Partida Rol por web

-Genial, ya estamos con los grupitos -dijo la pelirroja al ver que no se molestaban en informar. Eso no le gustaba y si no querían compartir información, por ella perfecto. Jugaría al mismo juego.

-Dame eso -dijo con brusquedad al hombre que se había quedado con la lección a medias y le explicaba como funcionaba- ¿Ves? No es tan complicado, solo necesitas practicar y practicar. Por cierto -entonces se acercó y susurró- si tienes algún problema, evita hablar con el del mechanicum -señaló con el pulgar- dirá muchas cosas, que ellos son mejores, blablabla, y te quedarás igual. Pregúntame a mí o a la francotiradora si es que Jeremías no puede, ¿vale?

Al hacer mención a lo de comunicarse con el exterior, Logan fue capaz de detectar un patrón en la expresión de Jeremías. Aquel comentario provocó que sus ojos, de manera fugaz y refleja, se fueron hacía abajo y a su izquierda, como eludiendo esa parte. Viendo que no había mencionado aquello en su respuesta, no era difícil imaginarse que algo ocultaba en lo referente a la comunicación con otros mundos, en cambio, en lo de la prisión si que decía la verdad.

Logan entrecerró los ojos mientras observaba a Jeremías y su respuesta, en un gesto leve, y que era mucho más pensativo que agresivo, más cuando le parecía haber captado algo.

-Lo de los collares penales sigue sin tener explicación, aunque te creo cuando dices que no hay una prisión. Sin embargo SÍ hay un modo de contactar con el exterior. Ya van dos veces que he visto que sabes algo al respeto, era de lo que quería hablar contigo, dijiste que más adelante, cuando nos lo ganáramos. Bien, estamos sangrando junto a vosotros, hemos conseguido medicinas, mañana conseguiremos comida, y desde luego vamos a asegurarnos de que esos traidores acaben bien muertos. Creo que va siendo hora de sincerarse. 

Jeremías dio un paso hacía atrás visiblemente incómodo. Primero fue T.E.R. con su aseveración lo que le provocó un vuelco en su estómago. Tragó saliva pero encontró su garganta tortuosamente seca lo que le hizo entre abrir sus labios hasta que Logan intervino. Jeremías lo miró como un depredador acorralado por rivales y sus nudillos se pusieron blancos de ira ante la situación que se le planteaba sin escapatoria. Sus fosas nasales se abrían y cerraban por la inyección de adrenalina que dominaba su torrente sanguíneo. Dio otro paso para atrás.

Desde esa posición, todos vieron como los montaraces de Jeremías estaban percibiendo la actitud de su líder y todos y cada uno de ellos se envararon aferrando sus armas láser sin quitar los ojos de la espalda de su líder e interlocutores. Jeremías aún no había respondido, pero hizo un gesto fugaz con su mano derecha y en el acto, a modo de respuesta, todos sus hombres alzaron sus armas y las cargaron apuntando a los Imperiales. Jeremías mostraba los dientes y era difícil saber que pasaba por su cabeza... ¿la vergüenza de ser descubierto? ¿el miedo a ser ejecutado después de todo lo hecho?

 - ¡QUÉ NADIE SE MUEVA! - rugió con los labios resecos por la repentina deshidratación

Algo iba realmente mal, la tensión de pronto, se hizo palpable para todos, pero sin previo aviso, los montaraces, los hombres de Jeremías alzaron sus armas al unísono y con precisión fruto de la dilatada experiencia que tenían como soldados. Apuntaban con sus rifles láser cargados a los Imperiales supervivientes del accidente, mientras que los voluntarios que acababan de conformar la milicia de ese planeta agónico miraban todo con gesto confuso y daban pasos hacía atrás como tratando de evitar meterse en aquello que estaba aconteciendo sin haberlo visto venir.

- ¡QUÉ NADIE SE MUEVA! - gritó Jeremías mientras daba varios pasos para atrás alejándose de T.E.R., Logan y Armand. Su rostro estaba enrojecido, y costaba saber el motivo. Podría parecer enfado, vergüenza o ira incontrolada.

Logan no estaba exactamente sorprendido por aquello, pero sí alzó algo las cejas ante el despliegue de agresividad repentino. Sin embargo, hubo un detalle que no se le pasó por alto: sólo los montaraces sabían de qué iba aquello, los voluntarios no. Aquello no acababa de cuadrar. Pero eso tendrían que discutirlo luego.

-Muy bien, vamos a calmarnos-dijo Logan, serio. Y algo tenso, por qué no decirlo, aunque era algo normal habida cuenta de la cantidad de armas que le apuntaban-como hemos dicho, eso no importa, Jeremías-dijo, haciendo mención al tema que habían comentado los cuatro en privado-de hecho, me importa aproximadamente lo mismo que una mierda de gretchin. Lo que importa de verdad aquí es lo que hay fuera. En esta nave, y en este maldito mundo. Herejes por todos lados, con criaturas demoníacas a su servicio... Y puede que ahora también tengan puñeteros tanques. No es que tengamos la combinación ganadora de cartas. ¿Y ahora vas a matarnos? Vamos, no me jodas, Jeremías. Tú lo sabes, yo lo sé. Necesitamos más para ganar esta guerra. Necesitamos contactar con el exterior y traer al Imperio al jodido Adrantus IV, y a todo el puto sistema. ¿Quieres guardar eso en secreto? De acuerdo, por mi no será. Pero, aunque sea en privado, necesitamos ser sinceros y poner a funcionar todos nuestros activos. De lo contrario, estás muerto. Tú y todo leal que haya en este planeta. Quizás no hoy, quizás tampoco mañana, incluso puede que aguantéis unos meses. Pero no más. Que nos estrelláramos ha dado un vuelco a este conflicto, ha puesto armas avanzadas a vuestro alcance y al del enemigo. Dime, ¿cuánto aguantarán las murallas de Stonetown ante un maldito Baneblade? Seamos más humildes, ¿cuánto aguantarán ante un Leman Russ? O ante infantería equipada con rifles láser y lanzamisiles. Entra en razón y baja las armas. 

Stigga se sorprendió claramente ante la situación, pues en un momento estaba enseñando a un miliciano y luego estaba siendo apuntada por los aliados- ¿En serio? -dijo sonriente- ¿ahora somos el enemigo nosotros? -negó con la cabeza- ¡Que mierda de gak está pasando! ¿O es que solo obedecéis órdenes del Mariscal?

Miró a Liam y le sonrió agradecida mientras anotaba algo en el cuaderno.

-Muchas gracias, si han pasado seis días estamos ahora mismo a día 111 Año92 Milenio41

Luego miró al médico, que parecía que al final no estaría dispuesto a mirar el estado de su herida en la nuca y volvió a escribir en el diario durante el poco rato que precedió a la tempestad de palabras próximas, que hizo guardar rápido sus cosas y ponerse un tanto a la defensiva sin decir nada, esto empezaba a pintar bastante chungo.

Aquello se les había ido de las manos, y Armand no era un hombre acostumbrado a que las cosas se le fueran de las manos. Sabía la antipatía que causaba en los salvajes y aún más en su líder Jeremías, a quienes despreciaba profundamente, por lo que su aportación no haría sino empeorar las cosas - Además, no podría ser más claro que el Tanith.

Lo único que le fastidiaba sinceramente era no poder encenderse el habano que estaba fumando - quizá si realizo un leve movimiento, con cautela... Na, Armand, déjalo.

T.E.R. supo que había dado en el clavo cuando aquel hombre se puso tenso como una cuerda de embarque y ordenó a sus hombres ponerse a la defensiva. Se permitió una pequeña sonrisa debajo de la mascara que, obviamente, nadie pudo ver. 

El Tanith tomó el control de la situación, así que ella no dijo ni hizo movimiento alguno, simplemente se limitó a mirar a Jeremías, esperando la respuesta de éste. A su entender, el no contravenir a Logan era estar de acuerdo con él, y el humano se había explicado con bastante lógica. Quizás ése lenguaje lo entendiera más aquel ser denominado "Jeremías". 

En ningún momento, sin embargo, soltó, bajó, subió o movió el arma de plasma que llevaba en sus manos y que había cogido del Volpone caído. Si le disparaban, uno de ellos desaparecería en una nube de vapor. De eso estaba más que segura. 

La situación era tensa, demasiado tensa; llegando al punto de poder ser considerada insostenible en todo momento. Los hombres de Jeremías no dudaban ni por un instante de las ordenes de su líder ni de su integridad, eso se reflejaba en una posición firme, ojos fijos en sus objetivos, armas bien asidas, cargadas y listas para disparar a la mínima orden de Jeremías o responder de manera efectiva o contundente si los supervivientes realizaban algún movimiento en falso.

Jeremías escuchó las palabras de Logan entrecerrando los ojos. Algo había en su discurso que hizo que se relajara un poco ignorando los gritos proferidos por Stigga, sobre todo la ultima pregunta que le provocó una sonora y ácida carcajada. Sin duda eso indicó que Stigga realmente no se había enterado de mucho, pero cuando el montaraz iba a decir algo, T.E.R. hizo aquel movimiento sumamente peligroso y que tuvo una clara e inmediata respuesta. 

T.E.R. pudo notar con absoluta claridad como el cañón de un rifle láser modelo Mk IV presionaba contra la parte trasera de su cráneo. Por muy blindado que pueda estar el cráneo de un sacerdote de Marte, un disparo a esa distancia podría provocar el suficiente daño como para dejarla fuera de combate. Aún con todo, la amenaza estaba bastante clara hasta que una voz, fría y cercana le habló con calma - Le sugiero que suelte ese rifle de plasma y lo deje en suelo - fue una petición clara y concisa, fácil de cumplir - colabora - le dijo en ultimo lugar sin dejar de apuntarla a la cabeza, firme. Jeremías ejercía una gran influencia en esos hombres. 

- Dejad vuestras armas en el suelo - no sonó como una orden, sino más bien como una amable petición, lo cual podría ser considerado irrisorio dada la situación. Aún con todo, denotaba una clara intención de resolver la situación de una manera pacífica a pesar de todo - vamos, colaborad... - todavía su voz sonaba dura presa del enfado - hasta que no me quede tranquilo con que la vida de mis hombres y la mía en ultimo lugar esten aseguradas, no va a haber nadie más armado aparte de nosotros - sentenció con firmeza esperando a que los Imperiales recién llegados colaboraran. Miró a Valshe para hacerle ver que también iba por ella. 

Liam no tuvo duda alguna, para él las cosas estaban claras - vamos... hacedle caso... tenemos que resolver esto - y tras decir ello, cogió su pistola de plasma por el cañón y la dejo en el suelo frente a él. No se atrevió a patearla para alejarla, no quería ofender el espíritu de su arma, por ello la dejó ahí y alzó los brazos en gesto de sumisión lanzando furtivas miradas a los demás. No quería verse inmerso en un tiroteo por una terrible confusión o malentendido. 

El explorador suspiró, mientras se descolgaba el rifle láser.

-Espero que los malditos herejes no intenten entrar ahora, o estaremos todos bien jodidos-dijo, dejando finalmente el arma en el suelo, seguida de su pistola. Finalmente, y con cierta reverencia, dejó el cuchillo de plata pura en el suelo, aunque no alejó todo aquello, y se quedó de pie, con los brazos cruzados.

-¿Y ahora qué? ¿Nos vais a atar?

T.E.R. se sorprendió de no haber escuchado como aquel hombre se ponía a su espalda, y de que ninguno de sus compañeros se hubiera percatado de cómo un hombre con clara pinta de amenaza hubiera llegado hasta ahí (o al menos eso hubiera pensado ella de ver acercarse a alguien con sigilo por detrás de uno de sus compañeros con un arma apuntando a la cabeza....). Si hubiera sido el enemigo, ya estaría muerta.

Pero lo que más le sorprendió es que de repente la hubieran tomado con ella sin haber hecho ningún movimiento amenazante. Ni siquiera había intentado intimidar de forma verbal o física a Jeremías o a alguno de sus hombres.

Quizás era sólo por portar un arma poderosa. Quizás era porque habían descubierto algún tipo de "doble juego" e iban a eliminarlos.

Consideró las posibilidades que tenía.

Se agachó y con cuidado y reverencia, dejó el rifle de plasma en el suelo, a sus pies. Se levantó poco a poco, extendiendo ambos brazos en forma de U hacia arriba.

-Todas mis armas están ahí -dijo señalando el lugar donde habían dejado sus dos armas- y no veo por qué deberías temer por la vida de tus hombres. Esto es sencillo, estáis aquí y lucháis contra el Enemigo. Al menos yo no necesito saber nada más. ¿Puedo seguir dando consejos a los voluntarios o preferís seguir midiéndoos el rabo para ver quien es más machote? Nada de esto tiene sentido, ¿de verdad hemos hecho algo en estos días para que ahora nos consideréis vuestros enemigos? ¿Hm?

Finalmente había encontrado su oportunidad. Aquel ofrecimiento a soltar las armas era indudablemente una invitación a volver a encender su habano. Por este motivo, al tiempo que descargaba de su hombro el rifle y sacaba su armamento con cuidado y delicadeza, se colocó el puro en la boca y lo encendió pausadamente. Dado que hacía pocos minutos que se encontraba encendido no tardó en arder, y un reconfortante sabor inundó la boca de Armand. No había ofensa alguna en aquel gesto, sólo la necesidad de una reposada calada en un momento de tensión como aquel.