Y así fue como Bertrand, el Azul, logró escapar de la Abadía de Puente Galeon y prácticamente no tuvo que mentir, ni ocultar datos, esconderse, asesinar a sus amigos o jugar tan sucio como sólo sabría hacerlo un buen Abad.
Bertrand, Oderlof y Muadril se embarcaron en una aventura increíble, llena de peligros y desafíos, aunque no la contaremos, hoy pues esa es otra historia...
- ¿FIN? -