Partida Rol por web

Cuando abres las puertas del comedor, aquel olor característico inunda tus fosas nasales. Vale, es verdad que es un olor nauseabundo de comida en mala estado y vómito de aquellos que se atreven a tragar demasiado de aquella bazofia pero… es la única comida que tenéis. El lugar está abarrotado y en las dos plataformas superiores puedes ver dos guardias armados que apenas prestan atención a lo que pasa abajo.

De pronto un grito llama tu atención, un alarido de dolor de un recluso que sujeta su mano izquierda con la derecha y puedes ver un tenedor clavado en ella. Uno a su lado se pone en pie claramente enfadado.

- ¡Maldito enano asqueroso, te vas a enterar! –

Entonces ves subido sobre la mesa a Mini Yo, con la bandeja en la mano para atizar al idiota que se le acerque. El problema es que aparte del que grita y el que le ha amenazado, hay tres tíos más rodeándole.

Hablar con la alcaide me ha dado hambre... bueno, también me da hambre cagar, así que lo mismo se puede considerar que ambas acciones son análogas... ah! no!, ahora recuerdo... casi todo me da hambre... dichosa ansiedad... y que la única forma de calmarla sea comer... o dar hostias, que también relaja, pero me da más hambre.

Guiado amablamente por los guardias, llego al comedor; no se diferencia en gran cosa a los comedores de otros trullos en que he estado metido; ¿la diferencia?, bueno, aquí estoy con alguna condena a perpetua más que otras veces (¿a quién se le ha ocurrido eso de condenar a 5 cadenas perpétuas? ¿como haces para empezar la segunda cuando terminas la primera?)... demasiado complicado. El caso es que me llega el olor normal de estos garitos; y como no, me ha dado hambre de nuevo. Por fortuna, las líneas del buffet están abiertas, así que podré pillarme algo.

Voy directo hacia los expositores de la comida, cuando veo el jaleo que se está montando... otra vez Mini-Yo liándola parda; si es que este chico es un terremoto. La gente le ve y se cree que porque es pequeñito es un blando. Le he visto hacer cosas que harían temblar al matón más duro, y qué narices, es el hijo (no tengo claro como) de su padre: la mala leche y el gusto por lo "maligno" le viene en la sangre.

... En fín, seré conciliador, no quiero perderme la comida... aunque por otra parte..., creo que puedo estirar un poco la situación de ser "uno de los juguetes" de la jefa... Bueno, seamos diplomáticos

-EH! ,¡PANDA GILIPOLLAS!  ¿no véis que sois pocos, joder?, que el canijo os va a joder como no le dejéis, ¡que ya se ha cargado a varios en el talego. que si tenéis suerte, sólo os arrancará los webos joder, y luego encima, su padre pagará para que maten lo que quede de vosotros!

... me voy acercando; estoy tranquilo... me da igual que sea una docena... soy Gordo Cabrón, todos saben quien soy, y todos deberían saber quien es el puto padre de mi compinche. Mini-Yo, un tipo de pocas -o menos- palabras, está enarbolando la bandeja y no conviene meterse en su radio de acción; tiende a ser violento.

-A ver, que debéis ser novatos... este pelón es el hijo postizo del Doctor Maligno, no se de donde salís para no saber quien es; si os metéis con uno, os metéis con el otro, y aunque está fuera, tiene gente aquí dentro que hará que terminéis como carne entre las patatas del papeo, vosotros mismos, que os estáis metiendo en un lío.

Llevo mucho tiempo en trenas; es mi territorio, no necesito siquiera usar la fuerza; estas piltrafillas deberían saberlo... ¿o no serán de alguna banda de estas nuevas de gente que están grillaos?; hago gestos con las manos para espantarlos. Quiero comer sin jaleos; no me apetece hacer una carga ahora mismo...

... porque a ver... el problema NO es que de guantazos... el problema es que como haga una carga contra alguien... es toda la masa de mi cuerpo serrano la que golpea y aplasta. Es eso de la energía cinética de no se qué que me contó el Doctor un día de resaca

Mini-Yo no habla, Mini-Yo actúa; mira a Gordo, y se le ve en los ojitos que la llegada del compinche le ha venido bien aunque tiene más mala leche que la mitad de la población reclusa.

Cuando te ven llegar, te fijas que los cuatro tíos con los que esta “jugando” Mini-yo no son conocidos, algunos novatos recién llegados que seguramente estén intentando hacerse un hueco en la prisión. El que parece el líder de los 4, un tiparraco de pelo largo, pero coronilla despejada, se gira hacia ti y te sonríe enseñando los pocos dientes (uno con funda de oro) que tiene y se planta frente a ti.

- ¿Y esta bola de grasa qué coño es? –

Al oírle decir eso en voz alta, ves que varios comensales, que ya te conocen, se apartan del lugar o giran la vista.

- Da igual quien sea su padre, seboso, aquí dentro no es más que una mierdecilla no muy alta y tu otra más grande. – Chasquea el dedo y sus compinches se aproximan a él. – Ahora date el piro si no quieres terminar mal. Este es nuestro territorio y ese… - Señala a Mini-Yo - … nuestro nuevo juguete ¿Algún problema? –

Los tres compinches se ponen al lado del que lleva la voz cantante.

"... panda de gilipollas... novatos y ya quieren morir el primer día... cada vez traen peor mierda"

Lanzo un vistazo hacia la zona de los guardias; para variar, parece que están más pendiente de un culebrón por la tele de lo que pase aquí... pues vale, mira tu que bien...; tampoco es que me importe demasiado que vean esto...

- A ver si sabéis sumar... soy un gordo, ME LLAMO GORDO, y esto es un puto comedor... y lo que tengo delante es comida, SOIS COMIDA

.. no necesito decir nada más; perdieron su primera oportunidad; o escapan o están jodidos hasta las orejas. Sin desviar la mirada de lo que tengo delante, aviso a Mini-Yo, que no es plan de que lo chafen

- Déjamelos a mi; necesito un nuevo cojín para plantar el culo
... Y me acerco a los cuatro atontaos;  ven que soy más grande, más seboso, más gordo, más cabrón de lo que parecía de lejos; y además, huelo a mierda. De hecho, de niño, me llamaban "la mierda que huele peor", pero me da igual, ni lo noto.

Aliviado por la presencia de Gordo, Mini-yo retrocede unos pasos (pasitos), sin soltar la bandeja; no es un luchador, es más, en ocasiones, ha sido un proyectil arrojadizo, pero teniendo de su lado a Gordo, respira tranquilo...

... pues nada, lástima no tener unas palomitas para ver como se quita de en medio a esos atontaos... parece que habrá cuatro nuevas putillas en la trena...

Al verte plantado frente a ellos, puedes ver como todos los secuaces se achantan y algunos dan marcha atrás sin perderte de vista. Su líder que ve esto empieza a reír.

- ¿En serio le tenéis miedo a esta mole de grasa? –

Se planta frente a ti y te mira desafiante.

- Puede que a estos mierdecillas puedas amedrentarles, pero no a mí. Soy Johnny “Montaña” capullo ¡Quédate con ello! –

Y velozmente, descarga un puñetazo sobre tu mandíbula. El impacto es fuerte pero tu enorme cantidad de grasa frena la mayor parte. El golpe sin embargo suena como si una locomotora chocara contra una pared y notas un extraño sabor metálico en la boca. Se te mueve un diente.

A pesar de su aparente éxito, puedes ver que abre muchos los ojos como si no entendiera que su mejor ataque no haya tenido más efecto que el que puede verse a simple vista, te ha jodido un diente.

Veo como los tres menos capullos se lo piensan y se abren en alicate ... el otro creo que tiene menos instinto de supervivencia que un chicle pegado en la acera... al menos, el luces este tiene la decencia de presentarse; no es que sirva de nada, pero así cuando me pregunten si maté a "Johnny Montaña capullo", sabré responder, si es que me acuerdo....

... sigo esperando...

-¡Ah, joder!, ¿pero ya me has atizado?, leche, que ni me había enterado; quería daros la oportunidad de dar la primera hostia, y yo aquí esperando como un pasmarote...  Anda,... creo que un diente de leche se me está moviendo un poco... bueno, joder, vamos a ir acabando esto porque tengo ganas de tirarme un pedo y no quiero que salga con sorpresa. Quédate quieto, "Johnny Montaña capullo", que joder, vaya mierda de nombre...

Mi mano abierta surca el aire buscando objetivo para el hostión; obviamente, se me escapa el pedo al hacerlo (presencia amedrentadora flatulenta)

3 de los 4 reculan... tener a Gordo como amigo es un seguro de vida que vale su peso en... en grasa; es difícil hacerle daño, sobre todo si das en blando; la capa de grasa tienda a dispersar el daño...

Me aparto tapándome con la bandeja e aluminio, cuando oigo nítidamente el peazo pedo que se ha marcado el colega; de un momento a otro, la fetidez inundará el lugar; como precaución, y porque le conozco, me tapo la nariz... esto se va a poner esquerosamente maloliente...

... de todas maneras, procuro buscar un lugar más protegido a nivel de suelo, bajo una mesa

Al echarte encima de aquel desgraciado puedes ver como toda esa bravuconería es sustituida por un rictus de terror. Pero ya es tarde, tu mano surca el aire y es acompañado de un fuerte olor que, al llegarle a tu objetivo, le ves arrugar la nariz y notas que ahoga una arcada.

- Blurp –

No llega a echar nada, de la hostia que le das y mareado como está, so cabeza se sacude y pierde el equilibrio cayendo cual saco de patatas contra la mesa contra la que se golpea. Intenta ponerse en pie, pero entre la hostia y el mareo producido por tu “olor”, le hacen volverse a caer.

Te dispones a rematar al desgraciado cuando notas una descarga eléctrica en la espalda que si bien no te hace caer, si tensa tus músculos y tu culo, ahogando un nuevo pedo que lucha por salir. Te esfuerzas por ver quien te ha atacado y la sonrisa de un sádico te recibe.

Siempre es divertido ver como estos desgraciados se matan entre si, pero por desgracia, debo hacer respetar las normas por lo que no me ha quedado más remedio que frenar al gordo.

- Tranquilos chicos. ¿No querrás perderte la carrera por estar en la celda de castigo? La jefa estaría muy decepcionada. – Me giro hacia mis hombres que están tras de mi – Llevad a esta mierdecilla a la enfermería. En cuanto a ti, te señala con la porra eléctrica – No te metas en líos, ¿Eh? –

Y sonriendo, me alejo de allí. Lo último que veo es a tres capullos que salen corriendo aterrados del lugar. Eso siempre sienta bien.

-¡Ah!, ¿pero no se podía? joder, que yo pensaba que sí, en serio; si total, tampoco se iba a notar mucho... Hala, y encima, el peazo cuesco que estaba saliendo, se ha asustado y se ha petido otra vez para dentro; pues nada, me voy a cagar

... con esas gratas palabras de alejo de MacTiernnan, haciendo caso inocentemente de su consejo, en lo de no meterme en lios y tal... pero, ¿que le voy a hacer yo si los líos vienen a meterse conmigo?... lo mismo es por ser gordo, no lo se. Mientras me alejo el dirección al cagadero, doy un recado a mi compinche...

-Mini-Yo, guarda sitio en una mesa, pero con caras conocidas cercas, ¿eh? no quiero más gilipollas como esos que no saben quien es quien, y tenemos un trabajo serio que hacer

Diligentemente, con esos pasitos tan graciosos que le caracterizan, Mini-Yo, aún con su bandeja de aluminio en mano, se dirije a una mesa cerca de otras en las que reclusos conocidos están a sus asuntos; a estas horas, el comedor es más parecido a un pub, pero con luces y sin alcohol; hay corrillos y conversaciones por todas partes; cuchicheos para oidos inquietos que saben quedarse quietos y dejar que los comentarios fluyan hacia sus oidos...

... pero siempre con pocas ganas de meterse en líos, así que espera tranquilamente la vuelta del compinche, que vendrá con cosa de 10 kilos menos en su cuerpo

De pronto varios guardias aparecen en la zona y se aproximan a cada uno de los corredores.

- Ha llegado el momento, si pueden acompañarnos… -

Y sin poder hacer o decir nada, os llevan hacia la localización de la primera carrera.