos en primeros auxilios. Aunque sus esfuerzos fueron fructuosos, y en gran medida logró parar el flujo de sangre que aún manaba de las heridas inflingidas por aquella maldita máquina mortifera, tanto ella como Susan, que estaba a su lado, supieron que allí no podrían hacer mucho. Era claro que la pelirroja necesitaba ayuda médica profesional, algún lugar más adecuado que aquel macabro sotano.
Mientras tanto Ian se había colocado de tal manera que su cuchillo y su cuerpo defendían a las damas; pero tal defensa era innecesaria, pues Gouchet, lejos voltearse y ver que sus víctimas estaban libres de su maquinaría, estaba aún sollozando la pérdida de su hija, la cabeza de Samantha en sus manos. El recién llegado lo observaba sólo a él, como si los demás no importaran. Sus cadenas, manchadas de sangre, danzaban tras él.
De repente el circense cambió sus maneras taciturnas por unas más agresivas. Aún sosteniendo la cabeza de lo que otrora fuera una niña llena de vida, se puso en pie y con gesto desafiante se encaró al hombre. Su rostro estaba torcido por una mueca de desprecio, sus ojos estaban brillantes como si estuviera apunto de enfrentarse en un gran desafió.
- Tú me quitaste a mi hija - dijo. - ¡Pero este infierno es mío, no tuyo! ¡Y te lo voy a demostrar!
El abogado se mantuvo tranquilo ante el desafío, a pesar que el circense soltó una carcajada maligna que pudiera bien helar los huesos. Éste sacó un mando de su bolsillo, en el que apretó un botón. Inmediatamente la habitación empezó a temblar. Se abrieron unas trampillas bajo camillas y la maquinaría, desapareciendo éstas a los pocos minutos bajo la tierra. Casi al mismo tiempo el techo dio paso a la nada, dándole paso a una trampilla de espejos más grande que la sufrida por los aventureros momentos antes. La forma de aquella era exagonal, cubierta de espejos por todas partes. Cuando al fin cayó al suelo, lo hizo con un ruido sordo, como el de una máquina bien aceitada.
La trampa abarcó tanto al aquellos dos seres como a los aventureros. Susan, Nicole e Ian vivieron la amarga experiencia de volver a encontrarse en aquella situación; mas esta vez los espejos no reflejaron sus miedos, sino algo aún más grotesco. Mientras una luz rojiza bañaba el lugar, pudieron ver como mientras ellos aparecían reflejados como eran en los espejos, aquello no era la regla para Gouchet y el abogado. Para su sorpresa miraron como Gouchet era dibujado por los espejos como un esquelo humano envuelto en llamas negras, como si hubiera salido del mismo infierno. Mientras tanto el otro hombre aparecía más bien como un monstruo, un ser horripilante y gigantísimo, rodeado de una fuerte armadura de la que salían numerosos pinchos. Una sonrisa sarcástica se dibujaba en todo aquel conjunto.
Era como si los espejos estuvieran enseñando la verdadera forma de aquellos seres, y los aventureros no pudieron menos que sorprenderse ante el espectáculo.
- ¿Te gusta mi creación? - dijo Gouchet al hombre, o mejor dicho al monstruo. - La hice especialmente para ti,
- Me encanta - dijo el otro. - Sobre todo porque tus espejos reconocen que estás muerto.
Una tirada de Ego ahora mismo no nos vendría nada mal :P
Nicole se quedó observando con una expresión de miedo al ser frente a ella, a ese con las púas. Era grotesco, definitivamente, pero había algo en él que recordaba, pero no sabía qué...
De repente su cerebro hizo memoria y se acordó de la revista que hubo leído aquella mañana, aquella con aquel ser grotesco. ¿Cómo se llamaba? ¿Nefartida? ¿Neferita?... ¡Eso era! Hasta Scarlett lo había nombrado... Era ese, el tal Nefarita...
Mientras atiendo a Scarlett se da toda esa escena, no me alejo de ella, necesita un médico... y es urgente. Le toco la mano a la mujer que esta en el suelo mientras miro aquella escena, es raro, MUY raro, ese hombre ese abogado es ¿Nefarita?
Sólo recuerdo que cuando le toque me corte profundamente en la mano, ¿sería ese el sacrificio que este ser necesitaba?, ¿quién es Nefarita?... las respuestas estan en esta mujer que esta en el suelo muriendo, y yo poco puedo hacer para salvarla. La real figura del dueño del circo es abrumadora...
Murmuro a mis compañeros muy bajo.
Es nefarita- señalando al monstruo con puas- es quien encontré con el libro... supongo que estamos en medio de una batalla, debemos salir de aquí Scarlet necesita un médico...
Motivo: ego
Habilidad: 15
Tirada: 13 (Aceptable)
Motivo: ego
Habilidad: 15
Tirada: 17 (Fracaso)
juuusto ahora vengo a fracasar...
Bueno, no posteo, espero a ver qué me pasa.
-Ahora lo hemos visto todo..., guardo el cuchillo, ahora no habia tiempo para meterse en una batalla que no era nuestra, debiamos atender a scarlett de inmediato. Fui corriendo hacia las chicas y levante a la muchacha moribunda entre mis brazos, ¿Alguna idea de como salir o un salida de emergencia?, No me hagan tener que abrir una porque va a doler.
Motivo: Ego
Habilidad: 14
Tirada: 3 (Normal)
El monstruo con púas, del que Nicole murmuraba su nombre, era ciertamente tenebroso. Susan, al verlo, se sintió aterrada, mientras que Ian y la señora Johnson mantuvieron la calma lo mejor que pudieron. Brown, quien en aquel aspecto era el menos afectado, había ocupado los segundos consecuentes a la aparición de la rombo de espejos en encontrar una salida de allí. Sus ojos se paseaban de derecha a izquierda, pero donde mirara todo parecía hermético. ¿Es qué tendrían alguna posibilidad de salir de ese lugar y conseguir un médico que ayudara a Scarlett a tiempo?
Por otra parte, totalmente ajeno a lo que pasaba con los aventureros, Gouchet seguía empecinado en enfrentarse con aquel ser horripilante. Su mirada estaba totalmente concentrada en aquello; pero no pudo evitar desviarla al escuchar a Nicole hablar.
- Efectivamente, señora - le dijo el circense a Nicole, tanto él como su reflejo en el espejo mirándola. - Ha acertado usted. Esto - señaló al frente, a la criatura a la que enfrentaba - es un Nefarita.
Dicho aquello, Alexander Gouchet volvió su atención al monstruo, al que le dijo con voz de desafío:
- Podemos ambos estar muertos, ¡pero este es mi infierno y aquí soy más poderoso que tú! ¡Si quieres llevarme has de ganarme primero, lo cual nunca pasará!
El Nefarita no hizo ningún esto, como si estuviera cansado de las chácharas del circense y ya quisiera ponerse a medir fuerzas. Gouchet fue bueno en ello y no lo hizo esperar para que la batalla comenzara. Tan confiado estaba en su poder que una sonrisa amplia y maligna se dibujó en su rostro al mismo tiempo que, alzando las manos, invocaba la negrura dentro de él. Una aura oscura le rodeo, mientras la luz rojiza que bañaba el lugar titilaba sin cesar. Acumuló aquella energía que manaba en él de su mano, y como si fuera una bola de poder se la lanzó al monstruo, mas éste con un rápido movimiento la evitó.
- ¡Peleas como un cobarde! - gritó Gouchet.
- ¿Por qué pelear si voy a ganar yo? - alegó el Nefarita.
Alexander Gouchet, ofendido, se lanzó otra vez contra su rival, pero éste no lo repelió, sino que lo atrapó en una cárcel de cadenas. De repente, en uno de los espejos se vislumbró una puerta roja, con muchos detalles ornamentales.
El circense, al ver las Puertas del Infierno, se sintió poseído por la locura, y se removió, hiriéndose. La cadena empezó a empaparse de sangre mientras éste suplicaba:
- ¡Llévatelos a ellos! ¡No a mí! - suplicó en aquel momento el circense. - ¡Te servirán igual! ¡Sus almas están tan podridas como la mía!
- Ya es demasiado tarde - dijo el monstruo.
Los cuatro aventureros vieron con un nudo en la garganta como el circense era arrastrado por el Nefarita hasta el espejo infernal. La criatura se introdujo primero, jalando su carga tras él. Cuando Alexandre Gouchet pasó a ser parte de su propia trampa, sus invitados le vieron gritar dentro del cristal, para luego desaparecer para siempre.
Nicole, Susan e Ian, aún asombrados por lo que habían visto, observaron con todavía más asombro como la cárcel de espejos se levantaba paulatimente, volviendo poco a poco hasta donde estaba escondida, liberando así a las cuatro personas que aún retenía en ella.
Voy a dejar que se tomen total libertad de narración como viven sus personajes los eventos recién ocurridos.
Espero que recuerden el camino de vuelta al primer piso xD
Cuando todo ocurre me abrazo a Scarlett quien esta en el piso. Tranquila querida amiga, te sacaremos. Murmuro mientras mis ojos se llenan de lágrimas.¿acaso el monstruoso circence esta muerto?, ¿se habrá terminado esta pesadilla?, miro el lugar de los espejos y recuerdo la puerta que me sacó de ahí, ¿pero por donde está?, creo que es por ahí evidentemente, lástima que Scarlett no pueda ayudarnos.
Ayudenme con ella... es por ahi... vamos, debemos salir de aquí . En cierta forma era cierto, estabamos ante el mismo infierno...
No comprendia realmente si nefarita había venido por mi ruego, o por algo más, no sabía si lo que decía el dueño del circo era cierto, que nuestras almas estaban corrompidas, pero aún así, estabamos vivos y teniamos que salir de aqui.
Tomo la mano de Susan y la invito a seguir, ella esta aterrorizada... vamos.. señalo la salida a las escaleras
Las cosas parecian tomar otro curso ahora, no tenia tiempo para pensar, no tenia tiempo para anilizar friamente la situacion. Por primera vez senti, que el depredador que siempre fui en realidad era un borrego disfrazado de lobo, que habia peores seres que yo en este mundo. No habia tiempo que perder, las palabras de Nicola me alejaron de mi pensamiento y no queria que el calor del cuerpo de Scarlett se vaya por completo, asi que la segui a ella que recordaba el camino, De acuerdo, te sigo.
La cárcel de espejos terminó siendo una suerte para Susan. De no haber sido por ella posiblemente hubiera salido corriendo sin saber a dónde. Quizas ante esa imposibilidad fue que quedó congelada, en silencio.
Lo que siguió fue visto por ella como una película, como si en realidad no estuviera ocurriendo a metros de ella. Y cuando todo terminó, mantuvo la misma posición y el mismo gesto.
De pronto sintió que una mano tomaba la suya. Hubiese podido ser la del lobo feroz, hubiera sido lo mismo. Susan se dejó llevar, sin siquiera interesarse por saber a dónde la llevaban.
Perdón, no estoy muy inspirado, pero no quería retrasar la partida.
El grupo, encabezado por Nicole, se movió rápidamente y salió del laboratorio, tomando el camino por el pasadizo donde los sirvientes de Gouchet los habían conducido minutos antes. Ian, quien cerraba la marcha detrás de las dos mujeres, llevaba en sus brazos a Scarlett, balanceando la mujer lo mejor posible sin perder el control del arma que aún cargaba en sus manos*.
El largo y tenebroso pasillo quedó atrás a la rapidez que aquellas personas conferían a sus pasos; y pronto Nicole observó con satisfacción como en el horizonte se vislumbraba la luz del primer piso a través de la trampilla. Ella y Susan fueron las primeras en llegar al recibidor de Carnival. Ian, sirviéndose de la ayuda de sus compañeras, subió primero a Scarlett por el hueco y luego él mismo salvo las distancias.
Parecía que todo iba bien. Los aventureros habían escapado con vida de los tretas de Gouchet y ahora iban a salir de aquel lugar de pesadilla para poder regresar a sus vidas. Sólo faltaba abrir aquella terca puerta que los separaba del exterior y todo se acabaría...
Con aquel pensamiento en la mente, y las manos libres, Ian se dirigió a la puerta principal. Estaba por poner sus manos sobre los tablones de madera cuando una sombra se empezó a mover a través de la superficie, como un lago negro que lo va inundanto todo poco a poco.
Ian no se lo pensó dos veces para echarse hacia atrás. Pocos segundos tras la aparición de la sombra la puerta estallo en mil pedazos, y una de las hijas de Gouchet apareció en escena.
*Te puse a cargar a Scarlett porque dudo que Nicole o Susan tenga la fuerza para hacerlo o.o
- ¡Ustedes! - gritó. - ¡Ustedes, malnacidos, mataron a mi padre y destruyeron su obra!
La mujer se acercó como un gato a los aventureros, arrinconándolos.
- ¡Pero yo los mataré y vengaré la muerte de mi padre! ¡Se los daré de ofrenda a Carnival!
La mujer saltó hacia el grupo con una agilidad impresionante. Nicole, pensando rápido, agarró a Susan y a Scarlett lo más firmemente que pudo, escapando por poco del ataque de aquella mujer diabólica. Mientras tanto Ian alzó su arma e intentó disparar, pero tuvo que saltar al frente antes de que la mujer llegara hasta él y le destrozara de un golpe.
Ian se dispuso a disparar contra aquélla y apretó el gatillo varias veces, mas todas las balas que salían de su arma era de una u otra manera desviadas por aquel demonio. Juliette, sonriendo malignamente, hizo aparecer de sus manos unas largas cadenas que nada tenían que envidiarles a las del Nefarita y se dispuso a luchar sin cuartel con Brown.
A la vez una segunda sombra aparecía en la habitación, ubicándose al lado del grupo formando por Nicole, Susan y Scarlett, de modo que obligaba a las mujeres a enfrentarse a ella. La señora Johnson nunca había sido muy dada a la lucha, pero aquella situación la tenía harta, ¡y quería liberarse de ella ya! Con lo que pudo empezó a atacar a la fémina, mientras que la muchacha Fox todavía muy sorprendida por lo que había visto en el laboratorio se había quedado allí sin hacer nada, incapaz de hacer nada.
Entonces, cuando las cosas se estaban poniendo realmente feas para los aventureros, se escuchó un ruido de pasos que corrían por la escalera. Nicole fue la primera en ver al recién llegado, y no pudo evitar soltar un gemido de emoción. Aquella persona que se acercaba tan rápidamente era el pequeño Von Hausen, que con la voluntad y determinación que poseen todos los niños se aproximaba al grupo con un gran espejo en la mano.
Cécile, quien peleaba con Nicole, hizo un gemido rabioso al ver al joven Von Housen aparecer.
- ¡Ese maldito niño! - bufó. - ¡Pénse que lo habías matado, Juliette!
La aludida miró a su gemela con molestia, pero antes de que pudiera contestar ya el pequeño Peter había puesto el espejo en el suelo y estaba escribiendo con lo que parecía un pintalabios unos signos extraños que ninguno de los aventureros reconoció.
Cécile, al verlo, profirió un grito y se abalanzó hacia el niño. Juliette, percatándose del peligro, también se abalanzó; pero antes de cualquiera de las hermanas pudiera llegar al pequeño Peter, el espejo resplandeció y de él salieron unas cadenas, que agarraron a aquellas gemelas como si fueran un par de muñecas y las arrastraron dentro de él, como había hecho el Nefarita con Gouchet en su propia trampa de espejos.
Al desaparecer el peligro Peter cayó hacia atrás. Ian, cansado, se tomó unos momentos para recobrar las fuerzas. Nicole se acercó al niño y empezó a revisarlo, entre alegre y conmocionada. Susan, que hasta aquel momento se había mantenido manipulada por su miedo, estaba empezando poco a poco a recuperar el dominio de sí misma.
- ¡Uf!, aparecí justo a tiempo, ¿no? - dijo Peter cuando Nicole hubo terminado de verificar si se encontraba bien. - Ahora lo mejor es que salgamos de aquí. ¡Ya no quiero volver a Carnival nunca más!
Fin del capítulo VII