Partida Rol por web

Roghar estaba recobrando su fuerza, el mal golpe recibido por el corsario no había conseguido que sangrara, más aun había quedado embobado y sin arma, el de Tolfalas se juró a si mismo que eso nunca le volvería a ocurrir.

El capitán hizo un gesto para que él fuera curado en primer lugar, pero Rhogar lo miró, sabía que él si que había sido cortado y que su herida era sangrante .- me niego capitán, usted esta herido y su herida sigue sangrando, aunque el golpe que me ha dado ese maldito bribón, me ha dejado tocado no ha conseguido que emanara ni una gota de sangre de mi brazo, así que, si usted quiere... .- Rhogar extendió su mano hacía delante en señal para que pasará nuestro capitán .- ante todo quiero añadir también mis disculpas... por haber sido desarmado en combate, le juro ante Manwë y Aulë que esto no volverá a pasar .- el guerrero no tenía un tajo sangrante en el brazo, aunque si uno en su orgullo y este no pararía de sangrar hasta que su espada cortara el cuello de todos esos malditos corsarios y no descansaría hasta que así fuera.

Creo que ya estamos todos curados. De hecho, ya hemos recibido nuevas ordenes de la comandancia y nos hemos hecho a la mar.

Master. Creo que lo adecuado es que cierres una escena cuando haya acabado. ¿O hemos de seguir por aquí?.

Escojo una habitación cercana a la mía para hacer la improvisada sala de curas.

La verdad, mis cachivaches pesan, y no quiero hacerlos mover baúles arriba y abajo por media casa...ya que los van a llevar ellos, que sea no muy lejos.

Así pues, y haciendo caso a las palabras de Rhogar, hago pasar a la sala a Herion.

Se que es peligroso que una dama esté sola en una habitación con un varón, pero no creo que él vaya a hacerme nada, y sin embargo, yo seguro que le hago mucho daño a él, así que mejor no estén los demás, por si pone mueca de dolor que no quede en evidencia. Pido agua fría, caliente y paños limpios, cuando está todo, paso dentro.

Lo ayudo para descubrirlo lo suficiente para ver la herida bien. Limpio la zona y uso mis dotes, aprendidas en las Casas, para realizar una sutura* lo más limpia y cuidadosa posible. Cada pocas puntadas pregunto si está bien y le recuerdo que si le duele demasiado paro, soplamos un poco y seguimos.

Tras unos minutos, la herida se mantiene cerrada por los hilos, y pido fuerza a Estë para que interceda y permita una más pronta curación**. Son unos segundos, en los que cierro los ojos y le pido a la Valier que me escuche y ayude. Mis manos se posan, sin tocar, sobre la herida, aunque Herion puede notar el calor de mis manos llegándole a su piel, aun más caliente por la herida y la forma de curación tan traumática. Cuando he terminado, doy gracias a La que duerme en la Isla del Lago.

Tras unos minutos, para que respire tras la sesión de costura, le pongo uno de los paños para que sujete el brazo en cabestrillo. No va a tenerlo que llevar más que unas cuantas horas, o hasta que se acueste, para que no mueva demasiado el brazo mientras esté despierto. Seguro que al día siguiente tendrá todo más o menos bien, y en un par de días, y con un par de cuidados, limpiezas y rezos a Estë más, podría retirar los hilos y él luciría una maravillosa nueva cicatriz nacida de uno de sus lances.

Cuando terminé con Herion, le invité amablemente a salir, para que pudiera presumir de sutura con sus amiguitos, e hice pasar a Rhogar, mientras me terminaba de secar las manos recién limpias.

Cambié el agua de las palanganas y tomé unas de agua limpia. Procedí de igual manera, quitando la ropa necesaria, mirando, analizando y pensando cuál sería el mejor modo de abordar la situación.

Era un buen porrazo, de hecho, le dolería bastante durante algunos días. Suspiré. Volví a concentrarme, mientras rasgaba a tirones uno de los paños, y comencé a vendar la zona***. Comencé, junto con el vendaje, un nuevo rezo a Estë, para que cuidase de aquel golpe. Se le pondría verde y amarillo igualmente, pero duraría menos días, y tan solo le dolería un par de horas. Le dije que si el dolor era muy insoportable hablase conmigo y le haría un apaño****. Aparte de eso le dije que buscase metales y que se los pusiera en la zona mientras estaban fríos, para que el dolor y la inflamación y el edema bajase.

Cuando terminé con ellos dos suspiré y fui mirando a los demás, ya en conjunto, limpiando y vendando las heridillas superficiales, así como dando deseos de buenas noches según los iba despachando.

Mañana no me iban a poder despertar ni a golpe de trompeta.