Partida Rol por web

Ya cuando estaba pensando en las compras y casi decidido a marcharse rápidamente pensando en el diseño de su coraza, el enano norteño abrió la boca, dejándolo a un lado sin siquiera nombrarlo. Lo cual no le sentó nada bien.

- Y yo parece que me quedaré en la taberna -sonriendo consciente de que probablemente el enano no lo hubiera hecho con mala fe. - Yo considero que voy bastante bien equipado y no soy manco. En caso de que hubiera "gresca" me gustaría estar lo mas cerca posible para ayudaros, y es que los enanos no estamos hechos ni para escondernos ni para correr. Así que cuanto mas cerca del lío estuviera mejor. Por si acaso.

Dicho esto y mientras escuchaba al resto, su mente se dispersó un poco, imaginando como llevar a cabo su creación, repasando el proceso aprendido durante años.

Mientras los detalles de lo que iban a hacer se estaban ultimando, Aria disculpó a Fanel, seguramente más por evitar algún problema con el hosco elfo que otra cosa. Desde luego, es que semejante persona no estaba haciendo nada por llevarse bien con el grupo. Nadie le pedía ser amable, pero ese tipo de salidas de tono estaban de más, especialmente con señoritas.

Finalmente, parecía que todos estaban pensando que la mejor opción era la de dividirse en un grupo diverso, con los demás quedándose cerca por si las cosas se torcían. Gerard asintió con aprobación, diciendo:

- A mí me parece bien, pero también concuerdo con que sería mejor estudiar un poco el lugar de la reunión primero. Así podremos ver dónde podremos ocultarnos mejor y, sobre todo, dónde podrían ocultarse los hombres de monsieur Rasshumenn.

Sonrío ante las palabras del enano y le respondo:

 - "En realidad no sabía donde ponerte pues no pareces un guerrero y creo que tienes más cabeza que músculos. Perdón, pero no conozco bien ni los nombres ni las habilidades de cada uno. Nunca hemos hecho muchas presentaciones. Supongo que cuando tengamos tiempo lo haremos, por ahora, si crees que eres mejor en cuerpo a cuerpo, irás con nosotros en las negociaciones. ¿Están todos de acuerdo? Creo que es un plan sólido. Iremos a mirar el lugar y decidiremos donde se esconderán ustedes."

El plan no es malo. Vemos el sitio y decidimos donde ocultar a nuestro grupo de reserva mientras Angran decide donde quedarse. El resto nos retiramos y llegamos a la zona en la hora acordada.

Fanel escuchó sin mucho interés aparente la discusión que se cernía en la posada mientras miraba hacia una ventana ubicada cerca del rincón apartado en el que hablaban. Como siempre, el variopinto grupo había llamado la atención, sobre todo por personas como Gurnik, Resha, Aenalor y Sir Gerard.

-Lo mejor será ponernos en marcha entonces, no tenemos mucho tiempo y si vamos a movernos mejor que sea ahora. Iremos a la dársena del pueblo, el edificio es una vieja vidriería aparentemente abandonada donde hay algunos cuantos almacenes que se usan en la carga y descarga de mercancía-.

El elfo se encamino unos pasos hacia la salida pero antes cambio de opinión. –Hay que planear bien lo tuyo- dijo a Angran, -en algún punto debes desaparecer sin que sigan tu rastro para que puedas cambiar de vestimenta, de lo contrario, bien pueden olvidarse de esa idea. Ahh, supongo ya saben que hacer con la carreta y los corceles mientras andamos por allí jugando a los investigadores-.

Todo parecía decidido y por las palabras de Fanel parecía que iba a ser todo el grupo el que se moviera a inspeccionar la zona, y aunque le parecía excesivo no tenía ningún problema con aquello.

Con las últimas palabras del elfo se acercó al posadero y le dijo con una amable sonrisa - Encárgate de que mi montura y mis cosas sigan en su sitio para cuando vuelva, date por muerto si no es así. - a la vez que dejaba unas monedas* encima de la barra.

- ¿Nos vamos? - preguntó mientras con una mano abría la puerta hacia el exterior.

En esa ocasión, Fanel estaba demostrando cierta sabiduría y una mejor actitud cuando indicó que no podían perder mucho más tiempo en actuar. El bretoniano no podía estar más de acuerdo con eso, cuanto antes comenzaran a prepararse, sería mejor para todos ellos.

- Lo dejaremos todo aquí - sugirió el caballero -. Y pasaremos aquí la noche si es necesario, para evitar problemas con los animales y salir mañana descansados a dónde debamos. Al menos, eso es lo que yo propongo. Respecto a monsieur Angran, sigo sin estar del todo convencido de que debamos dejarle ir sin ningún apoyo.

De hecho, con respecto al asunto de las monturas y la carreta parecía que Aria había tenido su misma idea y ya estaba de hecho poniéndola en práctica, así que decidió acercarse también al posadero y pagarle, dándole un pequeño extra mientras decía con tono amable:

- Aseguraos de que no le falta de nada a mi montura, monsieur.

Con eso ya cerrado, se dispuso a ponerse en camino.

¿Crees que nos están siguiendo AHORA mismo? -le preguntó a Fanel- Nunca me consideré tan importante para los humanos, ni ellos lo fueron para mí. Pensándolo bien, igual sí soy importante para ellos, con la ropa adecuada.

Bueno era ser precavido, pero aquello también podía ser considerado paranoia. Nadie se fijaba en un mendigo, bien lo sabía él, a menos que pareciera peligroso, loco o peligrosamente loco. Angran meditó sobre lo que el agrio elfo le había dicho y asintió.

¿Has pensado dónde esconderme para cambiarme?

-En Ostland somos gente ahorradora-dijo el iniciado, empleando quizás un eufemismo-así que preferiría no gastar más de lo necesario, nunca se sabe cuando puede hacer falta... Sin embargo, puede que sí sea prudente permanecer un tiempo en este lugar. Y si vamos a permanecer, la posada puede ser un buen lugar para cambiarse-añadió el sigmarita, respondiendo a la pregunta del elfo. 

Puestos en marcha, Angran rápidamente se acercó a Fanel para dialogar con respecto a su plan. A la respuesta si creí que los seguían ahora, Fanel simplemente se encongio de hombros sin darle importancia, fue cuando le preguntó sobre donde cambiarse que Fanel le respondió al elfo vagabundo con algo que implicaba mas que puros gestos.

-Hay una posibilidad. Ve rumbo a la salida trasera de la posada, la encontraras atrás de la barra del posadero, pasando la entrada a la cocina. Si alguien nos vigila creerá que ahora te estoy diciendo que te marches por atrás- indicó el elfo del bosque señalando con su mano descaradamente donde estaba la salida trasera, aunque su voz era claramente suave -No salgas, apenas pasando la cocina encontrarás una puerta vieja antes del pasillo que da a la salida, allí están los baños a donde mandan a los borrachos que no son huéspedes. Allí puedes cambiarte, el baño tiene una ventanilla que da parcialmente al techo y de allí al exterior, por tu complexión, no tendrás problemas en salir. Una vez fuera, actúa con normalidad, y que nadie te vea salir por esa ventana o sospecharán-.

Dejando atrás a las deliberaciones, el grupo salio de la posada en el centro del poblado para dirigirse al oeste, hacia la dársena. Las ideas de Fanel se les habían metido en la cabeza a todos y era muy fácil encontrar a cualquier marinero, albañil, comerciante o vagabundo como un vil ladrón y espía, sobre todo si les miraban demasiado; aunque lo cierto era que desde que estaban juntos, siempre les miraban demasiado.

En pocos minutos llegaron hasta el lugar pactado para algunas horas mas tarde al caer el sol. El lugar por el momento tenia suficiente concurrencia, los edificios cercanos a la dársena eran en su mayoría bodegas de comerciantes y había considerable flujo de trabajo en aquellos momentos, sobre todo con la ventaja que implicaba el tener la mano de obra barata de los refugiados.

Tal como les dijera el elfo, el lugar pactado era un edificio abandonado que se encontraba a la izquierda de la dársena, rodeado a sus costados por dos edificios de almacenes aun en uso, por el agua al oeste y por un conjunto de casas de paja y madera de los refugiados al este. Del interior del edificio, aun no sabían nada mas que en teoría se trataba de una vieja vidriería abandonada.
 

Trazado el plan y poniendo la posada como punto de descanso para todos, dejamos los caballos en las caballerizas y solicitamos unas habitaciones para pasar la noche. Las monedas cambiaron de manos rápidamente con el posadero, añadiendo algo de color dorado para cuidarnos de sus palabras. Tras un ligero trasiego por la calles de la población habíamos llegado hasta las inmediaciones de la fábrica que serviría de lugar de reunión. La zona y calles aledañas por ahora estaban llenas de vida, pero todo indicaba que en un par de horas mas nos quedaríamos en unas calles vacías y sucias.

- Me da que este sitio es el perfecto para terminar con una daga entre las costillas, sino andas con ojo. Me golpeo ligeramente la nariz con el índice. - Y me huele que es un sitio perfecto para deshacerse de gente indeseable o al menos de sus cuerpos.

Al tener que entrar en un edificio para realizar la reunión, si algo salía mal los que estuvieran dentro tendrían que defenderse por si solos hasta que los demás pudieran acudir en su ayuda.....mal asunto, si las cosas se tuercen. 

Escucho las especulaciones del plan mastico la idea y se dio cuenta que estaría en el centro de todo, si se derramaba sangre el terminaría bañado en ella. El enano avanzaba mientras las miradas de los extraños se clavaban en su melena, era consiente que se había empeñado mas en conseguir equipo y alcohol, pero bueno, si la idea era parecer un escolta debía parecer amenazador y su aspecto le favorecía. en su interior consideraba que menudo grupo de super amigos llamaría mucho la atención y las cosas podrían ponerse complicadas, así que se limito a repetirse, gurnik hagas lo que hagas limítate a responder si o no nunca le habían gustado las negociaciones, a le gustaban las cosas simples sacar su hacha y hacer sus problemas a un lado de un tajo o varios dependiendo. al escuchar las palabras de Resha, sonríe con ironía y se acerca a ella bajando el tono de vos si las cosas se ponen feas quiza no sea util para desaparecer los cuerpos de los bandidos antes de irnos, tampoco me agrada esta poscilga pero  supongo que no vinimos por la madera verdad? concluye tocando el mango de su hacha.

Aquel elfo parecía conocer todo sobre la geografía del lugar: sus gentes, sus lugares emblemáticos, sus lugares peligrosos y hasta cada esquina y recoveco de la taberna. Angran no dudó de que el pequeño aseo estara donde Fanel dijera, pero sí sospechaba el modo y las circunstancias en las que el elfo podía haber llegado a conocer tales lugares con tanto detalle. Él era un vagabundo, invisible para unos y molesto para otros, pero tenía el consuelo de saber que él no sabía juntado con criminales. Al menos no con aquellos que podían considerarse como profesionales del crimen. No como Fanel había hecho.

De eso estaba seguro.

Para ser un elfo, se desevuelve con una facilidad espamosa entre humanos... Este elfo es muy raro, y no termino de fiarme de el... Aunque si conoce las tabernas, bebe. Y mi bisabuelo siempre dice que las personas que beben son las de fiar...

- Eso es que el viejo ha visto pocos elfos -murmura para sus adentros, soltando una risa divertida, mientras recuerda a su familia.

Lo que daría por poder tomar un sorbo aunque fuera de ese elixir de Bugman. Lo que daría por una fiesta entre los suyos ahora... Pero había que terminar con la misión y limpiar su nombre. Ya tendría tiempo para contar batallitas cuando fuera viejo.

- Exploremos el lugar. Miremos vías de escape, y cuan cerca está de sitios donde esos tipos puedan emboscarnos. 

Dicho esto se ciñó su equipo, y procedió a comprobar estructura, entradas y salidas.

Tras haber pagado al posadero, Gerard salió junto a sus compañeros del establecimiento para dirigirse hacia el lugar de la reunión con la intención de echarle un vistazo antes de la misma. De nuevo, como cuando estuvieron comentando las posibilidades sobrenaturales de la muerte de Haldir, el caballero se sentía un poco fuera de lugar, dado que ese tipo de cosas (reuniones secretas, trato con criminales, comprobar la zona, etc) se alejaban mucho de su campo de acción. Eso lo llevaba a la inevitable conclusión de que en el Imperio las cosas eran muy distintas.

Pero no era tonto y, desde luego, aquella casa no inspiraba la más mínima confianza. Algo apartada y de noche, podía ser, como alguno ya apuntaba, el lugar perfecto para que tramar asuntos de dudosa legalidad.

- Habrá que ser cautos - dijo -. Los que no vayamos a estar presentes en la reunión deberíamos encontrar un lugar cercano desde el que poder escuchar si algo se tuerce y llegar pronto, pero tampoco sin que destaquemos demasiado.

Dejamos finalmente la posada, en la que cancelo mi parte de la carreta así como mis derecho de huésped. Avanzamos por la ciudad, atrayendo más miradas de las que nos habría gustado pero eso a mí me importa una mierda. Siempre me ha gustado que me miren y camino orgulloso con mis dos hachas cruzadas en mi espalda detrás de mi escudo.

Finalmente llegamos a ese edificio cercano a la dársena. Le veo y parece poco más que un nido de ratas. Lamentablemente para nosotros, solo las ratas se sienten cómodas en su nido y es con ratas con quienes nos estamos metiendo ahora.

Miro el lugar y escucho las palabras de mis compañeros pero me quedo finalmente en las del Bretoniano:

 - "Entremos todos y busquemos un lugar dentro en el que se oculten. Nos aseguramos de que no haya nadie dentro y si encontramos algún lugar bueno para ocultarse, y se meten allí. Esperamos pacientemente a que lleguen para la negociación y luego nos vamos todos. Si llegamos antes de que lleguen a ocultarse, no podrán hacerlo frente a nuestros ojos. La gracia de que la reunión sea en un lugar cerrado es que no hay mucha posibilidad de francotiradores, solo debemos mantenernos lejos de las ventanas."

La verdad es que la reunión no me preocupa mucho. No temo a un par de imbéciles con dagas y, por sobre todo, no creo que alguien que puede ganarse unos buenos oros solo por darnos una información que nos permita matar enemigos del Imperio prefiera jugárnosla.

El sitio no tenía muy buena pinta, pero el sigmarita no se esperaba otra cosa. Iban a tratar con criminales, no con la nobleza de la zona, y por tanto el sitio cabía esperar que fuera acorde. Echó una ojeada distraídamente, pensando en lo mucho que estarían llamando la atención todos juntos, y empezando a sospechar que tenían algunos ojos encima desde hace un buen rato. Escuchó lo que decían unos y otros, aunque al escuchar a Sargón, se decidió a intervenir.

-No creo que sea buena idea. Si yo fuera a concertar una reunión con gente de la que no me fío, lo primero que haría sería registrar el lugar. Si nos encuentran escondidos, no creo que las negociaciones vayan muy bien. 

Aenalor estuvo el viaje sumido en sus pensamientos, intentando no preocuparse ante esa reunión con un tipo desconocido y peligroso, pero era importante, muy importante obtener esa información.

-Yo estaría de antes esperando para evitar esas cosas -comentó Aenalor al comentario del sigmarita- sigo creyendo que nuestra mejor baza es que él se crea más listo que nosotros, además que dudo que él vaya a venir solo, ¿por qué nos deberíamos de ocultar? Si pregunta se lo decis, "están allí solo por si acaso", y ya está -no le gustaba rebajarse al estilo y gustos de los criminales, y si no era absolutamente necesario no lo haría.

Eran demasiados y demasiado diferentes para sonar con una sola voz, así que no unió la suya a las ya dispares opiniones y sugerencias que se empezaban a barajar.

Habían ido ahí a explorar el lugar y eso es lo que ella pensaba hacer, ya tendrían tiempo para preocuparse por el luego. Así, rompió la incertidumbre inicial y puso en práctica las palabras de Sargón y Grii, y con cierta precaución intentó abrir la puerta principal para luego explorar* el interior.

-Es un argumento interesante, pero podríamos llegar a tener que pagarlo muy caro si las cosas van mal- dijo Fanel quien había estado con ellos escuchando toda la  conversación y ahora respondia a las palabras del alto elfo, no obstante no participaba en ella realmente con interés claro, o al menos no hasta aquel momento. –Si miran a lo alto, verán que desde el techo de los almacenes en los costados se puede divisar a la perfección el interior de la vidriaría a través de sus ventanas- empezó a decir el elfo, -aunque desde allí no escucharemos nada; bien me parece que será muy difícil acercarnos a escuchar sin ser vistos, tendríamos que estar en las calles entre los edificios-.

-Entonces entramos?- preguntó Fanel tras acercarse a la vieja puerta de madera de la vidriaría. Justo para en ese momento detenerse. Del otro lado de la puerta, desde el interior de la habitación, surgían unas risas secas y despreocupadas.