Partida Rol por web

A pesar de que el ninja —que por su apariencia debería tener más o menos vuestra misma edad— no reaccionó al guiño de Koichi ni a sus consejos, sí que trató de evitar aquella palma recubierta por un peligroso filo de chakra impulsándose de un salto hacia atrás. Sin embargo no lo logró a tiempo, ya que en su abdomen se abrió una herida que manchó el suelo y sus ropas de sangre.

— ¡Nnngh! — Logras oír un gemido de dolor al abrir al chico con el improvisado escalpelo de chakra. Pero no iba a rendirse ahí, o al menos no mostró indicios de ello porque tal y como se alejaba de ti, también arrojó un Kunai en tu dirección con la mano sana.

Sin duda tú tratarías de evadirlo con un rápido y elegante movimiento, pero cuando estaba demasiado cerca de ti viste como un sello explosivo se prendía y sabías que aquello precedía a una explosión que más te valía evitar.

Ahora que ya habíais intercambiado unos cuantos golpes y veíais que estabais en una situación favorable, al fin caísteis en la cuenta de que el símbolo grabado en la banda de la frente de aquel ninja pertenecía a Amegakure no Sato, la aldea oculta de la lluvia.

Era extraño encontrar a un ninja de rango inferior —Genin— en países enemigos, más después de los conflictos que habían surgido con la lluvia y otras aldeas durante la guerra, entre las cuáles se incluían la aldea oculta de la hoja, la arena y la roca. Eso significaba que estaba realizando alguna misión en el país del fuego y que si os había atacado de aquella forma era porque representabais una amenaza de cara a su misión.

Sin embargo... ¿Cuál sería su misión? Y de estar en una, ¿por qué razón habría asesinado a aquellos bandidos?

Os encontráis cerca de la frontera entre el país del fuego y el país de la lluvia, eso explica
el porque podría estar en tierra enemiga. Igual una misión de reconocimiento, de vigilancia...
 

La sangre saliendo y el gemido de dolor del chico sólo aumentaron la sonrisa de Koichi, que disfrutaba viéndole huir… al menos hasta que aquel kunai cargado con un explosivo le borró la sonrisa de la cara.

-¡Será hijo de…! -murmuró molesto al tiempo que saltaba hacia un lado para apartarse de la trayectoria del cuchillo y, con suerte, también del rango del explosivo.

— Je. —respondo a su grito de frustración con una torcida sonrisa de psicópata. ¿Quién ha empezado atacándome por sorpresa, perra? Cada segundo me cae peor, de verdad que deseo...

Mi sonrisa desaparece cuando veo que todas las burbujas comienzan a explotar una tras otra (¡sabía que pasaría algo si las tocaba!) en una potente reacción en cadena. Estoy jodido, pero aprieto los dientes y me dejo llevar por esa intensa sensación que tengo en el pecho y que hace que toda mi sangre fluya con mucha rapidez. De nuevo vuelvo a sonreír por la emoción de un combate a muerte.

Puede parecer que todas las burbujas están explotando a la vez, pero en realidad las explosiones se suceden en milésimas de segundo, aunque las ondas expansivas y que estén por todas partes compensan bien este hecho. No me importa sufrir heridas, ya las he asumido, pero sin duda no voy a dejar que me dé una paliza tan tranquilamente. Voy retrocediendo mientras el fuego de las explosiones se hace cada vez más insoportable y una intensa humareda no me deja ver con claridad.

Salto de la rama hacia el suelo, utilizando el humo para escapar, pero siento más que veo unas agujas dirigiéndose hacia mi. Formo unos sellos y realizo la Técnica del Cambiazo, dejando que sea mi mochila quien tome el golpe.

— Ni pienses que has terminado con mis llamas.. —murmuro yo solo, activando el segundo golpe de la Técnica del Fuego Infernal: las llamas que ella había dejado quemando el tronco del árbol, saltan hacia ella repentinamente formando una bola de fuego.

Todo mi cuerpo arde por culpa de las explosiones, un insoportable pitido resuena constantemente en mis oídos y ahora he perdido mi inventario... Intento recoger mi mochila mientras dure el efecto de confusión por mi ataque.

La Kunoichi cada vez se veía más frustrada, aunque aquellas quemaduras y heridas que te había provocado con sus explosiones parecían haberla relajado un poco más. Sin embargo una vez descendiste al suelo tras aquella humareda no iba a dejarte ir impune.

Te siguió hasta abajo mientras formulaba un sello, y en el mismo momento que aterrizó también escupió hacia tu dirección una masa de color rosa que se extendió por el suelo. Era pegajosa y tal y como hizo contacto con el suelo se adhirió inmediatamente, probablemente si pisabas esa goma rosácea tardaría un buen rato en despegarte de ella y desde luego que tu movilidad se vería afectado por ello.

Sin embargo, y no contenta con eso, volvió a ejecutar otra tanda de sellos que finalizó llevando una mano a sus labios y escupiendo unas burbujas con un tono verde hacia tu dirección. — ¡Técnica de las burbujas de ácido! — Eran muy parecidas a las anteriores, pero estas no parecían ser del tipo explosivas...

Al ver la serpiente desaparecer una media sonrisa se dibujo en su rostro, un obstáculo menos. Dirigió su mirada al ninja que les amenazaba, justo a tiempo para ver como Koichi se lanzaba a atacarle. Justo en ese momento cae en la cuenta de que podría estar pasando ahí.
A continuación todo pasó demasiado rápido para poder abrir la boca por lo que se centró en alejarse del rango de aquel kunai explosivo tratando de acercarse al enemigo por un lateral, mientra este parecía distraído. Gracias al Byakugan pudo asegurarse de que su compañero estaba bien y había esquivado exitosamente la explosión, la misma que utilizó el para lanzarse contra el ninja y proceder a realizar un engarro que le inmovilizase sin provocarle más daño que el de la herida abierta del Uzumaki.
Ver la sangre tan cerca le hizo dudar por unos segundos, pero apartó la mirada a Koichi con seriedad, esperando que no atacase. 

-¡Dinos que haces aquí y si estás sólo! - sabía que aquello no sonaría convincente sin más, así que procedió a explicarse, para ambos- ¿Por qué has acabado con esos bandidos? Debemos estar cerca de la frontera, pero ahora mismo estás en el País el Fuego, y no creo que nos convenga a ninguno provocar otro conflicto después de una guerra...- mira de reojo al chico al que agarra y luego le devuelve la mirada a Koichi.

-Si nos dices que haces aquí puede que no tengamos que seguir gastando energía con alguien que no es el enemigo- al menos hasta que se demostrara lo contrario. Su misión era terminar con los bandidos, así que si era el enemigo común...

El Shinobi cubría con su mano la herida sangrante y os miraba desafiante. A pesar de las palabras de Nobutaka no parecía muy dispuesto al diálogo.

En el mismo momento que el joven Hyuuga pasó sus brazos por delante de los del ninja de la lluvia, en su lugar se sustituyó un tronco de madera seguido de una espesa humareda que duró escasos segundos. Frente a vosotros ahí se encontraba él después de evadir exitosamente aquella llave que hubiera retenido el movimiento de sus brazos...

Al recoger mi mochila, saco de su interior un kunai y un sello explosivo para tenerlo listo para rematar a la ninja rival. Tal y como están las cosas, no creo que le queden fuerzas para aguantar más de un par de asaltos, como mucho. No ha sido sencillo, de hecho si no me hubiera atacado con tantas ganas ni siquiera querría matarla, pero ahora........

Puede que hubiera podido atacarla mientras bajaba del árbol, pero al ver que realiza un sello ya espero otro ninjutsu de agua. Lo que no imaginaba es que iba a lanzar su ataque al suelo, aunque no es tan difícil entender las consecuencias de no apartarme. Probablemente piensa embarrar el suelo para reducir mi movilidad, ¿verdad? Por desgracia para ella, aún atrapando mis pies no sería suficiente para ganarme: no soy del tipo que depende de la agilidad precisamente, idiota.

Instintivamente salto hacia atrás y me apoyo en un árbol para saltar lejos de su segundo ataque. ¡De vuelta hacia las ramas de los árboles!

Sin darle nada de misericordia, activo la tercera ronda del Fuego Infernal.

— Arde, basura.

La Kunoichi te observaba enfadada con una mirada llena de odio e ira. No sabías el porqué, pero parecía como si todo aquel combate se lo estuviera tomando como algo personal, casi como si en lugar de luchar contra ti por una orden de sus superiores lo hiciera por voluntad propia.

Parecía muy orgullosa de sus habilidades, pero cuando vio a un oponente de largas distancias y sigilo como tú evadiendo con éxito sus mejores técnicas podías sentir como su orgullo quebraba en mil pedazos. Por supuesto que aquel combo de atraparte al suelo para seguir con un ataque certero tampoco fue nada para ti, porque en un sencillo salto evasivo lo esquivaste con éxito.

— Maldito ninja de la hoja, todos sois iguales... ¡ME LAS PAGARÁS! — En cuerpo seguían formándose algunas heridas por quemaduras y las que ya estaban solo hacían que empeorar por momentos. Alzó el puño y salió corriendo hacia ti, pero tú que te encontrabas en una posición ventajosa no dejaste pasar la oportunidad. Te impulsaste de un salto hasta ella y le golpeaste en el estómago, dejándola finalmente fuera de combate.

Con el golpe la Kunoichi exageró el gesto abriendo los ojos y los labios, escupiendo un hilo de sangre y el aire que quedaba en sus pulmones en un grito ahogado. Luego perdió la fuerza en brazos y piernas, y finalmente cayó al suelo inconsciente completamente a tu merced.

A pesar del gasto de chakra habías salido casi ileso de tu primer combate contra un Genin de una aldea enemiga. Ahora que te fijabas mejor en su bandana la chica pertenecía a Amegakure no Sato, la Aldea oculta de la Lluvia, una aldea menor que tal y como indicaba su nombre se ocultaba en una zona del país de la lluvia donde nunca dejaba de caer el agua del cielo. Era extraño encontrarse a ninjas de rango inferior (Genin) en países extranjeros, pero todo cobraba sentido dada la proximidad entre países y lo cerca que estabais de la frontera, sin embargo... ¿Cual era su propósito en el país del fuego? ¿Estaba ella relacionada con la masacre causada con los bandidos? ¿Y el resto de su equipo? Eran tantas las preguntas, pero tenías que tomar una decisión: ¿Acabarías con la vida de aquella Kunoichi o la dejarías con vida para sacarle información?

Vosotros os encontráis en la aldea Koshihikari y Amegakure está al lado, en el punto donde
se encuentran el símbolo l l l l, que es el símbolo que representa a la aldea de la lluvia.
 

Quizá por la insistencia del joven Hyuuga, quizá porque se le fue la lengua de más... Fuera cual fuera el motivo, el caso es que el Shinobi de la lluvia acabó respondiendo a vuestras preguntas.

— Como si fuera a revelar la posición de mis compañeros... — Dijo tras limpiar un hilo de sangre que caía de sus labios. — Por culpa de los ninjas de la hoja, la lluvia se ve obligada a obtener recursos de otros países. ¿Esos bandidos? Unos patanes que no son capaces de cumplir con su trabajo, pero tampoco ha estado tan mal... — Alzó la mirada y sonrió con malicia. — Verlos morir ha valido la pena.

A pesar de la desventaja numérica y la herida sangrante del estómago se permitió sonreír como un asesino, al fin y al cabo era un ninja como vosotros. Parecía haber disfrutado de aquella masacre y parecía disfrutar luchando con vosotros. No había dado grandes detalles del porque estaba aquí, pero su misión era obtener recursos de otros países, quizá estaban involucrados con los bandidos para saquear las cosechas de la aldea Koshihikari, ¿pero entonces por qué los habían matado?

Independientemente del motivo el Shinobi no parecía dispuesto a retroceder e iba a seguir luchando, y desde luego que si no atacabais vosotros entonces lo haría él primero...

Tan rápido como había empezado, ya ha acabado.

«¿Rápido?» pienso cínicamente mientras me quedo mirando a la kunoichi, jadeando pesadamente. Las gotas de sudor caen por mi cara como si me hubiera caído un chaparrón encima, aunque se podría decir que literalmente ha caído sobre mí una buena tormenta, ¿no? Sonrío orgulloso, bastante satisfecho con mi primer combate a muerte y con el resultado de la batalla. No soy un imbécil arrogante como Uzumaki-san, pero permíteme pensar que he estado excelente de principio a fin.

— Así que Amegakure... ¿eh? —murmuro, dándole un golpe con el pie al cuerpo inconsciente de la chica. No hay reacción alguna, pero aún así no bajo la guardia, ya que se podría tratar de una treta. Saco un kunai poco a poco y en un rápido movimiento, estoy sentado sobre su cuerpo, presionando sus brazos con mis rodillas y su cuello con mi kunai. ¿Qué debería hacer con ella?

Por un lado, no me gusta dejar enemigos atrás que algún día puedan volver a por más. Para evitar a los abusones, no existe algo como darle una paliza que lo deje medio muerto para que aprenda a no meterse contigo. Las historias donde luego te respetan son falsas en nuestro mundo. Un enemigo perdonado, es un enemigo que puede matarte otro día. Con esto en mente, presiono su cuello con el kunai hasta que veo una gota de sangre.

—...

Viendo que realmente está inconsciente, me levanto de encima de su cuerpo y comienzo a desarmarla. También ato sus manos detrás de su espalda con mi hilo, lo suficientemente fino como para clavárselos en la piel cuando intente desatarse por la fuerza. Para acabar, ato también sus piernas. Mientras, voy pensando:

«...por otro lado, llevarla hasta sensei puede ser un problema. No soy el tipo más apto físicamente como para cargar a esta fea culo-gordo, pero además está la probabilidad de que la sensei no esté en el pueblo, que ella despierte durante el trayecto o, peor, que me encuentre a sus compañeros por el camino.

Para acabar, que esta Gennin sienta un odio irracional hacia Konoha me importa un rábano. Es normal, en época de guerra, odiar al otro bando. Probablemente será una huérfana. Aún si era algo personal para ella, no lo es para mí más allá de que ha intentado matarme y debe pagarlo.

En definitiva, está mejor muerta.»

Nobutaka le recordó por un momento a Koichi que las cosas no eran tan fáciles como que un enemigo apareciera en el bosque y eliminarlo sin más, esperando que no hubiera consecuencias… pero ese enemigo era un extranjero que con la ayuda de unos bandidos había estado saqueando durante a saber cuánto tiempo una aldea de su país que le estaba pagando el sueldo por ayudarles… así que al final acabar con él parecía una muy buena opción.

-Tu oportunidad ha pasado, payaso -comentó en referencia a lo que el Hyuuga había dicho- Ya no tendrás que preocuparte por robar comida a unos pueblerinos porque vas a reunirte con tus ancestros.

Y ahora iba a devolverle el favor del kunai con una aguja envenenada en la que pensaba poner toda su concentración y deseos de hacerle sufrir.

El ninja de la lluvia frunció el ceño ante la amenaza de Koichi, aquello le enfureció y le hizo perder el juicio, porque en el momento que vio venir de frente una aguja certera no la intentó evadir o bloquear, sino que avanzó.

La aguja se clavó en un peligroso punto de su cuello, cerrando los ojos por un instante de dolor y escupiendo un buen montón de sangre. Pero no se detuvo, sino que en su lugar aumento la velocidad y cuando estuvo la distancia suficiente frenó, giró sobre su propio eje y doy una patada al suelo.

— ¡Suiton, Kamikiri! — Con aquel movimiento el suelo bajo sus pies empezó a romperse en dirección al pelirrojo, entre el suelo destrozado se alzaba una corriente de agua cortante que poco o nada tenía que envidiar al filo de una espada. Parecía haber invertido el resto de sus fuerzas en aquella técnica, por lo que era mejor no subestimarla.

Te das la enhorabuena a ti misma tras tu increíble actuación. Ser capaz de atrapar a un oponente a distancia media con tus habilidades —que cabe recordar que son técnicas ilusorias a larga distancia que van de la manita con el sigilo— era todo un mérito, y aunque ambos parecíais compartir el mismo rango de ninja inferior (Genin) ella parecía tener más experiencia que tú. Otro motivo más para echarse flores a uno mismo.

Sin embargo por tu cabeza pasaban varias preguntas: Si lo mejor era anular sus movimientos y llevarla con Sensei, si asesinarla ahora que estaba indefensa era la mejor opción, si aprovechar su desventajosa situación para interrogarla... Sin embargo, mientras das vueltas a la mejor forma de proceder, por tu cabeza pasa el recuerdo de aquellos días en la academia, concretamente en clase de ciencias sociales del mundo ninja. En aquel recuerdo escuchas las palabras de vuestro maestro hablando de geografía.

"Como bien sabéis la aldea oculta de la Hoja se encuentra en el País del Fuego. Durante la Tercera Guerra Mundial Shinobi las grandes naciones utilizaban en su mayoría de veces los países fronterizos para desarrollar sus batallas. Concretamente hoy hablaremos del País de la Lluvia. Durante la tercera guerra ellos también participaron gracias a la potencia militar de la aldea oculta de la Lluvia, pero geográficamente contaban con una desventaja... Y es que su país estaba rodeado por tres grandes naciones: La aldea oculta de la Arena, la aldea oculta de la Roca y nosotros, la aldea oculta de la Hoja. Por lo tanto muchas batallas se desarrollaron en éste pequeño país fronterizo, viéndose involucrados en estos enfrentamientos incluso cuando no tenían intenciones de participar. Por lo tanto como consecuencia..."

Probablemente ella era una víctima más de esta guerra, y su misión en éste vuestro país una consecuencia.

Una vez te aseguras de que está bien atada te levantas, pero una voz familiar te pilla por sorpresa...

— Yo me encargo de ella. — Apoyó una mano sobre tus hombros y la viste con claridad. Se trataba de Karura sensei. — Reúnete con tus compañeros, luego os alcanzaré. — Unas raíces empezaron a rodear a la Kunoichi de la Lluvia y ella empezó a mimetizarse con el ambiente, ocultándose poco a poco en el interior de un árbol.

— Por cierto, buen combate. — Sonrió como si escasos minutos antes no estuvieras poniendo en riesgo tu vida y finalmente desapareció sin dejar rastro. No sabías muy bien si quien había caído ahora en una ilusión eras tú o sí te había tocado a la maestra más toca pelotas de la aldea, el caso es que ya no estaba y tenías que reunirte con tus compañeros. Si tú te habías encontrado con el enemigo, probablemente ellos también.

Orgulloso del efecto que sus palabras habían tenido en el chaval enemigo, Koichi disfrutó todavía más del éxito de su ataque, contra el que aquel inconsciente se había lanzado para ejecutar su técnica. Por un momento su cuerpo se tensó como reflejo para apartarse de la trayectoria de aquella hoja pero al final lo forzó a lanzarse también hacia él para recibirla, permitiendo que impactara totalmente sobre uno de sus brazos, que utilizó para cubrirse.

Sólo entonces se detuvo, para lamer una de sus gotas de sangre y sonreír de forma siniestra.

-¿Es eso todo lo que tienes? ¡Shousen no jutsu!

Y modelando el chakra hacia la palma de la mano comenzó a deshacer el daño de la cuchilla. Y puede que también la moral del ninja moribundo de la lluvia.

Definitivamente, decido matarla. Me da completamente igual los motivos por los que haya querido matarme, si la dejo viva puede que en otro momento vuelva a intentarlo y lo consiga. Agarro fuerte el kunai, mirándola desde arriba.

...sin embargo, esta es la primera y puede que la última vez que tenga de manera tan accesible a una chica al alcance de mi mano. Siento cierta curiosidad después de escuchar las bravuconerías de Uzumaki-san y de los otros hombres que pierden tanto el tiempo en gustar a las mujeres. ¿Realmente merecen tanto la pena? ¿Son los pechos de una mujer realmente tan adictivos?

— ¡Wah! —suelto un grito asustado cuando la mano de Senju-sensei se apoya en mi hombro. ¡¡Me ha asustado!! ¿¡Cómo...!? ¿¡De dónde..!? ¡Ni la había notado!

Mientras observo cómo sensei atrapa a la kunoichi con ramas, me asusto ante la posibilidad de que sensei me hubiera visto hacer lo que estaba pensando. P-por otro lado, ¿¡estaba observando desde el principio!? ¡Ni siquiera intentó ayudar!

Tsk. Un fuerte sentimiento de orgullo y emoción inunda mi pecho al escuchar la felicitación de sensei antes de desaparecer. Vuelvo a ponerme la capucha para tapar mi rostro, desmoronándose mi cara de póker para dejar paso a una sonrisa de victoria. ¡¡Toma!! ¡Me ha felicitado! Es la primera vez en 12 años que alguien me dice que he hecho algo bien.

Sin perder más el tiempo, me dirijo rápidamente al encuentro de Hyuuga-kun y el idiota.