Partida Rol por web

El rubio noble rumano mira fijamente al Hermano Clemente como si no acabara de entender lo que este ha dicho.

Anciano, ¿por que decis eso, teneis alguna informacion que el resto desconozcamos, algun extraño peligro se cierno sobre nuestras cabeza?

Mira hacia Diego y le pregunta al anciano en voz baja y disimuladamente

¿Y que es lo que les ha ocurrido a esos dos caballeros?

Guillerme, tras guardar silencio desde que llego, a ha decidido que esta demasiado sobrio como para seguir cuerdo.

-¿Que importaran los sucesos ocurridos a esos caballeros? Cuando la verdadera sed de la carne y la sangre solo la sacian las damas y el vino mon seigneur

Tras decir eso le grita al posadero mientras levana la jarra.

-¡Garçon! ¡Mas vino!

Eso es verdad muchacho, que traigan mas vino para hacer olvidar las penas del viaje y recobrar la templanza
Hablando de mujeres, no se ven muchas por aqui...

Al pedirle mas detalles, el hombre se ofusca por completo

- “Entonces fue llevado Jesús por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo. Y, habiendo ayunado cuarenta días y cuarenta noches, al fin tuvo hambre. Y acercándose el tentador, le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan”

Lo mismo os pasará si entráis en esta casa. Primero os tentarán para torcer vuestra voluntad igual que hicieron con nuestro señor, y luego realizaran con vuestros cuerpos sacrificios diabólicos para alimentar el alma de Lucifer. Puede que atraviesen vuestros cuerpos con una enorme estaca o que os abran en canal ante vuestros propios ojos... Ensalzando al diablo mediante una burla blasfema de la Última Cena. ¡Puagh! (escupe)

-padre ¿no fue pedro quien dijo "Sed sobrios y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar"?-pregunte luego de escuchar sus palabras-, si hemos de caer en tentacion pues sera obra de la fe salvarnos o de la impiedad condenarnos, pero no estaremos mas a salvo en ninguna otra parte-mire de soslayo a quienes hablaron en contra del egipcio-, el maligno tienta de muchas maneras...

me servi timidamente y bebi un vaso de vino, mientras mi estomago comenzaba a punzarme por el hambre, luego volvi a llenar mi copa y la alce:

-brindo por eso, que si debemos ver la cara del diablo nuestra fe permanesca impoluta, sea de una u otra forma-mire alternativamente al caballero y al egipcio y apure mi copa de un trago. el vino no era malo, aunque fuerte. me sente mientras contemplaba mi copa. quizas mi nerviosismo, quizas incluso mi llegada tenia un fin como aquel. quizas debia ser el juez del señor frente al señor giovanni, frente a estos hombres...no debia vacilar, debia encomendar mi alma a la obra que cristo tenia para mi...

-Mon Dieu! Citais las santas escrituras con lo haria un obispo y razonais como un escolastico mon ami ¿No habres frencuentado alguna vez a universidad de Paris*

Contemplé sorprendida como se desarrollaba la escena, pues la escena en principio serena se había vuelto completamente hostil. Las palabras contra el extranjero y las maldiciones arrojadas por aquel "hombre santo" contra nuestro anfitrión cargaban el ambiente de un aura negativa que me incomodaba en exceso, así que preferí mantenerme callada mientras los hombres hablaban (por mi propio interés). El tabernero llegó y sirvió a todos, y todavía me sorprendí más al ver que era de las primeras en ser servidas... si bien mi padre siempre me había tenido bien considerada, el mundo de puertas a afuera de mis dominios era cruel con las mujeres, seres siempre inferiores a los hombres... de puertas a afuera, claro.

Pero unas palabras en medio de todo el ajetreo llamaron mi atención... las palabras de aquel tullido que clamaba ayuda humildemente - Hoy por tí, mañana por mi - pensé para mis adentros antes de dirigirme a él con mi encantadora voz procurando entonar un tono preocupado y gentil - Señor... señor caballero, guerro cruzado a la orden del señor... No he podido evitar oír vuestras palabras y vuestro súbito corte, mientras pedíais ayuda con gritos silenciados por los modales. Permitidme pues ser vuestra confidente y escuchar las palabras que no os habéis atrevido a decir, pues como decíis vuestra situación es precaria, y necesitáis con gran urgencia ese puesto en casa del Señor de Stavlaquia... ¿Creéis que hay algo en lo que pueda ayudaros?

Sonrío amablemente, aunque con doble significado, mostrando cordialidad y respeto, pero también sacando al exterior la satisfacción personal de la educación bien utilizada. La humildad por delante y el ayudar a los demás... así es como se consiguen más logros.

Miro a la mujer sorprendido, y luego mirando al hombre tullido No os afligais caballero, si vuestra suerte no es justa y el señor de estas tierras no tiene a fe, daros trabajo. Yo podria contrataros como escolta para uno de mis barcos mercantetiles o como instructor de mis hombres para defenderse de los piratas. bebo un largo trago de vino y continuo Si a usted le interesa. Luego miro al clerigo Mi buen señor, dice que el diablo habita en el castillo. Y dice que nos mutilira y matara. Si eso es asi ¿ Por que no ha huido de estas tierras y viajado a tierras cristianas lejos del maligno?

Javier Lara se acerca a la barra donde todos estan exponiendo algo acerca del anfitrion de la cena de esta noche y luego de escuchar hablar sobre el malingo,ordenes de caballeros y monjes el noble dice:

-Buenas noches caballeros,madmuaselle,creo que es muy temprano para discurrir sobre cuestiones religiosas ¿no les parece?.

Suspira y luego dice:

-Disculpen mis modales,que terrible que soy,me llamo Javier Lara sobrino nieto de los infantes de Lara y la verdad si quieren discurrir acerca de temas religiosos,dieron con el hombre correcto dado que en mi pais la santa inquisición hace las buenas del señor en la tierra.

Esto ultimo lo decía con un dejo de excepticismo dado que el no era muy fiel que digamos a la religión catolica.

Tras tres largas semanas de angostos caminos el paraje empieza a cambiar y una ligera neblina que parece querer abastar todo a su alrededor es rota por las ruedas del carruaje negro que atraviesa silencioso los densos bosques de pino de los Cárpatos.

Han pasado dos días des de que avistaste los últimos indicios de civilización o eso calculas ya que te es difícil distinguir días de noches en la oscuridad de este turbio lugar donde el cielo gris a penas deja traspasar unos pocos rayos de sol por entre las altas copas de los arboles.

El cochero de guantes negros de cuero no ha sido una gran compañía ya que solo habla lo que con esfuerzo has identificado como algún dialecto rumano y en general por su reticencia a la comunicación contigo.

Al fin, la luz de un fanal al final del camino indica el destino último del viaje. Iluminado sobre la pared de piedra, pasas por debajo de un cartel de madera en el que se lee en letras rubí “Posada del Cordero Rojo” El carruaje se detiene frente a la puerta.

El cochero abre la puerta y anuncia tu nombre con su particular acento. Dentro, las rugientes llamas del hogar mantienen alejado al frío de la noche y resplandecen en la espaciosa sala común.

Escuchas el ruido de los caballos alejarse y comprendes que ya no volverás a ver a tu acompañante de guantes negros .

La sala esta llena de extranjeros con aspecto de todo tipo, des de nobles a plebellos y guerreros de diferentes grupos étnicos. Solo parecen autóctonos una anciana que aguarda lejos del fuego que viste ropas viejas y gastadas, un cura que viste con hábitos y uno de los que tienen pinta de soldados con el pelo alborotado y la mirada cansada.

Todos parecen estar comiendo y conversando animadamente un asado que inunda la sala con un acogedor aroma.

Sus ojos se iluminaron levemente al oír vuestro interés por su situación pero el chico aún dudó frente a la proposición del egipcio. A pesar de su amabilidad seguía teniendo dudas sobre como tratar a aquel extraño musulmán. Y hablando para ambos Aricia y User pero dirigiéndose expresamente a la mujer con quien se sentía más cómodo.

- Gracias …a los dos- titubeó- La verdad es que la defensa doméstica es uno de los pocos trabajos que puede realizar un soldado parcialmente tullido. Si pudierais hablar en mi favor ante el señor Giovanni harías feliz a este pobre guerrero. No pido más.

al oir las blasfemias de la boca de un seglar, Madico se sorprendió enormemente

-Padre, creo que debería ser más comedido con sus palabras, si llegaran sus palabras al Señor Giovanni, tenga por seguro que reaccionaría de una forma que a lo mejor no le gustaría, según he podido oir en estas tierras. Pero no temais, dijo dirigiéndose al resto de los comensales, su fama de hombre severo, aunque justo se mezcla con la superchería de esta zona. Aunque he de añadir que no conozco personalmente a ese gentilhombre, su fama alcanza muchos puntos de Caucaso.

Lo dicho, hoy por tí, mañana por mí - dijo, sin prestar atención a la mirada sorprendida del árabe (simplemente porque su atención se centraba en Paul).

Mi nombre, caballero, es Aricia Mytros - digo, dirigiéndome aún al guerrero - Y será un placer para mi ayudar a tan noble caballero a sobrevivir en estos duros tiempos, mal recompensado por el gran trabajo hecho bajo las órdenes del señor, olvidado por completo a pesar de sus hazañas en tierra santa. No dudéis en mi promesa, pues comentaré vuestra situación al Señor Giovanni, y engrandeceré vuestro honor y vuestra responsabilidad, pues uno no llega a ser cruzado si no es gran hombre primero - y con una sonrisa cómplice, mis palabras llegan a su fin, sentenciando nuestro trato - Pues hasta en el infierno hay que tener un amigo o dos.

Guillerme se dirige a Aricia Mytros aun sentado en la mesa  con la jarra de vino en la mano.

-O ma dame ¿Acaso uno a de ser uno cojo para tener el placer de vuestra atención?- Dice con una sonrisa

Sonrío abiertamente, mientras me dirijo al caballero de tierras occidentales.

Nada más lejos de la realidad, señor - digo, mientras realizo una ligera reverencia de mi cabeza a modo de saludo - No soy ninguna divinidad para que mi atención precise de requisitos para ser captada, ni mucho menos. A mi entender, cualquier hombre o mujer es valioso, hasta que demuestre lo contrario. - e incluso a veces, aún después de ello seguía siéndolo.

continue comiendo en silencio. mientras daba sorbos discretos al vino. sonrei al escuchar al frances galanteando con la señorita. hacia tiempo que no practicaba ese arte...demasiado. pero pensarlo solo traia recuerdos.

-señora, debo tomarme el atrevimiento de alabar su belleza al menos una vez, no me considero a la altura de intentar seducirla, pero igual disculpe si me tomo la libertad de deleitar mis ojos mirando los suyos-dije, tratando de alejar mis pensamientos mas oscuros. cuando tenia trece años solia divertirme leyendole poesias a las muchachas mas precoses, pero desde aquel dia simplemente no habia mirado a ninguna. la señorita parecia tener un encanto entre angelical y pecaminoso.

-brindo por los ojos de esta bella dama, que si nos espera el maligno al menos tenemos algo del cielo para contemplar-dije levantando mi copa.

el vino, la cena, todo parecia alejar esos sentimientos turbios de mi cabeza...y quizas era lo mejor.

La verdad es que estaba interesado en absoluto en la señorita, estaba muy ocupado pensando en la cena de Giovanni, en lo que podria significar en una posible alianza contra el avance incipiente del imperio Otomano, hasta ahora no tenian idea de lo que queria el tan famoso Giovanni, solo habian escuchado vagatelas y una descripcon de que era casi el mismisimo maligno en persona

tanto mejor si es asi, -penso para si- ya abunda la gente de debil caracter en este mundo de tinieblas, estoy deseando conocerle, mientras tanto me divertire viendo como se pelan por la chica como perros por un puñado de carne...y puede que hasta me plazca en intervenir.

Javier Lara escuchaba atentamente todo lo que decían aquellos comenzales y si bien era el mas extranjero de todos los presentes luego dijo:

-Buenas noches joven damisella,permitame presentarme,soy Javier Lara y vengo desde España aqui,siendo invitado por el misterioso señor Giovanni,en mis tierras extraños rumores llegaron sobre su persona.

Esperaba llamar la atención de algunas personas al decir aquello.