Pongo los ojos en blanco al descubrir que la maldición de las faldas ha caído esta vez sobre Alder después de habernos robado a Ragnar. Una dolencia mucho más terrible que el malestar estomacal en viajes fluviales y que parece tener predilección por enfermar a los mejores.
Desde el punto de vista puramente intelectual, me fascina que Alder repita los mismos viejos patrones que ambos hemos sufrido con esta reconvertida Alys de Louvriers. Desde un punto de vista más pragmático, me preocupa estar perdiendo a un aliado competente. Por fortuna, el señor Gunther está bien dotado de músculos y parece inmune por el momento a los encantos femeninos de la aparentemente dulce súcubo que se esconde bajo la clerecía de Sigmar.
—Me sentiría mucho más tranquilo si lo hicieras —respondo al gigantón, cuando éste se ofrece a acompañarnos—. Sería bueno que al menos un par de nosotros estuviéramos atentos a los peligros de una ciudad desconocida y no solo a las numerosas distracciones que nos ofrezca.
»Mi recomendación es que busquemos primero una botica donde el señor Alder pueda comprar preservativos de tripa de cerdo, por lo que pueda pasar. Una vez leí un estudio muy interesante sobre las enfermedades mentales derivadas de la cópula con desconocidos.
»Y después, si todavía nos acordamos, estaría bien que intentásemos atender los negocios que nos han traído aquí. Un supuesto pariente mío ha muerto y tenemos que tratar el tema de una herencia que me hará rico. Y, por supuesto, cuando lo sea, me acordaré de aquellos que me hayan ayudado. Así que si alguno ve colgando por ahí un cartel de la testamentaría de los señores Lock, Stöck y Barl, o de la calle Garten Weg, que me avise por favor.
-Me remito a lo que ha dicho mi socio. En los festivales suelen juntarse multitud de malandrines y personas con los dedos largos- parecía hablar por experiencia-Y normalmente espaldas tan anchas como las tuyas suelen actuar como efecto disuasorio a malas ideas- Respondió al ofrecimiento de la musculosa mole.
Y no pudo evitar soltar una agradable carcajada al segundo comentario del mago, tras la cual se vio obligado a darle una amistosa palmada en la espalda, para luego rodearle los hombros con su brazo izquierdo.
-¡Que me aspen, Ches! ¡Desde cuando eres tú tan ácido y mordaz? ¡Empiezas a curtirte, sí señor!-afirmó en tono orgulloso, palmeándole el pecho.
-Y no te confundas. Para mi desgracia yo no poseo el arrebatador encanto natural y la grácil conversación de nuestro ex socio-Se lamentó teatralmente
-Si bien eso no quita que uno pueda disfrutar de acompañar a una distinguida y hermosa dama como la presente sin tener que descuidar sus quehaceres. ¿Verdad?- Devolviendo al mago su espacio personal, se descolgó del mismo, para prestar atención a su alrededor de forma disimulada.
-Y sí, dices bien. Nuestra prioridad debería ser la cale Garten Weg, pero recomendaría buscarla con cierto disimulo. Quién sabe cuantos ojos nos van mirando- Comentó con cierta despreocupación.-Herencias y parientes lejanos suelen ir acompañados de sicarios y puñales por la espalda más veces de las que debería...- añadió achinando los ojos.
-Yo recomiendo darnos una vuelta por la feria, sin perder de vista eso. que te cales la capucha no estaría de más, por cierto.
Pese al constante desenfado que demostraba el joven imperial, tenía una genuina preocupación por la seguridad de su compañero de viaje. Tanto por lo profesional como, en parte, por lo personal.
Al final fuimos los 4 juntos a la feria.
Me agradaba Gunther, era un tipo sencillo, facil de entender e incluso habiamos aprovechado un par de noches para entrenar juntos, el con su alafanje y yo con mi martillo. Ambas armas eran complicadas para alguien sin entrenamiento pero juntos nos defendiamos bien y ademas el entrenamiento te servia para medir a una persona. Gunther era buena persona, aunque tendria mis dudas de como follaria con aquellas chicas.
No es que supiese mucho al respecto.
En cambio Clancy parecia una nube gris sobre el horizonte, siempre un mal presagio, siempre pensativo, taciturno, como si esperara que el suelo se abriese en cualquier momento para ser devorado por sus demonios internos y al final lo agradeceria. Un tipo que aun no comprendia.
Enfermedades mentales por copular????
Sin dudas tenia mucho que aprender y ademas dudaba que mis habilidades pudiesen curar tales males. Era mejor que Alder comprara lo que necesitaba si esas eran sus andanzas.
Alder por su parte insitia en que yo era hermosa y me trababa como una dama. Muchas veces yo no me sentia asi, sobre todo con mi armadura, pero quien era yo para desmentirlo.
Tenia que llegar al Templo en algun momento pero no era nada urgente. Asi que a la feria primero.