Partida Rol por web

Siguieron a la niña hasta adentro del bosque, entraron en una cabaña medio derruida, aquel lugar le resultaba familiar-hay algo malo en esta casa- mientras andaba por ella, buscando algo que le llamara la atención, sintió que esa cabaña era la casa de la bruja, dónde Jomá se perdió para siempre.

¡Jomá!, gordo idiota, ¿dónde estás?- gritó esperando encontrarle.

Buscaba por las habitaciones y nada de nada- está todo derruido- pensó el músico.

La niñita parecía ser la más dispuesta a ayudarlos en ese lugar. Les contó algo sobre la bruja y los condujo por el bosque hasta una vieja casa en ruinas. Ilya puso muy poco interés en la casa y, de pronto, pensó que este era el momento de huir: el centurión y sus pistolas estaban lejos y no podrían alcanzarle ahora. Mientras calculaba por dónde sería mejor marcharse, sin embargo, se dio cuenta de que aquel lugar le era familiar... ¡Sí, era la casa de la vieja bruja, la primera noche! Ilya se quedó paralizado y su plan de escaparse se le vino físicamente abajo, pues aquella revelación lo dejó sumido en una especie de parálisis momentánea, mientras miraba el lugar en busca de algo que pudiera servir de ayuda.

Sin embargo, el estado de casi parálisis en el que estaba le impidió ver nada más allá de las viejas maderas y las plantas que devoraban la casa.

Fue sin dudas la que más tarde emprendió su marcha tras los pasos de sus compañeros, aquella niña era la clave para encontrar la forma de terminar con la bruja. Ya había escuchado lo del bosque y un objeto, no era una joven que creía demasiado en todas esas cosas, pero tampoco es que sobraban opciones. 

Por ello los siguió y en cuanto llegó al lugar abandonado comenzó a revisar lo poco que se podía, tal vez en medio de las ruinas estaba escondido lo que puede dar por finalizado aquel tormento horrible. Inha ya se encontraba muy cansada, no iba a aguantar demasiado un tercer día tan alocado. 

Nadia se quedó esperando mientras buscabais en las antiguas ruinas calcinadas. Todo estaba lleno de malas hierbas y zarzas, pero un claro entre la vegetación llamo la atención de Yure e Inha. Era un círculo perfecto de apenas un metro de diámetro donde no había crecido nada. La tierra tenía un aspecto normal sin signos de haber sido quemada o maltratada de alguna forma que impidiese crecer a las hierbas. ¿Qué podía haber pasado?

Movidos por la curiosidad comenzáis a escarbar con las manos desnudas en el centro del círculo. Después de retirar un palmo de tierra encuentras un pequeño bulto. Es un hatillo de lino blanco con manchas parduzcas y fuertemente atado, mide algo más de un palmo de largo. ¿Qué será?

Al extraer el pequeño hatillo del hueco empezáis a sufrir migrañas, son oleadas que se repiten durante varios segundos. Al principio son molestos dolores de cabeza que duran apenas unos segundos, pero empiezan a ganar en intensidad y duración, pasando a fuertes dolores que os obligan a cerrar los ojos y tumbaros en el suelo.

Durante uno de estos dolores caes en un profundo trance, tu cabeza se sume en un pozo de oscuridad. Voces inconexas atormentan tus oídos, hasta que una se alza por encima del resto, es la voz de la bruja.

¿Quién anda ahí? No, no es posible. El patio está lleno de gente y todos los rincones de la casa están ocupados. No me queda sitio donde se puedan meter, y al ser los seis tan grandes podrían derrumbarme la casa. Además sé que todos los colegiales son unos borrachos y no quiero recibir a esa clase de gente. De modo que ¡fuera de aquí!

Antes de que puedas contestas o reaccionar a las palabras de la bruja, mientras sigues cayendo por el largo pozo, otra escena te alcanza borrando la anterior.

La hija del centurión caminando por el bosque con la cara iluminada por la felicidad.  En el bosque, en un claro, se encuentra con un joven y paupérrimo pastor. La cara del pastor es borrosa y no la reconoces pero por su atuendo deduces que es alguien muy pobre. La hija del centurión y el pastor se funden en un intenso abrazo mientras se cubre de besos y caricias.

La caída continúa por el largo pozo lleno de oscuridad.

Ahora percibes gritos en la casa del centurión. Son los gritos del propio centurión contra su hija obligándola a no ver nunca más al paupérrimo pastor. La cara de la niña se llena de lágrimas mientras el padre grita que mandara al pastor a tierras lejanas y que nunca lo volverá a ver.  En la escena percibes algo más, no hay solo dos personas, dentro del cuerpo de la hija del centurión hay algo más. ¡La hija del centurión está embarazada¡  Es una idea que asalta tu cabeza, no sabes el origen de la idea pero sabes que cierta, la hija del centurión esta embarazada y su padre no lo sabe.

La hija corre por el bosque hacia la granja, hacia esta misma granja. Hay una gran angustia en ella. Al llegar hay una gran figura oscura en el centro del patio, es muy alta y con unos largos parpados que llegan hasta el suelo. Hay conversaciones entre la figura oscura y la hija del centurión, y un trato. El trato se firmara con dolor, sangre  y muerte.

La hija del centurión con la cara llena de lágrimas secas entierra a su hijo nonato en el centro de la granja como último punto del trato. “Enterrar un alma pura y libre del pecado en un lugar no consagrado y maldito para que el alma pura nunca pueda descansar en paz.”

Durante uno de estos dolores caes en un profundo trance, tu cabeza se sume en un pozo de oscuridad. Voces inconexas atormentan tus oídos, hasta que una se alza por encima del resto, es la voz de la bruja.

¿Quién anda ahí? No, no es posible. El patio está lleno de gente y todos los rincones de la casa están ocupados. No me queda sitio donde se puedan meter, y al ser los seis tan grandes podrían derrumbarme la casa. Además sé que todos los colegiales son unos borrachos y no quiero recibir a esa clase de gente. De modo que ¡fuera de aquí!

Antes de que puedas contestas o reaccionar a las palabras de la bruja, mientras sigues cayendo por el largo pozo, otra escena te alcanza borrando la anterior.

La hija del centurión caminando por el bosque con la cara iluminada por la felicidad.  En el bosque, en un claro, se encuentra con un joven y paupérrimo pastor. La cara del pastor es borrosa y no la reconoces pero por su atuendo deduces que es alguien muy pobre. La hija del centurión y el pastor se funden en un intenso abrazo mientras se cubre de besos y caricias.

La caída continúa por el largo pozo lleno de oscuridad.

Ahora percibes gritos en la casa del centurión. Son los gritos del propio centurión contra su hija obligándola a no ver nunca más al paupérrimo pastor. La cara de la niña se llena de lágrimas mientras el padre grita que mandara al pastor a tierras lejanas y que nunca lo volverá a ver.  En la escena percibes algo más, no hay solo dos personas, dentro del cuerpo de la hija del centurión hay algo más. ¡La hija del centurión está embarazada¡  Es una idea que asalta tu cabeza, no sabes el origen de la idea pero sabes que cierta, la hija del centurión esta embarazada y su padre no lo sabe.

La hija corre por el bosque hacia la granja, hacia esta misma granja. Hay una gran angustia en ella. Al llegar hay una gran figura oscura en el centro del patio, es muy alta y con unos largos parpados que llegan hasta el suelo. Hay conversaciones entre la figura oscura y la hija del centurión, y un trato. El trato se firmara con dolor, sangre  y muerte.

La hija del centurión con la cara llena de lágrimas secas entierra a su hijo nonato en el centro de la granja como último punto del trato. “Enterrar un alma pura y libre del pecado en un lugar no consagrado y maldito para que el alma pura nunca pueda descansar en paz.”

Durante uno de estos dolores caes en un profundo trance, tu cabeza se sume en un pozo de oscuridad. Voces inconexas atormentan tus oídos, hasta que una se alza por encima del resto, es la voz de la bruja.

¿Quién anda ahí? No, no es posible. El patio está lleno de gente y todos los rincones de la casa están ocupados. No me queda sitio donde se puedan meter, y al ser los seis tan grandes podrían derrumbarme la casa. Además sé que todos los colegiales son unos borrachos y no quiero recibir a esa clase de gente. De modo que ¡fuera de aquí!

Antes de que puedas contestas o reaccionar a las palabras de la bruja, mientras sigues cayendo por el largo pozo, otra escena te alcanza borrando la anterior.

La hija del centurión caminando por el bosque con la cara iluminada por la felicidad.  En el bosque, en un claro, se encuentra con un joven y paupérrimo pastor. La cara del pastor es borrosa y no la reconoces pero por su atuendo deduces que es alguien muy pobre. La hija del centurión y el pastor se funden en un intenso abrazo mientras se cubre de besos y caricias.

La caída continúa por el largo pozo lleno de oscuridad.

Ahora percibes gritos en la casa del centurión. Son los gritos del propio centurión contra su hija obligándola a no ver nunca más al paupérrimo pastor. La cara de la niña se llena de lágrimas mientras el padre grita que mandara al pastor a tierras lejanas y que nunca lo volverá a ver.  En la escena percibes algo más, no hay solo dos personas, dentro del cuerpo de la hija del centurión hay algo más. ¡La hija del centurión está embarazada¡  Es una idea que asalta tu cabeza, no sabes el origen de la idea pero sabes que cierta, la hija del centurión esta embarazada y su padre no lo sabe.

La hija corre por el bosque hacia la granja, hacia esta misma granja. Hay una gran angustia en ella. Al llegar hay una gran figura oscura en el centro del patio, es muy alta y con unos largos parpados que llegan hasta el suelo. Hay conversaciones entre la figura oscura y la hija del centurión, y un trato. El trato se firmara con dolor, sangre  y muerte.

La hija del centurión con la cara llena de lágrimas secas entierra a su hijo nonato en el centro de la granja como último punto del trato. “Enterrar un alma pura y libre del pecado en un lugar no consagrado y maldito para que el alma pura nunca pueda descansar en paz.”

Durante uno de estos dolores caes en un profundo trance, tu cabeza se sume en un pozo de oscuridad. Voces inconexas atormentan tus oídos, hasta que una se alza por encima del resto, es la voz de la bruja.

¿Quién anda ahí? No, no es posible. El patio está lleno de gente y todos los rincones de la casa están ocupados. No me queda sitio donde se puedan meter, y al ser los seis tan grandes podrían derrumbarme la casa. Además sé que todos los colegiales son unos borrachos y no quiero recibir a esa clase de gente. De modo que ¡fuera de aquí!

Antes de que puedas contestas o reaccionar a las palabras de la bruja, mientras sigues cayendo por el largo pozo, otra escena te alcanza borrando la anterior.

La hija del centurión caminando por el bosque con la cara iluminada por la felicidad.  En el bosque, en un claro, se encuentra con un joven y paupérrimo pastor. La cara del pastor es borrosa y no la reconoces pero por su atuendo deduces que es alguien muy pobre. La hija del centurión y el pastor se funden en un intenso abrazo mientras se cubre de besos y caricias.

La caída continúa por el largo pozo lleno de oscuridad.

Ahora percibes gritos en la casa del centurión. Son los gritos del propio centurión contra su hija obligándola a no ver nunca más al paupérrimo pastor. La cara de la niña se llena de lágrimas mientras el padre grita que mandara al pastor a tierras lejanas y que nunca lo volverá a ver.  En la escena percibes algo más, no hay solo dos personas, dentro del cuerpo de la hija del centurión hay algo más. ¡La hija del centurión está embarazada¡  Es una idea que asalta tu cabeza, no sabes el origen de la idea pero sabes que cierta, la hija del centurión esta embarazada y su padre no lo sabe.

La hija corre por el bosque hacia la granja, hacia esta misma granja. Hay una gran angustia en ella. Al llegar hay una gran figura oscura en el centro del patio, es muy alta y con unos largos parpados que llegan hasta el suelo. Hay conversaciones entre la figura oscura y la hija del centurión, y un trato. El trato se firmara con dolor, sangre  y muerte.

La hija del centurión con la cara llena de lágrimas secas entierra a su hijo nonato en el centro de la granja como último punto del trato. “Enterrar un alma pura y libre del pecado en un lugar no consagrado y maldito para que el alma pura nunca pueda descansar en paz.”

Estáis tumbados en la hierba de la granja, Nadia os agita uno por uno. ¡Despertar! ¡DESPERTAR! ¡Ya es casi de noche, tenéis que volver a la iglesia! ¿Cuánto tiempo habíais estado dormidos? Ciertamente falta poco para el anochecer el cielo comienza a ponerse anaranjado y las sobras de comienzan a alargarse.

Mykola se levantó como un resorte, sudado, en las afueras de la casa- ahora sé qué le pasó a la bruja- murmuró mientras bostezaba.

Cita:

- gritó Nadia.

El músico miró hacia el cielo- es cierto, joder- un escalofrío le recorrió la espalda...debían volver a la Iglesia.

Se levantó con dificultad y buscó a sus compañeros, cuando estuvieron todos juntos, les contó aquello que había visto en sueños.

La hija del centurión conocía a un pobre pastor, estaban enamorados y se juntaban en el bosque. El centurión al enterarse de aquello, castigó a su hija y exilió al pastor lejos de aquí- Mykola tomó aire mientras hablaba, todavía le costaba encontrar las palabras, tras aquella turbadora visión.

La hija estaba embarazada del pastor. LLorando de rabia, se adentró en el bosque y vino a esta casa, en el centro de ella forjó un pacto con un ser malvado, las cejas de este monstruo caían hasta el suelo- sus manos empezaron a temblar al recordar a ese ser- y entonces...forjaron un vínculo. La vida de su hijo neonato a cambio de los poderes que tiene ahora. Ese niño está enterrado en la casa, en el lugar dónde no crece la hierba. El ser maligno quería el alma de un inocente...- dijo tomando una bocanada de aire.

Ese niño está maldito...maldito por su madre.- sentenció Mykola.

¿ De qué manera podremos utilizar esta información para vencer a la bruja? - preguntó a sus compañeros.

Ilya despertó dificultosamente de aquella pesadilla. Cuando escuchó la voz de Nadia, no sabía si todavía estaba en el sueño o si había despertado. Se incorporó hasta quedar sentado en el suelo y permaneció por unos segundos en ese estado, mientras miraba las rojizas nubes en el cielo, indicativas del atardecer.

Fue la voz de Mykola lo que terminó de sacarlo de su letargo. Miró al hombre y después vio a Inha y Yure. Escuchó las palabras frenéticas de Mykola.

—Creo que hemos soñado lo mismo, Mykola.

Después guardó unos segundos de silencio, aún meditativo por lo que había visto y escuchado en el sueño. Buscó con la mirada el hatillo de lino blanco, que no debía ser otra cosa que los restos del nonato, pero Ilya no se atrevió a acercarse de nuevo a aquel bulto, temeroso por su contenido. Cuando Mykola preguntó cómo usar la información, Ilya se levantó del suelo y respondió, mientras miraba el hatillo:

—Debemos dar sagrado entierro a esta criatura, con las plegarias apropiadas y en camposanto. Sólo así podrá descansar en paz el alma pura y, quizá, con ello también la hija del centurión.

Cojamos ese saco y demosle sagrada sepultura en la Iglesia, ¿qué hay más sagrado que una Iglesia?- preguntó Mykola esperando, no ser él, quién se llevara aquello.

No sabía la razón, sólo despertó estando recostada en el suelo tardíamente. Todo lo que había vivido en cuestión de segundos fue demasiado fuerte e intenso, no sólo fue el intenso dolor de cabeza que la acechó al principio sino aquel sueño tan esclarecedor que reveló el pasado de la hija del Centurión. Ya con todo aquello en la mente, se incorporó aún muy adolorida a nivel mental y escuchó lo que sus compañeros estaban diciendo. Habían tenido la misma experiencia. 

—Yo también vi lo mismo y concuerdo con ustedes, es la única manera para romper aquel pacto que hizo aquella mujer.

Pudo comprender y sentir la tristeza de la joven, en parte vio a su madre con esos dolores del corazón y como los caminos se torcieron en su vida por no ser correspondida o por el mismo destino que arrebató lo más bonito por una razón. El amor tenía estas cuestiones dolorosas a veces, algo que a Inha siempre le dio miedo y por ello es que no se lo había entregado a nadie. Todo esto la movilizó interiormente, más de lo que hubiera imaginado siquiera. 

Otro asunto, la joven no desterraría a la criatura así que ni siquiera se ofreció y esperó a los caballeros que la acompañan para hacer la labor. 

Cuando desperté, todos mis compañeros ya andaban discutiendo qué había que hacer. 

Había que enterrar al hijo de la bruja en terreno sagrado. 

- Nadia... ¿ tenéis cementerio en el pueblo?-pregunté a la niña

Si conseguíamos enterrarlo antes de que el sol se ocultara del todo, posiblemente no hubiera necesidad de pasar otra noche con la bruja.

Nadia permanecía con los ojos como platos después de escuchar la triste historia de la hija del centurión, finalmente rompió a lloran entre sollozos y llantos. ¿Llora por el niño nonato o por la triste historia de la bruja? A la pregunta de Yure solo pudo contestar con voz entre cortada. La iglesia…. La iglesia es donde… donde se entierra. Recordáis haber visto un pequeño cementerio cerca de la iglesia con cruces ortodoxas de 3 travesaños. Podrían enterrar el cuerpo nonato en el cementerio, pero como decía Mykola. ¿Qué hay más sagrado que una Iglesia?

Nadia consiguió serenarse. ¡Vamos, rápido! Seguro que Doroch ya está buscándoos. Seguro que el Centurion está pensado que habéis huido, y ahora esta pide a grito en cielo que entreguen vuestras cabezas en una bandeja de plata. ¡Vamos, no es momento para dormir o llorar! Dijo con los ojos rojos por las lágrimas.

Sin permitirte dar más explicaciones Nadia tiro de nuevo de Yure, levantándolo prácticamente a pulso del suelo y arrastrándolo por el camino de regreso al pueblo.  A pesar del brusco tirón de la niña, Yure consigue meter el feto amortajado dentro de uno de los amplios bolsillos de tu túnica.