Partida Rol por web

Tal y como Karura sensei os había informado, al día siguiente después de conoceros y reuniros con ella os encontráis a primera hora de la mañana en el puente rojo que lleva a los campos de entrenamientos. Os da los detalles de la misión de Rango D que teníais que realizar, la cual consiste en ayudar a retirar los escombros de un antiguo templo que antaño era utilizado como lugar de culto. Pero ahora que estaba en desuso y que durante la guerra había salido mal parada durante una escaramuza enemiga, querían reformarlo para convertirlo en templo de paso para los monjes peregrinos que de vez en cuando frecuentaban la aldea. Como había peligro de que aún quedara algún explosivo oculto entre los escombros, habían solicitado la ayuda de ninjas para llevar a cabo la misión sin riesgo para los civiles.

Esa fue vuestra primera misión con éxito, hicisteis vuestro trabajo y por suerte no encontrasteis ningún rastro de explosivos o artefactos ninja. Poco a poco fuisteis haciendo misiones de rango bajo —mientras que en vuestro tiempo libre trabajabais el combate en equipo— que a veces poníais en duda de sí tenían algo que ver con ser ninja. La siguiente fue una donde os encargaron pasear a perros de razas grandes que se consideraban peligrosas, así si sucedía cualquier altercado vosotros podríais intervenir como ninjas que eráis. Luego os surgió otra donde teníais que arrancar malas hierbas, luego una de limpieza de zonas peligrosas de edificios —como el exterior de ventanales, zonas altas...—, luego de catalogar armas almacenadas en la mansión del Hokage y así hasta que fueron pasando semanas e incluso un par de meses, hasta que finalmente exigisteis a Karura una misión de verdad.

— Vale, vale, tenéis razón. La siguiente misión que hagamos será de Rango C, me aseguraré de que Hokage sama nos de una que mole, ¿de acuerdo? — Esas fueron las palabras que Karura os dijo para tranquilizaros, pero por suerte era legal y cumplió con lo prometido. ¡Karura sensei había conseguido una misión de Rango C que llevaríais acabo fuera de la aldea! Os anunció que pasaríais unos cuántos días fuera, así que os advirtió de que os reunierais con ella al día siguiente con el equipo necesario en las puertas principales de la entrada sur.

Al día siguiente a primera hora de la mañana, Karura os espera con una sonrisa y una mochila a su espalda en las puertas principales. Dijo que cuando partierais os daría más detalles acerca de la misión, ¿por qué esperar hasta entonces? ¿Quería haceros pasar un mal rato con la intriga? ¿la misión sería tan aburrida que quería teneros fuera de la aldea antes de que os echarais atrás? ¡Que nervios!

Hoy me he despertado con el pie derecho. ¡Hasta se podría decir que estoy contento! Nuestra primera misión de verdad (a lo otro no se le puede llamar misión, como no he parado de recalcar en cada una), ¡y saliendo de la Aldea! ¿Cuándo fue la última vez que salí al exterior? Ni lo recuerdo.

Así que aunque no llevo una enorme sonrisa que se ve a leguas, sí se puede apreciar que estoy entusiasmado ya que no sólo he llegado el primero (bueno, después de Karura-sensei) y con la mochila a cuestas, sino que espero a los otros dos hablando con sensei, en vez de estar de pie en segundo plano como siempre. No me cuenta detalles (todavía no), pero el hecho de pasar varios días fuera y que sea una misión de rango C ya promete. ¡Y mucho!

— Entonces... ¿los perros están bien? —le pregunto a sensei, incapaz de disimular el cariño que le cogí a uno de esos enormes perro-oso que llevamos el otro día. Como disfruté cuando el que llevaba yo se le puso a ladrar y a gruñir a un chico de gafas de sol (Aburame Gahou).

Ya llevaban un un par de meses de ninja y aunque no quiso quejarse demasiado las misiones eran un tanto...bueno sí, eran peligrosas, pero no era la clase de misión que habría imaginado. Aunque era de esperar que para ser unos novatos a ojo de cualquier Jounin no fueran a mandarles misiones muy arriesgadas. De todas maneras, cuando Karura-sensei mencionó lo de la misión de Rango C un atisbo de emoción se dibujó en su rostro. 

¡Una misión de Rango C! Eso iba pensando esa mañana al despertarse y organizar todo meticulosamente. Si salían de la aldea tendría que organizar todo muy bien, llevar su equipo y...¿Algo de comida por si acaso? Quien sabe que podría pasar o quien podría necesitarla. Pero tenía que ser algo que no pesase demasiado para no entorpecerle. 

Una vez con todo listo salió de casa despidiéndose y se dirigió al lugar acordado, viendo en la lejanía a Karura y su compañero... ¡Cómo le frustraba no recordar nunca su nombre! Ya llevaban unos meses y no había manera humana de recordarlo...¿Shunpei? ¿Momotarou? ¿Shuheei? 

-Buenos días eh...- iba a saludarles incluyendo sus nombres, pero al no estar seguro del de Shintaro decidió dejarlo en un simple saludo, con una sonrisa nerviosa. Se colocó mejor la mochilita a su espalda y se quedó de pie junto a ellos, no queriendo interrumpir demasiado la conversación.

Aun no ha llegado Koichi-san, Eh...? piensa para sus adentro, observando alrededor. 

Es probable que fuera la primera vez que saldría de la aldea, y la verdad que se moría de ganas por ver que había en el exterior, en que consistiría la misión y que clase de ninjas se encontraría. ¡El mundo debía ser muy grande! Bueno, y peligroso... su madre había insistido en que tuviese cuidado y no hiciera ninguna tontería, pero estaba demasiado emocionado como para asustarse ante la expectativa de salir de Konoha.
 

Las semanas siguientes a convertirse en ninja habían sido… horribles. Después de tanto tiempo en la academia, entrenamiento e incluso la prueba que les puso Karura, se sentía como si hubiera aprobado unas oposiciones a barrendero o chico de los recados del ayuntamiento de Konoha. Sólo les había faltado mandarles cortar el césped. Ah, no, que también les había tocado arrancar malas hierbas. Ninguno de los tres estaban contentos con la situación pero, si bien Ryuuhei simplemente señalaba que lo que les mandaban no debería poder llamarse misión, era Koichi el que no paraba de quejarse por todo.

En la primera misión se cortó un poco. Si algo explotaba entre los escombros podía tener que asistir a alguien y aunque al final había sido un coñazo y sólo habían movido basura de un lado a otro, estaba bien que ninguno hubiera salido tullido. Pero después de esa todo fue a peor. Habrían tenido que jugar a paseadores de perros y la imagen de sus enormes deposiciones o los chorrazos de orín le perseguirían en sus sueños durante años. Además se pasó dos días sintiendo que todo seguía oliendo a chucho sucio. Luego estuvo lo de limpiar ventanas en las alturas… Cuando por fin algo tuvo que ver con armas fue sólo para limpiarles el polvo y ordenarlas… y así a uno le entran muchas ganas de pegarle a alguien.

Por suerte tenían los entrenamientos y podía liberar un poco en ellos las frustraciones por los recadillos ninja que Karura aceptaba. Porque no olvidemos que la que les elegía las misiones era ella, así que era la responsable de que estuvieran trabajando de criados mal pagado… Y finalmente les dio la noticia de que tendrían su primera misión de rango C.

La reacción lógica hubiera sido emocionarse pero Koichi tenía sus reservas. Igual habían hecho tantísimas misiones de mierda que ya no quedaban más… o igual era una misión intermedia entre las de rango D y C en la que les enviaban a comprar algo a una ciudad cercana para no tener que salir de casa por si una ardilla les mordía y claro, necesitas ninjas para eso…

Como consecuencia, esa mañana se había levantado sin demasiada prisa, preparando las cosas a su ritmo (ritmo descansado) y desayunado con desgana.

<dramatización>
_{-¿Te llevas la mochilas? Eso es que por fin vais a tener una misión fuera de la aldea. ¿Dónde vais? -pregunta el padre de Koichi interesándose por sus avances ninjas.
-No lo sé.
-¿Durante cuantos días?
-No lo sé.
-Ah, a la aventura… Cómo echo de menos esos días. Incluso si no es la gran cosa da lo mejor de ti, ¿de acuerdo? Es como consigues que te tomen en serio. Venga, ¡team Uzumaki! -levanta la mano esperando animarle y que choque los cinco.
-Papá… -se queja avergonzado y se marcha antes de acabar el desayuno.
Papá Uzumaki se choca la mano a sí mismo y la baja lentamente.}
</dramatización>

Para cuando llega hace ya un poco que todos están ahí. Tampoco es que se haya retrasado tanto pero, ¿para qué correr? Si las plantas que tuvieran que podar no se iban a mover del sitio.

-Hey.

A medida que vais llegando Karura os va saludando. — ¡Buenos días, Ryuuchi-hei-Ryuuhei! — Como de costumbre se confundió con el nombre del chico que siempre pasaba desapercibido. Para remendar su cagada, rompió en una carcajada y respondió a su pregunta. — ¡KAKAKAKA! Seguro que están bien, me preocupan más sus dueños si te soy sincera. — Era una mujer bastante sencilla. En su espalda llevaba una modesta mochila, seguramente con las cuatro cosas indispensables y poco más.

El siguiente en llegar fue el miembro del clan Hyuuga. — ¿Qué hay pequeño? — A pesar del apodo, Nobutaka era el más alto de los tres, ¿pero a caso no era una monada con ese comportamiento tan reservado?

Finalmente, y después de un buen rato, apareció el pelirrojo, quien después de cada misión empezaba a llegar cada día un poco más tarde a los encuentros. — Llegas tarde, pequeño cabrón. — En ese pequeño no había ni un rastro del cariño que le ponía cuando se lo decía a Nobutaka. — Esta noche dormiremos al raso, tú harás la primera guardia. — Y dicho eso desenrolló un pequeño mapa del País del Fuego.

— Bien... Os explicaré en qué consiste la misión. La aldea Koshihikari ha solicitado ayuda a la hoja... — Señala la localización de la aldea en el mapa. — ...para que hagamos frente a una oleada de saqueos y altercados que han estado sufriendo. Al parecer, llevan unos cuantos años negociando con unos bandidos de las montaña, donde a cambio de unos impuestos les protegían de otros bandidos y rufianes que quisieran aprovecharse de ellos. Vaya ironía. Estos impuestos los pagaban con alimentos, pues en esta aldea aparte de campos de cultivo no tienen mucho más. Al parecer hace poco estos impuestos establecidos han ido creciendo cada vez más y más, hasta el punto de que no tienen ni siquiera para sobrevivir, así que han reunido lo poco que tienen para contratarnos a nosotros.

Hizo una pausa, pasó la mirada por los tres y volvió al lío. — Nuestra misión es poner fin a esta situación. Después de hablar con el jefe de la aldea trazaremos un plan y lo lleváremos a cabo para que la aldea pueda seguir subsistiendo. Como aún nos faltan algunos detalles será mejor esperar a reunirnos con él. Para llegar seguiremos la ruta del río. — Deslizó el dedo por el mapa, resiguiendo dicha ruta. — Por aquí llegaremos antes que por la ruta comercial. No hay ni posadas ni paradas para comer o descansar, pero tampoco las necesitamos. — Seguro que lo decía con tanta confianza porque eráis unos chicos muy competentes, no porque ella fuera capaz de crear casas de madera o algo así.

— Dicho todo, ¿alguna duda? Será mejor que no nos retrasemos más, así que sea lo que sea lo decís por el camino. ¡VAMOS! — Alzó el puño con una sonrisa y encabezó el camino. ¿Qué clase de sorpresas aguardaría esta misión? ¿Tendríais que hacer frente a los bandidos o arrancando unos cuantos hierbajos ya lo resolveríais todo? ¡Ahora es cuando empieza vuestra verdadera vida como ninjas de la hoja!

Llegaba tarde, lo sabía, y le daba bastante igual que hubieran tenido que esperar por él, así que respondió con una sonrisa de seductor en miniatura al cariñoso saludo de Karura. La parte de tener que hacer una guardia le hizo bastante menos gracia. Casi tan poca como lo de tener que dormir al raso. Seguro que no era una sorpresa para nadie pero las acampadas no eran una de sus actividades predilectas. Que si había que dormir en medio de la nada, qué remedio, pero desde luego no iría a hacerlo por gusto.

La buena noticia era sin duda la misión. ¡Bandidos! De jardineros y limpiadores de ventanas a tratar con una… ¿banda de bandidos? ¿No era eso un poco redundante? Mejor grupo de magnitud desconocida de bandidos.

Como todos atendió a las indicaciones sobre el mapa y, cuando la explicación concluyó, se recolocó su mochila de mejor humor.

-Esta vez se ha portado, sensei.

-Todo bien- sonrió un poco con el saludo de Karura-sensei, le resultaba agradable estar en su presencia, siempre era amable con él. La verdad que se alegraba de que les hubiese tocado como profesora, aunque no tenía ni idea de cómo serían los del resto de la clase…en ese tiempo habían pasado a su parecer muy buenos momentos con la sensei.
Tras un buen rato de espera, y cuando estaba a punto de hacer algún comentario sobre él en voz alta, apareció Koichi-san con su aire de “me da igual haber llegado tarde y haceros esperar” como venía siendo costumbre desde hacía un tiempo. ¿No se lo tomaba en serio…? Esperaba que al menos a la hora de la misión no les fuera a dejar tirados, que a veces le daba esa sensación…

Prestó atención a la explicación sobre la misión con interés. Lo de bandidos no sonaba muy amistoso, pero al menos no eran ninjas… ¿verdad? Y si aun les faltaba información tendrían tiempo para pensar una estrategia durante el camino y una vez llegasen, con todas las cartas sobre la mesa. Estaba emocionado, pero no tanto como para alzar el puño y gritar como había hecho Karura-sensei, aun así empezó a andar detrás de ella. Lo de la ruta paralela al río sonaba agradable al menos, miró alrededor según ponían sus pies en el exterior, observando también la reacción de sus compañeros.

-¿Cómo es Koshihikari, sensei? – pregunta con curiosidad. 

Como era de esperar, Uzumaki-san no tenía siquiera la decencia de pedir perdón por el retraso ni por tenernos aquí esperando solo por él. Aunque no abro la boca, no es por falta de ganas y siento como una vena del cuello hinchándose. ¡Que falta de disciplina! Estoy seguro de que nos hará fallar más de una misión, ese chulomédico idiota. Por lo menos él pringará con la vigilancia, «algo es algo» pienso con una leve sonrisa de satisfacción.

Probablemente los tres se han olvidado de mi presencia, ya que no me dejan espacio para observar el mapa así que no me queda otra que acercarme más. Mientras sensei habla de la misión, la escucho a la vez que leo el mapa, buscando buenos lugares para emboscadas así como posibles focos de peligros. En especial después de escuchar que los enemigos son bandidos. Prácticamente he visto la bombilla encendiéndose en nosotros tres al enterarnos de que esta misión tendrá más acción.

Me preparo bien la mochilla en la espalda y corro para ponerme a su altura. ¡Otra vez se olvidan de mí!

— ¿Podremos matar a los bandidos? —me pregunto en voz baja, perfectamente audible para todos.

Sonrió a Koichi y le hizo un gesto de victoria. — Hacedlo bien y a partir de ahora tendremos más misiones como esta. — Así que una vez todos estuvieron de acuerdo con la explicación solo quedaba pasar a la acción.

Salisteis por las puertas de la aldea y seguisteis el camino principal hasta llegar a una bifurcación. Entre los caminos a elegir, vosotros seguisteis el mismo que Karura, quien se escabulló por un tercer camino poco definido, seguramente porque no era de uso regular ya que llevaba al interior del bosque. — Por aquí bajaremos directamente al río, os diría que tengáis cuidado, pero como tropecéis después de tantos años en la academia entrenando las artes ninjas doy media vuelta y me vuelvo a la aldea. — Y dicho eso bajó por el camino.

Durante el recorrido, el pequeño —pero más alto— Nobutaka preguntó cómo era la aldea. — No sabría decirte, nunca he estado. Pero al ser una pequeña aldea que subsiste con el cultivo debe tener pocos habitantes distribuidos en casas junto a sus correspondientes partes de campo. Si hay bandidos con los que negocian un pago a cambio de protección, seguramente signifique que hay más de un grupo refugiándose por los alrededores. — Siguió caminando hasta que finalmente llegasteis al río. — Bien, pues a partir de aquí solo tenemos que seguir el río.

Mientras seguían el camino marcado por el río, Karura oyó la preguntá de Ryuuhei. No sabía si era una pregunta abierta o para sí mismo, pero ella se tomó la libertad de responder. — Puede ser. Si no llegamos a un acuerdo tendremos que solucionarlo de alguna forma, y los bandidos no son gente que precisamente entre en razón con facilidad. 

-Si hay que matar gente, espero que paguen mejor -comentó durante el trayecto.

Podía hacerse una idea del panorama, más o menos. Se quedó mirando el agua fluir por el río mientras andaban paralelamente a este, cuando el comentario de Shintaro le sobresaltó ligeramente. Si, eran ninjas y se suponía que no era extraño tener que tomar ese tipo de medidas pero...¿No sonaba como si tuviera especial interés en hacerlo? 

Prefirió no darle importancia y centrarse en continuar andando tras la sensei, pensado en que debía esforzarse y estar atento para no hacerlo mal en esta ocasión. 

Un destello ilumina mis ojos al escuchar a la sensei. Eso significa que si las conversaciones fallan nadie se opondrá a que vayamos con todo contra los bandidos, ¿no? «En todo caso, espero que fallen. No es nada divertido recorrer tanta distancia para nada». No puedo evitar seguir el viaje con una ancha sonrisa de lado a lado, casi silbaría si no fuera por lo estúpido que sería hacer eso.

No me convence mucho eso de ir todo el equipo por el lecho del río, convirtiéndonos en blanco fácil en caso de haber alguna emboscada. Así que no puedo simplemente relajarme y voy todo el camino mirando hacia los lados por si veo algo raro que llame mi atención. ¿Algún movimiento? ¿Un destello? O solo la sensación de ser observados... cualquier cosa de esas me sirve para saltar las alarmas.

— Ey, recordar que si podemos evitar la violencia no tenemos porque que recurrir a ella. — El camino por el río era demasiado tranquilo, os acompañaba el sonido del agua corriendo, de los pájaros que alegraban el bosque y la voz de Karura que ahora explicaba algo más. — Pensadlo bien, si los aldeanos y los bandidos tenían un pacto que funcionaba, ¿por qué lo han cambiado ahora? — Planteó la duda, a la cual os dio total liberad de especular y compartir lo que pasara por vuestras cabezas.

Pese a la tranquilidad que rodeaba el río —la cual, ciertamente, podría resultar sospechosa— Ryuuhei no es capaz de percibir ningún tipo de peligro más allá de algunos animalillos que dejaban de refrescarse en el agua para huir despavoridos por vuestra presencia. Ni el destello de una mira, ni un mal presentimiento, solo pequeñas criaturillas que huían de vosotros por mera precaución.

Pasó alrededor de un par de horas cuando Karura anunció vuestra primera parada. — Descansaremos un rato ahí. — Señaló un espacio un poco más alejado del río que estaba protegido por la sombra de unos cuantos árboles. Pese a ser vuestra primera misión y que vuestros cuerpos habían sido entrenados para soportar la vida de un ninja, la verdad es que caminar durante dos horas en algunos tramos bajo el sol y con sombra era agotador.

Koichi no se lo podía creer. ¿Ahora eran emisarios de la paz?
-Son bandidos, no necesitan un motivo para romper sus promesas. No tienen moral y oprimen a otros como forma de vida. Se habran cansado de no hacer cosas de bandidos o se habrán vuelto más avaros.
No podían hacer una misión de bandidos y no cargarnos al menos a uno o dos. Los otros equipos pensarían que eran unos pringados.
Según pasaba el rato el sol se colocaba más y más en lo alto y, aunque no estaban llevando un ritmo complicado, el calor hacía el camino bastante más incómodo. Por eso cuando Karura propuso hacer un alto a pesar de llevar tan poco tiempo en marcha, no tuvo ninguna queja.
-Vale~
Descansar era una palabra de lo más ambigua. Había taaaantas formas de descansar... Para él tomó forma de dejar la mochila resguardada en el claro que indicó Karura para poder ir sin peso extra al río. Junto a la orilla se quitó las sandalias y la parte de arriba para luego acercarse a tocar el agua. Ya que estaba ahí nada iba a impedirle darse un refrescante chapuzón así que se quitó los pantalones antes de meterse. El agua estaba un poco fría pero sentaba de maravilla y seguro que le haría oler menos como un preadolescente sudado.
-¡Está de lujo! -dijo a sus compañeros agitando en el aire uno de los brazos para llamar su atención.
¿Eso había sido un intento por hacer algo en grupo? ¿En plan de... conocerse y llevarse bien...? Igual sí que le había afectado el sol. Oh, ¿y lo que asomaba por encima de sus calzones ninja era una cicatriz?

Al principio, pienso lo mismo que Uzumaki-san. ¿Qué hay de bueno en intentar razonar con unos vulgares ladrones? No son más que perdedores que no sirven para nada, ni para empuñar un arma. Pero dándole vueltas a las últimas palabras de sensei...

¿Es posible que tengan algún motivo por el cual han subido los impuestos? Una deuda, nuevo jefe más avaricioso... creo que ya entiendo lo que quiere decir sensei... No es necesario hacer una masacre..... Matando a su líder, ellos probablemente volverán a perder las ganas de saquear y dejarán en paz al poblado. La verdad es que no tenía sentido de la lógica. Bandidos protegiendo un pueblo... Casi que no se les debería llamar bandidos.

Si yo fuera un bandido querría matarlos a todos por ensuciar la reputación del gremio.

Paramos a descansar bastante antes de lo que esperaba, cuando solo llevamos dos horas de camino. No me voy a quejar, que estoy reventado de notar el sol todo el rato calentándome la cabeza. Uff, goteo literalmente gotas de sudor. Y me comienza a picar la nuca. «..mierda, creo que me he quemado. Necesito sombra ya.»

Comienzo a adelantarme hacia el lugar de descanso que dice sensei cuando Uzumaki-san se mete en el río. ¿Es que nuestro ninja médico es idiota? Y encima nos grita como si estuviera bañándose por vacaciones, invitando a cualquiera a que le ataque. Rechazo su invitación al baño negando con la cabeza con expresión malhumorada, sorprendido por su falta de profesionalidad y de que piense que los demás haremos como él.

— Idiota.

El descanso fue bien acogido por todos. El sol estaba fuerte a esas horas del día así que aunque el camino fuese en su mayoría llano resultaba agotador los rayos del sol golpeando en la cabeza constantemente. 
Se cobijó bajo la sombra a la que sensei se había dirigido, descargando su mochila de los hombros y estirando un poco los músculos. No quería darle vueltas demás a la misión hasta tener todos los datos posibles. No es como si tuviese miedo a un enfrentamiento directo, pero a veces era mejor esperar para entender la situación antes de tomar la medida más drástica, o esa era su forma de pensar. Cuando escuchó el ruido del agua y la llamada de Koichi se giró a mirar sorprendido

¿Les...estaba llamando para que se uniesen? ¿De verdad? Miró a la sensei con expresión trastocada y a Ryuuhei quien parecía exasperado por el comportamiento de Uzumaki. Pero quien le iba a decir que con el calor que tenía no le daba hasta cierto punto envidia... Se acercó un poco al río pero sin quitarse la ropa sumergió un pañuelo en el agua para refrescarse un poco la nuca. No estaba seguro de que fuera tan buena idea darse un chapuzón y sí, le daba vergüenza, pero eso no tenían por qué saberlo. Cuando su mirada se cruzó con la de Koichi le sonrió, al menos intentaba ser amable ¿no? El había hecho por socializar, o algo...

Vaya un soso el shinhei ese. Al menos Nobu tuvo la decencia de acercarse ya que se había molestado en tenerles en cuenta... pero estaba claro que necesitaba un empujón.
-¡Técnica del ninja remojado! -anunció antes de ponerse a salpicarle jugando.

En cuantos a los bandidos, cada uno sacó sus propias conclusiones, aunque a la hora de la verdad no sabrían como procederían hasta tener todos y cada uno de los detalles de la situación.

Cuando llegasteis a la zona protegida por la sombra de los árboles, Koichi fue el primero en despelotarse y lanzarse al río, cosa que sus compañeros de equipo estaban poco predispuestos a seguir. Karura tampoco parecía muy entusiasmada en tener que quitarse la tediosa armadura de placas, la cual sabíais que llevaba como representación del clan Senju. Sin embargo tampoco os lo prohibiría, tampoco estabais tan alejados de la aldea y era poco probable de que sufrierais algún ataque llevando las bandanas de la hoja, al fin y al cabo ahora erais ninjas y la gente siempre había temido un poco el ninjutsu que os caracterizaba.

Mientras Koichi y Nobutaka se refrescaban, Karura echó un trago a una cantimplora ninja de su mochila y sacó onigiris empaquetados de la forma tradicional, con hojas de cuya planta desconozco, pero ya sabéis todos a lo que me refiero, porque sois ninjas, ¿verdad? — Venga, descansad un poco, esta vez pongo yo la comida, pero no os acostumbréis eh. — Karura dispuso la comida para que todos pudierais serviros, y al primer bocado descubristeis que en el interior había un delicioso y ácido umeboshi para acompañar a la bola de arroz. — A partir de ahora habrá más bosque y no nos dará tanto el sol, así que probablemente no volvamos a descansar hasta llegar a la aldea. — Dijo eso y se llevo un onigiri a la boca.

Cuano acabasteis de comer recogisteis vuestras cosas y volvisteis a marcar el paso siguiendo la corriente del río. Tal y como Karura os advirtió, el camino estaba protegido por una refrescante sombra que os protegía de los rayos del sol, así que no tendríais que preocuparos que sudar y agotaros más de la cuenta.

-¡Hey!- se quejó un poco aunque entre risas cuando empezó a salpicarle mojándole parte de la ropa. -¡No vale!-No iba en serio realmente, iría fresco por un  buen tramo del camino. Al menos hasta que se secase, pero como irían bajo la sombra tenía la esperanza de que fuese a durar un poco más. De haber estado andando mucho más tiempo se hubiera pensado el meter los pies en remojo pero no lo consideró necesario, aunque sí se sentó un rato al borde del río, haciendo compañía silenciosa a Koichi.

-Voy a ver qué dice Karura-sensei- se incorporó para acercarse a tiempo para escuchar lo de la comida, dudando si comentar algo sobre que el también llevaba algo. Pero qué demonios…
- Karura-sensei, yo también llevo algo así que…podría compartirlo si queréis- jamás diría que lo había hecho él porque al sacar un obento con pulpitos de salchicha y takoyaki empezó a sentir la mayor de las vergüenzas. Lo colocó en medio del corrillo de gente mientras le hacían señas a Koichi para que se acercase, así disimulaba un poco. Luego empezó a comer como los demás sin decir mucho más hasta que comenzaron a recoger para continuar la travesía con un poco menos de peso a sus espaldas.

Ni siquiera los salpicones consiguieron animar al joven Hyuuga así que Koichi dio por finalizados sus intentos de momento de diversión acuática y se dedicó a dejarse flotar sin terminar de alejarse demasiado. Un rato después Nobutaka se marchó, así que volvió hacia la orilla, no fueran tan cabrones de dejarle atrás… pero resultó que no se trataba de nada de eso. Habían sacado comida y Nobu le hacía señas para que se acercara.

Sin tardar un momento más salió del agua, utilizó la parte de arriba para secarse un poco y con los pantalones puestos se unió al corro de la comida gratis. Comenzó por uno de los onigiris porque toda comida que se precie debe tener algo de arroz. Pegó un buen bocado y cuando la sensación salada empezó a llenarle la boca tuvo que contenerse para no poner cara de asco. Umebosi. De todas las cosas asquerosas del mundo tenían que estar rellenos de umeboshi…

Haciendo gala de toda su habilidad ninja, se deshizo de la bolita central que serviría de alimento a las hormigas del bosque o cualquier otro bicho… y en adelante comió sólo del resto de cosas, ya sí con cara de felicidad absoluta.

Para cuando terminaron de comer ya se había secado y casi sentía ganas de volver al agua de nuevo. Peeero la vida del ninja es dura, así que recogió su mochila y emprendió la marcha junto al resto.

-Deberíamos hacer este tipo de exc…misiones más a menudo. El bosque es un lugar agradable.

Lo decía en serio. La sensación de paz del bosque le gustaba pero todavía le había gustado más llenarse la tripa gratis, así que era un poco de ambas cosas.

-Seguro que el resto de equipos todavía están haciendo misiones de principiantes. No puedo esperar a que lleguemos a ese pueblo~

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