El alivio de caminar hacia la puerta, por fin, por fin voy a relajarme un poco. Que tensión, uff. Al final va a resultar que Brennan y Andrew hablaban de lo que he creido.
Bajo las escaleras, lo siento detrás, después de tantísimo tiempo. Que rato más incómodo he pasado ahí dentro, él no ha ayudado nada. No sé que decirle, me estoy poniendo nerviosa. ¿Dónde está mi enfado? Supongo que se ha pasado un poco al salir de la situación, pero me tengo que asegurar de que no pasen más cosas parecidas, eso seguro.
La luz de la calle y el ruido de la gente pasando me despierta de mi ensoñación. He llegado abajo, el momento ha llegado, ahora si que estoy nerviosa, puede que tenga algo de miedo. Casi somos otra vez Andrew y Cris. Espero a que salga, al lado del portal, paso mi mano por el pelo, después cruzo los brazos, no sé donde meterlos. Miro sus azules ojos, me gustaban tanto…. No me creo lo que ha pasado. La voz ha demostrado un poco mi nerviosismo. Ahora importa menos, no tengo que disimular.
La sigo, pisando por donde ella lo hace, un sencillo juego para ayudarme a evocar recuerdos que no he olvidado, un simple pasatiempo para poder observarla sin pensar en algo diferente a aquel tiempo pasado, ya tendré de tiempo de adaptarme a la nueva realidad.
El trayecto termina cuando así lo desea, se vuelve y mi mirada sigue su mano a través de su cabello, luego busca sus ojos mientras su nerviosismo se hace patente, no tiene porque estarlo, no conmigo, cruzo el umbral, amplio significado para esta palabra en estos momentos, sonrío sincero, como siempre, la cabeza ligeramente ladeada, contento, tranquilo.
Sabía que volvería a verte, estaba seguro de ello mi mano derecha se posa unos breves instantes sobre su mejilla, apenas un roce efectuado sin el consentimiento de mi mente, que finalmente consigue reconducir al osado e imprudente miembro a la parte trasera de mi cabeza.
Pero debo admitir que nunca imaginé que sería en estas circunstancias, miro unos instantes al suelo ampliando mi sonrisa, buscando algo de tiempo, un poco inquieto ahora, pero no puedo decir que no me alegre, ya nos ves, ambos protectores de la ley y el orden, no tan diferentes como pensabas ¿eh? mis ojos brillan por unos instantes al volver a fijarse en los suyos.
Sus primeras palabras me desarman, le sonrío ampliamente, aliviada al comprobar que el nerviosismo se aleja. ¿De verdad pensaste eso? El contacto en mi rostro me atraviesa. Por un instante oigo el ruido de las olas ¿No hemos perdido la confianza en los dos largos años?
Yo también me alegro de verte, demasiado, ahora estoy comenzando a asimilarlo antes estaba muy tensa. Mi voz también está mas relajada, casi es alegre. Es cierto, siempre pensé que éramos muy diferentes ¿Cómo lo sabe? Sí, es posible que nosotros no, pero la situación sí lo es, muchísimo. Mirando sus familiares ojos al hablarle, no sé como he aguantado tanto rato arriba sin hacerlo. El contexto no puede ser peor. Es un hecho. Miro hacia otro lado, luego vuelvo a su rostro. Suspiro. Tenemos que acostumbrarnos a vernos como agentes, aunque reconozco que se me hace raro. Sonrío un poco, es realmente difícil. No puedo evitar ser sincera, es Andrew, siempre lo fui. Encima, lo que nos han dicho ahí arriba no ayuda a que sea una situación más normal. Me río mirándolo, no he podido evitar hacer la broma. Supongo que todavía tengo tensión que descargar.
El muro de hielo que había levantado a su alrededor se derrite con la sonrisa que desmiente que alguna vez haya existido, hermosa y cálida como la recordaba, el sonido de su risa silencia Nueva York a mi alrededor, un tímido y tardío rayo de sol acaricia el cabello que se derrama sutilmente sobre la desnuda piel de sus hombros.
Rio, imposible no contagiarse, dos transeúntes nos miran con cierto recelo, incluso en esta ciudad, es imposible resistirse a volver la mirada ante el curioso comportamiento de una elegante mujer.
¿Acostumbrarnos a vernos como agentes?, ciertamente empiezo a comprender su actitud allá arriba, pero me resulta muy difícil hacerlo, ella es Cris, no la agente Felton, para nada, suspiro con resignación, hay cosas que si han cambiado, es lógico, la arena y la sal quedan lejos, aunque los sienta tan cerca.
Siento si me he comportado de manera indebida la miro ahora con el gesto más serio, tenía que haber pensado, maldita sea, mira que mi jefe me dice que soy poco profesional, supongo que él estaría encantado con ella en su departamento, como has dicho, todo este asunto es muy extraño, y ha muerto mucha gente guardo silencio unos instantes.
Nuevamente la sonrisa aparece, pero estoy seguro de que encontraremos una explicación lógica para todo el asunto, hago un gesto con la mano para que empecemos a caminar, además, ahora lo que realmente me preocupa es encontrar algo que llevarme a la boca, río más ampliamente, y no me malinterprete agente Felton, me detengo esperando a que llegue a mi altura.
Disculpa Cris, ya me comporto, ya me comporto eso me costará mucho, la miro de nuevo, dejar de hacerlo si que será realmente complicado.
Su disculpa me sorprende, pero se la agradezco en silencio. Luego hablaremos de eso más detenidamente, ¿De acuerdo? Estoy encontrándome a gusto. Lo que tengo que controlar es que no sea en exceso. Ya sé qué es un trabajo serio, mejor no decir ciertas palabras en voz alta, pero lo de decirnos que una de las posibilidades es el cuadernito….. Me muerdo el labio negando con la cabeza, con expresión de que esa parte la considero absurda. Es que vamos….
Comenzamos a caminar y entonces, otra broma… abro la boca para quejarme, pero se arrepiente antes de poder decirle nada. Al final acabo sonriéndole. Él y sus continuos chistes, no puede evitarlo, es un caso perdido. Me hace gracia que intente controlarse por mí. Siempre lo consideré muy alegre, me alegro de que siga así, aunque en el trabajo nunca llevo bien que la gente bromee. Mi expresión cambia a sorpresa cuando me doy cuenta de que me ha llamado Cris, oírme a través de sus labios me ha transportado a su semana, a su perfecta semana. Me recompongo simulando una sonrisa, mirando al suelo. Tengo que tener cuidado de no hacer lo mismo, recuerdo lo que le gustaba que lo llamara Andrew.
Me detengo en la esquina, a mirar la dirección. Espera…. Es la primera vez que he estado por aquí, pero la ventaja de Nueva York es que geográficamente está ordenada de forma numérica, así que es como si supiese donde estamos. En tres manzanas llegaremos a una zona que sí conozco, había un restaurante chino cerca. Sí. Sonrío instintivamente, una sonrisa más natural que la anterior, está todo controlado. Ya sé a donde podemos ir, no está lejos. Lo miro, todavía con la sonrisa. Lo mejor es que nos quitemos de complicaciones, comida china para todos. Será lo más rápido, aunque no tengo ganas de volver a ese piso. Creo que también tengo hambre. Reanudo la marcha.
Asiento a su primera pregunta, luego la miro divertido cuando hace referencia a lo de la libreta, su gesto, ya me gustaría ser yo quien mordiera esos labios, joder, Andy, no la vayamos a liar, que no es hora, uhm, con ella siempre era hora, venga va, déjalo.
La observo cuando baja la mirada, hace unos instantes yo he hecho lo mismo, parecemos un par de críos, es divertido serlo a veces, de acuerdo, vayamos a donde dices, odio la comida china, espero encontrar una pizzería o algo por el camino, aunque puedo tolerar el arroz ese, camino junto a ella, las manos en los bolsillos para reprimir el impulso de agarrarla por la cintura, me resulta demasiado familiar ir junto a ella, tengo que asimilar que no es aquel momento, ni que ella es la misma.
¿Qué tal está tu padre? no quiero hablar del trabajo, ya habrá tiempo para eso, y menos de uno tan extraño donde lo único que puedo es conjeturar, ahora quiero saber de ella, volver a descubrirla, aunque eso tiene sus riesgos.
Uff, ¿Cosas personales Andrew? Mala idea, estoy segura. Aunque puede que así recuperemos un poco la normalidad, si estos temas los dejamos zanjados no estaremos pensando en eso cuando subamos de nuevo. Mi padre está muy bien. Que siga así mucho tiempo, por favor…..Se vino a vivir a Atlanta cuando se jubiló. Hace un año más o menos. Siguiéndome, como lo quiero. Mi mirada es triste. Me da pena haberlo preocupado, miro sus ojos, no se lo merece. Me paro un instante para situarme, estoy dudando entre dos calles, ¿Será mas corto por aquí? Sí, sigamos por aquí.
Oye, ¿Y tu hermana cómo está? ¿Sigue con aquel chico? me interesa de verdad, era una muchacha muy agradable, y él no soportaba al novio… sonrío un poco… ¿Tiene la tienda todavía? Me quedo pensando un instante. ¿Sabes? pensaba que era de los dos, lo pensé todo el tiempo. Camino mirando alrededor, a las calles y sus indicaciones, sí, es mejor, más soportable. No me malinterpretes, sé que nunca lo dijiste. Pero me hice a la idea de que los dos trabajabais ahí. Lo que son las cosas y la forma de descubrirlo. De pronto me doy cuenta, él no ha llamado a nadie. Lo miro con curiosidad. ¿No vas a llamar a Rachel? Me extraña, casi no soportaba estar dos días sin verla….
Llegamos a la calle y se ve claramente el letrero del restaurante. Tintineo característico al abrir la puerta. El contraste de olores al entrar es evidente. No hay mucha gente, no parece que haya que hacer mucha cola. Al final de la zona de mesas está la barra, hay unos cuantos camareros entrando y saliendo de la misma. Ya en ella, cogemos la carta.
Es tu padre, siempre se preocupará hagas lo que hagas, eso no podrás evitarlo, y tienes suerte de que este ahí, su tristeza se contagia, la abrazaría, pero no, joder, ¿la abrazaría?, Andy, ¿qué te pasa?, céntrate joder, mudo mi gesto hacia la sonrisa, y luego hacia un enfado demasiado exagerado para ser real cuando me pregunta por mi hermana.
Tengamos la fiesta en paz con ese capullo, no entiendo que le ve, luego la miro a los ojos, Si, mi hermana esta estupendamente, y la tienda, en realidad es de los dos, en eso no andabas equivocada, aunque realmente es ella quien la gestiona, y te diré, que lo hace mil veces mejor que yo mi rostro se ilumina en cuanto hablo de Rachel.
Entramos en el restaurante, ella elegantemente vestida contrastando con mi aspecto, me hace gracia el vernos reflejados en la puerta de esta manera, un curioso y excitante contraste, la sigo una vez más y cuando coge la carta le contesto a su última pregunta, No la he llamado porque antes tengo que llamar a mi mujer, me casé con una ricachona de Beverly Hills, de unos sesenta, ya sabes, para no tener que volver a trabajar, pero creeme, el sexo con ella no es nada satisfactorio, así que por eso estoy aquí, digo en tono confidencial acercándome un poco, aunque después de haberlo probado con ella, todas quedan bastante en entredicho.
Supongo que tiene razón, pero me siento muy culpable por darle un disgusto tras otro por culpa del trabajo. No puedo evitarlo.
Sonrío divertida cuando habla de su hermana, me esperaba esta reacción. Son celos Andrew, la quieres sólo para ti. Sé que en el fondo lo respeta, porque la trataba muy bien, pero nunca lo admitirá. Le gustaba quejarse de él, así de paso enfadaba a Rachel un rato, cosa que también le hace disfrutar. Me encanta su cara hablando de ella, me encanta.
Ya en la barra, con la carta en mis manos, me llegan sus palabras, su proximidad. La carcajada me llega sin que pueda evitarlo, que loco que está, sigue siendo muy ocurrente. Justo lo que te encanta te enfadaba en el piso, también tú eres rara.
La camarera se nos acerca, yo todavía me estoy riendo, espero que sea mentira, si no, estoy quedando fatal. La miro sonriendo, Hola, disculpa pero todavía no sabemos lo que queremos. Me recompongo un poco más. Dirijo mi mirada a él. ¿Tú lo sabes ya?
Eso está mejor, mucho mejor, parece que no ve me casado, o que no quiere verme así, je, eso no estaría mal, la miro falsamente ofendido, serio, pero al poco su risa va impregnado el ambiente y me uno a ella con ganas.
La camarera nos mira y Cris me pasa la pelota, antes me muero de hambre que comer comida china, bueno, tampoco es para tanto, que aún recuerdo la vez que se nos rompió la moto de agua a mi y a Frank y nos tiramos en aquel islote más de un día, creo que no he pasado más hambre en mi vida, si hasta vi apetitoso a mi colega.
Ehm, ¿yo?, no, yo no tengo mucha hambre, lo de salir a dar una vuelta sólo era una excusa para quedarme solas con ella, oculto mi boca con la mano evitando que Cris vea mis labios pero no hablo lo suficientemente bajo, Ya me entiendes un guiño de complicidad a la asiática, ahora te avisamos, muchísimas gracias , cuando la chica se aleja me giro de nuevo hacia mi acompañante.
Verás, no me gusta la comida china, he visto una pizzería en la esquina, ahora iremos a por una, me recuesto un poco en la barra, pero habrá que llevarle a Blackmore lo que ha pedido, o no nos dejará escaparnos de nuevo, ¿eh? le digo mirándola de forma traviesa.
Escucho sus explicaciones, siempre así. ¡Es que él es así! Al final no me ha dicho por qué no va a llamarla, bueno, él sabrá. Escaparnos de nuevo, su atrayente sonrisa. Me encantaría disfrutar de lo que podría pasar, pero no puede ser, es un hecho, tienes que centrarte y explicarle que todo ha cambiado, aunque sea lo último que quieres hacer. Por la puta misión.
Miro hacia abajo, a la carta de nuevo, algo más seria. Piensa en la comida, en lo que sea menos en eso. Es una carta variada, hay ensaladas para Brennan, bien, no tendremos que ir a otro sitio más. Algo variado y que no sea muy raro, para que todos comamos, todos menos él. Después de dar un par de vueltas me decido, tampoco es tan trascendental. La busco con la mirada y cuando me mira, le levanto la mano. Le sonrío.
- Pollo con salsa agridulce, dos raciones. Cinco rollitos de primavera, una ensalada de verduras y tallarines a las tres delicias. ¡Ah! Y cuatro raciones de tarta de manzana. Para cuatro hay de sobra. Me coloco el pelo detrás de las orejas. Eso es todo, gracias. Le vuelvo a sonreír a la muchacha. Espero que no tarde mucho.
Dirijo mi vista hacia él, aquí, juntos de nuevo, parece que no ha pasado el tiempo, pero da igual, todo es diferente. Yo también siento lo que ha pasado en el piso, de verdad. Me sorprendí mucho cuando te vi y reaccione mal. En un primer momento pensé que lo mejor era que no supiesen que nos conocíamos y por eso me sentaron mal cosas que yo creía que aludían a aquella época. Me gustaría que lo que pasó se quede entre nosotros, a nadie le importa y no creo que pensar en aquello sea bueno para el éxito de ESTO. Bajo la vista, es lo mejor Cris, sigue. Vuelvo a levantarla. Parece que es peligroso, hasta para nuestros familiares, así que deberíamos concentrarnos en esforzarnos para que dure lo menos posible. Ea, ya, ya se lo he dicho. A lo mejor te parezco dura cuando estemos trabajando, pero quiero que sepas que este es el motivo. Soy muy exigente en mi trabajo, muchísimo y también muy seria, sé que lo vas a respetar. Le sonrío, sé que lo hará. Es la primera vez que le doy explicaciones a alguien, pero es que él no es cualquiera. Que difícil es hablarle sin decir su nombre, pero sé que al decirlo mi tono me delataría.
Cuando traen la comida, salimos a la luz del día de nuevo, al aire puro, me sienta bien. Estoy contenta, me he quitado una de las cosas que hacía más difícil esta misión. Vayamos a tu pizzería. Intento parecer animada, no va a servir de nada lo que le he dicho si me nota mal.
Ese gesto tan familiar, liberando su cara de esos cabellos rebeldes que tanto me gustaba revolver mientras la besaba, mientras la tenía entre mis brazos, me gusta mirarla mientras hace otras cosas, observarla sin que ella se de cuenta, aunque sea consciente de mi presencia, pero penetrar un poco en la intimidad de sus gestos, me encanta hacerlo.
Sus ojos al clavarse en los míos presagian que no me va a gustar lo que va a decirme a continuación, su tono de voz, petición camuflada de disculpa, tensión que se percibe, una especie de lucha interior cuando baja la mirada, de la que no quiere conocer el resultado, mejor rehuirla, eso me parece, y es curioso, porque en cierta manera me halaga, pero por otra parte duda mi comportamiento…
No se lo reprocho, suele sucederle a todo el mundo, le devuelvo la expresión seria, asintiendo, Cálmate, no tienes porque preocuparte, seré bueno vuelvo a sonreír, me cuesta no hacerlo, simplemente pasa que yo no soy tan serio en mi trabajo, es algo que no puedo evitar, pero intentaré moderarme, y espero que no dudes de mi profesionalidad le digo volviendo a mostrarme más solemne.
Recogemos el pedido, mientras nos encaminamos a la pequeña pizzería no puedo evitar pensar en la mención que he hecho de aquella época, ¿cómo la recordará ella?, seguramente una semana de esparcimiento, una divertida y apasionada historia con un surfero antes de regresar de nuevo a su mundo de trajes, hombres elegantes y centrados, debe tener un novio o un marido con el que tendrá una relación correcta y anodina entre ellos y perfecta de cara al exterior, porque esa es la imagen que ella proyecta, la de la perfección, debo haberle roto los esquemas, no hay que ser demasiado listo para darse cuenta.
Pero, algunos actitudes la delatan como alguien diferente de eso, aquella semana, se dejó llevar, estoy seguro, imperfecta y maravillosa, sus torpes reflejos, el sonido de su risa demasiado fuerte cuando algo le gustaba de verdad, sus ojos cerrados en la oscuridad de la noche y brillantes al amanecer, ser lo primero que veía cuando me despertaba, estoy seguro de que hubiera podido acostumbrarme a ese despertar, si, me hubiera gustado acostumbrarme a Cris.
Pido una pizza carbonara y un helado de chocolate, así como una botella de coca cola para beber, una broma y un guiño a la joven empleada y de vuelta al piso, a la “realidad”… No he llamado a mi hermana, ya le dije que no sabía cuando tardaría en volver, no sabría que decirle, uff, ya le hecho de menos vaya idiota que debo parecer ahora mismo, bueno, tu ya lo sabes, Rachel es Rachel digo con una sonrisa y un encogimiento de hombros.
Me detengo unos momentos mientras andamos y la sujeto de un brazo, por un momento olvido lo que quería decirle, sólo un intenso deseo de atraerla hacia mi y besar sus labios, parpadeo un par de veces recuperando el control, el contacto sigue, no retiro mi mano, sus ojos me atrapan, Cris, sólo quería decirte, que aquella semana…fue…difícil de olvidar ¿era eso lo que querías decirle?, o ¿sólo difícil de olvidar?, joder.
Lo siento, no volveré a sacar el tema, pero te marchaste de aquella manera, tono de voz serio, mirada también, pero sonrisa sincera me centraré en el trabajo y estoy seguro de que teniéndote en el equipo, todo será más fácil por lo menos la misión.
Espero que no dudes de mi profesionalidad. Lo miro preocupada, no quiero transmitirle eso. No, por supuesto que no. Sé que son formas diferentes de trabajar, tienes que ser muy bueno para estar aquí, estoy convencida, en serio. Mis palabras transmiten franqueza. No creo que haya una única forma de trabajar, sólo que la mía me parece más eficiente, más práctica, pero estoy segura de que él hace el trabajo mucho más agradable que yo a sus compañeros y aunque no quiera reconocerlo, eso también es importante.
Nos hemos quedado silenciosos, en la pizzería estamos pensativos, supongo que lo necesario ya está dicho entre nosotros, ¿esto es todo después de tanto tiempo? parece que sí, supongo que así es mejor. Ah, una mención a su hermana, demuestra que ella es su debilidad, otra vez, que tierno es, cuanto amor se procesaban. Entiendo perfectamente ese sentimiento que dice, lo tuve mientras llamaba a papá.
Cris, sólo quería decirte, que aquella semana…fue…difícil de olvidar. Sentir todavía su mano en mi desnudo brazo, este dulce contacto, mi nombre encadenado a su recuerdo y el azul agua pendiente de mi. NO, CRIS, NO. Es imposible no perderme en sus ojos, imposible no sentir y transmitir la intensidad del momento. Una resistencia en mi pecho, lucho por no temblar, por no mirar sus labios, por no acariciar su rostro y demostrarle lo que…. ¡CRIS! Bajo la mirada. Respiro despacio, profundamente, durante un segundo, lo necesario para no sucumbir. Arriba todo será más fácil si no ocurre nada ahora. Es necesario.
Retomo sus ojos, algo más tranquila y atenta a sus palabras. El eterno instante ha pasado, me alegro de no haber caído, pero ha faltado demasiado poco. Me aseguraré de no volver a estar tan conectados de nuevo. No estoy segura de que la próxima vez tenga tanta fuerza de voluntad, mejor no arriesgarse. Muevo mis brazos, como si tuviese que colocarme bien el peso de las bolsas, mirándolas, en realidad me estoy desprendiendo de su tacto, me está quemando. La despedida fue como habíamos quedado, levanto la vista sorprendida por el comentario, pero mejor no hablar más de todo aquello. La sorpresa torna a sonrisa, le agradezco el cumplido. Estoy segura de que entre todos, la cosa irá bien, ya lo verás. Ojalá, ojalá.
Vuelvo la vista a Nueva York, la ciudad testigo de nuestro encuentro. Retomamos el camino, ya estamos cerca, el ya familiar portal y sus desconchadas paredes. Así me siento. Miro hacia arriba, al piso en cuestión. Pues nada, a ver como se han portado mientras no estábamos. Un amago de sonrisa, el último, volvemos al trabajo. Llamo a la puerta, ¿Abrirá Blackmore, pistola en mano? Consuélate con tonterías.
Os cierro la escena, si queréis hablar algo mas en la otra, aunque es posible que os escuchen el resto de compañeros.
P.D.: Me ha gustado un montón esta escena entre los dos :)