Objetivo: Cordura Grzegorz
Tirada: 1d6
Modificador: 3
Tirada: 2
Total: 2 +3 = 5
Motivo: Cordura
Tirada: 1d6
Resultado: 5(+3)=8
5+3=8
¡Buenas! Estoy pensando en la historia de Steve;
Me gustaría poner en la historia que Steve ha estado 43 años en Lunemburg, Alemania , viviendo en una casa de en medio del bosque, estudiando las artes esotéricas, sobretodo las maneras más prácticas de defenderse contra dichas artes. En éstos dos años restantes se fue a viajar por el mundo especialmente el Tibet y Egipto.
Steve es un escritor potencial, pero nunca ha llegado a publicar nada.
Descripción física: Mide 1'85 , sus ojeras son muy características en la actividad de sus que haceres.
Pesa 83 Kilos, le encanta el café hasta el fin de si no hay uno por la mañana se pone tenso hasta que tome algo que le espabile.
Descripción Psicológica : Es un hombre silencioso y observador, si no tiene nada mejor que decir que el silencio no suele hablar; Desde luego es algo que por muy en menta que lo tenga, Habla, y habla también cuándo el silencio hubiera sido mejor, pues Steve tiende a ser Seco y Frío a la hora de hablar, no tiene empatía por los demás.
¿Como lo ves?
-La directora corre en círculos mientras echa confeti - ¿CUÁNDO LO PUEDO CONOCER ?
Genial! Tal y como me esperaba al ver su foto.
Muy cuerdo si jaja
Motivo: Cordura
Tirada: 1d6
Resultado: 1(+3)=4
Motivo: Cordura
Tirada: 1d6
Resultado: 6(+3)=9
O_0
No me lo puedo creer! XD
Cabrón con suerte :(... te lo digo con cariño, que conste XDDDD
Como se nota aquí los novatos que no se han encontrado a Triquel... Jujuju
Gracias Koko! XDDD
Tú no sabes la "suerte" que tengo yo con los dados aquí. La jefa es testigo jajajaja
Ya recibi el portatil... en dos horas (o tres) podre enviarte todo lo util del personaje. Espero que no te molesten las historias largas :D y que haga un breve prefacio para mi pj.
Pd: me estoy fijando en los impresionantes ojos azules que tiene Anteros :)
No,tranquila. Yo hago el Prólogo común y ya luego hacéis el individual cada uno :D
¿Buena elección?
Acerca de tiempos más felices
Alrededor de 1970 y un poco más allá.
Anteros (el primero) conocía las costumbres de su padre muy a pesar de que él había sido educado por su madre (una actriz con la que su padre había engañado a su esposa) y no por el hombre que los había llamado a su lado en cuanto había cumplido catorce años, así como conocía la poca confianza que sentía en realidad por su persona pues se lo había dicho el primer día, y no reclamaba por ello.
“La familia es importante y aunque no eres mi primer hijo si eres el primer varón, eres mi sucesor”
Años habían pasado desde aquel día y sin embargo todo era igual, la familia era importante y la lealtad a esta la única ley de sus existencias; traicionar a la familia estaba fuera de discusión. Al heredero aquello no le importaba, no podía importarle menos, no era la familia lo que le tenía con el corazón en la boca sino la joven que estaba sentada a menos de un metro de él, mentón elevado y mirada azul; Rachel Tate era la primogénita de Roger Tate, su primera hija aunque por ser mujer no su heredera, nunca sería matriarca ni dirigiría al resto con mano de hierro. Anteros lo lamentaba en parte, por él, por ella y por la familia más por otro lado era aquello lo que lo alegraba hasta límites insospechados.
Le parecía justo que así fuera, que su existencia la torturara tanto como la suya lo torturaba a él. Se había enamorado con el paso de los años incluso sin darse cuenta y cuando se había percatado ya era tarde, terriblemente tarde.
Un movimiento breve frente suyo lo obligo a apartar los pensamientos de su hermana para dirigirlos a su padre, conocía sus costumbres, sí; su inmensa crueldad y su despiadada ambición, misma que lo llevaba a utilizar todos sus recursos en pos de sus fines.
Lo amaba. Lo odiada. No le quedaba opción pues era su padre y también la causa de todos sus males.
Aquella reunión era para ambos nada más, para Rachel y para él, su hermano pequeño no estaba allí y le alegraba, Steve era un adivino y siempre que lo veía ponía cara de pesar, más de una vez le había preguntado porque pero este sacudía la cabeza y contestaba crípticamente que más le valía no saberlo.
Frunció el ceño, una reunión con el patriarca, una reunión en su despacho privado, una reunión por la cual había tenido que retornar de Rusia y viajar hasta Inglaterra sin detenerse un condenado minuto a descansar, ni tan siquiera podía apreciar del todo aquel lugar, pues no era un niño que pudiese mirar sin temores; era un lugar escalofriante, como si cada objeto hubiera adherido a si la personalidad de su dueño.
No había chimenea, eso claro, pero había un violín sobre una de las mesas que estaban pegadas a la pared de la ventana, nunca había escuchado aquel instrumento tocar.
Lo observo con atención tratando de iluminar sus rasgos en su memoria, ojos azules sin el mínimo rastro de vida, a veces lo había visto sonreír pero era una sonrisa veloz como el recuerdo de un relámpago en la noche, difícil de apreciar.
Al fin su padre se acomodó a hablar, sus ojos refulgieron en una pregunta y las palabras le dieron vida.
-Anteros –hubo cierto tono en el nombrar de su nombre que hizo notar que algo no iba bien –Rachel… ¿Puedo confiar en ambos? -Preguntó, y la pregunta fue como una bofetada.
El odio estuvo cerca de devorarlo, Rachel era leal al príncipe, así como Anteros lo era tras la educación que le había dado, de ahí que la pregunta del patriarca lo sorprendiera.
Le observo y consciente de los segundos contaban hablo, intentando no masticar las palabras.
-Padre –susurró sin permitir que las palabras revelaran el cumulo de pensamientos que le cruzaba la mente –le soy leal por completo, mi alma, mi vida y todo lo que conllevan están eternamente dedicadas a vos y por tanto a la familia –en ese orden, no era tonto ¿Qué podía significar la familia sino seguir sus impulsos criminales?
Rachel por su parte guardo silencio un instante más antes de decir, fría como una tormenta de hielo.
-Tu voluntad es la mía–susurró, y había algo en el tono, en el acento, que hizo pensar en una víbora –un arrendajo lucharía con una serpiente por su nido, de ese modo te intuyo, luchando contra todos por proteger aquello que te es precioso y por ello te admiro, moriría hoy si fuera tu voluntad porque sería lo justo, no… no padre mío no deberías confiar en mi –susurro ella sosteniendo su mirada –no deberías, aunque yo confié en ti, un hombre si es que lo es no debe confiar en nadie más que en sí mismo e incluso entonces… dudar. Eres un águila, no un arrendajo –concluyo y Anteros no pudo menos que admirarla, repentinamente consciente de lo que las palabras significaban.
Una semana antes él había sufrido un atentado a su vida, no sabía quién era el culpable y solo había sospechado de algún enemigo del partido en Rusia, ahora la respuesta estaba a menos de un metro de distancia, bajando los ojos sonrió solo un poco, consciente de que ella también había sufrido un atentado a su vida.
Sospecho porque su hermano más joven no participaba en la reunión.
.
Una hora más tarde partía a Rusia en compañía de su hermana, no sabía (¿cómo iba a saberlo?) que ella partía con recomendaciones especiales de vigilar sus pasos mientras ambos negociaban con el partido el retiro de reliquias y oro de forma ilegal, la madre Rusia estaba cayendo… era necesario apurar sus acciones pues pronto perderían aquel mercado.
Tampoco podía saber que aquel viaje decidiría el destino de ambos.
Acerca de la ambición y el peso de los planes.
Alrededor del 2000
Anteros (el segundo) contaba con veinte años y caminaba en compañía de quién era su primo, Lamar Tate era su primo y como su padre, había nacido con dones; su abuelo decía que a pesar de ser el que tenía el rostro agradable a la vista también era el menos adecuado para presentar dados sus… otros gustos.
A Anteros la costumbre de Lamar de comer carne cruda no le resultaba molesta, y aunque Lamar era mayor que él nunca se había sentido ofendido de que Anteros lo mirara como a una atracción de circo.
comer carne cruda no podía ser algo tan macabro, solo era un gusto adquirido, había dicho una vez en defensa suya, a pesar de haber amenazado la misma mañana en que lo dijo a un par de niños con que un día los servirían en la comida de… travesuras de niños.
-No me parece una decisión sabia –susurro Lamar en su dirección, como quién decía que cierta persona no debía hacer lo que fuera que estuviera pensando.
Anteros sabía a qué se refería, llevaba pensando en aquello durante semanas aunque aún no fuera ni tan siquiera un plan; sus abuelos ya eran viejos y sin embargo mantenían mano de hierro sobre la fortuna familiar y los negocios.
Tres casinos, cinco hoteles, prostíbulos en nueva york y Londres además de otros negocios…. Y por supuesto, aquella mirada de la otra rama cuando lo veían.
“¿es él?”
“Sí, es él”
“Es una suerte que se parezca a su madre”
“calla, puede escucharte”
Cómo si no oyera sus comentarios a trece metros de distancia; sus labios acomodaron una sonrisa placida sin traicionar el odio que le escalaba el cuerpo y observo a Lamar.
Estaba casi en los huesos, cómo había adivinado sus deseos era algo que no terminaba de entender si no los había expresado en voz alta no lo sabía pero no le molesto, aunque enseguida dijo.
-¿El qué?
-Lo que deseas, no es adecuado.
-Si hablas así no puedo entenderte Lamar, yo deseo muchas cosas que no son adecuadas, ya lo ves, debe ser por la sangre de mi padre…
Un suspiro, y luego otro; Lamar sacudió la cabeza y lo observo con reproche en los ojosalguien más sensible se habría maravillado por el tono del color de sus ojos, por la silenciosa belleza de su boca, o la fragilidad de su cuerpo. Una mujer habría querido ayudarlo, un hombre posiblemente dominarlo; pero los deseos de Anteros no eran tan banales.
Su satisfacción con Lamar partía del hecho de que este tenía una personalidad que cedía ante los embates del tiempo, tan diferente de su hermana como el día de la noche. Solo que Catarina era el día.
Con todo escucharle era una delicia, una satisfacción momentánea, posiblemente porque no esperaba que Lamar le mintiera nunca.
-Es un error, no es el momento y si lo haces ahora saldrá mal –insistió Lamar, y aquello lo sorprendió, así que asintió; aunque no podía sentir lo mismo que su primo (que le tenía aprecio sincero) sabía que no le hacía recomendaciones en balde.
-Tomaré tu palabra como verdad, Lamar –contesto – soy bastante paciente y no es un asunto urgente.
Dos semanas más tarde un aspirante al trono, un tío en tercer grado protagonizo un suceso lamentable al descubrirse sus planes de asalto en contra del patriarca de Richmond; la familia actuó con él como con cada aspirante que fracasaba y no se dijo más.
No fue necesario, todos los jóvenes estuvieron allí cuando paso y todos entendieron la gravedad, Anteros por su parte inclino la cabeza en dirección a Lamar, que para comer carne cruda parecía bastante afectado por la escena.
Supo que iba a necesitarlo en su vida, así fuera únicamente por sus consejos y sus dones.
.
“si yo pudiese querer a alguien, te querría a ti”
Lamar boqueo tratando de aspirar el aire del exterior y sus ojos torturados dijeron a gritos que lo que estaba sufriendo estaba por completo fuera de sus capacidades de resistencia.
Anteros lo sabía tan bien como él, y aunque otros dos primos estaban igual que Lamar solo tenía ojos para este, se sentía traicionado, ofendido… y deseoso de obtener sangre.
Sacudió una mano dictando sentencia de muerte en contra del joven rubio, que estaba más apartado y se inclinó en dirección a Lamar hasta quedar a una distancia adecuada de este, donde la cabeza no iba a poder arrancarle un trozo del rostro gracias de los barrotes del pozo.
Tenía esa precaución desde el momento en que Lamar había tratado de morderle; lastimoso asunto, con aquellas afiladas encías podría arrancarle un buen trozo y no tenía tiempo para arreglos faciales.
-Lamar, puedes acabar con esto, tú lo sabes, a mí me duele más que a ti verte allí abajo… pero tu hermana es una traidora; tratar de asesinar al líder de la familia no es adecuado y menos si ese líder soy yo –los abuelos estaban adecuadamente colocados junto a otros miembros de la familia, los muertos claro –todo lo que tienes que hacer es decírmelo… decirme donde esta.
Sin aparentar temor acaricio la breve mejilla, adivinando que era uno de esos momentos en los que Lamar no tenía fuerzas para nada más que tratar de sostenerse sobre sus piernas, tres semanas en aquel pozo rompían a cualquiera…. Y más con aquella constitución.
Lamar había negado, maldecido, luchado, y rogado… y todo el balde.
¿Quizá fuera ese el momento?
-N… Nno... No lo sé… ¡Te juro que no lo sé! –el grito reverbero es cada esquina de la habitación estremeciendo a todo y a todos.
Excepto claro al que preguntaba.
Era el grito de un animal herido, de una mente rota.
Anteros no estaba feliz, sus dedos se fundieron en el rostro y lo habría roto de no ser porque antes de aquello Lamar no debía de haberle mentido nunca después de todo eran cercanos y en edad estaban muy cerca.
Por un momento pensó que aquello era un error.
Pero no había mentido cuando dijo que de poder querer a alguien le habría querido a él... ademas de saber que Lamar no mentia.
Se alejó y con tono insatisfecho ordenó.
-Sáquenlo de allí y… maten al otro también.
Dos entradas, solo para insinuar en que ambiente ha vivido. Y las cosas que haria en pos de sus intenciones. La primera por dar una impresion de quien lo educo (aka su abuelo) y quienes lo procrearon. Rachel era una mentirosa y una aduladora. Lo mismo que su hermano.
Lamar desde luego es su primo, pero sin grandes dotes sociales; hubo un tiempo en el que fueron algo asi como amigos pero ni eso. Y Catarina, que fue lo suficiemtemente inteligente para fugar en cuanto se dio cuenta de que estaba en el camino de su primo.
Anteros Tate II
“Cualquier muchacho de escuela puede amar como un loco. Pero odiar, amigo mío, odiar es un arte”
Anteros acaricio la base del arma con los movimientos expertos de quien sabe lo que hace, su mirada se elevaba hasta topar con un cuerpo colgado en la pared, el hombre de nombre familiar (era un arqueólogo que hasta un mes trabajaba para él) lo observaba con una mezcla de odio y terror, una mezcla a la que por otro lado el señor Tate no estaba tan acostumbrado como debería, veréis no siempre mataba ni secuestraba a la gente que se metía a su camino… las muertes crean mala fama y el mundo de los cazatesoros y arqueologos es un lugar que tomar de forma delicada… pero había cosas que un hombre no podía tolerar.
Lamar, a un segurísimo metro de la escena central, se removió incomodo, había sido él quién le había pasado el cable y ya se estaba arrepintiendo, de nuevo; Anteros lo sabía pero no le daba importancia: Lamar tenía valores morales para entender que aquello estaba “mal” pero también el autoestima lo suficientemente machacada para saber que no haría ni diría nada.
Anteros concentro la mirada en el rostro, primero los ojos sabios y cultos, las mejillas llenas de moratones y luego la boca apenas sosteniendo la mitad de sus dientes.
-En verdad, Robert, uno esperaría que después de trabajar para mí entendieras que si vas a robar mi información y de paso querer venderla a Triquel tendrías la inteligencia de esconderte bien ¿no crees? Por lo menos no regresar a esconderte entre las piernas de esa rubia amante tuya ¿cómo es que se llama? ¿Janette? Un nombre vulgar si me lo preguntas.
-¿¡Qué… Qué le has hecho hijo de puta?!
Aunque dos gorilas ya se dirigían a golpearlo una mano levantada, la de Anteros, los detuvo, parecía estar bastante ben con el insulto, y también con el escupitajo que le había llegado.
Prisioneros rebeldes… tenía experiencia con ellos.
-Nada que ella no quisiera, Robert, nada que ella no quisiera –suspiro limpiándose con un pañuelo de seda blanca el rostro –te recomiendo que no te preocupes más por ella; tienes asuntos más urgentes… por ejemplo ¿Qué tal si me hablas de ese fruto del edén del que hablaba el informe que robaste antes de que llegara a mis manos? Puedes resistirte, te prometo que hablaras… si es más tarde o más temprano no me molesta… veras –sonrió con aquella encantadora sonrisa que le ganaba la confianza de la gente –tengo todo el tiempo del mundo.
.
-No es una buena idea –Lamar se movía inquieto por el despacho y Anteros apenas le prestaba atención, sus dos expediciones estaban, de nuevo, en nada, los líderes volvían a prometer el oro y el moro (y enviaban bonitas antigüedades entre vasijas y otros objetos) perjurando que estaban cerca de encontrar lo que buscaban.
Anteros quería creerles, pero a los cuarenta años sentía el peso de la edad en las arrugas de su rostro, en las murallas bajas de sus ojos; no siempre estaría en la flor de la edad… pronto dejaría de estarlo y empezaría a envejecer... y algún otro joven ambicioso, igual que él lo era, querría su puesto.
Sus ojos se fijaron en la vasija entera que descansaba sobre su escritorio (envió de una de sus expediciones) griega... no… micénica, valía una fortuna en el mercado negro; decían que la muerte era el mayor problema de la humanidad, la gente no quiere morir simplemente. Y Anteros tampoco quería, por muy válidas razones, lo aseguraba.
No podía simplemente confiar en un subalterno para hacer el trabajo…
-Anteros no es una buena idea –repitió Lamar, a centímetros de él, mirándolo con aquellas cuencas que tenía por ojos, cielos que visión más desagradable.
-Deberías comer más –contestó, sus ojos suplicaban dejar de ver a su primo, aparto la mirada del cadáver ambulante (aún está vivo Anteros, no seas dramático) y suspiro –y por supuesto que sé que no es una buena idea, precisamente por eso es que voy a ir; ¿acaso los frutos no deberían ofrecer inmortalidad? Piénsalo, vivir para siempre…
-Condenado.
-Lamar, tú no puedes saber eso –sonrió como hablándole a un niño, por un momento sintió un ramalazo de algo semejante a la piedad, pero fue apenas un espacio de segundo y como fue pasó, aunque los consejos de Lamar eran buenos lo cierto era que no siempre eran correctos.
Contra todo pronóstico esta vez Lamar no insistió, lo observo y fue como ver a la muerte a la cara, Anteros apretó los labios furioso.
Una palabra y mandaba matarlo, lo juraba por lo más sagrado que tenía, que era él mismo.
No hubo tal palabra.
.
Ficha publica: todo ira bien mientras usted no lleve un gato consigo.
Ficha
Atletismo: 4
Percepción: 4
Inteligencia: 3
Autodefensa: 4
Cordura: 7.
.
Ficha
Nombre: Anteros Tate II
Nacionalidad: inglesa, americana.
Idiomas: inglés, español, francés, italiano, alemán, árabe, lenguas africanas, ruso, rumano, japonés y chino mandarín.
Lenguas muertas: Latín, arameo, sumerio,
Edad: 40 años.
Ocupación: caza tesoros. Arqueólogo.
Preparación: submarinismo, piloto de helicópteros, etc
Dato relevante: odia a los gatos, si lleváis uno déjenme decirles que aparecerá muerto. (Aclarando la usser ama a los gatos pero anteros fue creado odiándolos)
Ser el nieto de dos leyendas de la arqueología no es tan fácil como una esperaría, Amanda y Roger Tate estaban orgullosos de haber contribuido a la cultura universal y esperaban que sus descendientes hicieran lo propio.
Anteros desde luego los enorgulleció y decepciono por igual. Estudio historia en la universidad, se especializo en egiptología primero y luego echo andar a otras ramas.
Fascinado por la cultura, no estaba menos fascinado por la buena vida, la adrenalina, los vinos caros o… no nos mintamos, quedarse algunas cosas para él antes que para donarlas o entregarlas si no tenía dicha obligación.
Se enorgullece de ser un independiente, y no suele aceptar trabajaos en grupos a menos que sea necesario, trabajar en grupo normalmente implica que él trabaje con su propio equipo gente con la que ya ha trabajado antes, pero… si hay algo realmente bueno al final, no estará de más participar en la misión.
Recursos relevantes para la historia:
Familia cercana: Lamar Tate y Catarina Tate (desaparecida).
Entrenamiento militar.
Especificación: no tiene autorización para acceder a esta información.
Entrenamiento en… no tiene autorización para acceder a esta información.
Antecedentes: usted no tiene autorización…
Cultura romaní.
Datos sobre médiums. (Solo de su primo)
Cuentas bancarias: usted no tiene autorización para acceder esta información.
Expediciones en busca del elixir de la inmortalidad: uno en china y el otro… usted no tiene autorización para…
Dato sin importancia sobre los gatos y su odio por ellos: cuando era más joven lo encerraron (un tío excesivamente cruel) en un salón con un tigre. Y un tigre es un gato grande. Fin.