Partida Rol por web

A pesar de su abultado vientre de embarazada de seis meses, Miruky se mueve con agilidad mientras ayuda a Kurma a enfundarse en su traje de piloto. Él sabe que su esposa está preocupada, pero no llorará ni se quejará. Cuando hizo sus votos nupciales ante la pequeña comunidad Nazzadi de Alekos era consciente de estar casándose con un soldado…

Ocho meses antes.

Engalanada con un traje nupcial de intrincado diseño, Miruky acude a la capilla polivalente de la colonia con una sonrisa radiante. Sus tatuajes de sanadora han sido retintados y resplandecen como líneas plateadas sobre su piel negra. El capitán Makary, oficiante de la ceremonia, invita a los contrayentes a unirse a él bajo la representación holográfica de los dioses del Camino.

Kurma apenas escucha la breve plegaria de inicio que da el capitán, perdido como está en la mirada de su esposa. Silenciosas lágrimas de felicidad le recorren el rostro. Los labios, pintados con un suave gris plateado, conteniendo a duras penas un grito de felicidad. Llegado el momento de pronunciar los votos, Miruky rompe la cápsula de nanobots que crearán los tatuajes de casado en las manos y brazos de Kurma.

Yo, Miruky, sanadora e hija de Mera y Marumy, acudo por libre voluntad a ti, Kurma, para tomarte como esposo. Prometo amarte apasionadamente, en todas las formas ahora y para siempre, prometo nunca olvidar que este es un amor para toda la vida y saber siempre que, en lo profundo de mi alma, no importa qué nos pueda separar, siempre nos volveremos a encontrar el uno al otro. Prometo que, en esta vida que nos espera juntos, estaré siempre a tu lado. Siempre. Prometo que nunca dejaré de admirarte, porque nunca dejaré de aprender de ti. Prometo que no necesitaré grandes cosas, porque yo sólo necesito que tú estés a mi lado para ser feliz. Prometo que cada vez que vuelvas a casa tras la batalla sanaré tus heridas y apaciguaré tu espíritu. Prometo intentar que cada día sientas que te quiero. Voy a hacer que desees recorrer el universo de mi mano. Quiero que al despertar me mires, sonrías y digas… “Eres todo lo que necesito en esta vida”…

Una vez enfundado en su traje de piloto, Kurma se quedó mirando a Miruky durante unos instantes sin pronunciar palabra, luego sonrió y besó en la boca a su esposa, se arrodilló y repitió el proceso con su barriga. De nuevo en pie el soldado, suspiró.

- ¿Sabes qué volveré no?- sonrió tontamente Kurma.- Este renacuajo tiene mucho que aprender de su padre.- dijo señalando la barriga de su mujer.- No dejaré de pensar ni un segundo en vosotros, lo prometo...

El nazzadi se dejó acompañar hasta el umbral, mientras lanzaba una plegaria en su mente a los dioses para que su retorno fuese pronto y que llegase de una pieza.

Hace ocho meses

Mientras los nanobots formaban los tatuajes en su cuerpo, las palabras de Miruki consiguieron que se formase un nudo en su garganta. Nunca había sido una persona de muchas palabras, y aquello lo dejaba sin las pocas que tenía. Cuando Miruky terminó de pronunciar sus votos, Kurma carraspeó un instante que resonó por el lugar de manera que lo hizo ponerse nervioso. Pero la mirada de su casi "esposa" lo calmó. Respiró profundo y recuperando su sonrisa, rompió su cápsula de nanobots sobre Miruky y pronunció sus votos con la misma seguridad con la que llevaba a cabo todas sus tareas. 

- Yo, Kurma, soldado y devoto de Zaxa y Laruny, acudo por libre voluntad a ti, Miruky, para tomarte como esposa. Prometo amarte por siempre jamás. Prometo ser tu refugio y tu hogar, como tu has sido los míos desde el principio. Prometo aliviarte y consolarte siempre, porque eres lo primero y lo último en lo que pensaré cada día. Prometo celebrar cada día a tu lado como si fuese el último. Prometo que nada ni nadie nos separará nunca, pues tu y yo somos uno. Tu me diste la vida cuando no era más que un fantasma de tiempos pasados, no hay acto de amor más grande que ese, y por el que siempre te estaré agradecido.

Te quiero - responde ella, la voz quebrada por la emoción. Abraza a Kurma con todas sus fuerzas y lo besa - Te quiero. Dioses, cómo te quiero. Desde aquí a la eternidad, siempre a tu lado.

Los asistentes prorrumpen en vítores y silbidos. Los tatuajes, ya terminados, forman un dibujo que Miruky y Kurma sólo pueden completar entrelazando sus antebrazos.

Preciosos - dice sin poder dejar de mirarlos...

Ahora

Claro que sí. Volverás y Sebara y yo estaremos aquí esperándote - termina de cerrar la última cremallera y se pone de puntillas para besarle - Llévate esto - le pone un pequeño chip de datos en las manos - Es la grabación del último escáner de ultrasonidos de nuestro hijo. Que Zaxa te dé fuerza y Laruny te proteja, soldado...

Kurma sonrió y se guardó el chip en uno de los bolsillos.

- Preferiría que me protegieses tu cariño.- sonrió con deje burlón.- Seguro que podrías con cualquier cosa. 

Kurma volvió a besar a su mujer.

- Que Iby os cuide a ambos.- se despidió Kurma.- ¡Ah! creo que tenemos que pensar mejor el nombre de nuestro hijo, últimamente hay demasiados Sebaras, piensa en ello y sorpréndeme a mi vuelta, jeje.