Partida Rol por web

Al oír a Gouchet, Scarlett empezó a agitarse y gritó con ronca voz, herida en lo más profundo de su dolor:

- ¡¿Que es usted el único que sabe lo que es ver a su familia morir frente a sus ojos?! ¡¿Que es usted el único que se ha sacrificado por sus muertos?! ¡Usted mató a mis padres frente a mí y desde ese día jure acabar con usted y este maldito circo del infierno! ¡Usted ha matado a tantas personas, separado familias y dejado a hijos sin padres! ¡¿Cómo se atreve a decir que es usted el único sacrificado?!

Scarlett escupió al suelo para mostrar su rabia.

Gouchet se giró hasta ver a la mujer. La rabia de Scarlett había hecho que una expresión de disgusto se asomara al rostro del circense. Éste no le respondió; y si abrió la boca fue para decir:

- Traigan a Sam.

Uno de los zombis se alejó del lugar. Mientras tanto Nicole le rezaba a algún nefarita que la mujer deseaba que les rescatara, Susan y Scarlett se removían y trataban de distraer a Gouchet, e Ian hacía su mayor esfuerzo para liberarse de las atuduras. ¿Sería que aquellos aventureros habían encontrado su última aventura o el destino les tenía preparado sobrevivir?

Mientras el hombre habla con esa frialdad la imagen de mi pequeño bebe descuartizado sale en mi mente y lloro de manera callada, mi hijo murio a manos de un loco como ese, solo que yo lo perdi para siempre, mientras este hombre revive a su hija de la forma mas demoniaca posible, no puedo imaginarme al monstruo al que ha convertido a la niña...

Nefarita...

Harry ayudame bebe, si quieres ayudame para poder irme contigo, pero que suelten a los demás...

Tú me indicaste que debía estar acá Harry, ayudame...

La verdad que no podía hacer mucho, en el forcejeo por tratar de liberarme todo era inutil, y los intentos se vieron pausados cuando sentí algo extraño, algo ambiguo que no me generaba ni amenaza ni salvacion, ¿que era?

-Chicas, espero que crean en la suerte... Vamos a necesitarla.

Les dije a Nicole y Susan mientras sonreía y dejaba de forcejear, fuese lo que fuese, era nuestra perdicion o nuestra salvacion, todo depende de ahora.

Ojala podamos hacer algo, nosotros no seremos los últimos si morimos.... digo bajo...demonios..

Luego de las palabras de Scarlett, Susan se permitió sonreir, era una sonrisa cínica que iba de oreja a oreja.

_Bueno bueno bueno, parece que el Sr. Gouchet se ha quedado sin palabras. Y para que sepa, Sr. Gouchet, también yo sé lo que es perder a los seres queridos.

Algo debía hacerse, no se podía esperar la muerte de una manera tan pasiva. Y Sam estaba en camino. Solo quedaba una última carga que jugar, y al escuchar las palabras de Nicole, Susan creyó que era el momento de jugarla. Si se podía intimidar a Gouchet, ése era el momento.

_Tranquila Nicole, aún hay algo que parece que ni siquiera el mismo Sr. Gouchet ha previsto. ¿Sabes lo que es un nefarita? Leonard antes de morir me dijo que había preparado uno. Incluso quizás ése haya sido el motivo de su muerte. Como sea, si todo sale según su plan, pronto todo esto habrá terminado, pero seremos nosotros los últimos en reir.

Susan desconocía lo que era un Nefarita ni cómo se usaba ni nada, solo esperaba poder preocupar con sus palabras a Gouchet. Lo malo era que por ese motivo existía la posibilidad de que hubiera hablado algo sin sentido. En cualquier caso, las cosas de podrían estar peor de lo que estaban.

Al oír a Susan, Gouchet sonrió. Su sonrisa era sardónica. Cuando respondió su voz sonaba sarcástica.

- ¿Nefarita? - dijo. - ¿Me habla usted de mi buen amigo el nefarita? Pero señorita, está usted muy equivocada si cree que puede aparecer aquí. ¡Ha puesto sus esperanzas en algo inocuo! He preparado mi territorio para que ese villano no pueda poner aquí ni un pie. Como solía decir mi amada esposa, no le rece a un santo que no le hará caso.

El hombre rió y su risa era tan fría que se colaba en los huesos de los aventureros y le hacían tiritar.

Mientras Gouchet se reía a mandíbula batiente, los cuatro aventureros se miraron entre sí. Todos querían liberarse, vivir un nuevo día y poner fin a aquel mal que representaba el circense, pero como ya había notado Ian antes las cuerdas y metales que los sostenían eran tan firmes que cualquier idea de escape era estúpida. ¿Acaso tendrían que resignarse ya y morir sin poder hacer nada? ¿No había ningún escape a esa muerte?

Apesumbrados como estaban el sonido de unos pasos acercándose les sorprendió. Bueno, no eran exactamente pasos lo que sonaba: alguien efectivamente caminaba, pero otro ente parecía arrastrarse como si sus piernas fueran muy débiles para sostenerle o no tuviera otro tipo de movilidad más que retrepar por el suelo como una babosa.

Los minutos pasaron lentos y las respiraciones se contuvieron en los pulmones de mucho. Poco a poco los sonidos se fueron haciendo más nítidos hasta que por fin apareció tras los paneles de vidrio la figura de un zombi. La segunda se mostró poco después. Se trataba de una niña, con la piel tan blanca que inclusive a esa poca luz se veía como dentro de ella había tubos grisáceos. Vestía de blanco, andaba con su pelo largo y negro suelto, lo que impedía verle el rostro. Unas cuerdas ubicadas en sus brazos y muñecas hacían las veces de grúa, claramente ayudándola a caminar.

Cuando la niña y el zombi llegaron al lado de Gouchet los ya aterrorizados aventureros contuvieron el aliento y dibujaron en sus rostros una expresión de horror al ver la criatura. La muchacha hubiera sido bonita en vida, pero ahora no era más que un esqueleto con partes de metal, con injertos de piel para tapar todo aquello. Samantha era todo menos una niña. Era una muñeca maligna, sin ojos, con la espesa melena tapándole partes de un rostro que ya no conservaba nada de inocencia.

Al verla, Gouchet la abrazó, y después de la muestra de amor se apresuró a presentarla:

- Señores, esta es mi hija, Samantha. ¿No les agrada saber que le van a dar su sangre a alguien tan dulce?

¿Eso era lo que mi sexto sentido habia visto?, pues la verdad no se que pensar ahora. Tendria que dejar todo fluir para ver la conclucion de esta historia.
La niña era tetrica, varias veces quise mirar para otro lado pero estabamos tan atados a esas camillas que nos resultaba poco posible hacerlo. Volvi a mirar al frente para ponerle la cara al destino.

-Supongo...

Aun por reflejo de mis musculos cada tanto pegaban un tiron para tratar de safarse pero sin exito alguno. La verdad no importa lo que le digamos a este infeliz nada lo satisface y cuando cure a su hija eso tampoco lo terminara satisfaciendo.

-Tengo una pregunta para hacerle, una vez que le de lo que necesite su hija, ¿Que hara?. Le dire porque le hago esta pregunta, desde que pudimos hablar con usted me he dado cuenta que nada de lo que le decimos ni hacemos le satisface, codicioso, una vez que tengas lo que quieres no te dentendras con tu hija... no... seguiras intentando mas cosas... te convertiras en un pervertido de la vida.

Le decia esto mientras me relamia los labios y le sonreia.

Susan estuvo a punto de burlarse de Samantha para seguir molestando a Gouchet, pero justo a tiempo se percató de que quizás la niña no tenía culpas. Ella había muerto en un incendio y ahora era incluso menos que los zombies que hacían de esclavos. No se la podía condenar por los crímenes de su padre loco.

_Vimos antes a sus otras hijas. ¿Por qué ellas están en tan buen estado y aún no pudo dejar así a Sam? ¿Eligió salvarlas antes que a ella, eran sus preferidas?

Cuando terminó de hablar se dio cuenta de que había sido cruel de todos modos, pero no había sido esa su intención al momento de abrir la boca.

¿tenía más hijas?

Digo confundida, en realidad lo ha dicho de nefarita me ha condundido, ¿no hay futuro entonces?, ¿estamos condenados?

Juro por Dios que si mi hijo hubiera quedado como su hija hubiera preferido que muriera que vivir como un monstruo. Digo sacando la rabia reprimida que sentia..

Gouchet miró primeramente a Ian, y al ver su expresión satisfecha torció el gesto, respondiendo, sin embargo, con la misma calma que llevaba:

- ¿Por qué debería hacerle caso a ustedes, que tienen su sentencia de muerte encima? No, no. Más bien debo seguir mis instintos; que, por cierto, no son los de un científico sino los de un padre. Esto - alzó las manos a su alrededor, indicando con ellas el conjunto que formaba aquel grotesco laboratorio - es sólo juguete. Cuando haya logrado mi objetivo me desharé de él como un niño de su entretenimiento favorito. 

Respondido aquello miró a Susan, y sonrió, llevándose las manos al pecho, como si reviviera un grato recuerdo:

- ¿Habla usted de mis hijas Cécile y Juliette? O, ellas son maravillosas. Lástimosamente no son mis hijas biólogicas, aunque me hubiera encantado. Se preguntaran por su ausencia, pero ¡no se preocupen! Preparan nuestro escape. Estoy seguro de que su sangre combinada con la de su amigo el policía traerán a mi Sam a ser la jovencita vivaracha que el incendio me quitó, y cuando suceda eso deberemos escapar.

Y por último se dirigió a Nicole:

- Nosotros como padres tenemos distintos modos de tratar a nuestros hijos, pero si tal vez, y perdóneme si le resulto ofensivo, si usted hubiera luchado por su hijo como yo por mi Sam no se encontraría sola ahora y a punto de morir.

Alzó las manos y gritó:

- ¡Vamos, ha llegado la hora! ¡Conecten los aparatos! ¡Pónganle las inyecciones a Samantha! ¡Todos a sus posiciones! ¡Es hora de comenzar!