Partida Rol por web

A la vuelta encontraron a Daarken ya sentado en una mesa junto a la barra echándole cuentas a un buen plato de guiso de guiso de pollo y una jarra de cerveza, el tabernero se encontraba a su lado dándole conversación. Apenas llegásteis a su altura el tabernero, zanjó la conversación con Daarken y se dirigió directamente a Vivial. - Su nombre es Vivial, ¿verdad? tenéis ya una habitación reservada. - Se apartó un poco y señaló a Daarken. - ¿Este hombre os acompaña? Dice que le invitas. - Esperó vuestra respuesta y lanzó una mirada furtiva a la barra donde ya empezaban a acumularse algunos clientes. - Si necesitáis cualquier cosa, pedidla ya. - Apremió.

Pensó en las palabras de Jareth y si, tal y como él lo había planteado, era tan evidente que era una maga a pesar de sus túnicas. No era algo que la avergonzara pero sí le daría vueltas a lo largo de aquella noche y puede que haría algo al respecto.

- Gracias. Ahora, si me disculpa, me gustaría descansar. Que pase buena noche y el Hacedor vele sus sueños.- Un cordial y sincero agradecimiento por el consejo hacia el mercenario, sus últimas palabras antes de dirigirse hacia el tabernero. Una vez llegó le sonrió con una afable sonrisa cansada, soltando el aire acumulado en los pulmones mientras asentía con la cabeza al escuchar su nombre, pero alzando una ceja extrañada por la cuenta.- No sé de qué me habla. No le conozco, lo siento.

Estaba deseando irse a la habitación e intentar conciliar el suelo, descansar y emprender mañana la misión que le habían encomendado. Pensó en cenar algo pero tenía el estómago cerrado por los nervios y el lugar, posiblemente sería dinero derrochado para no probar bocado después.

- Si es tan amable, me gustaría saber cuál es mi habitación – Se colocó de nuevo la capucha sobre el cabello, esta vez más a modo de cubierta que de ocultación, dejando visible el rostro y caminando, no sin antes agradecer y despedirse de los comensales, hacia la dirección que le dijeran.

Daarken no pudo evitar escuchar la conversación de Vivial con el tabernero, y mas después de que este le dijera que no le serviría más hasta que alguien respondiera por el, sin mucha demora se levantó de la mesa, no iba a dejar esta oportunidad de comida y bebida gratis así como así, así que se dirigió directamente a por Jareth y con un simple movimiento de muñeca sacó la carta que le entregaron de uno de sus bolsillos.

-Uy maguita, no te vas a dormir antes de que sueltes unas cuantas monedas para mi.

-Perdona, en la carta pone, y cito textualmente: " Puede ser una misión compleja así que sería recomendable que no vayas solo, busca al menos otro mercenario, confiamos en tu criterio. " Pues bien, yo soy ese otro mercenario en el que confió con su malísimo criterio y si seguimos leyendo mas abajo pone: " El círculo correrá con los gastos de alimentación y estancia de todos vosotros." Lo cual indica queee.....- Alargo la palabra mientras hacia movimientos exagerados con sus brazos esperando que la maga contestara, pero antes de que pudiera hacerlo ya prosiguió el. -Queeee tu vas a pagar toooooodo eso y un par de cervezas más aparte de una habitación cálida para mi, a no ser que quieras compartir una conmigo...

A veces los actos y expresiones de Daarken eran mas propios de un bufón que de un mercenario, al contrario de lo que reflejaba el rostro de la maga, el del elfo expresaba mas euforia y diversión, la pelea y el buen comer de después le habían animado tras los días de penuria que sufrió junto a Jareth pasando mas hambre que otra cosa.

Daarken mostró un pergamino con el sello del círculo y con una elegante caligrafía que Vivial reconoció de inmediato, había sido escrito por el mismo Primer Encantador Irving:

Saludos Jareth,

En el último contrato tuviste un comportamiento ejemplar, por lo que el Círculo de Magos vuelve a precisar de tus servicios.

En el territorio de Colinas Southron, un pueblo llamado Vintiver esta sufriendo la desaparición de aldeanos y ganado, se desconocen los motivos, pero los aldeanos culpan a los elfos dalishanos.
Sospechamos que pueda ser algún apóstata o semejante, tenemos que investigarlo así que enviaremos a uno de nuestros magos allí. Pero no tenemos templarios en activo que puedan acompañarle, por lo que nos hemos visto obligados a contactar contigo. Puede ser una misión compleja así que sería recomendable que no vayas solo, busca al menos otro mercenario, confiamos en tu criterio.

Cuando todo haya sido resuelto, la recompensa la pagará Tarl Dale, el guarda de la aldea. El círculo correrá con los gastos de alimentación y estancia de todos vosotros. Si quieres aceptar la misión, tendrás que reunirte con nuestro mago en la Taberna del Noble Roído para partir de inmediato.

Primer Encantador Irving.

 

Recompensa: 100 m.o. en total

- Tampoco abuses, Daarken.- Replico débilmente.- Que nos han contratado para protegerla, no para aprovecharnos.

Lo digo por lo bajini porque en otro momento me habría pedido una jarra de cerveza más grande que mi cabeza. Pero Vivial hace que me dé vergüenza comportarme como un pordiosero, cuando puedo comportarme como un profesional. Quiero decir, cuando no haya otro remedio, pues tendré que ser como soy, pero mientras... Intentaré comportarme.

- Señorita Vivial. Eh... Quizá debería que... Bueno, que me deje investigar su cuarto, por si acaso. Y dormiré en la habitación contigua, con la cama en la pared que compartamos. Cualquier cosa y me da un golpe en la pared, que ya entraré cagando lech... velozmente, con la espada para defenderos.

Incómoda por la insistencia del elfo ante invitarle a la comida, se dispuso a echarle una reprimenda cuando vio la carta, extrañada que Irving hubiera mandado otra misiva sin que le hubiera puesto al corriente. Pensando que podía ser un vil bulo, se colocó a su lado para comprobar tanto la caligrafía como el sello.

- ¿Me permite? – Si lo concedía, cogió la carta y la examinó de cerca, leyendo con detenimiento aunque percatándose que, principalmente, iba dirigida a Jareth. Miró al elfo y luego el contenido. ¿Irá con nosotros? Dobló la carta y se la entregó de nuevo a su dueño.- Disculpe mis modales, desconocía que vendría con nosotros.- Ignoró el comentario sobre compartir habitación, aunque el leve rubor fue suficiente respuesta visible. Creo que tendré que acostumbrarme a sus inoportunos comentarios.

Ante la aparición de Jareth, quién pareció controlar a su amigo su sonrisa se ensanchó, agradecida por su intervención y de acuerdo con sus palabras.

- Por favor, llámeme Vivial.- Acostumbrada a la formalidad del círculo, la frescura y el ambiente que desprendían era algo vitalizante aunque sólo pudiera verlo desde la otra línea, la cual prefería no cruzar por el momento.- Gracias por ofrecerse, es muy atento.- ¿Podría haber peligro? La última vez que pisó aquellas calles no las recordaba tan peligrosas, aunque mucho había llovido desde entonces y todo había cambiado demasiado. Prefirió esperar junto a Daarken mientras Jareth se encargaba de revisar la habitación, manteniendo una cordial conversación.- ¿Llevan mucho viajando juntos?

- Con permiso...

Entro en la habitación de la señorita Vivial, e investigo las ventanas, para ver si se abren sin hacer ruidos (lo que permitiría que se colara un visitante indeseado), miro debajo de la cama (por si el visitante indeseado se ha venido antes de tiempo), compruebo las esquinas y recovecos de la habitación. Hago un repaso rutinario por la habitación, sin demorarme mucho, que la señorita quiere dormir.

-Lo que hacen un buen par de tetas, como se empequeñece Jareth ante la maga, yo diría que incluso le llama la atención de una forma un tanto especial...

La cordialidad y seriedad de Jareth solo conseguía una risa retenida en el elfo, aunque poco podía aguantar con unas cervezas encima, lo único que quería escuchar era un "¡si, yo te invito mi elfudo amigo!"  y enganchar una nueva cerveza, los formalismos le repateaban, y este dúo fantástico no paraba con ellos.

-Los golpes en la pared que este quiere escuchar no son precisamente los de la maga tocando suavemente contra ella...

Jareth subió a la habitación para asegurarse que no había espíritus ni hombres diminutos esperandola, entonces la voz de Vivial formulo una frase en forma de pregunta de lo MÁS interesante para él.

-¿Que si llevo mucho tiempo viajando con él? Perdone, creo que es demasiado pronto para esa pregunta y no tenemos tanta confianza, seguramente nuestra intimidad se verá incrementada durante nuestra travesía y podré contestar a esas y a otras muchas preguntas, si vos me disculpa, deseo humedecer los labios con el fino sabor de la cebada.

No aguantaba más conversaciones banales que no le divertían, excusarse en plan sarcástico al usar sus mismas formas le pareció la mejor salida,y tras una reverencia ante la manga se dispuso a marchar a por esa cerveza que tanto deseaba, mañana seria otro día, mucho más agotador y con mucho menos alcohol que el de hoy. Seguramente pasaría la noche durmiendo al raso en algún sitio que no sabría explicar ni como llego a él.

Jareth no encontró nada alarmante en la habitación de Vivial, era una pequeña habitación con una sola cama y una mesilla con una vela a su lado, la ventana  no cerraba del todo, por lo que producía un continuo traqueteo por la acción del viento. No habían empezado la misión así que no había nada que temer en principio, pero Jareth trató de demostrar su profesionalidad después del lamentable espectáculo con el que se encontró la maga al llegar a la taberna.

Una vez revisadas las habitaciones todos se fueron a dormir, cada uno a su habitación y Daarken solo Hacedor podría saberlo, ni él mismo hubiera sido capaz de recordarlo. Sin embargo al día siguiente al bajar de las habitaciones le encontraron esperándoles abajo, con un buen plato como desayuno, no iba a renunciar a una buena comida a cuenta de otros por quedarse dormido.

Vivial tras el aviso de Jareth sobre su indumentaria ese día eligió una ropa de viaje oscura mucho más discreta, nunca pasaría por una campesina, pero si tal vez por una mercenaria como sus compañeros. Bueno, como una mercenaria a secas.

Los 3 partieron al amanecer, hacía un día estupendo para comenzar una buena aventura en la peor compañía.

FIN DE ESCENA