Partida Rol por web

Turno 7 - 3500 años desde la creacion de Albur.

Los acontecimientos sucedian uno tras otro, pero Él descansaba junto a su orden y no sentia necesidad de marcharse a ningun lugar.

Sin embargo, el poder que Él habia depositado en el planeta siguio su curso y todo el ruido que en un principio habia originado la intencion desmesurada del Dios del misterio seguia sirviendo para que la vida creciera por albur.

Así pues nuevos bosques surgieron y llenaron tierras virgenes, nuevas aguas se abrieron paso creando lagos y montones, toneladas de tierra fue removida para dar paso a la evolucion de Albur.

Pero esto ocurrio muy lentamente, con tanta sutileza que nadie excepto los que se fijaran con atencion vieron el cambio hasta que estuvo terminado.

Lo primero fueron pozos de agua estancada que dieron vida a los arboles. En años venideros estos arboles crecieron, criatruas salvajes las habitaron y con la estas mismas le dieron nuevo sentido a la nueva tierra que aun estaba naciendo. Extendieron las aguas para hacerlas mas habitables y poder estar todos, creando nuevos rios para viajar por ellos, y lagos donde descansar de su trabajo. Portaron el polen que dio vida a nuevas plantas, extendieron los frutos de los arboles para convertirlos en bosques... y otros rios se juntaron con ellos, y la fuerzas de las corrientes chocadas se desviaron y desbordaron todo cuanto se habia creado y lo que crecia con fuerza, fue hundido con rapidez, y un gran estanque cubrio toda la region, volviendo la tierra cenagosa.

Pero los años pasaban y la magia acerleraba su proceso y la tierra se volvio blanda y poco a poco fue cayendo al mar, haciendolo menos profundo, hasta hacer de todo aquel lugar una gran bahia de agua salada, que formaba parte del mar, pero sus aguas no eran profundas y no habia criatura de basto tamaño que pudiera internarse en ellas. Y asi se calmo y agoto la magia de Él.

Entonces tras advertir la catastrofe del pueblo de Jeldhor y tratar de calmar su pena. Contemplo la Bahia y su rostro se reflejo en el y el celeste del cielo quedo reflejado y tomando a uno de sus hijos, a un joven Kohiri, lo dejo en aquellas tierras y se marcho sin mediar palabra. El joven centauro espero allí, aguardando la razon por la que habia sido llevado y como no obtenía respues se dedico a abrir nuevas sendas por el bosque inmaculado, rodeando las costas de aguas cristalinas hasta que llego el dia en que soño con Él y el sueño le mostro a su sucesor, y no supo si pensar si había sido llevado para proteger aquel lugar o simplemente había soñado con un recuerdo de su pueblo. Pero no se alejo del lugar, pues ante todo respetaba la decisión de Él.

Los Sekaar siguieron aumentando su numero, y desperdigandose por los tuneles. En su afán por descubrir la tierra bajo la superficie los petreos seres iban adentrandose más y más en lo hondo de las grutas y cavernas.

La colonización del reino subterraneo iba viento en popa, pero Kraag vió un fallo en su plan. Aún no tenían un lugar al que volver tras sus expediciones, no había un hogar al que volver.

El mismo Dios de la Roca bajó de nuevo con el heredero del primero de sus hijos, Sekaar Magto.

Magto dijo con voz tranquila a su sorprendido hijo al igual que tu ancestro un día fue el elegido para llevar el cuerpo que hoy vistes, hoy te daré a ti otra gran responsabilidad. Quiero que lleves a todos los que puedas de tus hermanos y puebles la caverna al justo debajo de la montaña madre.

Tras el momento de asombro, el Sekaar Magto volvió a la tranquilidad, un estado antinatural para cualquier otro que estuviera ante su deidad, pero no para aquel que lleva el primer cuerpo.

Así lo haré padre.

Tras escuchar el asetimiento, Kraag desapareció.

Convertido, aún más si cabe, en el lider de los de su raza, el Sekaar Magto reunió a todos aquellos que pudo y viajó hasta los tuneles debajo de Skraag, en donde encontró la gran caverna. Una boveda inmensa con una piedra luminosa en el centro.

Esta será nuestra casa, hermanos. dijo girandose hacia su pueblo. ¡Contemplad Tagrat, la primera ciudad!

Shenkis estaba preocupada, Eria parecía haber perdido el rumbo de su pasión por la vida, estaba ausente y aun no había llevado a cabo la tarea que le había sido encomendada, eso podía retrasar los planes de la diosa de la naturaleza, pero aun así, confiaba en que Eria pronto volvería a tomar sus tareas pendientes y se pondría al día, mientras, aturdida por el golpe que producía en sus ser, el ver al resto de dioses crear bosques a tan frenético ritmo... su consciencia se dividía por cada bosque que existía y eso la desconcertaba, quizás, esa fuera la causa por la que Ería, siendo menor en su poder, estaba perdida... esperaba que pronto dejaran de jugar a ser ella.

Se alejo caminando del mundo, pensando como poder remediar aquel pequeño desorden, camino por las aguas del mar meditando, y a cada paso que daba, dejaba un pequeño coral en su camino, tan insignificante por si solo, que carecía de valor, pero si se tenia la vista de un dios, se podía seguir el rastro que iba dejando. Pronto llego al extremo noroeste del mundo, un allá donde miraba solo había mar, podía ser un buen sitio, cogió su bastón con las dos manos, y trazo un circulo en el aire a su alrededor, cualquier mortal con un ligero poder sobre la naturaleza, habría creado un pequeño montículo de tierra a su alrededor, pero ella abrió una isla entera, quedando ella en medio...

- ¿ que es lo que me impulsa a hacer esto?- se pregunto para sus adentros- ¿quizás sea el aturdimiento?.. ¿ o mi amor por Eria?- no lo  tenia del todo claro, de sus pies brotaron raíces y se clavaron en aquel lugar, Shenkis cerro los ojos, y dormito, convirtiéndose en algo parecido a un árbol, sus raíces recorrieron a lo largo el mundo por sus entrañas, en lo mas profundo de ellas, cruzando continentes e islas, y brotando en medio de todos los bosques, en forma de nuevo árbol, interconexionando, todos los bosques con ella...

Creció ella también en tamaño, triplicando en tamaño los grandes arboles que había en el bosque gigante, y creciendo mas aun sin control ninguno mientras intentaba conectarse con los bosques y calmarlos, controlarlos y hacerlos entrar en comunión... cuando se quiso dar cuenta, ella misma era un árbol que ocupaba toda la isla... un gigantesco árbol.. y pensó, que si no quería romper el vinculo que había creado entre todos los bosque, debería dejar ese gran árbol ahí, así que partió su consciencia, siendo ella diosa, y pudiendo reconstruirla de nuevo en si misma, saliendo de dentro del árbol sin que este desapareciera... - Arkamath- dijo para si misma- el gran árbol de la vida.

suspiro agotada, esperaba que esto despejase sus ideas y hiera que Eria se recuperase pronto y encontrase de nuevo el rumbo, pero si algo tenia claro, es que por muy alejado que estuviera el árbol de la vida del resto del mundo, no quedaría protegido, tenia que encontrar a los protectores de la vida... volvió de nuevo siguiendo su camino hacia el mundo conocido, y el primer lugar al que llego, fue a las tierras de los dragones... - ish nu dal diel dragones- dijo en modo de saludo y llamamiento a estos, esperando que aquellos respondieran - he venido a vuestras tierras meditando, y necesito que seres tan sabios como vosotros, me ayudéis en una tarea eterna, concediéndoos yo la inmortalidad pura, si os encargáis de la tarea mas importante de este mundo, necesito que algunos de vosotros se conviertan en los guardianes de la vida, mas allá del mar, existe un lugar donde Arkamath, el gran árbol de la vida reside, y es el que permite que los bosques el mundo se coordinen y no enloquezcan creciendo a un ritmo frenético, o se marchiten sin dar nuevos arboles....- la diosa espero callada, aquellos seres eran perfectos en todos los aspectos para aquella tarea... pues los Silvhos, aunque protectores de los bosques, no tenían la suficiente consciencia ni poder para defender el gran árbol de la única amenaza posible que podía tener, el resto de dioses, podrían defendelo de el resto de razas mortales, eso no lo dudaba, para ello habían sido creados los silvhos.

Cuando los dragones se hubieron decidido, Shenkis los condujo hacia el gran árbol... hacia un lugar rebosante de vida...

Fin del Turno 7

Fin de la Primera Edad

Sobre lo que hay en los extremos de Albur:

Asi se cuenta que sabiendo que el tiempo de una era terminaba El dios del caos aun quiso intervenir en la tierra y sin avisar a nadie se traslado al norte, fue un movimiento tan veloz que el propio mar se sorprendio de su presencia y quedo en rictus infinito ante la sorpresa que Arezos le causo, el agua al quedarse completamente paralizada formo preciosos cristales tan frios como la noche mas profunda. Pero el Dios nunca estaba contento, y robo una pequeña parte de la creacion de uno de sus hermanos. Tomo prestado el magma de los volcanes y lo introdujo en el interior de los glaciares, tomando estos un aspecto anaranjado y brillando con luz propia... Hielo caliente, se le conoce como fuego solido, trozos de calor envueltos en materia capaces de calcinar cualquier cosa como si de fuego normal se tratara.

El dios entretenido quiso repetir su azaña, y se dirijio a la otra punta del mundo a la misma velocidad para volver a asustar al mar. Pero las noticias corren rapidas entre las gotas marinas y estas ya le esperaban, eran mares valientes los del sur y decidieron plantarle cara al dios y demostrarle que no podia hacer con ellas lo que quisiera. El mar se pico y ataco al dios, pero lejos de molestar al dios, simplemente dejo ir una idea de su mente y el mar cambio para siempre, se convirtio en lo opuesto, se convirtio en llamas tan grades como jamas se habian visto.

Arezos quiso darles una leccion, explicarles que no podian volverse contra los dioses por muy caprichosos que fueran, pero como no creyo que le entendieran tomo un poco de la Luz de Knhoss y se la ofrecio, la llamas lo entendieron y no le atacaron nunca mas... Pero eso no fue todo, al darles un atisvo del frio pensamiento logico las llamas se volvieron azules y frias, ya no calcinaban todo a su paso si no justo lo contrario. Fuego que era capaz de congelar lo que sus lenguas lamian.

Eso es lo que aguarda en los extremos del mundo, son grandes tesoros sin duda, conseguir una pequeña porcion de ambas cosas puede hacer a un hombre rico, pero solo los mas valientes se atreven a organizar expediciones a estos lugares y casi ninguno vuelve...

Knhoss partió, y yo, aun con los retoños, me quedé largo tiempo a su lado,

apartándome solo para seguir un juicio que nada tenía que ver con Albur, pues eran asuntos divinos...

Debía darles un nombre, con el que serían recordados, y así pasaron los años, meditando junto a ellos...

No fue hasta el comienzo de la nueva era cuando decidí lo que serían, pues tan importante era mi cometido que no cabía precipitarse...

Me levanté, y todos me observaron, en silencio, esperando unas palabras...

Tvus seréis en esencia pero dos castas mirarán al futuro...

Tras una pausa, esperando la aceptación del nombramiento, proseguí...

Venatvus cuidaréis el cuerpo, Doctvus el espíritu, juntos no seréis recipiente vacío ni contenido sin lugar...

Dicho esto abandoné el lugar, pues ya tenían manera de permanecer en los recuerdos...

Desde el Palacio de Cristal se oyeron incontables graznidos de júbilo... Abogando por la victoria de la diosa que los vio nacer...

Yradarkos comenzó a exponer sus argumentos, y tras un pequeño lapso de tiempo para un dios, ahora era turno para Knhoss de defenderse...

Madre, mi voz es tuya, y cada Tvus grita por ti... Al fin los Picos del Principio han dado su primer paso...