Gurnik nuevamente tomo conciencia, aunque no estaba muy seguro de si era posible levantarse.
Escuchaba voces, en la lejanía, voces humanas, voces elficas, voces enanas...
Todo transcurría como en cámara rápida para el.
Primero había caído, luego había sentido como alguien que ni siquiera pudo saber quien, lo casi arrastraba a una carreta, y ahora mas ruidos... Cuando terminaría esto en su muerte? Nunca lo llegaría a saber.
Repentinamente sus sentidos se empezaron a aguzar y sintió el dolor. Excruciante, profundo, dentro de sus huesos, músculos, órganos. Todo le dolía, y al parecer la misma adrenalina que anteriormente le había ayudado a hacer todo lo necesario, lo había abandonado por un buen tiempo.
Gurnik no sabía mucho de biología - excepto disecciones de no voluntarios - sonrió interiormente - pero estaba seguro de que le dolía todo lo que tenia y algunas cosas que no se acordaba que pudieran sentir dolor.
No se quejó, pues no era digno de un matador, pero claramente esto le dejaba una gran lección: Combatir a muerte sería aun más su propósito de ahora en adelante. Ni siquiera podía levantarse solo, demonios!
Entreabrió sus ojos sólo para darse cuenta de que estaba anocheciendo y que varias horas habían pasado.
Alcanzó a ver como la elfa se acercaba a un maldito goblin cerca de el y después de intentar hablarle, le había atravesado el cuello con su estilete/espada.
"Bah" - se dijo- "ni siquiera dejan divertirse..." Exactamente a que diversión se refería, nadie nunca lo sabría pues mal podría pararse, y peor hacer algo mas.
Con el rabillo del ojo vió al joven Sargón y se alegró que aun pudiera moverse. Lo envidió un momento y luego sus ojos se cerraron por el esfuerzo.
Aenalor vio como Arianne le pasaba un papel a Resha, pero luego parecía tener intención de matarlo, por lo que en el momento en que la kislevita le daba el documento, el alto elfo lo cogió mientras intentaba evitar esa ejecución tan espontánea.
-¡NO! -gritó.
Motivo: Iniciativa evitar muerte del Chamán
Tirada: 1d10
Resultado: 6(+43)=49
Motivo: Leer/Escribir
Tirada: 1d100
Dificultad: 59-
Resultado: 71 (Fracaso)
Motivo: Leer/Escribir (P.S)
Tirada: 1d100
Dificultad: 59-
Resultado: 9 (Exito)
Iniciativa: 49. Por probar que no quede.
Leer/Escribir: Creo que no me quedaban Puntos de Suerte (Aunque al obtener un nuevo P.D no sé si ganaría un P.S, creo que son independientes). He hecho las dos tiradas antes de confirmarlo :S
Afirmo al goblin con mi bota sobre su espalda mientras continúa moviéndose y luchando. Entonces Aria le entierra su espada en la boca con un fluido movimiento, antes de que yo sea capaz de intervenir de alguna manera.
Con la boca tan abierta como la del asesinado Chamán, y con mis ojos abiertos de par en par, le reclamo a la elfa:
- "¡Es la última vez que matas a este chamán antes que yo!"
De pronto, me llega el eco de mis propias palabras y tuerzo el gesto ante lo ridículo que sonaron. Me giro con violencia y me dirijo al cuerpo de Angran, preparado para así darle un funeral digno antes de largarnos de acá. Espero la confirmación del resto del grupo para así pedirle a Tarhun para que diga algunas palabras antes de quemarlo y formar una hoguera de la que poder guardar sus cenizas.
El sonido de la espada atravesando la cabeza del chamán fue música para los oídos de Grii. Viendo que ya estaba seguro se abandonó a sí mismo y volvió a tumbarse entre los bártulos de la carreta, cayendo dormido casi al instante. En menos de dos días habían luchado contra seres salidos de las tumbas, orcos, goblins... Y él en particular había hecho frente al orco mas grande que había visto en la vida, y que seguro que el resto habían visto, eso sin contar con que casi pierde la vida.
Se merecía ese descanso. Y la oscuridad pronto volvió a su mente.
El caballero bretoniano apartó la mirada un momento del pielverde para poder dar su opinión con respecto al cuerpo de Angran.
- Quemémosle, pues. Si lo hacemos bien no tendremos nada más que lamentar y podrá descansar.-
Gerard ignoró por completo los futiles intentos del goblin por intentar morderle y se ocupó de que no tuviera manera de alcanzar el fuego, diciendo:
- Revolverte así no te va a servir de nada, criatura, excepto para molestarnos aún más - le miró fijamente antes de señalar a Sargón - Ya has visto que a mi amigo no le importaría empezar a cortarte cosas para que hables. Así que, ¿por qué no te ahorras sufrimiento y empiezas a hablar? - La mirada se le afiló al clavarse en los ojillos del chamán - ¿Qué hacías en el bosque de Athel Loren? ¿Por qué matásteis al guardián? - comenzó a preguntar, deseando obtener respuestas lo antes posible.
Sin embargo, al parecer algunos no querían perder el tiempo con un interrogatorio. Aria de acercó a ellos y, antes de que ninguno pudiera reaccionar (normal, debido a la velocidad de la elfa), ejecutó limpiamente al goblin, dejándoles con un palmo de narices.
- ¿Por qué has hecho eso? - preguntó molesto, mirando a la exploradora - Podríamos haber conseguido algo y, si no, al menos esta bestia no dejaría este mundo tan plácidamente. Nos debía eso como mínimo.
Incluso en esa situación, con lo enfadado que estaba, las palabras de Sargón le arrancaron una leve sonrisa, pues tenían su gracia. Tras eso, sin nada más que hacer, se puso a ayudar con el funeral del vagabundo.
Seiger siguió, simplemente, sumido en su inconsciencia, ajeno al mundo que le rodeaba.
La reacción de todos fue muy lenta, Arianne era rápida, muy rápida, incluso mas rápida que el ágil Fanel quien quizá era el único que podría haberla detenido pero como siempre, no tenía interés en lo que el grupo de mercenarios al que acompañara llegasen a ser, al menos mientras no le afectase a él, incluso alguno que otro le pudo ver sonreír con aprobación ante las acciones de la elfa; eran de la misma raza, e incluso quizá del mismo reino pues poco sabían de Fanel, por lo que quizá tendría sentido que pensasen de forma similar.
El chaman se había retorcido de dolor en un principio ante la proximidad de su muerte, pero para cuando los reclamos se intensificaban, ya era muy tarde, Arianne había hecho su trabajo con la eficacia que le caracterizaba. Ya no había vuelta atrás, nada se sacaría de ese chaman y muy poco de los cadáveres.
Muy pocas pistas tenían realmente. Un contingente amplio de pieles verdes, quizá unas tres docenas eran las que ahora combatían y que si su intuición no les engañaba, era quienes habían participado en el asesinato del elfo Haldir. Eran guiados, liderados o quizá solo acompañados por un ser desconocido que se movía entre las sombras y que nunca se había atrevido a hacerles frente. Y a su vez, de alguna manera habían conseguido la alianza con uno o mas clanes de pieles verdes de la región para atacar un poblado imperial siendo incluso reforzados por tropas de no muertos; las cosas no encajaban del todo.
Quiza, solo quizá, las respuestas a todo estaban en el papel que ahora Aenalor escudriñaba. Estaba en elfico, les dijo, lo cual era una buena noticia, pues Aenalor era un elfo letrado y sabio, el podría desentrañar las palabras allí escritas, y quizá encontrar cordura en toda aquella locura.
Aunque de momento habría que esperar, la intensidad de los acontecimientos les estaba afectando, y por ello bajo el consenso de la mayoría, el sacerdote ungido de Sigmar, Tarhun, decidió llevar a cabo el funeral allí mismo, en lo alto de aquel valle escondido entre las colinas. La decisión de que hacer con las cenizas, se la dejo a los mercenarios, el ya no tenía real injerencia en ello.
Por ello reunieron suficiente madera para una pira, y bajo las indicaciones de Fanel y Aenalor, el sacerdote intento llevar a cabo un funeral digno de aquel elfo, aunque en el fondo, mucho de su parte estuvo ligado a los dioses humanos, a los que Angran no respondía, por los que las plegarias a Morr y a Sigmar en el fondo carecían de importancia para Aenalor y los demás. No obstante, antes de que su cuerpo terminase de arder tras ser colocado sobre una gran roca, Fanel se acercó y pronuncio unas leves palabras en la lengua de los elfos que nadie entendió a la distancia.
Con ello Angran había partido, tras unas horas, sus cenizas estaban listas para ser dispersadas por el viento en aquella zona, o en el lugar que sus compañeros considerasen mas apropiado. Tarhun había querido también quemar a los pieles verdes, pero simplemente no tenían el tiempo para ello, ni las fuerzas y mucho menos la madera.
Siendo así, con la guiá de Fanel, Sir Gerard partió para escoltar a Tarhun quien llevaría a los humanos caídos hasta las cercanías del poblado, incluyendo al noble heredero de aquellas tierras del que cuya muerte seguramente les traería consecuencias en el futuro, últimamente empezaban a juntarse muchas amenazas futuras sobre sus hombros.
El resto termino de recoger todo lo faltante y cargar agua para el largo viaje mientras esperaban a que el cuerpo del elfo se reduje a cenizas. Y así, ya entrada la tarde, cuando Sir Gerard estaba de regreso, el grupo de nuevo reunido pudo retomar su camino hacia la torre del duque.
Gurnik: Se agradece el esfuerzo y calidad en el post.
Sir Gerard: En el corto tiempo que la elfa te deja, no consigues sacarle nada al goblin salvo escupitajos y rizas.
Todos: En el fondo, nadie sabe la lengua de los pieles verdes, no iban a conseguir nada aun estando cuerdo aquel ser. O al menos no hasta donde vislumbra mi ingenio.
Todos: Para entender a Fanel obviamente han de hablar la lengua de los elfos y forzosamente tendrán que acercarse a él y hacer una tirada de percepción.
Aenalor: Te respondo aparte.
Todos: Con esto prácticamente hemos terminado la escena. Pronto entramos a lo que sigue que es el final de esta entrega y habré de ponerles experiencia.
Todos: Atardecer del 16 de Vorgenheim del año 2531. Signo astral predominante "Mummit el necio".
El elfo se quema mientras miro la pira con el gesto torcido. Recogí y junté mucha de esa madera y, aunque no diga nada, estoy apenado. Sé que muchas veces me hago el rudo o el que no le importa nada pero sé, muy en el fondo, que es solo una careta que uso pues pienso que sin ella no sobreviviré. Temo que debo portarla para no fallecer. Para no ser yo el de la pira.
No conocí mucho a Angran más allá de lo que compartimos en el viaje, mucha parte de él en silencio. No sé quien era y ni quien quería ser pero aun así me apena ver en donde terminó.
Para muchos el ver a otro irse es un alivio de pensar en que hoy no les tocó a ellos. Siento también aquel sentimiento, agradezco no haber sido yo hoy, pero eso no me conforta y sé que aquel elfo debía tener deseos que jamás cumplirá. Yo deseo cumplir mis sueños pero tampoco sé si algún día podré hacerlo o terminaré en una pira antes.
Miro a Grii y a Seiger en la carreta. Casi murieron, casi fueron ellos. Me da pena como terminaron pero agradezco que podrán contarlo cuando se recuperen. Estuvo cerca y solo espero que la próxima vez estemos más a la altura para conseguirlo sin sufrir tantas bajas.
Miro los cuerpos y son muchos los que murieron de aquel pueblo, incluyendo al noble. Es una lástima pero también me hace pensar que nuestra compañía está formada de puros tipos excepcionales. Que yo mismo soy excepcional y que por eso seguimos vivos cuando muchos otros mueren como moscas. Me siento orgulloso pero quizás también solo fue suerte.
Termino de cargar todo lo necesario y caminar al lado de la carreta cuando llega el momento de irnos. Quiero dejar este lugar atrás y abrazar la recompensa que me espera donde el Duque. Necesito descansar y un buen trago.
El texto empieza hablando sobre la actualidad en el bosque de Laurelorn, algunos enfrentamientos recientes con clanes muy hostiles de hombres bestia y los cambios en los vientos de la magia. El que escribe parece temeroso acerca de que las hordas del caos estén tomando fuerza de nuevo y una nueva tormenta esté por caerles encima.
Tras esto, el elfo parecía excusarse por sus pensamientos aseverando que había cosas que eran ineludibles, cosas que se debían hacer, -el pergamino- exclamaba, -no puede seguir oculto más tiempo-.
Sus palabras luego divagaban un poco, sobre la historia reciente del imperio, de nuevo como un intento de justificación o quizá de ilustrar sus pensamientos a aquel que recibiera la carta. Finalmente, la carta llegaba a su punto crucial, el asesinato de Haldir.
-Itzvan, retorcido amigo, debes comprender que no puedo estar conforme con todo esto. Él es uno de los míos, unos de los más antiguos y algún día, cuando todo salga a la luz, será uno de los más venerados, uno de los grandes héroes. Participar en su muerte será una carga que llevaré por siempre.
Sé que es algo que no podemos evitar, que, si no lo hacemos, tarde o temprano los elegidos del rey de la oscuridad eterna se harán con él. El cetro no puede caer en sus manos, debemos impedirlo a toda costa. Quisiera que Haldir lo entendiese, quisiera no tener que involucrarme en el ruin acto de asesinarle, pero alguien tiene que tomar el paso. La oscuridad se está moviendo, y su mirada está fija en Haldir, ya solo es cuestión de tiempo, tenemos que reaccionar pronto.
Por tanto, me comprometo a ayudarte en esta tarea. Ya he movido las piezas para facilitarte todo lo que necesites. La entrada de los asesinos al imperio y sus movimientos no serán descubiertos. Usar orcos no es algo que me place, pero entiendo su utilidad. No obstante, dudo que las fuerzas de la oscuridad se traguen el engaño, estás se moverán pronto…
Itzvan, como guardián que eres, quizá el ultimo de entre los tuyos, debes darte prisa. No se a dónde iras y temo que jamás me lo dirás. Soy un ser débil, sería fácilmente doblegado. Por si este es mi último contacto contigo, quisiera agradecerte de nuevo por salvarme la vida aquel día. Yo…-.
La carta seguía narrando situaciones personales de despedida y agradecimiento para luego desear lo mejor a aquel tal Itzvan a quien en cierto momento quien escribía la carta volvía a llamarle como “guardián”, y sobre todo pedirle el prometiese que se escondería lejos, donde nadie pudiese encontrar el pergamino. Y si le era posible, encender la torre, pues era su mayor esperanza.
Por último, la carta culminaba con la frase:
Atte. Faladar, tu amigo en la lejanía de tu soledad, quien siempre te deberá la vida.
Tras esto lar carta continua con un corto texto en una lengua que no entiendes y cuyos garabatos parecen escritos sin esmero.
El joven Melenarroja alternaba momentos de lucidez con cabezadas. El dolor lo atenazaba y no era capaz de levantarse siquiera de la carreta. ¿Perdería el brazo? Si así era, adiós a su sueño de ser herrero rúnico... No le quedaría otra que pintarse la cresta naranja y buscar la muerte por haberse deshonrado a sí mismo.
Y es que su clan necesitaba como el comer alguien que pudiera ayudar a crear una fuerza que retomara Cragmere... Y seguro que una unidad rompehierros bien equipados con armas y armaduras rúnicas podrían liderar la defensa de un hipotético asentamiento en la antigua Karak mancillada.
Pero para eso quedaban muchos años por delante... Mucho aprendizaje y mucho trabajo, que estaba dispuesto a llevar a cabo. Ayudaría a retomar Cragmere aunque le costara la vida. Por la gloria del pueblo enano.
Saliendo de sus cavilaciones, se dio cuenta de que aún no estaban en movimiento y puso un grito en el aire:
- ¡Tenemos que marcharnos antes de que cualquier cosa venga a darnos caza, sea el señor noble, mas orcos o muertos que levanten de su letargo! ¡¡Vamonos!!
Tras esto otro pinchazo, y otra vez a tumbarse a descansar.
No hay cantos y no hay risas en la preparación del cuerpo de nuestro compañero, los haces de leña son llevados con velocidad y una vez puesto sobre ellos el cuerpo, la pira es encendida sin ceremonia. Mientras miro al fuego pienso, que como mercenarios estábamos sentenciados a una vida sin casas ni familia, en la que el camino y los campos de batalla se solaparan uno tras otro era común despedir compañeros por dejar este tipo de vida o esta vida para siempre. Aun así no era menos duro pensar que en el siguiente combate fuera el compañero de tu lado o tu mismo el que se consumiese en el fuego.
Una vez recogidas las cenizas, es tiempo de partir. Como grita Grii desde el carro mucho enemigos tenemos como para perder mas el tiempo en esta colina perdida de la mano del padre invierno.
La mirada de Aenalor fulminó a la elfa con una dureza que no había mostrado todavía.
-Señorita Arianne, ¿no nos ha costado ya demasiado sus impulsos? -dijo mientras aferraba la nota- el trato con el ladrón en el pueblo, por culpa de ello nuestros caballos y la maravillosa bestia de guerra de Sir Gerard, ahora el goblin que podríamos haber intentado sonsacar algo, ¿va a empezar a pensar que sus acciones tienen repercusiones sobre nosotros o va a seguir viviendo de su forma e ignorando que sus actos nos ponen en problemas a todos los demás? -frunció el ceño- ¿Piensa siquiera en algún momento o simplemente se deja llevar por los instintos como un animal salvaje?
Se había hartado del temperamento de esa elfa que veía más propio de un enano que de uno de su misma especie, aunque fuera de otra cultura.
-En fin, las preguntas eran retóricas, no espero una respuesta -carraspeó antes de agitar la carta que le habían ofrecido- aquí hay información importante, si me hacen el favor de prestar atención -y sin más se dispuso a leer la carta para todo el que quisiera escucharle. Era una información demasiado contundente.
El texto empieza hablando sobre la actualidad en el bosque de Laurelorn, algunos enfrentamientos recientes con clanes muy hostiles de hombres bestia y los cambios en los vientos de la magia. El que escribe parece temeroso acerca de que las hordas del caos estén tomando fuerza de nuevo y una nueva tormenta esté por caerles encima.
Tras esto, el elfo parecía excusarse por sus pensamientos aseverando que había cosas que eran ineludibles, cosas que se debían hacer, -el pergamino- exclamaba, -no puede seguir oculto más tiempo-.
Sus palabras luego divagaban un poco, sobre la historia reciente del imperio, de nuevo como un intento de justificación o quizá de ilustrar sus pensamientos a aquel que recibiera la carta. Finalmente, la carta llegaba a su punto crucial, el asesinato de Haldir.
-Itzvan, retorcido amigo, debes comprender que no puedo estar conforme con todo esto. Él es uno de los míos, unos de los más antiguos y algún día, cuando todo salga a la luz, será uno de los más venerados, uno de los grandes héroes. Participar en su muerte será una carga que llevaré por siempre.
Sé que es algo que no podemos evitar, que, si no lo hacemos, tarde o temprano los elegidos del rey de la oscuridad eterna se harán con él. El cetro no puede caer en sus manos, debemos impedirlo a toda costa. Quisiera que Haldir lo entendiese, quisiera no tener que involucrarme en el ruin acto de asesinarle, pero alguien tiene que tomar el paso. La oscuridad se está moviendo, y su mirada está fija en Haldir, ya solo es cuestión de tiempo, tenemos que reaccionar pronto.
Por tanto, me comprometo a ayudarte en esta tarea. Ya he movido las piezas para facilitarte todo lo que necesites. La entrada de los asesinos al imperio y sus movimientos no serán descubiertos. Usar orcos no es algo que me place, pero entiendo su utilidad. No obstante, dudo que las fuerzas de la oscuridad se traguen el engaño, estás se moverán pronto…
Itzvan, como guardián que eres, quizá el ultimo de entre los tuyos, debes darte prisa. No se a dónde iras y temo que jamás me lo dirás. Soy un ser débil, sería fácilmente doblegado. Por si este es mi último contacto contigo, quisiera agradecerte de nuevo por salvarme la vida aquel día. Yo…-.
La carta seguía narrando situaciones personales de despedida y agradecimiento para luego desear lo mejor a aquel tal Itzvan a quien en cierto momento quien escribía la carta volvía a llamarle como “guardián”, y sobre todo pedirle el prometiese que se escondería lejos, donde nadie pudiese encontrar el pergamino. Y si le era posible, encender la torre, pues era su mayor esperanza.
Por último, la carta culminaba con la frase:
Atte. Faladar, tu amigo en la lejanía de tu soledad, quien siempre te deberá la vida.
Una vez terminó, plegó la carta y se la guardó mientras esperaba las opiniones de sus compañeros.
Su despedida a los caídos fue breve, y tras esta poco o ningún sentido tenía responder a la pregunta de Sir Gerard o a la acusación de Aenalor, pero pensar que el robo de los caballos tenía algo que ver con su actuación en aquella reunión era ingenuidad pura y si ahora al menos disponían de tres monturas de calidad era gracias a ella. Tampoco tenía ningún sentido apuntar que, gracias a adelantarse, habían conseguido armar una defensa para acabar con la amenaza de los pieles verdes, ni que habían conseguido dar con este reducto gracias a sus habilidades. Lo único que se reprochaba a ella misma era el haber avergonzado a Grii delante de aquél canalla pero nada más.
También veía que el academicismo del mago le había alejado del conocimiento de la naturaleza y del entorno animal. La naturaleza era inmisericorde, justo lo contrario que su acto y quizás no lo viera nadie, pero acababa de salvar al caballero posiblemente de perder el favor de su dama. ¿De verdad había pensado que torturar a una criatura desvalida le acercaría de alguna manera a su noble meta?
Poco o ningún sentido tenía responder a Sir Gerard o a la acusación de Aenalor, así que no lo hizo, se limitó a tirar las flechas envenenadas a la pira para que ardieran y a escuchar las palabras del mago en la lectura de la carta que había encontrado poco antes y que había entregado a Resha.
Pensó en aquellos nombres, en aquellas referencias, pero todas ellas escapaban a su inmediato conocimiento. Quizá su mecenas supiera algo más. La voz de Grii se alzó de nuevo como el estallido de un látigo, así que se limitó a arrear a su montura. Tenían todavía un largo camino que recorrer.
Motivo: Sabiduría popular elfos
Tirada: 1d100
Dificultad: 40-
Resultado: 60 (Fracaso)
Entre los que eran no tardaron demasiado en poder preparar la pira necesaria para Angran. Gerard tampoco había llegado a conocerle bien, honestamente, pues el vagabundo era parco en palabras. Aún así, habían sido compañeros desde hacía un tiempo y su muerte era algo que lamentar, como todos estaban haciendo a su manera. Lo más sorprendente de todo aquello fue ver a Fanel acercarse al fuego cuando este ya consumía el cuerpo para decir algo que el caballero no llegó a oír o entender.
No poco sorprendente fue tampoco el discurso de Aenalor hacia la exploradora ante el cuál ella no respondió, igual que no lo había hecho con sus preguntas. Con todo, Gerard se acercó al hechicero, posando una mano en su hombro mientras hablaba.
- Dejadlo, monsieur. Tampoco conseguiremos nada enfrentándonos entre nosotros... y no hay que olvidar que las acciones de madmoiselle no se han limitado a eso.
Tras eso, el bretoniano escuchó junto a los demás la lectura de la carta con atención. No recordaba en ese momento haber oído esos nombres antes, pero desde luego el escrito dejaba claro que el culpable era alguien astuto y poderoso. Por no hablar de otros acontecimientos...
- Entonces... ¿hay un elfo que ayudó al culpable en el asesinato? ¿Podría vivir en el mismo bosque? De ser así... tal vez ya sepa que estamos investigando y haya avisado al tal Itzvan.
Una vez expuso ese pensamiento, el caballero dejó el grupo unas horas para escoltar al sacerdote Tarhun y los cuerpos hasta las cercanías del pueblo, volviendo a recordarle antes de dejarle su promesa de enmendar lo ocurrido ante Lord Steffon. Al regresar con sus compañeros, todo estaba listo para partir, él incluido.
Mhhmmm... Interesante. Pero estoy intentando dormir...
- Todo eso sobrepasa mi entendimiento. Pero hay algo obvio. Había otro guardían que mató al guardían original, ¿sería el elfo que murió en el bosque? ¿Quien será ese "retorcido Istvan"? Necesitamos volver donde el noble para comentarle todo, y que nos de pistas al respecto. Esa torre que debe encender, el cetro que encontramos puede ser el de la carta... Era mágico por sus cualidades... Todos los orcos que nos hemos ido encontrando... Todo parece seguir un plan manejado por ese tal Istvan. Habla de un grupo de asesinos... Es demasiado para mi entendimiento, me faltan piezas. Pero definitivamente algo malo, bastante malo se está gestando. Debemos irnos. YA.
El enano sonaría aún mas convencido de que lo mejor era marcharse, dolorido como estaba, poco podía hacer si ese grupo de "asesinos aparecía".
- Necesito tiempo y ayuda no solo para recuperarme, sino para equiparme mejor. Estoy seguro que con todo este metal puedo hacer cosas que merezcan la pena, y que me podrían haber librado de todas estas heridas de haberlo conseguido antes... Al menos estoy entero. Convendría que alguien cubriera nuestros pasos. ¿Habremos acabado con todos los orcos? ¿Habría alguien mas? Porque la carta habla de "manejar a orcos". Y para manejar orcos, hace falta alguien que los maneje. Igual está mirándonos ahora. Todo el mundo alerta. Hans, a la carreta. Nos vamos.
No era una orden como tal, pero instaba a todos a marchar. Se hacía tarde, y estaban cerca de una zona donde los muertos se levantaban, parecía que todo aquello no era tan solo una incursión orca, y que todo se podía volver aún peor. Tenían que marcharse con presteza.
Las palabras de Grii sacaron a todos de sus pensamientos y el grupo procedió a partir de inmediato dejando todo aquel campo de batalla atrás. Sir Gerard y Fanel ya se encontraban con ellos tras dejar atrás al sacerdote Tarhun quien terminaría el corto camino que les faltaba. Este les había dicho que intentaría hacer tiempo, por si preso de la ira el lord intentaba ir tras ellos para apresarles, aunque eso lo veía poco probable si no les tenía prácticamente enfrente.
El viaje de regreso a Bechafen les tomaría mucho tiempo, sobre todo cargando con los heridos en aquellos caminos. Eran propensos a cualquier ataque y no estaban listos para entablar una nueva batalla, por ello la marcha forzada sería su mejor opción para compensar su avance.
Todos: Disculpad todos ahora mi retraso, si no es uno es otro xD.
Todos: Les aconsejo repasar la cronología para ir atando mas cabos. Como jugadores tienen la ventaja de que yo les pongo información extra que sus personajes desconocen y que ayudan a que le agarren mas sabor a la trama. Por ejemplo, de ese tal Itsvan, ustedes como jugadores han de saber algo mas que sus personajes.
Fin de la escena, paso a ponerles experiencia y pronto iniciaremos la escena epilogo, que por cierto será un salto hasta Bechafen por lo que si alguien quiere hacer algo en el camino que lo vaya diciendo. La dejo abierta por si quieren agregar algo más.
Sabiduría popular elfos: No conoces en lo absoluto al elfo, pero si que conoces al bosque de Laurelorn. Este lugar es en si mismo uno de los otros recintos de elfos del bosque además de Athel Loren. Sabes que se ubica al oeste del imperio bajo lo dominios del conde elector de Nordland. No sabes mucho del lugar salvo que son elfos silvanos mucho menos aislacionistas y que de hecho tratan mucho con los humanos.
Percepción: Por instinto buscas en Fanel algún tipo de información, por si el sabe algo de lo que se dice en la carta. No obstante el elfo no dice nada, pero aunque los demás no se dan cuenta tu, que has puesto atención en él, has notado una clara reacción de rabia en su rostro que ha ocultado alejándose del lugar para ir a clavar su daga en la tierra fresca cercana a una de las grandes rocas. Fanel esta molesto, lo sabes, y eso te hace pensar que sabe o entiende algo que ustedes no.
Motivo: Sentir Magia+Afinidad con el Aethyr
Tirada: 1d100
Dificultad: 78-
Resultado: 9 (Exito)
Motivo: Saber Académico (Magia)
Tirada: 1d100
Dificultad: 49-
Resultado: 47 (Exito)
Tiradas para seguir investigando con el cofre aquel que llevaba desde que adopté este personaje:
Sentir Magia: 6 Grados de Éxito para comprobar si es un objeto mágico.
Saber Academia (Magia): Éxito Simple por si puedo averiguar algo.