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Ante la imposibilidad de moverse debido al dolor de su muslo ensangrentado, Lanalla sacó su daga y arrastrándose un poco se acercó al Genlock que acababa de atacarla, aunque por fortuna sin mucho tino, y descargó un tajazo sobre la bestia.

Lanalla trató de clavar su daga en el engendro. Sin embargo, su ataque se encontró con la resistencia de la cota de malla de la bestia que no pudo penetrar.

 Desenfundo mi espada y ataco al Genlock que está enfrente mía...

El ataque había resultado fructífero. El arma del genlock alpha había volado unos metros y ante si tenía a la criatura indefensa únicamente cubierta por su gruesa armadura. Sin pensárselo dos veces Colban volvió a levantar la maza y la descargó duramente contra el alpha. En ese instante descubrió un descuido la guardia del otro genlock y le golpeó con la otra maza.

La escaramuza se encontraba en su punto álgido. Los engendros tenebrosos tenían rodeado al grupo, que se defendía con un tesón sin parangón. Sim embargo gran parte del grupo se encontraba al borde de la extenuación y con diversas heridas que hacían que sus ataques no fueran todo lo eficaces que debieran contra el Grupo de Genlocks.

Colban mantenía el tipo, si bien su cuerpo y su ropa empezaban a encontrarse teñidas de sangre, tanto suyas como de sus oponentes. No obstante, su fiereza en el campo de batalla, era notoria. Con un grito feroz, descargó una de sus mazas contra el hombro desarmado del Alpha, al que ni siquiera dió tiempo a cubrirse con el escudo. Inmediatamente y sin tiempo de reacción, su otra maza se descargó, en un golpe violento, sobre la rodilla del Genlock, que le hostigaba por detrás. El crugir de los huesos de la bestia pudo ser oido por todos los presentes en la escaramuza.

Por su parte, Lindel, en un rápido movimiento se colocó su arco a la espalda y desenvainó su espada para atacar al Genlock que se abalanzaba con rapidez. Por fortuna para éste último, Lindel no fue tan rápido y el Genlock pudo interponer su escudo entre su cuerpo y la espada de Lindel, que chocó violentamente contra la protección del Genlock.

En una rápida sucesión de movimientos, el Alpha, aprovechando que Colban se había girado para atacar al Genlock, se desplazó, con rapidez, hacia el lugar donde había caido su hacha y la recogió con rapidez, profiriendo un grito aterrador, haciendo ver a sus oponentes que volvía a estar listo para la batalla.

Unathe por su parte, seguía enzarzada con uno de los Genlocks, y su daga, hasta el momento, poco había podido hacer contra su oponente. Una vez más, la Elfa, fintó a su oponente buscando un hueco en su defensa para atacar. En un gesto rápido, trató de descargar su daga contra la muñeca del engendro. Sin embargo, la suerte no estaba del lado de la elfa, pues si bien, su golpe iba bien dirigido, una vez más, volvió a toparse con la cota de malla de su oponente, que aprovechó un momento de confusión de la elfa para asestar un golpe contra su pecho. El golpe es brutal y de tal magnitud que la daga de Unathe sale disparada mientras esta cae, de forma brutal, al suelo, a merced de su oponente. Sin embargo, éste, al comprobar que Unathe no se mueve opta por avanzar hacia su enemigo más cercano, Colban, mientras que su compañero trata de asestarle un golpe al Avvarita. El engendro es hábil, lo suficiente para aprovechar la inercia del golpe del Avarrita para descargar su hacha sobre la cadera de Colban.

En otro punto del campo de batalla uno de los Genlocks, prácticamente moribundo, se abalanza sobre Alenka, tratando de descargar su hacha sobre el brazo que porta su endemoniado bastón mágico. Su ataque tiene éxito y Alenka grita de dolor. Afortunadamente le dió tiempo a girar sobre sus caderas o el impacto le habría arrancado el brazo...

Por su parte, la bestia enzarzada con Lindel, eleva su hacha y la descarga contra el ya de por sí dañado hombro del elfo que poco puede hacer contra la fuerza y velocidad de su oponente, que asesta un tajo brutal sobre la clavícula del elfo. Lindel puede oir como su clavícula se parte por el impacto y como su sangre comienza a brotar. Su visión se nubla y las fuerzas le abandonan, cayendo fulminado e inconsciente al frio suelo.

Por su parte el Genlock enzarzado con Lanalla continúa moviéndose de forma errática, casi como si estuviese borracho. Sin embargo, esta vez, su hacha logra impactar sobre el pecho de la elfa que poco puede hacer, debido a sus heridas, por esquivar el golpe.

Alenka, en  un gesto, casi instintivo, posó su bastón sobre el Genlock que la había herido y descargó toda su potencia mágica contra él. Sin embargo, la pérdida de sangre o la falta de concentración al verse herida, provocó que Alenka reaccionase demasiado tarde dando la oportunidad al Genlock moribundo a apartarse inmediatamente.

Sin importarle ya que la descubrieran y ante la desesperada situación en la que se encontraba, no sólo ella sino también el resto de sus nuevos compañeros, Lanalla alzó su bastón y lo dirigió hacia el Genlock que tenía justo delante.

Del bastón de Lanalla surge un rayo de energía que impacta sobre el pecho del Genlock, del cual surgen volutas de humo causadas por el impacto. Sin embargo el engendro continúa avanzando sobre la débil elfa.

Colban se giró de súbito con ambas mazas y golpeó con virulencia al genlock. La situación estaba sobrepasando al grupo y el Avvarita intentaba deshacerse rápidamente de la criatura para poder asistir a sus compañeros.

Un grito resonó en el bosque. La voz acompañaba al movimiento de las mazas del gigante avvarita.

La situación del grupo era realmente crítica. Sólo Colban, Lanalla y Alenka resistían los embites de los Genlocks. Lindel y Unathe estaban inconscientes y, presumiblemente, con graves heridas en sus cuerpos.

Colban se defendía con uñas y dientes, asestando golpes con sus mazas a cualquier adversario que se le ponía delante. Sin embargo, a pesar de la pericia del avvarita, sus rivales no parecían caer por más que la sangre de éstos se derramase por el húmedo suelo del camino.

El lider de los genlocks, una vez recuperada su arma, avanzó con paso firme hacía el avvarita, gritando como un poseso, en busca de una venganza. Colban podía verle acercarse por el rabillo del ojo y sabía que sus rivales le superaban en número, lo cual no hacía sino hacer más divertida la pelea. Sin embargo esa breve mirada le costó cara al avvarita que notó como el hacha del genlock cortaba su abdomen. Sin embargo la suerte estaba de su lado. Ese corte en el abdomen obligó al avvarita a recular y girarse hacia la izquierda justo cuando otro genlock le atacaba por la espalda. La desdichada bestia no tuvo tiempo de contener su golpe que impactó de lleno sobre el otro engendro, hiriéndole en el brazo.

Alenka no lo estaba pasando mucho mejor. El genlock moribundo aún gastaba sus energías tratando de atacarla mientras otro de los engendros se colocó a su espalda, ambos dispuestos a terminar con ella. Sin embargo uno de ellos estaba gravemente herido y su ataque, dirigido al torso de Alenka fue fácilmente desviado por ésta lo que afortunadamente, también la permitió tener el tiempo suficiente para desviar el ataque de la bestia que trataba de sajarle la espalda.

Con suma rapidez Alenka descargó su bastón sobre el Genlock moribundo, pero el resto de escudo que le quedaba a la bestia sirvió de parapeto y la lucha continuaba en ese lado...

La situación de Lanalla era realmente agónica, con un hilo de fuerzas, trataba de desembarazarse del genlock que la hostigaba. Sin embargo la bestia atacó con ferocidad, clavando su hacha en el torso de la elfa y clavándosela profundamente en su pecho. Los ojos de Lanalla se tornaron blancos y las fuerzas la abandonaron. En ese momento la bestia cogió el cuerpo inerte de la elfa, lo levantó por encima de sus hombros y lo lanzó por la sima mientras profería un grito aterrador que heló la sangre de Alenka y de Colban.

Esta vez fue un grito de dolor lo que inundó la sima. El corte en el abdomen de Colban se había hecho notar y el gruñido del avvarita lo transmitió. Pero el daño no hizo sino enfurecer aún más a Colban que volvió a descargar sus mazas contra sus oponentes. Un ataque de uno de los genlocks había ido a dar contra el otro oponente de Colban y éste aprovechó ese momento para rematar al ya tullido genlock¹. En el momento de confusión generado la otra maza se dirige rápidamente hacia el estómago del genlock que había herido a Colban. Ahora el que gritaba de dolor era el pequeño engendro tenebroso.

La mirada de Colban se dirigió al oponente alpha. Le estaba esperando.

El cuello del desdichado engendró crujió bajo el peso de la maza del Avvarita, dejando su cuerpo inerte que cayó, flácido sobre el barro y la sangre del improvisado campo de batalla. Por su parte, parecía que el otro engendró, ya había tenido suficiente con el último ataque del avvarita y profiriendo agudos chillidos, salió corriendo a la espesura de los bosques que rodeaban el camino.

El alpha, furioso, se encaró con Colban. Si bien Colban le estaba esperando, no le esperaba con tanta fiereza. El maldito engendró penetró sus defensas, por pura fuerza y volvió a impactar sobre torso del avvarita que, una vez más, gimió de dolor. Sin embargo el golpe fue provocado, no con el filo del hacha, sino con el mango de madera del arma desplazándo a Colban hacía el borde de la Sima. El avvarita continuaba de pie pero, totalmente agotado y prácticamente sin fuerzas...

El avvarita trató de defenderse cuando vió que un Genlock se le acercaba pero sus escasas fuerzas no fueron suficientes para evitar que el Genlock lo noquease de un puñetazo, tornándose todo oscuridad, a su alrededor...