Partida Rol por web

La ciudad en el bosque de Foresta Verde quedaba ya atrás, pero...¿a donde se habia dirigido Namu?, la tierra era extensa, y mucha de ella inexplorada para cualquier Kitsune, bosques, montañas, praderas...quien sabe que podia contener cada región de Desiria, y que parte de esta seria peligrosa y cual no...Pero desde luego si queria huir de su gente, debia tomar una decisión rapida. Muy rapida.

¡Finalmente libre! Bueno, libre.. libre.. Namu veía el perfil de Foresta Verde por el rabillo del ojo y sabía que aun no era del todo libre. Sorteando las patrullas que pudieran sorprenderla, la kitsune se movió con agilidad por los senderos familiares hasta que llegó un momento en el que ya no fuera así. Decidió dirigirse hacia el sureste, sabía que, según contaban los kitsune más viajados, el bosque terminaba para abrirse paso una enorme pradera. Sin haber visto nunca nada parecido, a Namu le pareció una buena ruta, así que se echó al camino.. o al sendero.. o al bosque.. lo que sea.

El viaje es entre un monton de arboles que estan ahora en su mas bella etapa, todo el bosque es verde y lleno de vida. Al caer la noche Namu se da cuenta de por que llaman a este lugar el bosque de los fuegos. Hay luces que flotan entre el ramaje, iluminando el camino a veces, escapando de los pasos de los viajeros en la noche para perderse tras gruesos troncos, si uno presta mucha atención a estos, es facil perderse, pero Namu lleva toda la vida por este lugar y conoce estos secretos senderos...La noche cae y tras un largo camino a sus espaldas se siente ligeramente cansada, pero sobre todo hambrienta.

El primer percance llegó con el anochecer, un acuciante dolor de estómago que le anunciaba que estaba hambrienta. El cansancio también había anidado en sus piernas, no iba a poder mantener el ritmo indefinidamente. Ya de camino empezó a buscar algo apetecible de comer, estaba tan perdida..

Namu encuentra varias piñas tiradas por los suelos de las que puede sacar piñones, pero mas importante es el arbusto de bayas que encuentra. Ya los conoce, de vez en cuando se usan en alguna comida de su pueblo y no se tarda mucho en recolectarlos. Tambien encontró un refugio improvisado en el bosque, unas ramas habian sido atadas juntas a modo de cama y descansaban sobre algunas piedras y muchas hojas; habia un pequeño techo hecho de ramas de pino, pero las hojas se habian secado y se habian caido, dejando solo las ramas en un esqueleto de techo movible.

Namu zorrajeó con éxito, pero no por ello lo encontró fácil. A la kitsune la empresa de salir a ver mundo se le empezaba a poner cuesta arriba, pero por tozuda no la iba a ganar ni dios, o dioses. Por suerte se conocía bastante bien los bosques circundantes a Foresta Verde, piñones y bayas iban a darle fuerzas para continuar y el premio gordo llegaba con el refugio prefabricado que encontró.

Bueno, quizá era una birria y estaba en grave situación de abandono, pero la sonrisa de Namu fue amplia como si hubiera encontrado chocolate. Adecuó un poco el refugio y comió un poco, esperaba pasar una noche agradable y proseguir al amanecer.

El dia siguiente la despierta con un suave chispeo en su rostro, el cielo esta nublado y el ambiente huele a tierra húmeda; quizá era mala idea viajar hoy...O podia intentarlo, al fin y al cabo solo chispeaba.

El chispear le dio los buenos días, Namu arrugó la nariz sin saber que hacer. Pero decidida a seguir alejándose de su hogar, se arriesgó a seguir adelante. Los árboles le servirían de paraguas de la lluvia, esperaba, y prosiguió el camino y, claro, rezando para que la lluvia no fuera a más..

Namu avanza por la foresta, pero su camino se ve entorpecido por la furiosa lluvia que cae sobre la tierra, el viento azota las gotas haciendo que ni si quiera las ramas de los arboles eviten que la Kitsune se acabe empapando hasta las orejas...Era verano, y aunque la temperatura es agradable, ahora mismo estar calada hasta los huesos podia significar coger un buen resfriado y viajando sola no era la mejor de las ideas.

Sorprendida finalmente por la tormenta, Namu trató de buscar refugio para esperar que esta se detuviera. Notaba como la lluvia había dado buena cuenta de ella, amenazando con un posible catarro que en ese momento era bienvenido. Divagó sobre la posibilidad de volver atrás, pero se impuso la tozudez de la kitsune ante el razonable pensamiento de que viajar sola no era buena idea.

La hechicera trató de buscar algún lugar a cubierto para evitar verse más tiempo expuesta. 

El camino entre los arboles y el poco resguardo que dan ante una fuerte lluvia la lleva a una choza oculta entre la maleza y algunas rocas, es una choza no muy alta pero si bien construida, redonda, seguramente para una o como mucho dos personas. La entrada parece estar al otro lado de por donde viene Namu y de la punta del techo parece salir un humillo. El olor a comida haciendose, concretamente algo de carne, parece bastante notable...Sea lo que sea lo que hay dentro está asandose algo para comer mas tarde.

Namu no supo qué fue lo primero que le llamó la atención, si la posibilidad de tener un sitio donde esconderse de la lluvia o el agradable aroma a carne asada que hizo que sus tripas rugieran cabreadas. Dedujo que se trataba una mezcla de ambas, pero con sumo cuidado se deslizó para ver lo que había dentro antes de llamar.

¿Ho.. hola? Llueve mucho.. estoy buscando refugio.. dijo con la voz temblorosa, manipuladoramente temblorosa. ¿Le importaría que me cobijara aquí..?

Cuando Namu introduce la cabeza en esa pequeña cabaña una mano la agarra de la pechera por sorpresa, la mirada de una mujer de un extraño tono de piel con multiples escarficicaciones en esta es lo que ve antes de sentir la presión de una daga situada en su costado:-¿Quien eres tú, que haces en mi cabaña?.-Dice con un acento que arrastra las vocales un poco mas de lo habitual:-Yo no doy refugio, ¡vete, vete!.-Dice con una mirada hostil y amenazadora.

La sorpresa hizo que se quedara un poco paralizada por el susto, Namu miró de soslayo a la mujer que apuntalaba una daga sobre su piel y tragó saliva temiendo lo peor.

Está bien.. está bien.. nada de refugios.. nada de refugios.. dijo accediendo a las exigencias de la mujer. Me iré.. me iré.. estaba un poco enfurruñada, volver a la tormenta mientras esa mujer estaba cómodamente cobijada bajo la cabaña. Si me sueltas..

Quizá podía añadir un poco de magia al asunto, pero teniendo la daga en las costillas, mejor no hacerse la heroína.

-A menos que...Tu...eres guapa. Me gustan guapas. ¿Si?.- Una sonrisa se dibuja en el extraño rostro de la mujer, los dientes descolocados y algo amarillentos indicando una vida no muy llena de lujos:- Yo comparto el refugio si tu haces un favor, un favor...Bueno.- La daga en las costillas de Namu va perdiendo presión mientras la mano que la agarra de la pechera se adapta para sutilmente buscar los pechos de Namu, encontrando el derecho primero, oprimiendolo con ganas, unos dedos amarillentos coronados por uñas duras buscando el pezón.