Con respeto, pero sin tocarla directamente, envuelve nuevamente el objeto en el paño que le fue entregado, asegurándose de que quede protegido por el velo que cubre el supuesto objeto maldito. Inmediatamente lo guarda dentro del jubón de cuero. Su mirada se encuentra con la del ermitaño. En sus ojos ve una chispa de esperanza para lo que sea que cruce por su mente.
—Me aseguraré de llevarlo a un lugar seguro, lejos de cualquier mal que pueda albergar —su compromiso es evidente en sus palabras graves. Después, en grupo con su compañía, responde en susurros—: Será bueno hacer turnos de guardia, Frida. Me ofrezco ser el primero en velar por nuestra seguridad. Será lo mejor para todos y para ellos —señaló al mercader y su hijo—. El pequeño Belgo y su padre necesitan descanso, se ve que no están acostumbrados a estos encuentros.
Tras observar con detenimiento la pieza, el enano se mesó la barba pensativo, si estaba en lo cierto aquel filo pertenecía a un arma legendaria con una historia oscura detrás. No era de extrañar que el ermitaño sintiera que se acababa de sacar un peso de encima.
- Tienes razón Frida, todos deberíamos descansar, esta hoja arrastra con ella una historia de fatalidad e infortunio, pero no es el lugar ni el momento para contarla - murmuró el enano, cuyo rostro parecía haberse ensombrecido, - En el Salón del Bosque seguramente agradecerán que les presentemos esta hoja, sería bueno para Beran y su acuerdo comercial...
Beli estuvo de acuerdo con organizar guardias, más por los peligros que pudieran acechar fuera de aquel tronco viejo que por el peligro que el ermitaño pudiera suponer, aunque probablemente la tormenta sería capaz de disuadir a cualquier merodeador no duraría para siempre.
Trotter suspiró tranquilo cuando Beran manipuló el filo con precaución. Su amigo era una persona cabal, y mantenía la calma pese a los interrogantes que le planteaba el objeto. - Contigo ese filo está a salvo hasta que lleguemos al Salón del Bosque, o a otro lugar donde nos puedan dar pistas sobre su procedencia.
Cuando quedó claro que realizarían guardias, el pequeño hobbit se postuló voluntario para quedarse en el turno que fuera necesario. Como bien decía Beran, sus protegidos necesitaban descansar, y ellos tenían energía suficiente para tratar de evitar encuentros indeseados mediante una guardia atenta.
El elfo no tuvo problemas en hacer guardia, incluso estando a cubierto. Dejó que su anfitrión se acostara. Supuso que aquel hombre había realizado un gran esfuerzo para recuperar un ápice de cordura y entregarles el objeto. El objeto que no podía apartar de su mente. Le había costado recordar, pero ahora lo tenía fresco y no se podía creer que se tratara de Muerdelobos. Una reliquia de los capitanes del Salón del bosque, largo tiempo creída desaparecida. ¿Qué destino debió de sufrir al caer en manos del Enemigo?¿Pudo haberla corrompido, manchado con su influencia a pesar de la naturaleza de su fabricación?¿Cómo llegó a manos del ermitaño?¿Le corrompió o, por el contrario, la salvó como esperanza luminosa y promesa de hender una vez más a los siervos de la Sombra?
- Creo que sería más seguro que la custodiase yo. Recordad lo que ha dicho nuestro anfitrión. El corazón de los Hombres se llena de oscuridad con facilidad. Si ese objeto ha sido corrompido, podría tener influencias nocivas. - Hizo una señal silenciosa en dirección al ermitaño, antes de cruzar las piernas para buscar acomodo con que descansar como hacía habitualmente para luego incorporarse a la guardia.
Invoco Atracción de los secretos. Mwahahahaha :P
La noche transcurre sin incidentes y el día siguiente a la tormenta amanece con el sol alzándose en una mañana inusualmente cálida teniendo en cuenta que es otoño. Los últimos en hacer guardia pueden ver cómo el ermitaño se despierta y casi sin dirigiros una sola mirada, abandona el hueco del árbol donde os ha acogido hasta que lo último que percibís de él es cómo su olor se aleja junto a un castañeo de dientes en la distancia.
Fin de la Quinta Parte. Continuamos en...