— ... Bueno, eso fue raro —comentó el elfo nada más llegar a la mesa, mirando a Meda de soslayo, aunque acabó por encogerse de hombros y se acercó a sus otros dos compañeros, cubriéndose los labios con la palma de su mano derecha—. Resulta que el hombre con quien nos habéis visto hablar es el Bann, y nos ha dado un permiso para acercarnos a un tal pozo, donde han estado sucediendo las desapariciones y esas cosas —movió un poco la mano de un lado a otro, restándole importancia—. Ahora que ya hemos saciado nuestro apetito, lo mejor será intentar ganarnos algunas monedas, ¿no creéis? —preguntó.
La pelirroja asintió en silencio a las palabras del tuerto. Lo cierto es que había sido surrealista a su entender.
No se sentó en la mesa cuando se reunieron de nuevo con Sube y Caleb, sino que se cruzó de brazos y aguardó a que Garland los informara de lo que tenían pensado hacer.
Sin embargo, añadió algo más: —Es el pozo ese milagroso o cómo se llame— masculló la enana, antes de fruncir el ceño y amasarse la barba —Garland, ¿puedes conseguir alguna cuerda o algo? Seguro que tendremos que meternos en ese sitio.
Luego miró a Sune y a Caleb.
—¿Qué? ¿queréis apuntaros o no?— preguntó con su habitual falta de tacto.
NOS VAMOS AL ENCUENTRO DOS.
ESTE LO DOY POR TERMINADO.
Entré con Sune y nos volvimos a sentar en la mesa que ocupábamos antes. Habíamos tenido suerte de que nadie la ocupara en nuestra ausencia. La enana y el elfo estaban sentados en otra mesa, hablando con un tipo que les hacía entrega de algún documento. Al rato volvieron y Garland nos comentó quién era el tipo en cuestión y que les había dado un permiso para investigar un pozo milagroso, que era donde al parecer empezaron las desapariciones.
-"Sí, claro que nos apuntamos. ¿Verdad Sune?" Dije en voz baja.
Dejo aquí un post para cerrar mi escena.