Pero yo quiero compartir!
- ¿Gustav Sneider? - dijo la femina con tono dudoso. - ¿No se habrá equivocado de nombre? Según mis reportes, lo que veo en la computadora, el señor Sneider lleva más de un año sin trabajar para esta firma... pues... - tosió - murió hace exactamente ese tiempo...
Y esa no fue una sorpresa del día de los inocentes xD
No te preocupes por el ex de Susan, a ese le salen las siete plagas de Egipto encima ahora.
Daniel Johnson, liberando una mano del volante, la posó sobre una de las de su esposa, apretándola cariñosamente, para darle confort.
- Me encantaría adoptar hijos - dijo. - Y me alegro de que ya no te atormentes más con el recuerdo de Harry. A nuestro hijo le hubiera gustado vernos avanzar... Y ahora va a tener hermanitos. - Nicole le vio sonreír. - Y no te preocupes por el dinero. Lo que hace falta lo ponemos nosotros. Ahora lo que importa es que has salido con bien de la trampa en la que te pusieron.
Patricia observó a Ian alejarse; y determinándose, llamó antes de que el hombre se alejara:
- Ian... Antes de irte, por favor, toma esto...
A la vez que decía aquello extendía ante ella un sobre blanco.
Fuiste algo cruel con Patricia, ¿no? xD
Me gire y tome el sobre que me ofrecia patricia, primero la mire a ella con desconfianza y luego lo abri para ver su contenido.
¿Cruel? xD tuve que leer el trasfondo de Ian de vuelta, cargarme con sus sentimientos de amor-odio y tirar su orgullo al rio. Creo que pudo haber sido peor.
Te amo mucho, tú eres lo único bueno que me ha ocurrido en la vida... digo llorando...
creo que es hora de seguir adelante, ya no me importa, la vida es muy corta y hay peores cosas que la muerte.
Digo esto mientras pienso en la muerte del hombre ese, a manos de aquél que al parecer tenía las llaves del infierno.
Creo que tenemos tiempo para seguir con nuestras vidas, juro que nunca me metere en otra misión a la que expresamente no me hayan llamado.
Y tras decir eso, Nicole comprendió que era el fin de una pesadilla, pero el comienzo de algo mejor.
¿fin?
Sí. Esperemos a que los otros terminen :)
_Oh, bueno, gracias. No le sorprendía la respuesta de la chica. Ya a esa altura poco podía sorprenderla. No imaginaba que había fallecido, pero dudaba encontrarlo a menos que él quisiera encontrarla a ella, y eso podía no ser nada bueno. Susan en ese momento, viendo que ya no tenía nada por hacer, por fin se permitió relajarse. Devolvió a Antoniette su teléfono y le agradeció. También le preguntó si podía llamarla dentro de unos días para conversar un poco de sus padres. No sabía cómo la afectaría esa experiencia en su vida, pero sin dudas nada sería igual. THE END.
Y Susan se fue a tomar unas largas vacaciones a la playa :P
Ian tomó la carta y se dispusó a leerla. No había podido evitar ver la mano con la que su ex esposa extendía la carta. Era la derecha; y si la mujer estuviera felizmente casada hubieraestado luciendo en aquella mano un anillo de casada; pero Brown observó que no llevaba ninguno.
Mientras abría el sobre y se dispuso a leer, Patricia agregó a su espalda:
- Me divorcie de Albert; y mi padre consideró justo escribirte esa carta.
La carta en cuestión decía así:
“Si tiene esta carta en sus manos y la esta leyendo, es porque usted es Ian Brown, y si es así, le pido, como el hombre de palabra que sé que es, que lea hasta el final y juzgue a mi hija con otros ojos.
¿Por dónde comenzar? Es muy larga la historia y vagos mis recuerdos. Iniciare desde el principio, aunque esto se me haga largo.
Los Wallington somos una familia que nos cuesta dar el brazo a torcer, y mi esposa no es la excepción. Hace ya muchos años, inclusive antes de que usted conociera a Gabrielle, ella y Albert Samuels estaban en vías de matrimonio, pero cuando mi hija empezó a salir con usted truncó los planes que su madre formaba para el futuro matrimonio.
Desde ese momento, Ivana – mi esposa – impidió de todas las maneras posibles de que Gabrielle fuera la señora Brown. Me convenció para que la amenazara. Hice de todo: le jure que atentaría contra su vida si no recapacitaba, que la enviaría a París, y, por último, que la desheredaría. Como ninguna de mis tácticas sirvió, al final opte por obligarla a cambiarse el nombre y nunca más volver.
Pero Ivana no se quedaría de brazos cruzados. Investigó su vida y halló que Ian Brown era un criminal de primera categoría. Había comerciado con drogas, era un maleante e inclusive había ido a la correccional de menores por matar a una de las cuidadoras de su orfanato. Se imaginara usted que mi esposa sintió que tenía varios ases bajo la manga.
Cuando supo donde trabajaba usted, se contactó con su jefe y le ofreció una buena cantidad de dinero si empezaba a comerciar con drogas y lograba meterlo en el asunto; pero al usted rehusarse, Ivana habló con la policía, que le tenía ya mucho aprecio a su persona, y lo demás lo sabe muy bien.
Al parar a la cárcel mi hija quedó indefensa. Aunque Gabrielle sacó el carácter y la astucia de su madre es una mujer frágil, y sin su protección pronto se vio a merced de Ivana y de Samuels. Ellos la convencieron de que lo mejor que podía hacer era poner a sus hijos a salvo de su padre.
Una vez que Gabrielle estuvo en casa con mis nietos a Ivana se le hizo fácil convencerla, o más bien amenazarla. Como mi hija se negaba a divorciarse, mi esposa uso sus artimañas para jurarle que si ella no se separaba de usted, la policía se encargaría de torturarlo. Mi mujer siempre tuvo buenos contactos y su plan se le haría realmente fácil de concebir.
Al final Gabrielle claudicó. Cuando usted salió de la cárcel, tenía tanto miedo de su madre y Albert que firmó los papeles de divorcio para que la dejaran en paz. Le digo esto porque lo observe todo de cerca, e inclusive Gabrielle lloró muchas noches entre mis brazos, preguntándose por qué no podía estar con usted.
Seguramente se estará diciendo a sí mismo en este momento como, si Gabrielle no amaba a Albert, salió embarazada. La respuesta es simplemente asquerosa, pero sencilla. Mi yerno siempre fue un bruto y cuando ella se negó a entregársele, la ultrajó como mujer ante la aprobación de Ivana.
Pero las desgracias de nuestra familia no terminaron allí. Era común que, al ser Gabrielle mi única heredera, dejase en manos de Albert mi empresa chocolatera. Graso error del que hoy me arrepiento. Si gusta ver los estados de cuenta desde que él tomó posesión de la administración, verá que hemos entrado en tal pérdida que se me hace difícil pensar que nos podamos recuperar rápidamente de ella.
Cuando me enteré que Gabrielle había ido a su casa con todos sus hijos para que la ayudara en su situación con Albert, supe que tenía que tomar cartas en el asunto. Mi esposa no puede reaccionar porque sabe que hablaré, causando tal escándalo que su ya deteriorada fama en la alta sociedad se iría a pique.
Le pido encarecidamente que perdone a Gabrielle. Como puede leer, ella no ha tenido la culpa de nada y me resulta duro verla llorar, quejándose de que ya no la ama porque está demasiado cegado por su furia.
Piénselo, señor Brown. No deje que la ira ciegue su camino. Escuche a su corazón y si éste le dice lo que yo pienso que dirá, entonces no espere mucho, porque el tiempo es lo único que en esta vida no podemos controlar.
Con afecto,
Gustave Wallington.”
Lei la carta con cuidado y al principio solo pense en que todo era mentira, un sucio truco, pero luego cada vez me fue convenciendo mas y se me hacia un nudo en la garganta.
Las huellas de mis pulgares quedaron impregnadas en la carta, una mezcla de mugre, sangre y sudor. Como esta la empresa de tu padre ahora entonces su valor a bajado. Voltee para mirar a Patricia y le volvi a entregar la carta, comprare la empresa de tu padre y hare que todo funcione. Me acerque a ella pero sin intension de tocarla, lo que pase alli adentro fue un infierno, pero pude ver con claridad algo... en el momento mas doloroso fueron mis hijos que me dieron fuerzas para vivir y como padre debo admitir que entiendo a Gustave. Asi que solucionare las cosas, ayudare a tu padre y... podremos retomar desde donde nos quedamos, ¿Ok?, a pesar de ser un hombre duro, que no dudaba en apretar el gatillo y de matar a un hombre con rapidez, aun asi esta escena hacia que mirase para otro lado y se inundaran mis ojos. No queria admitirlo pero me dolia el pecho y estaba confundido con lo que sentia, aunque poco a poco iba sediendo.
No voy a invertir en la empresa, sino comprar sus acciones que deberian estar baratas por el estado en el que esta y ya con comprar el 80% de la empresa me hago dueño. En eso voy a utilizar el dinero que gane.
Patricia asintió, permitiéndose una sonrisa de agradecimiento.
- Me parece bien - dijo simplemente.
Luego hizo unos movimientos temerosos, como si no supiera que la decisión que estaba tomando fuese a ser bien recibida. Tras unos minutos, se acercó tímidamente a su ex esposo, besando su mejilla con delicadeza.
- Muchas gracias, Ian.
¡Me parece bien! ¿Ahora Ian dejará de matar para convertirse en empresario? :P
Recibi el beso de mi ex esposa en la mejilla. Era dificil digerir todo lo que me estaba pasando, la mire y acenti con mi cabeza algo nervioso aceptando que todo estaba bien. Vamos... tengo que darle las noticias a tu padre. Ya tendria mi momento para encontrarme a mi mismo y definir mis sentimientos, pero ahora debo poner estabilidad a mi vida, a las de mis hijos y la de otras personas mas.
Si, va a dejar de ser un asesino. De todas maneras me tenia que jubilar xD.
¿Quieres terminar aquí o deseas agregar algo más? No es por presionarte, pero las chicas ya terminaron (aunque, hablando con la verdad, soyfenix es un chico), y solo me faltas tú
Terminamos aca =)
Las pesadillas de Carnival quedaron poco a poco atrás mientras los aventureros se alejaban de aquel terrible teatro. Entre familiares y amigos encontraron cierta paz, y aunque algunos sentían que no habían terminado todos los asuntos pendientes que los habían llevado allí, todos parecían al fin encontrarse en aquella especie de tranquilidad que hay después de la tormenta.
Poco a poco las personas allí presentes se fueron alejando del lugar. Carnival, una vez más, se quedó vacía. Los policías que se habían quedado allí para recolectar pruebas y buscar el cuerpo de un compañero caído habían dicho en la encuesta, realizada días más tarde, que en el aire flotaba una extraña presión, como si algo extraño fuera a suceder.
Susan, Nicole e Ian, alejados de todo aquello, volvieron a sus vidas lo mejor que pudieron. Aún tenían que recuperarse del golpe de haber sufrido aquella desventura, pero el tiempo lo curaría todo...
No fue hasta la noche, cuando por medio de los noticieros, que la pesadilla volvió a resurgir una vez más. Ellos, al igual que muchos otros, oyeron en la voz de diferentes periodistas que Carnival, aquella construcción maldita, había empezado a arder espontáneamente. Uno de los policías, al ser entrevistado, dijo con voz jadeante y los ojos salidos de sus órbitas, que antes de que el incendio se produjese se había podido ver la sombra de una pareja: un hombre, una mujer y una jovencita. Junto a ello, agregó inmediatamente, había visto la forma de otro hombre, y éste se parecía en extremo - o así se lo había hecho ver sus ojos - al policía allí muerto...
Los periódicos y las televisoras se hicieron eco de la noticia a las pocas horas. Era extraño, se decía; pero no lo era tanto para aquellas tres almas torturadas por el maldito teatro. Nicole, Susan e Ian habían visto mucho terror, muchas pesadillas, para pensar que todo aquello era fortuito.
Y mientras tanto, ajena a todo, Carnival ardió, sucumbiendo una vez más al poder del fuego. La pesadilla se desmoronaba y lo que otrora hubiera sido un magnífico escenario se parecía ahora cada vez más al escenario de un infierno...
- Fin -