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No cabría en la cabeza del capitán Hernán Cortés, ni de ningún otro cristiano, que los españoles no quisieran ser rescatados. Además, teniendo en cuenta los objetivos de su expedición, debió percatarse de la enorme ventaja que sería contar con un par de castellanos que hablasen el idioma de aquellas tierras. Por tanto, decidió contactar con ellos enviándoles sendas misivas en las que les exhortaba a unirse a su expedición y le marcaba el punto de encuentro.
El padre Gerónimo acogió con buena voluntad las palabras de Rui, que había mantenido, casi inexplicablemente, la fe todos esos años, como Aguilar. Asi que ambos fueron a ver al líder Na Chan Kán, y a darle explicaciones, mostrarles la carta de Cortés y sobre todo entregarles las cuentas verdes y los fardos de ropa. Éste, finalmente, les dio la licencia para que fuesen donde les tuviera en gana como hombres libres.
Después Gerónimo fue a ver a Gonzalo. Él era un hombre libre dentro de los Chetumales, aunque también tenía descendencia y una reputación importantísima dentro de ellos:
¡Gonzalo!, ¡Gonzalo, hijo! -le dijo con muestras de alegría-. Hombre libre soy, ¡como vos! Ha llegado una carta... una carta de los hermanos de Castilla...
Y le explicó la historia. Sin embargo, Gonzalo Guerrero estaba demasiado ligado a esa tierra como para marchar.
Hermano Aguilar -le respondió Gonzalo-, yo soy casado y tengo tres hijos. Tienenme por cacique y capitán, cuando hay guerras, la cara tengo labrada, y horadadas las orejas, ¿que dirán de mi esos españoles, si me ven ir de este modo? Idos vos con Dios, que ya veis que estos mis hijitos son bonitos, y dadme por vida vuestra de esas cuentas verdes que traeis, para darles, y diré, que mis hermanos me las envían de mi tierra...
La mujer con quien el Guerrero estaba casado, que estaba allí y entendió la conversación del Gerónimo de Aguilar, enojada con él dijo:
"Mirad con lo que viene este esclavo á llamar á mi marido...", y que se fuese en mala hora, y no cuidase de más. Hizo de nuevo instancia Aguilar con el Guerrero, para que se fuese con él, con insistencia, diciéndole, que se acordase que era cristiano y que por una india no perdiese el alma, que si por la mujer y hijos lo hacían que los llevase consigo, si tanto sentía el dejarlos. No aprovechó tan santa amonestación, para que el Gonzalo Guerrero (que era marinero, y natural de Palos) fuese con Gerónimo de Aguilar.
Aguilar aceptó, en tanto que Gonzalo Guerrero prefirió permanecer junto a los mayas. Andrés de Tapia fue el primer español que reconoció y abrazó en la isla de Cozumel a Jerónimo de Aguilar, el náufrago de la flota de Nicuesa que habría de servir como intérprete de la lengua maya. Cortés lo mandó junto con otros dos soldados a recibir unas canoas con indios. Pero uno de los que por su aspecto creían indios se identificó pronunciando con dificultades en castellano la frase "Dios y Santamaría e Sevilla" .
Estos dos últimos post son sacado de Wikipedia, pues son bastante fieles:
Gonzalo rechaza regresar con las varias expediciones cristianas, y apoya la expulsión de Grijalva, Francisco Hernández de Córdoba (1517) y Cortés (1518). Durante los años siguientes, los españoles estimaron que Guerrero se dedicó a entrenar a los mayas para defender su territorio, pues cuando Francisco de Montejo, en mayo de 1527, cruza el Atlántico con 380 soldados en cuatro navíos, encontró serias dificultades para conquistar Yucatán. Combate a los conquistadores Montejo (padre e hijo) y a su capitán Dávila. Instruye a sus guerreros para que no teman a los caballos y armas de fuego, aconsejando siempre no dar tregua ni fiarse de los blancos, intentando salvar ese paraíso, hoy Parque Natural, de Champotón.
Y luego le preguntó por Gonzalo Guerrero, y dijo que estaba casado y tenía tres hijos, y que tenía labrada la Cara y horadadas las orejas y el bezo de abajo, y que era hombre de la mar, de Palos, y que los indios le tienen por esforzado; y que hacía poco más de un año que cuando vinieron a la punta de Cotoche* un capitán con tres navíos (parece ser que fueron cuando vinimos los de Francisco Hernández de Córdoba) que él fue inventor que nos diesen la guerra que nos dieron, y que vino él allí juntamente con un cacique de un gran pueblo. Bernal Díaz del Castillo: Historia Verdadera de la Conqusta de la Nueva España.
En julio de 1531, el capitán Dávila partió con una fuerza hacia el sitio que hoy es Chetumal, donde suponían que vivía Guerrero y existían minas de oro; sin embargo encontró un lugar en abandono y pese a que más adelante toma a algunos mayas prisioneros, lo engañan diciéndole que Gonzalo Guerrero había muerto de forma natural, por lo que Dávila remite informes a Montejo en Campeche sobre el supuesto fallecimiento. En realidad, muere en 1536 cuando se enfrentaba a las tropas del capitán Lorenzo de Godoy para ayudar, con cincuenta canoas, a Çiçumba, cacique de Ticamaya (Honduras), en el valle inferior del Río Ulúa.
Su agonía no fue muy prolongada. Una flecha de ballesta se clavó justo en su ombligo y le atravesó hasta el costado. Luego, ironías de la vida, un disparo de arcabuz remató al que fuera arcabucero. Sus hombres le sacaron del campo de batalla y le escondieron detrás de unas palmeras. Todos sabían que había llegado su hora, así que ninguno intentó extraerle la flecha por no aumentar su sufrimiento o acelerar su fin. Sólo pidió a sus más allegados que cuidaran de sus hijos y, al resto de sus hombres, más de un millar, que siguieran combatiendo. Pero el combate fue encarnizado. Tuvieron que replegarse y el cadáver de Guerrero quedó en campo enemigo. Algunos españoles afirmaron luego haberlo visto: tatuado y vestido como un indio, pero barbado como un cristiano. Durante la noche, algunos de sus hombres rescataron su cuerpo y como postrero homenaje, lo lanzaron al río Ulúa, para que la corriente le llevara hasta el Océano de donde vino.
El final de Gonzalo Guerrero en Puerto de Caballos, Honduras, queda relatado en la carta del Gobernador de Honduras, Andrés de Cerezeda, del día siguiente a la batalla, el 14 de agosto de 1536:
Y arcabuceros y otras personas combatiendo la entrada o salida del albarrada al río y en la proa de la canoa una pica de artillería, que con lo uno y lo otro hizo tanto daño a los indios hasta que ellos, de su voluntad, se vinieron a dar a la obidiencia y servicio de vuestra majestad. Dijo el cacique Cicimba como, antes que se diesen, con un tiro de arcabuz se había muerto un cristiano español que se llamaba Gonzalo Aroza que es el que andaba entre los indios en la provincia de Yucatán veinte años ha y más, que es éste el que dicen que destruyó al adelantado Montejo. Y como lo de allá se despobló de cristianos, vino a ayudar a los de acá con una flota de 50 canoas para matar a los que aquí estábamos antes de la venida del adelantado [...] Y andaba este español, que fue muerto defunto, labrado el cuerpo y en hábito de indio. Archivo General de Indias, Sevilla, Sección Gobierno, Audiencia de Guatemala, legajo nº 39, Remez nº 6
*Punta de Cotoche: leí que los indios llamaban a ese cabo "Con Escotoch, con Escotch", que significa "al capitán, al capitán", según cuenta Bernal; pues en las luchas de Cortés contra los indios de su primera ida al Yucatán, una forma de desbaratar a sus invasores castellanos era ir a por el capitán, para hacer quebrar toda la fuerza de sus soldados, sin el líder. Ésto, probablemente, fue idea de Gonzalo Guerrero.
Gonzalo Guerrero fue durante siglos un personaje maldito, un traidor, un renegado, un apóstata. El hombre que combatió a sus compatriotas, que renegó de su patria, de su cultura, de su sangre y, lo que era en la época muchísimo peor, abjuró de su fe y negó a Cristo. Entre una nebulosa mítica o legendaria, los cronistas, informados por Jerónimo de Aguilar, lo presentan como un ser extraño, raro e inquietante.
No olvidemos que Aguilar, probablemente subdiácono, ya establece en sus relatos una comparación de su proceder contrario al de Guerrero. Él se mantuvo, con gran esfuerzo, casto y fiel a su rey y a su Dios, en cambio Gonzalo Guerrero había caído en la tentación de tomar mujer, formar una familia, mezclar su sangre con la de sus captores. Fue eso lo que, según Aguilar, le perdió, llevándole, poco a poco, a abrazar la cultura y los dioses de su nueva familia. Tal vez de su única familia, o de la única familia que recordaba y amaba, después de tantos años de guerras y desventuras por medio mundo.
Las cosas cambiaron tras la independencia de México. Entonces, curiosamente, muchos mexicanos, algunos probablemente descendientes de conquistadores españoles y ahora libertadores, comenzaron a sentir una verdadera pasión por la cultura maya que combatieron sus antepasados. Y entre los mayas, un nombre que simbolizaba la lucha contra la potencia colonial e imperialista, que simbolizaba la lucha por la libertad: Gonzalo Guerrero.
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De lo que le pasó a Haine y Orazio, conocidos seguramente con otros nombres, nada se sabe; quizá murieron en las últimas luchas contra los españoles o tal vez salvaron la vida para vivir un tiempo de plenitud en sus nuevos territorios. Mientras tanto Gerónimo de Aguilar y Rui Feijoo viajaron con Hernán Cortés (el primero como intérprete) por innumerables parajes, encontraron muchos pueblos a los que llevaron "las cosas tocantes a la suya Santa Fe" y por fin, tras fundar ciudades y hacerse amigos de innumerables pueblos, entraron en la gran ciudad, Tenochtitlán, capital mexicana del gran Moctezuma II.
De lo que pasó a partir de ahí es ya otra historia*
::FIN::
*Os recomiendo la Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España. Bernal Díaz del Castillo.