Partida Rol por web

Escucho sus palabras y permanezco con un rostro absolutamente inescrutable mientras espera antes de decidir si nos facilita el vehículo. En mi cara no es capaz de leerse ninguna expresión y no hay sentimiento ni pensamiento alguno que se asome en mi semblante.

Luego pregunto con tono de duda:

- "¿Puente de Prometio? Si realmente está tan protegido, debe haber otra manera de entrar. Entramos a este distrito por unas alcantarillas... ¿no habrá algo así para entrar en Fabrica?"

Después de que me contesta, me pongo de pie de un salto y me pongo mi casco, escondiendo mi rostro y mostrando la fiera y temible expresión de un casco de combate de una servoarmadura de Astartes. Le hablo por última vez antes de retirarme:

- "Agradezco su ayuda, Lord Gobernador. Tomaremos el vehículo y lo utilizaremos como estimemos conveniente aun signifique su destrucción. Los líderes del Adeptus Astartes le compensarán por su vehículo si lo estiman apropiado al momento de llegar a Avalos. De otra manera, su gratificación será haber servido al Emperador y a la salvación de su pueblo de las garras tiránidas. Con eso debería bastarle."

Comienzo a dirigir mis pasos hacía la parte trasera, donde se supone que debe estar el vehículo para tomar y partir así directamente hacía el Distrito Fabrica a acabar con esto de una vez por todas.

Y agradezca que se lo hayamos pedido, y no nos hayamos limitado a cogerlo sin más... -le faltó añadir a Lucian

El hombre se quedó pensativo unos instantes, como si se esforzase en recordar algo:

— Sagaz intervención —dijo, tal vez sorprendido por el hecho de que un Marine Espacial supiera hacer algo más que romper cosas—. Sí, ahora que lo dicen sí. Como pueden suponer, el Distrito Fabrica tiene un desagüe general al que previamente vierten los anteriores. No puedo darles detalles al respecto porque los desconozco, pero es de esperar que lo que salga de allí sea, no ya insano y repugnante, si no altamente peligroso... La industria, el progreso... ya saben.

Mientras decía estas palabras se acercó a un enorme cuadro enmarcado que tenía al fondo, en un recodo. Era una representación, con ciertas licencias artísticas, de la ciudad de Lordsholm. Señaló un punto con su mano enguantada:

— Si mal no recuerdo debería estar por aquí —dijo, señalando un punto cercano a la bahía*, opuesto casi al vuestro—, aunque no se me ocurre cómo van a llegar hasta allá si no es a través del puente... Ahora que lo pienso, la inquisidora debió intentar entrar por ahí también, porque no puedo concebir que fuese tan terca de intentar entrar por el puente. ¡Quién sabe, lo mismo sí!

Volvió la mirada y el tono más serios:

— Y diganme. Supongamos que entran. Supongamos que se las apañan para hacerse con medio ejército rebelde y el Emperador sabe qué bestias alienígenas. ¿Qué harían? ¿Van a ocuparse ustedes cuatro de exterminar cada tiránido?

Me detengo en mi paso, me giro y le respondo al noble:

- "Entonces lloverá fuego cuando los refuerzos del Adeptus Astartes lleguen para purificar este mundo de la presencia Xeno."

Entonces vuelvo a girarme y sigo caminando, esta vez con información que puede sernos muy útil.

Dado que el propio líder de escuadra deicidó ser aún más críptico en su respuesta que el propio Lord Gobernador tan sólo instantes antes, Sepheran se contuvo de responder él mismo lo que pensaba.

Además, aunque destrozar centenares de tiránidos sería realmente divertido, no debía olvidar que estaba allí por deber, no por ocio. Debían acabar con el xeno que impedía la comunicación astropática para que pudieran solicitar refuerzos de una vez.

No sabía que el Hermano Lucian pudiera ser irónico  comentó sonriente mientras se alejaba...

Al escuchar las palabras del devastador Skold añade una nota mental - Parece que los ángeles sangrientos tienen cierto sentido del humor, no necesariamente asociado con la matanza - Estas notas mentales eran un recurso que Skold había aprendido a utilizar para componer posteriores chanzas y comentarios humorísticos. No obstante se cuidaría muy mucho de expresar esta opinión delante de Sepheran, no quería recibir diez balazos en su pulcra servoarmadura. Por lo que se limita a sonreír ante la broma.

- Cobarde... -la actitud del Gobernador empezaba a ser irritante. Si seguia hablando seguramente Sepheran haría prácticas de puntería con él.

- Además, no importa si somos solo cuatro o todo un capítulo. Es nuestro deber, y punto.

Dicho esto, se marchó tras sus compañeros

Parecía pues que la decisión estaba tomada, ahora solo había una pregunta que responder - Bien, y ahora ¿quién conduce? - Skold se moría de ganas de utilizar un cacharro como aquel que les había descrito el Lord, pero por otro lado creía que era más lógico permanecer libre para poder utilizar su recién adquirido bólter pesado.

Seph y yo podremos dar una gran cobertura con nuestros bólters pesados, incluso desde el transporte. Quizá no seamos los adecuados para conducirlo - Por el Trono, espero que nadie estuviese tan loco como para subirse en un transporte pilotado por un ángel sangriento.