A juzgar por las reacciones del resto a la petición de Baldor de escoltarle, la decisión ya estaba tomada y poco podía hacer más que ofrecer sabiduría durante el viaje. De hecho, ni habían comenzado cuando el beórnida ya estaba solicitándola. Eso hizo que se dibujase una sonrisa en el rostro del elfo, hecho sin duda fuera de lo común.
- No hay otra ruta que seguir el curso del Río Rápido aguas abajo, hasta la confluencia con el Río del Bosque y luego remontar éste hasta la aldea de los almadieros. Supongo que es ahí donde os habéis citado. - El elfo miró, inquisitivo, a Baldor como si esperara una confirmación.
- Sólo hay un problema. Debemos encontrar la forma de vadear el Río del Bosque, pues de este lado tenemos acantilados en la ribera que nos cortan el paso hasta la aldea.
Por ese motivo había sugerido Caranthir hacer la ruta con los almadieros cuando éstos partían desde Esgaroth de vuelta al reino del bosque. Embarcar directamente en la Ciudad del Lago hubiera facilitado a Baldor mucho su ruta.
Beli apareció en el claro al final de la recua de ponis que encabezaba el joven Belgo, palmeando con cariño el lomo del último pony, una hembra gris bien cuidada pero que presentaba ya algún síntoma de vejez, justo a tiempo para escuchar la proposición de Baldor y la respuesta de sus compañeros.
- ¿Alguien necesita un guía para un viaje al Bosque Negro?, exclamó el enano sin poder ocultar una cierta alegría en su voz, tras algunos meses de calma la idea de una expedición llamaba a su sangre aventurera, y si durante la misma tenía la posibilidad de explorar una nueva ruta comercial que pudiera ser de provecho para las gentes del Reino bajo la Montaña, miel sobre hojuelas.
- Si mis compañeros están dispuestos a acompañaros, no seré yo la que se niegue a hacerlo - dijo la mujer del Lago mientras veía aparecer a Beli, acompañando a Belgo y a los ponis. Decidió no hacer mención a la forma en la que el mercader podría pagar su servicio como escoltas, pues no le pareció el momento adecuado, y pensó que ya habría ocasión para tratar dicho tema durante el tiempo que durase su viaje - ¡Enhorabuena, Baldor! ¡Ya has encontrado a nuevos guardias que ocupen los puestos que esos tres rufianes han dejado libres! - exclamó, a continuación, mientras posaba su mano sobre el hombro de su nuevo patrón.
Después, acercándose a Caranthir, añadió:
- Te sigo, buen amigo, pues estoy segura de que tú eres el que, de todos nosotros, conoces mejor qué ruta debemos seguir -
Baldor asiente, satisfecho con la respuesta de la compañía, y el pequeño Belgo se muestra más que contento con esa decisión.
- Por los víveres no tenéis que preocuparos; en la caravana hay comida y agua suficiente para todos hasta llegar a los salones del Rey elfo. Una vez allí, podremos volver a reabastecernos de suministros - os echa un vistazo en general y después añade - Aunque parecéis bien preparados para el trabajo, es posible que tengáis que recoger algún enser; mi intención es partir cuanto antes ya que en unas horas debería llegar al punto de encuentro con mis amigos elfos, pero entendería que necesitarais algo de tiempo hasta estar listos. Belgo y yo podemos esperaros aquí junto a los ponis en ese caso; nos las apañaremos ¿verdad? - dice a su hijo y el chico asiente varias veces, casi como si él sólo pudiera hacer las veces de guardia en vuestra ausencia.
Si necesitáis realizar algún preparativo previo al viaje, este es el momento. Además, necesito saber qué hacéis con vuestro tesoro, si lo tenéis guardado en algún sitio o si queréis llevaros todo o parte de él. Es necesario recordaros que cada punto de tesoro transportado cuenta como 1 punto de Impedimenta en el equipo.
También os voy a compartir en la escena de Viajes y Mapas la ruta de esta primera etapa del viaje, para dar algo más de color a la aventura.
- Parece que lo lógico sería recoger todo el equipo de viaje. Por mi parte, no esperaba iniciar una expedición al salir esta mañana. No debería llevar mucho tiempo. También podemos dejar a un par de nosotros para acompañar a Baldor y a su hijo mientras el resto vuelve también con lo que estos compañeros quieran llevar al viaje.
Una marcha hasta la aldea de los almadieros no era comparable con un simple paseo por los alrededores de Esgaroth para explorar sendas. Por ese motivo, al menos el propio Caranthir no se había cargado en exceso con todos los útiles para una expedición. Y las nuevas circunstancias animaban a pensar que ahora sí lo iba a necesitar.
Si a Trotter no le importa, voy a honrar los cuentos sobre riquezas de Bilbo almacenadas en los pasillos de Bolsón Cerrado dejando todo el tesoro de Caranthir (5 puntos) en los pasillos de Cerro Ribereño (acabo de bautizarle la casa :P ).
Sin duda los salones del Rey Elfo no era la ruta que Beli hubiera escogido si le hubieran dado la posibilidad, y el recuerdo del encuentro con los elfos silvanos mientras iban tras los pasos de los emisarios desaparecidos no ayudaba en absoluto a mejorar la opinión del enano. Sin embargo esa era la ruta que Baldor había escogido y estaría acompañado de sus compañeros, en los tenía total confianza, así que intentó desfruncir el ceño y se ofreció para buscar los equipos del grupo.
- Yo mismo, maese Caranthir, ¡apenas un fugaz paso por la mansión del bueno de Glóin y por la nueva casa de nuestro amigo mediano y podré decir que estaré listo para encontrarme con lo que el camino tengo a bien ofrecerme!.
Pues con permiso de Trotter, le vamos a llenar la casa de oro (5 puntos).
Cerro Ribereño podía estar construida al más puro estilo de La Comarca, pero los enanos la habían adaptado para la ciudad de Esgaroth en una sala principal con techos algo más altos en los que, si bien agachados o sentados, los amigos de Beli y Trotter podían reposar cómodamente y, sobre todo, puertas y ventanales asegurables con cerraduras enanas para evitar los hurtos en la ciudad humana, inexistentes en La Comarca.
Por eso, cuando Caranthir y Beli le pidieron discretamente utilizar su casa para guardar sus tesoros, Trotter aceptó encantado. Allí estarían seguros el tiempo que durase su recién iniciada aventura. Si Beran lo necesitaba también, sería bien recibido, y Frida, aunque esta última probablemente prefiriera usar su propia casa en Esgaroth como base.
El hobbit no tenía muchas preparaciones que hacer, salvo coger su arco, su mandolina y provisiones para el camino incluyendo su pipa y hierba del viejo Tobby para compartir en el camino. Les esperaban muchas experiencias que vivir en el camino hacia los salones de Thranduil, y ardía en deseos de conocer en persona aquel mítico lugar desde donde, con su ingenio, Bilbo había ayudado a los enanos a escapar metidos en barriles.
- Yo, si aquellos que vayáis a buscar el resto del equipo sois tan amables de traer lo poco que voy a necesitar, alguna manta, comida y agua, opto por quedarme acompañando a Baldor y a su hijo - respondió Frida a la propuesta del elfo, mientras hacía un repaso mental de todo aquello que podría necesitar, y llegando a la conclusión de que no eran muchas cosas. No le apetecía cargarse en exceso y después encontrarse fatigada a poco de haber empezado el viaje - No me gustaría que, aprovechando nuestra ausencia, esos tres rufianes volviesen y terminasen obteniendo lo que antes no pudieron, o que cualquier otro peligro pudiese dañarles antes de iniciar nuestra travesía -
La mujer del Lago fijó su mirada en el beornida.
- Beran, ¿te quedas con nosotros?. No es que no me sienta capaz de poder defender yo sola a nuestro patrón de Jonar y sus secuaces, pero tus fuertes brazos, y tu hacha, seguro que les intimidan más -
Frida, si el Maestro del saber no tiene inconveniente en ello, ha dejado su tesoro en su casa de Esgaroth. No me apetece meter más Impedimenta a la que ya lleva actualmente :)
No había mucho que hacer en la ciudad, todo lo que Beran necesitaba para realizar el viaje lo tenía consigo mismo. El oro que había recopilado durante su anterior aventura lo confió a cada uno de sus compañeros en partes iguales, Beli, Caranthir y Trotter, con la esperanza de que pudieran custodiarlo en un buen escondite. Más tarde se enteraría que todo el oro estaba reunido en un mismo lugar, Cerro Ribereño.
—Es buena idea. Yo ya estoy preparado y regresar sería perder el tiempo —responde a su amiga—. Mientras nuestros tres compañeros regresan podemos descansar en este claro. Descuidad, Baldor e hijo, esos hombres no se acercarán —dice con seguridad.
Beran viaja con 2 de oro.
Todo apuntaba a que, inesperadamente, la compañía se había topado con una oportunidad para otra aventura y, como tal, había que prepararse. Mientras unos permanecían junto a Baldor y el pequeño Belgo por si a aquellos truhanes les diera por volver a aparecer, el resto recogían todo aquello necesario de la morada que Trotter habitaba desde finales de primavera. La espera no se demoró demasiado, por suerte la madriguera hobbit no se encontraba muy lejos del sendero.
Ahora sí, la compañía estaba preparada para recorrer los senderos nuevamente en un viaje que les llevaría primero a las estancias del Rey elfo para más tarde continuar cruzando el bosque Negro a través del sendero elfo hasta la puerta del Bosque.
Fin de la Primera Parte. Continuamos en...