Partida Rol por web

Kashim va a primera hora del día siguiente de alcanzar el acuerdo económico a la forja de Vulksenn. Este le recibe en la entrada con un enorme martillo en cada mano.

- Buenosz díasz -le dice en un latín con un duro acento norteño. Kashim se queda sorprendido, pues pensaba que el herrero no hablaba el latín, ya que Jace había hecho de traductor durante la visita el día anterior- Szi, hablo latín ¿Szorprendido? hahahahaha. Szi teneisz traduktor para mi masz fazil hablar mi idioma. Pero entiendo y hablo. -con su enorme y callosa mano te entrega uno de los martillos- ¡A trabajar! Tu coge tus placasz de metal y forja escudo primero. Ahí tienesz herramientas, karvon, maderra... lo que nezesitar, coger.

Y sin más preámbulos, se pone a trabajar en la preparación del material para las katanas mientras deja a Kashim irse acomodando y laborando en sus propias piezas.

Antes de terminar la primera jornada. Vulksenn habla con sus aprendices y después con Kashim:

- Mañana tu venirr temprrano. Tengo algo que enszeñarte.

Sin más comentarios, el anciano cierra la puerta de la forja. Kashim, que no se había dado cuenta hasta ahora, mira las grandes y pesadas hojas de madera que sirven como puerta del recinto. La enorme cerradura que acciona Vulksenn parece fijar estas al suelo, las paredes e incluso el dintel, asegurando el cierre del local. 

La mañana siguiente Kashim madruga para ir bien pronto a la forja. Está intrigado por la petición del anciano de aparecer a primera hora. Cuando llega, la puerta está cerrada. Por un momento piensa que el anciano aún no ha llegado pero el instinto le hace llamar a la puerta. Vulksenn abre poco después, haciendo girar la pesada cerradura desde dentro.

- Tu sentarr ahí -dice el anciano señalando un taburete- Tu hoy szolo mirrar. 

Kashim se da cuenta de que el anciano tiene preparados varios cuencos, botes y metales sobre su mesa de trabajo. Parece que está preparando algo, pero tiene todo dispuesto para enseñárselo.

- Hace mucho mucho tiempo mi tatara tatara tatara abuelo luchó hombro con hombrro con un exztraño hombre de tierrasz lejanasz. Lucharon en guerra durante diasz. No conocían uno al otro antesz de batalla, pero en batalla ayudar uno al otro para salir con vida. Caszi al final, un enorme lobo warg ataca al hombre de lejosz. Mi tatara tatara tatara abuelo poner en medio, recibir gran mordiszco y caszi perder braszo. Hombre oriental muy agradezcido y ... como sze dicze... aluscinado por vallentía de anczestro Vulksenn. -el anciano empieza a preparar los objetos mientras sigue hablando- ese hombre ser Tanaka Raishin- dono.

- Como agradeczido, Tanaka Raishin entrega tatara tatara tatara abuelo mío grande regalo, secreto de la suya famillia. Elektra -el herrero pasa un lingote de poco peso a Kashim. Es un metal extraño, de color gris y mucho brillo. A simple vista para alguien que no conozca estos artes no parece muy diferente al acero normal, pero su brillo y pureza de superficie son sin duda incomparables al acero para el ojo entrenado- Oraculo decir a mi que pronto venir un grupo extraño, diferente, que hablar de tiempos pasados y de futuro. Oraculo decir que secreto de Tanaka-dono debe ser transmitido, por bien de mundo. ¡El mismiszimo Anzus me lo pedir! ... yo creo y obedecer. Vosotros hablar de Tanaka Raishin y tu querer entrar a forja. Ahora mi secreto... su secreto... también tuyo...

Terminada la exposición, el herrero se levanta y comienzan las explicaciones:

- Eszto ser Crisol. Tu decir no conocer. Esto se usza para acero de Criszol. Masz puro y limpio que acero forjado. Tu meter aquí hierro y carbón, cantidadesz iguales, un poco mász de carbón, cerrar y poner en fuego muy fuerte. Alto horno.

Esto no szecreto. Eszsto conoczido por herreros Hauf. Pero Tanaka-dono... enseñar otro uszo.

Vulksenn coge un crisol de mayor tamaño y empieza a meter materiales dentro:

- Dosz kilosz de aczero negro, un kilo seizientosz de aczero balnco, un onza de polvo quartz, medio onza de polvo carbón, diesz gramosz oro, polvo no polvo no importa, uno onza polvo pirita y uno onza flux... ehmmm... panal abeja, uno onza panal abeja -ha ido añadiendo todos los ingredientes al crisol y acto seguido lo cierra, pegando la junta con arcilla.

En el alto horno, prepara una gran pila de carbón y coloca el crisol en el centro, cubriendolo después con más carbón. Y se queda esperando.

No más de 20 minutos más tarde, alguien toca la puerta y Vulksenn le deja pasar. Es un hombre de muchos años, se saludan amablemente. Por el aspecto parece algún chaman o sacerdote nórdico. Trae consigo una brocha y unos pigmentos con los que se pone a pintar el suelo frente al alto horno. Vulksenn prende el fuego y pide a Kashim que le ayude con los fuelles mientras el anciano sigue pintando runas en el suelo con un pigmento rojo.

Cuando el fuego coge cierta fuerza Vulksenn se aparta y pide a Kashim que le siga hasta colocarse detrás del anciano. El anciano, habiendo terminado sus runas creando un semicírculo con el centro en el horno se sienta con las piernas cruzadas y empieza a orar pasando unas cuentas por sus dedos. Inmediatamente, el fuego se aviva terriblemente, exhalando un calor sofocante hacia los tres personajes que se hallan en la habitación. Por instinto puro, Kashim no puede evitar agacharse para evitar lo peor del calor que parece quemarle las pestañas. Vulksenn se agacha también:

- Nescesitar gran calor. Fuego normal no szuficiente. Shaman ayuda y yo pago. Todos ganar.

Tras seis horas de cánticos, donde Kashim ha tenido que salir en más de una ocasión a respirar el frío aire de verano de Haufman, el chaman, completamente exhausto, para el ritual. Vulksenn le trae agua fresca y comida, para que retome fuerzas mientras le otorga palabras de ánimo. Kashim no entiende su idioma, pero si el tono amable de las palabras del herrero.

Pasado un rato, el chaman está preparado para irse. Vulksenn le entrega una saca de monedas de oro por su trabajo.

- Crisol no frio haszta mañana. Tu deszcanzar también. Espero que secreto mio a salvo contigo -dice esto último con una voz grave y pesada- Ahora vete. Mañana masz.

El Sol ya se ha puesto en la gran ciudad, y Kashim avanza con paso tranquilo a través de las callejuelas en dirección a la posada. La noche siempre trae frío, y más aún cuando sopla el terrible aire de la montaña que hiela la sangre...pero a Kashim eso ahora no le importa. El guerrero se encuentra cansado y aturdido por el gran esfuerzo que ha tenido que realizar en la forja, soportando las elevadas temperaturas a las que han estado sometidos en aquella habitación.

Por primera vez en muchas semanas, Kashim se siente reconfortado. Vulksenn ha compartido con él lo que posiblemente sea una milenaria tradición secreta para la creación de artefactos mágicos poderosos, y ha sido él a quien han elegido para ello. Kashim intenta creer que si así ha sido, ha habido otras variables de peso más allá del azar para que él haya sido elegido...a veces las personas necesitan creer que son especiales para poder seguir adelante.

-Dos kilos de acero negro, un kilo seiscientos de acero blanco, una onza de polvo quartz, media onza de polvo de carbón, diez gramos de oro, una onza de polvo de pirita y una onza flux, una onza de panal de abeja...

Kashim va reconstruyendo en su cabeza la receta a la vez que recita las órdenes que Vulksenn le fue indicando, intentando grabar mentalmente cada movimiento, cada gesto y cada olor que emanaba de aquel crisol, como un salo religioso.

- Nescesita gran calor. Fuego normal no es suficiente. Shaman ayuda y yo pago. Todos ganan.

En su mente aparece el anciano siendo animado por el gran maestro herrero mientras este le da algo refrescante para beber después de seis horas de ritual.

Sin darse apenas cuenta, Kashim ha llegado a la taberna.

- Esta noche necesito tranquilidad...necesito meditar...

Kashim entra, y saluda en la distancia a Nex, que está sentado con Rolan al lado del fuego. Ambos sostienen un cuerno...posiblemente cerveza. -Esta noche necesito estar sobrio- . Avanza hasta su habitación sin cruzar palabra con nadie más. Su cuerpo está cansado, pero su mente esta activa y extasiada por la experiencia en la forja.

Decide darse un baño y frotarse con calma, como saboreando el ferreo olor que desprende su cuerpo, recordando.

-Dos kilos de acero negro, un kilo seiscientos de acero blanco, una onza de polvo quartz, media onza de polvo de carbón, diez gramos de oro, una onza de polvo de pirita y una onza flux, una onza de panal de abeja...

Tras casi una hora invertida en acicalarse y prepararse, se sienta sobre sus rodillas y reza. Tras unos minutos se introduce en la cama. Ahora tiene preguntas... ahora quiere saber...Vulksenn le ha abierto la puerta a sus conocimientos y él está ávido de aprender ese noble y secreto arte...está hambriento de mejorar, de seguir avanzando en los intrincados secretos de la forja... Parece que una pequeña llama de vida, vuelve aflorar...allí donde los seres humanos dicen tener el corazón.

A primera hora de la mañana, como le habían indicado los días anteriores, el kushitaní ya se encontraba frente a la puerta de la forja. A diferencia del día anterior, llama a la puerta tal y como llega a esta, esperando pacientemente que lentamente ceda y le permita entrar a aquel nuevo santuario en donde se reune cada mañana con su anciano y corpulento maestro instructor.

El maestro Herrero abre la puerta al guerrero y viendo la hora ya la deja abierta a la espera de clientes y proveedores. A diferencia de ayer, hoy si se encuentran en la forja los dos aprendices a herrero, que ya con más tiempo entre ellos Kashim descubre que también son diestros herreros, aunque no al nivel de Vulksenn.

Los días van pasando y el kurshistaní va trabajando las dos placas de acero negro para transformarlas en una buena lanza y un gran escudo para las aventuras que le brindará el futuro. Entre golpe y golpe de martillo, va observando como trabaja Vulksenn:

El gran lingote de Elektra que sacaron del crisol ha ido cogiendo forma bajo el enorme martillo del maestro herrero. En la primera fase del proceso, corta la pieza en dos partes iguales, de aproximadamente dos kilos, para forjar sendas katanas. Con calor, sus pinzas y diversos martillos forja las katanas casi hasta su forma final. Vulksenn transmite que cuanto más se trabaje el martillo mas corto será el trabajo en la piedra.

Con las katanas casi bajo su forma final se sienta en la piedra de desbastar para afinar los biseles y acercarse cada vez más al producto final. Va usando cad vez una piedra más lisa y más lisa hasta terminar con una piedra de mármol mojada continuamente en agua. Las dos hojas quedan así formadas.

Ahora llega el proceso que más le interesa a Kashim. La forja de Runas.

Vulksenn saca dos cajas de herramientas que abre frente a la hoja desnuda. En ellas, se encuentran un gran número de martillos con runas en negativo en sus caras, a modo de estenciles. El herrero coje uno de ellos y cuidadosamente lo posa sobre la hoja. Con otro martillo más pesado golpea fuertemente el estencil, que deja grabada una runa en la hoja.

- No neczesarrio stencils, puedes grabarr con zincel, pero más rápido aszi -dice el herrero mirando hacia Kashim, que sabía que estaba observando.

Con un cincel, va aumentando progresivamente la oquedad de las runas, limpiandolas con mucho cuidado y formando runas limpias y perfectas. Las lija y las deja preparadas para el día siguiente.

A primera hora del día, con el rocío de la mañana aun helado en los tejados. Vulksenn vierte casi todo el Pico de Luna en un cuenco. Después, colocando el cuenco sobre la hoja, lo deja caer desde la punta de la hoja hasta la espiga. El material cae brillando, como si fuera nieve golpeada por rayos de luz, aunque se encuentren en el interior del taller y al acercarse a la hoja se va depositando en el interior de las runas, como si una fuerza magnética le obligara.