Partida Rol por web

Al ver la extraña estructura en un lugar tan remoto como esta jungla levanto una ceja. ¿Cómo es que había rastros tan obvios de civilización en un lugar tan alejado de todo? A menos que hubiese alguna raza inteligente viviendo en las cercanías.

Acaricié la cabeza de Abrazos para indicarle que se descuelgue de mis hombros un momento mientras me ponía a investigar la estructura, especialmente los escalones, para ver si había señales de que hayan sido usados recientemente, como huellas húmedas, o que la escalera estuviese abandonada hace tiempo, como podridumbre en la madera.

Los escalones parecen ser usados de vez en cuando, algunos de estos han sido reemplazados recientemente, y los mas viejos tienen arañazos por el uso, otros tienen algunos descorchones en las esquinas, pero no puede encontrar ninguno desatendido como para que la maleza lo echase a perder o la propia podredumbre; igualmente la madera parece de los arboles de la zona, debido a la resistencia a la humedad que exhibe.

Esto había sido usado hace poco. Me puse totalmente en guardia, sacando mi lanza y portándola para protegerme si hacía falta. Con eso, empecé a subir por los escalones, despacio y mirando siempre arriba, intentando descubrir qué era lo que esperaba al fondo de esta construcción, mientras le pedía a Abrazos que esté atento a todo. Podíamos estarnos metiendo en la boca del tigre.

Segun va subiendo los escalones Faundra tiene la sensación de que las escaleras conducen a algun lugar habitado, tal y como las vallas de los laterales se mantienen mas o menos cuidadas. Abrazos parece sisear, deteniendose inmediatamente y mirando a Faundra, para luego mirar mas adelante. Oculto entre la maleza y el marron de las maderas que hacen las veces de escalones hay un alambre, ciertamente oxidado, que cruza el camino que sube arriba, seguramente a modo de trampa.

¿Dónde me estoy metiendo? Pensé al ver lo que me marcaba mi compañero, mientras tragaba saliva. Con cada paso dudaba un poco más sobre si seguir subiendo era o no una buena idea. A lo mejor debería regrsar...

Finalmente decidí seguir hasta el final de las escaleras, esquivando la trampa, para poder ver qué tipo de construcción era esta, pero no adentrarme más hasta saber bien a lo que me estaba enfrentando.

La trampa parece estar unida a un tronco lleno de huesos clavados y afilados, situado entre la copa de dos arboles un poco mas arriba en el camino, sin duda alguna una trampa que podia haber sido mortal. Quien sabe si hay más arriba...Los peldaños a partir de aqui tuercen a la derecha, rodeando la colina llena de exhuberante vegetación, las marcas en los tablones se siguen viendo bastante a menudo.

Una vez más le pido a Abrazos que esté alerta a lo que pueda haber. No creía que esa fuese la única trampa del lugar.

Finalmente la escalera termina y ninguna trampa mas es avistada, los ultimos peldaños revelan un lugar mas llano y habitable, donde las plantas han sido limitadas con muros de piedra. Hay un edificio, sin duda llamando la atención pero aún asi en ligera armonia con el paisaje, las enredaderas pueblan sus columnas y tejado y de las ventanas, y de la puerta emanan unos canticos, al unisono, varias voces de apariencia femenina repiten las mismas palabras que Faundra no logra identificar, aún así, el cantico es atrayente; e indica civilizacion en un lugar como este.

Callada y aún desconfiada, empecé a acercarme lentamente por el exterior de la construcción, en dirección hacia alguna ventana, mientras miraba a los costados como un animal nervioso.

Una vez que estuve cerca del cristal, me asomé para ver qué era lo que había dentro, esperando ver el grupo de mujeres del coro, o al menos qué tan grande era el edificio por dentro.

La imagen que ve por la ventana del lugar es la de un templo de piedra clara, con varias mujeres formando un circulo alrededor de unos peldaños que conducen a una zona circular, de ritos seguramente. Las mujeres que rodean el circulo son grandes, musculosas en algunos casos y tan solo visten adornos ceremoniales; amuletos de colmillos de criaturas, algun brazal de metal precioso, alguna hombrera y algunas correas donde cuelgan algunos enseres. La caracteristica mas notable de una gran mayoria de ellas, que no llevan ropa interior alguna, es que tienen falos fláccidos, con testiculos, pero sus rasgos son marcadamente femeninos. Otras son mujeres normales, con tendencia a ser mas bajitas y menos musculosas, pero igualmente parecen ser guerreras en cierto modo.

En el centro de la sala se hallan dos mujeres completamente desnudas, una de ellas, casi vergonzosa y de piel oscura está de pie, con un enorme falo erecto mientras que la otra, rubia y de piel clara se dedica a satisfacer la hinchazon de dicho miembro, parece menos cohibida que su compañera y su sexo, femenino y con el vello pubico debidamente recortado, parece humedecerse por momentos. El cantico ahoga los sonidos provenientes de ambas, que parecen inmersas en ese extraño ritual.

Al ver la escena que se desarrollaba ante mi no pude sino echarme para atrás de sorpresa. Francamente esperaba de todo menos aquello. Con la cara roja de vergüenza por meterme en... lo que parecía una privada ceremonia religiosa, intenté ver todo lo que pude del salón, ignorando a las mujeres, para tener un poco más de información sobre ellas. Ídolos y cosas así que estuviesen a la vista, alguna imagen santa, o cualquier cosa que me indicase a quién le estaban rindiendo tributo de aquella manera.

También aproveché a fijarme cómo era la estructura por dentro. Si parecía tener más de alguna sala, si la puerta de esa habitación daba directamente afuera, si era un gran salón o una habitación pequeña... todas esas cosas. La verdad era que meramente era algo para saber sobre lo que tenía en frente, ya que, sinceramente, después de haber visto eso solo quería dejar aquellas mujeres en paz, y volver por donde vine maldiciendo mi curiosidad.

Esta parece ser la sala principal del templo, la entrada confluye en esta especie de circulo donde las amazonas, si una quiere llamarlas asi, realizan este extraño ritual. Hay cuatro ventanas, dos a cada lado, las cuales no tienen cristal ni ventanal alguno, simplemente dejan correr el aire de un lado al otro del templo. El templo carece de simbolos, lo mas simbolico son todos los cuerpos desnudos, rebosantes de juventud y sobre todo fertilidad; una de las mujeres que entonan canticos parece estar embarazada de algunos meses. A ambos lados del circulo, pegado a las paredes, hay unas escaleras que descienden, dando lugar a unas puertas dobles por las que se supone se llega a las dependencias del templo.

Repentinamente los canticos terminan, los gritos de placer de la mujer que esta de pie se intensifican y una espesa descarga de semen invade la boca de la otra mujer, que arrodillada parece tragar todo lo que puede casi con fervor religioso, hasta que se ve desbordada por la cantidad y parte de su rostro es bañado en el espeso liquido. Esto parece desatar algunas expresiones de jubilo entre las observantes, que sonrien satisfechas: -Bienvenidas al pueblo de las amazonas, ahora ya sois guerreras del pueblo.- Dice la mujer preñada, bajita, de curvas generosas y ciertamente de caderas anchas, asi como sus muslos; la viva imagen de la fertilidad. Las demas no tardan en romper el circulo, no para marcharse, si no para unirse a las jovenes del centro. Unas se besan con delicadeza, otras buscan la calidez de los brazos de sus hermanas, y otras se enfrascan en un lujuria desatada, llenando el templo de gemidos de gozo; no siempre las mujeres se emparejan con aquellas que tienen un miembro masculino, parece que aqui dan poca importancia a que o quien es la persona, deben estar acostumbradas a desatar su lujuria con quien sea. Las que estaban inicialmente en el circulo se sientan, abrazadas la una a la otra durante un largo rato, susurrandose al oido algo.

Una vez que pasó eso decidí que ya era suficiente. Al parecer estaban en medio de un rito de iniciación y no quería entrometerme más. Guardé mi lanza y, todavía avergonzada por lo que había presenciado, empecé a enfilar de nuevo hacia la escalera. —No vamos a hablar de esto nunca, ¿ok? — Le susurré a Abrazos mientras ponía el pie en el primer escalón, recordando que al final había una trampa, y fijándome de no pisarla.

Tenía que seguir investigando la selva, cautelosamente. No podía ignorar que había una tribu de guerreras viviendo en el lugar, por lo que probablemente las tendría de vecinas si quería quedarme a vivir aquí, lo cual podría llegar a ser peligroso. Miré al cielo pensando en ello, intentando calcular la hora, pensando en si ya tendría que buscar algún lugar para dormir y hacer mi refugio o seguir con el reconocimiento de la región.

Al girarse y encaminarse hacia las escaleras, Faundra coincide con una mujer de piel oscura que sube por las mismas, lleva al hombro leña atada, y en la otra mano una lanza. Viste un sostén de piel y un sencillo taparrabos, que no hace mucho por ocultar el bulto que hay bajo este, dando a entender que debe ser una amazona "bendecida" con miembro al igual que algunas de las que habia en el templo. En su rostro se dibuja una amplia sonrisa al ver a la elfa:- Dame una sola razón para no dar la voz de alarma, orejas picudas...-Dice dejando la leña en uno de los peldaños de las escaleras, agarrando firmemente la lanza.

Al encontrarme con la amazona alzo las manos, sorprendida. — ¡Cálmate! ¡No vengo a pelear! — Digo mientras doy un paso atrás. —Solamente estaba explorando la jungla y me encontré con este lugar, ya me estaba yendo. — Me expliqué, intentando que la guerrera no se enoje. Creía que podía escapar de ella con mis propios métodos, probablemente, pero no quería toda una tribu de mujeres enojadas tras de mi. Además, el que me haya dado tiempo a explicarme denotaba que, cuanto menos, era considerada a entrar en razón.

-Bueno, si no has venido a pelear entonces podemos saltarnos esa parte...¿Por que no vienes a mi choza y te enseño alguna costumbre de nuestro pueblo?.-Dice de manera sugerente, sus manos dejan a un lado la lanza y se mueven revelando sus generosos pechos, y lo mas importante de todo, el taparrabos es descartado para dejar ver que hay debajo, una prenda femenina que hace poco por cubrir un falo de piel oscura, venoso y que según la mujer va tocandolo, parece endurecerse:- Nunca he tenido la oportunidad de yacer con una duendecilla como tú, ¿que te parece la idea?, nos lo pasamos bien y tu te vas de aquí sin que nadie se entere.- Se chupa el dedo indice, pasando este por el frenillo de su falo, haciendo que el liquido preseminal salga por la punta del cada vez mas duro miembro:-Si no, tendré que detenerte, y como eres una intrusa todas mis hermanas tendrán derecho a probar tu carne...Tú eliges.

Me quedé en silencio unos segundos, sin saber bien qué decir. —Eh... jeje... me siento... agraciada. — Contesté, intentando sacarme la imagen de la cabeza. —Pero tengo que rechazar la oferta. — Dije mientras empezaba a conjurar mis poderes otorgados por la naturaleza, haciendo que un montón de plantas se acerquen al lugar, enredando los pies de la guerrera mientras crecían.

Miré al costado un segundo. La ladera era escarpada, pero era mi mejor opción, por lo que tomé carrera y salté una vez terminado el conjuro, intentando agarrarme de algún árbol que crezca lo suficientemente cerca para empezar a bajar trepando por allí. —Espero que tarde en alertar a las demás. — Recé-.