Partida Rol por web

Muy encantada con las palabras de Ilya, por debajo de la mesa la joven cogió la mano de aquel pelirrojo y lo miró a los ojos sonriendo. Sólo que su compañero Mykola se había puesto a jugar con la bebida y media cocina se entusiasmó por ello, cuestión que de alguna manera, incomodó un poco a la joven de cabellos dorados. Ella conocía ese camino por los hombres que frecuentaban a su madre y los que debía quitarse de encima para que no le toquen un pelo, así que agradeció de corazón que avisaran sobre el lugar para descansar. 

Así que conforme con ello se incorporó, era un buen momento para conciliar el sueño y pensar en algún plan efectivo para resolver lo de la noche. 

—Muchas gracias, Señor—dijo sonriendo—. Sigo sus pasos. 

Tras el comentario que le había dirigido a la joven Inha, esta agarró la mano de Ilya bajo la mesa. El pelirrojo no se lo esperaba, no por falta de costumbre, obviamente, sino porque el lugar estaba más concurrido de lo que hubiera deseado para una manifestación de ese tipo. En otros parajes más solitarios, Ilya habría considerado ese gesto como una señal para avanzar en el cortejo, pero en aquella situación simplemente respondió apretando la mano de la joven delicadamente y devolviéndole la sonrisa.

Fue entonces cuando Mykola Ivanovich comenzó con aquel espectáculo bochornoso. Por supuesto, a Borotkin no le desagradaban las francachelas, pero incluso estas debían tener un grado de distinción y estilo. Aquello no era más que una pocilga de chanchos rumiantes.

—No son más que salvajes —dijo entre dientes—. Serían capaces de beberse el mejor borgoña como si fuera un vaso del vodka más ruin.

Cuando vio que Inha se levantaba con ánimo de ir a descansar, Ilya hizo lo mismo y, de nuevo, ofreció su brazo a la joven para acompañarla en el camino hacia el pajar, donde deberían pensar algún plan con el resto de compañeros...

Mykola acabó enganchado a Yure y llevado a casa de Tsibuila- ¿¿peroooooooooo.....y la fieshta???- dijo moviéndose, buscando a su compañero de francachelas, Koslak.

No recordaba mucho, se sentía cansado después de la noche con la bruja y ahora, después de unos buenos tragos de vodka, aún así se dió cuenta de que las voces y el alboroto habían sido cambiados por el silencio, escuchó cómo atrancaban la puerta con maderos.

Sus compañeros y él se quedaron en una especie de cuadra, con paja por todas partes, la voz imponente del cosaco se escuchó desde fuera.

Cita:

Jajajajajajaj, ¿y tú...hip hip...¿no vas a venir? hip hip- dijo Mykola con tremendo hipo.Yo...yo- dijo golpeándose el pecho- soy másssssssssss listo que todos vosotros, sisi- se reía solo- incluso borracho, soy más listo- se dejó caer en el suelo sonriendo.

Bahhhh...cobarde- juntó un buen puñado de paja y se tumbó, quedándose dormido a los pocos minutos. Sus profundos ronquidos eran testimonio de ello.

Era mejor mantener el vodka que había conseguido birlar lejos de la vista de Mykola. Algo me decía, que había llegado a ese punto en el que había bebido lo suficiente para no tener suficiente. Y esa noche lo necesitábamos sobrio, aunque no creía que a esas alturas eso ya fuera posible.

- Tenemos que rodear el ataúd con sal. Incluso mientras aún duerma, echaría sal en su boca... - dije sin estar muy seguro de esto último- Rociaré el cuerpo con... - dije tocando la botella bajo mi ropa, pero sin sacarla y sin nombrar su contenido- y le prenderemos fuego. Hay que acabar con esa criatura antes de que acabe con nosotros.

Dicho esto me dejé caer en la paja. No fue hasta que dejé que mis músculos se relajaran que me di cuenta de lo cansado que estaba. Mis ojos empezaron a cerrarse por voluntad propia.