Las explosiones y los gritos se fueron sucediendo, cada vez más fuerte, cada vez más cerca; a la carrera tropezándose y tumbando vegetación con tal de alcanzar cuanto antes el infierno en vida que era el poblado costero de Nendis, ahora faro que indicaba hacia dónde debían acudir las fuerzas de Lady Vashj.
- ¡No hay tiempo que perder! -gruñó la jadeante figura de Illidan Tempestira- ¡Adelante!
Poco acostumbrados a deslizarse sobre tierra las nagas apuraban el ritmo, sus escamas resecas del esfuerzo acometido y sus aletas abanicando con fuerza para refrescarles. Había heridas a la vista e incluso flechas erizando sus cuerpos. Un mirmidón especialmente vocero que alentaba al resto a continuar sin desfallecer se vio obligago a arrojarse al suelo cuando la selva a su espalda cobró vida, al levantar la cabeza una figura sombría se abalanzó sobre él para fijar una mano enguantada bajo sus agallas y con un arma extraña cercenarle la cabeza.
Varias flechas por parte de Lady Vashj dispersaron aquella proyección asesina sólo para dejar a la vista lo próximas que se encontraban las figuras en inmediata persecución. La señora de Colmillo Torcido volvió al instante a la carrera y con ella la última de las nagas alcanzó el claro en llamas que había sido Nendis.
Un druida sumido en sollozos y alaridos esporádicos se aferraba a un cadáver devorado por el fuego, un círculo mágico había quedado improntado sobre el suelo calcinándolo con runas inidentificables y todos los edificios crepitaban al irse consumiendo.
Con premura el elfo cornudo y alado subió a bordo del barco menos afectado por aquel incendio y el ejército naga que lo acompañaba lo empujó, alejándolo de la costa mientras los pocos a bordo se esforzaban por recobrar el aliento. No sin un gran resquemor Illidan Tempestira miró atrás para ver a su cazadora, frustrada por no poder continuar con aquella persecución pues un enorme naga y sus secuaces le cortaban el paso.
- Llegas tarde, vigilantita. El maestro ya ha puesto rumbo a hacia costas lejanas. Sin embargo, quería agradecerte la hospitalidad que le ofreciste durante su encarcelamiento- declaró Crisillar el Maremoto apretando músculo y haciendo chascar su cuadrada mandíbula- Nos rogó que os pagáramos... En especie.
Lady Vashj sonrió pues, aunque dudaba que su campeón fuese a salir victorioso de un combate que su maestro deseaba evitar, no le quedaba duda alguna que le supondría un serio problema al igual que se lo supuso a la hueste de Simazul.
- ¿Hacia dónde, Lord Illidan?
- Hacia el Este, a la Tumba de Sargeras...
--- FIN ---