Partida Rol por web

Angran llegó a la plaza con brazos suplicantes y rostros sucio. Implorando limosna, aquí y allá, como antiguo luchador contra el Caos. Atormentado por los horrores vistos y con el único objetivo de comer un día más. A cuántos pasaban cerca de él apelaba, por su piedad.

Veterano contra el Caos.
Luche en la guerra contra el Caos.
He visto horrores.
Codo con codo con los humanos.
Veterano contra el Caos. 
Campaña del Fuerte Holger.
Al servicio del Imperio.

Así, paso a paso, petición tras petición, llegó al lugar y se instaló en el suelo, pidiendo una y otra vez limosna.

- Quizás monsieur Fanel tenga razón en ese aspecto - dijo Gerard a Aenalor, sin gustarle mucho tener que darle la razón al hosco elfo -. Es más, deberíamos suponer que él ya habrá contado con esa posibilidad y podría tener secuaces cerca.

Dicho eso, el caballero miró la casa y suspiró. De tener que pelear allí dentro, habría poco sitio para moverse y él estaba más acostumbrado a los espacios abiertos. Además, seguía sin tener muy claro cómo iban a poder estar cerca de la casa para ayudar a sus compañeros si las cosas se torcían.

- Entremos a echar un vistazo. Quizás desde dentro podamos ver algún sitio mejor para poder vigilar la casa y escuchar combate si la situación se tuerce... aunque hay que impedir esa situación a toda costa.

Comprobado que no había trampas en la cerradura, o al menos no que ella pudiera detectar la empujó con suavidad a la vez que de manera armónica colocaba la cuerda de su arco.

Luego avanzó un par de pasos para cruzar el umbral para saludar - Hola buenas, ¿hay alguien por aquí? - preguntó mientras con su aguda vista escrutaba* la sala que se abría ante ella en busca de moradores ocultos.

esto huele a problemas a serios problemas todos estaban llamando demasiado la atención, un grupo fuerte armado en medio de una turba de desplazados, pasarían por mercenarios, pero si uno solo ponía en la casa todo se iría al demonio.

ante las palabras el sir el enano aciente con la cabeza pero con la mirada distante, casi como si no le escuchase, miro la estructura y trato de hacerse una idea de que tan fácil seria atravesar sus paredes con flechas.

se acerca a grii y le susurra en su idioma* revisare la parte trasera de esta pocilga, quizá tengamos que escapar por ese sendero, el enano busca una ruta indirecta para llegar a la trastienda del lugar de la cita, y mientras lo hace revisa si alguien actúa extraño.

El iniciado miró con el ceño fruncido a unos y otros... Podría haber sido cosa de su imaginación, pero lo cierto es que lo dudaba... Lo dudaba mucho. Y así se lo planteó al resto de sus compañeros, en voz baja:

-¿De verdad soy el único que ha escuchado risas al otro lado de la puerta?

No podía ser. Sin embargo, a juzgar por las reacciones de sus compañeros, quizás era cierto. Puede que estuviera sospechando de más, aunque prefería tomar precauciones. 

Miró a Gurnik. Separarse y comprobar las alas del edificio era algo inteligente. Toda la información que pudieran obtener era de agradecer, aunque estaba sorprendido por las ganas que tenía el matatrolls en buscar una via de escape en vez de una pelea. Susurró después a sus compañeros:

- Gurnik y yo iremos por detrás, si escuchamos signos de lucha, entraremos con todo. Lo mismo si escuchais tangana, os agradeceríamos que vinierais lo antes posible - Y tras una sonrisa y acomodándose el escudo y el martillo, caminó a la parte trasera para reunir mas información. 

Iba muy bien equipado, y sin duda podía hacerle frente a cualquiera con su equipo, pero la idea no era venir a pelear, sino conseguir información. Tenían que conseguir la información sin sangre, cosa que no iba a ser fácil.

- Hay que hacer esto con mesura. Irán armados hasta los dientes. A ver que pasa. Aria. Vigila los laterales que dan a este lado, y abate a cualquiera que huya después de que haya signos de lucha. Lo que está claro es que nadie tiene que salir de aquí si esto acaba mal. Suerte a todos.

Dicho esto caminó apresuradamente hacia la parte trasera con Gurnik. Ir con el matatrolls era una doble sensación. Te sentías seguro porque era un hermano de raza, y por sus grandes habilidades marciales, pero por otro lado, asustaba la idea de que se le cruzara alguien y se liase a hachazos con el.

Grugni, protégenos.

Parecía que aun había dudas con respecto al plan a seguir y si en el edificio ante el que nos encontrábamos ya nos esperaban nuestros anfitriones. Algunos de nuestros compañeros ya habían empezado a moverse para obtener posiciones ante las que actuar si todo esto no era mas que una trampa. Tras la puerta podíamos oír unas risas, puede que ya nos esperaran. 

- Seiger tiene razón, ya hay alguien en el interior o al menos eso parece. Por cierto Gurnik, tu deberías quedarte con nosotros, si es que vamos a entrar ya. Contamos contigo como elemento disuasorio.  Que sean algunos de los otros compañeros los que cubran la salida trasera.

Me preparo para entrar en el edificio poniendo la mejor de mis caras e intentando quitar el la tensión de la situación.

- Bueno es hora de entrar y negociar, cuando gustéis caballeros.

A pesar de las palabras de Resha, Grii y Gurnik partieron dando la vuelta al edificio que se suponía era una vidriería. Todos habían escuchado las voces en su interior y eso había conllevado a muchas reacciones distintas. Por eso los enanos se habían marchado, quizá ante la posibilidad de verse rodeados al entrar a explorar.

Muchos estaban tensos, aunque Fanel por medio de gestos les recalcó que no olvidaran donde estaban, se encontraban en los edificios cercanos a la dársena, y a esa hora, cerca de una hora después del medio día, el lugar era muy concurrido. Por lo cual toda reacción extraña llamaría demasiado la atención. De hecho, si algún secuaz de Rasshmusen se encontraba en la zona vigilándoles, sería muy difícil diferenciarlo de una persona común andando por aquel lugar. Hasta cualquier comerciante o trabajador de los almacenes podría estar coludido con el líder de los bandidos.

La vigilancia era poca, habían visto pocos guardias en el camino, y actualmente solo veían a uno patrullar los conjuntos de almacenes en los alrededores. El guardia no había reparado en los dos enanos que velozmente daban vuelta al edificio cruzando a través de un corto puente de madera, un pequeño canal que dividía parcialmente en dos al edificio.

El llamado de la Elfa solo había provocado silencio, si alguien estaba dentro, que era casi seguro, les había escuchado y ahora callaba. Aunque si ponían atención al acercarse a la puerta, aun se podían escuchar leves murmullos, como de discusiones.

Al mago no le gustaba nada toda esta situación, por estar en un lugar peligroso esperando una posible emboscada y porque cada uno fuera a su bola, si eso ocurría contra una horda de orcos podían darse por muertos, ya que cada uno intentaría salvar su pellejo.

Cuando la elfa llamó a la puerta y se hizo el silencio, no pudo evitar una sonrisilla- Creo -dijo para nadie en particular y en un susurro- que el habernos adelantado les ha descuadrado los papeles, ¿que opináis si nos hacemos con "la casa" y esperamos a nuestro invitado dentro? Puede que ese movimiento le sorprenda, no lo espere y le pillemos a contra pié -comentó dando una posibilidad táctica.

Al ver que la elfa llamaba de esa manera, Gerard la miró alzando una ceja, extrañado por esa acción de su compañera. De acuerdo que no estaba acostumbrado a algo como lo que iban a hacer en ese momento, pero aún así creía que eso no era para nada una buena idea.

- Tal vez hubiera sido mejor no hacer eso y haber entrado directamente.- comentó en un tono educado y cordial, en lo que se adelantaba un poco hacia la puerta.

Al escuchar a Aenalor, el bretoniano sopesó esa propuesta.

- Podría estar bien, siempre que no estemos todos dentro cuando ese momento llegue. Quiero decir, que se queden sólo aquellos que ya acordamos que participarían en la reunión - apuntó -.  Y los demás aún tenemos que encontrar el lugar más apropiado para ocultarnos.

De hecho, antes de entrar en la casa, miró hacia atrás por si veía algún lugar bueno para poder ayudar a los demás lo antes posible si había problemas.

Las risas callan al momento de que nuestra compañera habla hacia la casa. Los otros dos enanos se retiran antes de ello y escucho las palabras del resto. Escupo al suelo y hablo:

 - "Hagámonos de este maldito edificio y que la reunión sea en nuestros términos."

Saco mi escudo y lo cargo en mi brazo izquierdo mientras asiento, preparado para entrar en primera línea. Decido no sacar una de mis hachas pues venimos a hablar, a nada más... a menos que nos provoquen.

Efectivamente, el sigmarita no se había imaginado las voces, estaban allí. Puede que solamente fueran unos refugiados resguardándose, o criminales de poca monta... O puede que fueran hombres del tipo al que debían preguntar. En cualquier caso, ese asunto rompía un poco con su plan anterior. Sin embargo, por lo que a él incumbía, aún seguía teniendo un curso de acción: encontrar un lugar escondido y seguro para vigilar sin llamar la atención. 

La elfa había ido allí a explorar y su exploración pasaba por visitar el edificio, máxime cuando se suponía que estaba abandonado. De todos modos, ya había supuesto que no sería así, ya no solo por quién iba a ser su interlocutor, sino además porque la ciudad estaba atiborrada de refugiados y un techo siempre era mejor que la intemperie. Así que raro sería encontrar un trozo de techumbre sin ocupar.

No se lo pensó y, apesar de las voces del otro lado abrió la puerta y entró en el interior del edificio, aunque preparada para lo que pudiera ocurrir.

Angran seguía en su papel, bastante convincente, de mendigo. Implorando algunas monedas, exigiendo otras. Apoyado contra la pared tenía el brazo cansado de tanto extenderlo. Un típico día en su vida.

El menestrañ¡l se quitó el escudo de la espalda y llevó la mano a su martillo, colgado en una de las arandelas de su cinturón. Si alguien se asustaba, o huía ellos estarían preparados, y sino, tiraría de ballesta.

- Se acerca lo bueno, compañero. Estate alerta - susurró a su compañero, instándole a estar atento en su lenguaje materno.

Pronto descubrirían quien se escondía allí dentro. Seguro que eran borrachos, pero... ¿Como saberlo?

Aunque la hora de nuestra reunión no había llegado, que hubiera gente dentro nos puso a todos algo nerviosos. Tanto que primaba nuestro plan sobre los gustos o las necesidades de la gente que hubiera dentro. Necesitábamos tomar posiciones, para prever una posible trampa. Pero claro esta que ahora esto podría acabar como una tremenda bronca o un mal entendido que podría empeorar las cosas. Encogiendo los hombros y viendo como Aria tiraba de la manilla para no me que da mucho mas que añadir.

- Pues no queda mas que atravesar la puerta y que sea lo que el padre invierno quiera.

Preparo tanto mi mente, como mi callado por si esto terminara siendo una trifulca en el puerto.