- Al perdernos seguramente hubo momentos en los que nos orientamos hacia Kiev, de modo que a pesar de haber caminado tanto, mucho de ese camino pudo ser volviendo sobre nuestros pasos- afirmé.- Ciertamente, debemos irnos de aquí. No podemos hacer nada por ella, salvo expiar su muerte a manos de los lugareños cuando nos culpen de matarla. Vamos, a estas alturas Jomá debe haberse cagado en los pantalones. Le dejamos a solas con la cabeza del cosaco.
Dicho esto, me encaminé de nuevo hacia la casa acompañando a Mykola
La cabeza se quedó en la casa ;). Esperemos que Jomá haya cuidado de ella.
Ufff error mío Yure, pensé que la llevabas contigo.
Máster y jugadores, omitamos la parte en que Mykola hace referencia a la cabeza del cosaco.
Sorry
Horrorizada por la muerte de aquella bruja, Inha escuchó los ladridos de los perros que resultaron muy perturbadores desde la mirada de aquella joven. Pero no sólo era esto, sino que se veían en la distancia esas cúpulas doradas quizás como un mero referente de donde se encontraban realmente. Ya todo estaba más que dicho, algunos iban por el cosaco en el frasco y ella se mantuvo al lado de Ilya para no dejarlo solo.
—Tenemos que irnos, en cuanto regresen con la cabeza nos vamos, si.
Mientras Ilya se aproximaba a auxiliar a la joven, varios de sus compañeros se arrojaron hacia él para impedírselo. Sin embargo, mientras todavía estaban en esas, la joven expiró. Ilya abrió sus ojos desorbitadamente, espantado por aquello. ¿Había sido él responsable de la muerte de la joven? Todos sus compañeros estaban convencidos de que era una bruja, pero en la cabeza de Ilya lo que había ocurrido era más bien que una joven había sido poseída, convertida en una vieja por Satanás y, después, había muerto.
Ilya se desembarazó suavemente de las manos de sus compañeros, se agachó sobre la joven fallecida y le hizo un signo de la cruz en la frente con el pulgar.
—Dios la tenga en su paz —dijo consternado.
Pero, mientras decía eso, se empezaron a escuchar gritos y ladridos, y sus compañeros empezaron a decir que estaban cerca de Kiev. Mykola Ivanovich y Kovalenko expresaron su deseo de marcharse y hablaron de la cabeza de un cosaco. Aunque todo aquello (Kiev, la cabeza del cosaco) carecía de sentido, Ilya estaba tan atribulado por lo recién presenciado que ni siquiera le prestó atención. Sólo miraba con ojos perdidos a la recién fallecida. Se puso en pie y vio que Ivanovich y Kovalenko se marchaban, mientras Inha se quedaba a su lado y le decía unas palabras ininteligibles. ¿Irse adónde? ¿Por qué debían tener miedo de manifestar lo ocurrido ante un tribunal? Sí, posiblemente no les creyeran, pero ¿iban realmente a dejar abandonado el cadáver de esa muchacha? Además, Ilya se sentía culpable por el destino de la fallecida. La tribulación que invadía a Borotkin hacía que no pudiera moverse del sitio.
Intenté preguntar de nuevo por el asunto de la testa perdida pero mis compañeros ya desandaban camino. Tampoco parecía algo inaudito ir a buscar una cabeza dada la intrincada maraña que nos había enredado ya. Cogí un pedrusco y lo lancé al lago enfurecido. Todo mi sistema de creencias demolido en un instante y la muerte acariciándonos la nuca. Miré el remolino del agua mientras la piedra se hundía. Yo también estaba hundido... hundir... lago...
No quería admitir lo que era necesario hacer, pero me reprendí a mí mismo. La razón me había fallado una vez, mas había sido mi sostén el resto del tiempo. Fui hacia los arbustos y vacié con enorme pena mi morral de muestras de plantas con distintas partes de ejemplares singulares. Sobrevivir importaba más.
Lo rellené con cada roca o piedrecilla que pude encontrar, no era un mal peso y esperé que sirviese. "Me va a matar" pensaba sin cesar mirando a Borotkin de reojo. Parecía francamente devastado. Me acerqué a él y le cogí la barbilla con suavidad:
-Hermano, ya está hecho. Los vivos te necesitan más ahora. -Susurré guiando su cara con delicadeza hacia Inha. "Mírala, por favor, concéntrate en ella", imploré en mis adentros.
Me acerqué al cuerpo de la muchacha y le pasé el asa del morral por la cabeza, anudándolo ceñido al cuello. Luego con esfuerzo la hice rodar de vuelta al lago. "¡Vamos, húndete!"
Pues... era lo único que se me ocurría xD. Supongo que gasto un punto de superación al poner en juego mi morral de botánico, con lo que me quedo en 4.
Mykola Ivanovich y Kovalenko volvieron corriendo a la casa, pero no había casa. Solo había una gran llanura de pastos verdes que empezaba a iluminarse con la luz del alba, toda una estampa bucólica propia de un cuadro. Pero no había rastro de la casa, ni de la cabeza del cosaco, ni de Jomá.
Por otro lado, a la orilla del rio, Ilya terminaba de despedirse de la muchacha/bruja ante la atónita mirada de Inha. Entonces Fiódor recurrió a su morral, el cual lleno de piedras, y con el cual sujeto a la muchacha para luego arrojarla al rio.
Los últimos mechones de pelo de la joven comenzaban a desaparecer en la profundidad del rio cuando un grupo de cosacos apareció con una jauría de perro. Los hombres estaban a medio vestir y decían que habían oído gritos de una mujer en apuros. Por eso, se habían levantado de la cama y habían salido al campo apresuradamente, sin beber ni siquiera un vaso de vodka para desayunar. Tenían la mirada fija en Inha, la única mujer del grupo, y quien podía estar pidiendo ayuda.
Mykola y Kovalenko no hay casa ni rastro de ella, y veis la escena desde lejos, aunque podéis intervenir en cualquier momento.
Supongo que gasto un punto de superación al poner en juego mi morral de botánico, con lo que me quedo en 4.
Correcto. Ya le vais pillando el truco al sistema.
Aquella mujer fue lanzada al río y de repente se encontraba la joven con unas miradas desconocidas mientras el gruñido de los perros alertaban sus sentidos. Claramente tenía que actuar un poco, al menos para no convertirse en los criminales de un asesinato a orillas del río.
Lo bueno es que ya Inha tenía cara de horror, por la desaparición de la casa, por la bruja convertida en una bella mujer y el cosaco en el frasco. Esa parte no tenía necesidad de fingir porque era genuino.
—Señores, señores... Perdonen si los he asustado, es que comencé a escuchar voces y la presencia de una anciana se interpuso en nuestro camino—dijo en un tono asustadizo—. Y me cogió del brazo, incluso me quiso tirar al río... Pero esa mujer no está y no sé si es que he imaginado todo. No sé dónde tengo la cabeza...
Todo había desaparecido. Todo. La casa, el bosque... sólo había un prado que la noche anterior estaba ocupado por la maldita casa de la bruja. Sentía que la cordura me abandonaba. ¿Cómo era posible?
- Mykola, ¿ ves lo mismo que yo? es decir... nada. ¿ Y Jomá?
Busqué en el suelo por si veía huellas o alguna señal del camino que Jomá hubiera podido tomar.
He marcado sólo a Mykola, porque creo que estamos a cierta distancia de los demás ¿ correcto?
Todo pasó muy rápido. Fiódor agarró a la joven difunta y la arrojó al río e Ilya vio cómo se hundía. Apenas había desaparecido la joven hundida, cuando un grupo de cosacos aparecieron preguntando por gritos femeninos de auxilio. Inha salió al paso con una peculiar historia. ¿Se creerían aquello los cosacos? Ilya se recompuso y decidió que debía tratar de ayudar al grupo.
—Muy estimados señores. Somos un grupo de seminaristas que nos dirigimos al sur tras el final del curso académico. Sin embargo, la oscuridad nos atrapó durante nuestro camino y extraviamos la buena senda. Bien sabe todo buen cristiano que la noche es el refugio de Satanás y, como bien testimonia esta joven, hemos sido víctimas de sus asechanzas. Ahora, sin embargo, con la salida del sol, los malos espíritus han desaparecido y tenemos la suerte de contar con la ayuda de ustedes para volver a recuperar nuestra senda. Les suplicamos que tengan a bien darnos auxilio en esta mala hora que hemos atravesado.
Motivo: Pico de oro
Tirada: 5d6
Resultado: 2, 4, 1, 1, 4 (Suma: 12)
Hago tirada de interacción sumando el rasgo «pico de oro».
4+1+1= 6
Se separó de sus amigos y de la posible reprimenda de los cosacos- seguro que saben cómo apaciguar a esos salvajes-pensó Ivanovich-cuando baje la temperatura volveré con ellos- se dijo a si mismo.
Mykola se quedó de piedra, sintió que las piernas no le respondían- la casa y todo lo que había en ella, no estaba, se había esfumado- de golpe, cayó en el suelo de culo.
Yure llegó por detrás y dijo:
Cita:
El músico le miró perplejo-no existe, no hay nada...no entiendo qué está pasando aquí- le contestó cogiéndose con las manos la cabeza.
Huellas, debe de haber algo...la casa puede haber desaparecido pero seguro que el gordinflón trató de escapar -intentó consolarse con ello mientras observaba alrededor.
Empezó a ponerse nervioso porque no había nada que indicara que allí había habido una casa.
Si no encontramos nada, volveremos con las manos vacías y de seguro, que los cosacos no creerán nuestra versión- le dijo a Yure mientras daba vueltas en círculos.
Debía haberle ayudado...no dejarlo solo allá adentro. Joder, joder, joder- susurraba mientras buscaba.
Motivo: Cognición
Tirada: 3d6
Dificultad: 5+
Resultado: 5(+1)=6, 4(+1)=5, 4(+1)=5 (Suma: 16)
Exitos: 3
Yure, te marco también, perdón, siempre me cuesta seguir el posteo diario los fines de semana.
Máster, hago una tirada de COGNICIÓN -atento a los detalles- por si hubiera alguna pista o rastro dejado por la casa o Jomá, que pudiera ayudarnos a encontrarle.
Buscas y rebuscas en la pradera iluminada por la tenue luz del amanecer sin encontrar nada. Es como si la casa nunca hubiera estado ahí. La llevar tiene el aspecto de haber crecido salvaje durante semanas. Todo indica que en ese prado nunca hubo una casa, y entre más buscas, mas te cercioras de que nunca hubo una casa.
Tampoco hay rastro de Jomá por ninguna parte.
Si, cuando queráis os unís al resto del grupo.
Tranquila señorita, todo a pasado. Las luces del día alejan los espíritus de la noche. Dijo el cosaco poniendo voz dulce, o todo lo dulce que puede poner la voz un hombre acostumbrado a beber dos litros de aguardiente al día. Cerca de los ríos siempre ocurren extraños sucesos.
Todos los cosacos parecían mas interesados en el bienestar de Inha que en el parloteo de Ilya, o en el mutismo de Fiodor. Incluso algún cosaco le ofreció un trago de su cantimplora a la muchacha para que templara el ánimo. Cantimplora que no ofrecieron al resto de seminaristas. No esta bien que una muchacha ande sola por estos caminos cerca del rio, venir a nuestra aldea, comer y descansar un poco antes de seguir el camino. Luego miro con desgana al resto de seminarista. Bueno, vosotros también podéis venir. Siempre hay sitio en el granero.
Ultimo post antes de cerrar capítulo.
Los cosacos no hicieron el menor caso de las palabras de Ilya, ni tampoco de su presencia, sino que se concentraron en la joven Inha, cuya historia —afortunadamente— dieron por buena. Cuando los cosacos hicieron al fin la invitación extensiva a todos los seminaristas, Ilya enarcó las cejas. Todavía no se sacaba de la cabeza a la joven ¿bruja? cuyo cuerpo ya había encontrado la paz bajo las profundidades del arroyo. ¿Habría ocurrido realmente aquello? ¿Estaban realmente cerca de Kiev de nuevo, tanto camino habían desandado? Ilya tenía ganas de seguir caminando al sur sin más detenciones, llegar a ver la cara de su añoso y ridículo padre, pero el cansancio y el hambre de su cuerpo se lo habrían impedido de haberlo intentado, así que aceptó la invitación de los cosacos. Respondió escuetamente, pues ya se daba cuenta de que su pico de oro iba a tener poco efecto en aquellos brutos.
—Bien, gracias, señores. Sí, aceptamos la invitación...
—Bien, gracias, señores. Sí, aceptamos la invitación...
Es lo que alcanzo a oír al llegar de vuelta al margen del río.
- Ya estamos de vuelta. No hemos encontrado... eso que habías perdido- digo a Ilya intentando disimular delante de los cosacos.- ¿ Invitación?- pregunto
Toda mi adrenalina se había desvanecido como el cuerpo de la joven sepultado en las aguas. Mi mente parecía un desagüe que succionase ideas y emociones por igual, la debilidad se instalaba perentoria en cada uno de mis huesos y no me sentía capaz de articular reflexiones coherentes. Era un espectro intentando moverse entre algodón... atrapado en un alud tan suave como pesado... impenetrable... podría tumbarme allí, en el suelo. El suelo era tangible y sólido, el suelo me sostendría y se ocuparía de mí... solo...
Me pasé con esfuerzo una mano trémula por el rostro tratando de reenfocar la realidad y suspiré profundísimamente como si con ello pudiese librarme de parte de la carga que asolaba mi espíritu. Cabeceé hacia el grupo en un gesto de conformidad y agradecimiento que probablemente no llegasen a advertir, dado que rodeaban a la joven Inha como lobos al venado.
Di buena cuenta de un reconstituyente trago de vino y conseguí el ánimo suficiente para acercarme a Kovalenko.
-¿Y Brut? ¿Está bien? -Murmuré ansioso.
—Muchas gracias, Caballeros. Son de buen corazón.
Y no dijo más, simplemente estaba fingiendo un poco aunque el desconcierto por lo de recién no se lo quitaba nadie. Lo bueno es que había colado su historia, si bien era muy tirada de los pelos, al ser una mujer desamparada t con esa expresión de sufrida, cual dama en apuros, desata el afán de los caballeros en ayudarla.
—Los acompañamos.