Te encuentras en Stenhold, una pequeña villa. Discurres por su mercado, con aire pensativo...
Anoche no te quedó más remedio que entrar en este pueblo y gastar parte del poco dinero que te queda en una habitación. Estabas empapada hasta los huesos y una noche al raso hubiese sido infernal.
Sin embargo, no todo son malas noticias, del discurrir de la gente, de escuchar conversaciones a medias, has conseguido enterarte que los alrededores del pueblo están plagados de engendros tenebrosos... seres infernales surgidos de la más oscuras pesadillas.
La villa no es muy grande, hasta dudas de que tenga una biblioteca, siquiera un curandero, pero la cosa cambiar cuando el infierno se acecha sobre los humanos. Quizá exista la posibilidad de encontrar alguien como tú, un mago fuera de la secta del círculo que esté dispuesto a enseñarte a controlar y manejar tu magia.....
No obstante deberás ser discreta, como muy bien sabes, los ojos y los oídos del círculo siempre están en la sombra, esperando que la gente como tú se despiste, para capturarla...
La lluvia continúa cayendo sobre Stenhold, aunque no con tanta virulencia como anoche además, los toldos de los puestos del mercado te resguardan de las incómodas gotas de agua. Mientras paseas puedes observar que el mercado, si bien ha vivido días mejores, no deja de tener buenos productos, fruta y verdura fresca, carne de aparente calidad, pescado salado, frutos secos... quien sabe, quizá encuentres algo interesante y a un precio razonable.
Normalmente no solía pernoctar en las ciudades o aldeas que se encontraba en su camino, era una manera de no malgastar el poco dinero que llevaba, además intentaba pasar lo más desapercibida posible. Pero esa noche fue distinto, la incesante lluvia que había estado cayendo la había dejado completamente empapada y quedarse una noche más al raso en aquellas circunstancias no sería una buena idea. Así que se arriesgó a entrar en aquel poblacho a pedir alojamiento, aquella noche dormiría caliente y al abrigo de un techo.
Al día siguiente continuaba lloviendo, pero por lo menos lo hacía con menos fuerza que la noche anterior. Era día de mercado y, paseando entre los puestos cargados de productos frescos y tentadores, prestaba también atención a las conversaciones de mercaderes y clientes. Aunque en el fondo sabía que una villa tan pequeña como aquella seguramente no dispondría de algo parecido a una biblioteca, la esperanza no la abandonaba y quizás el hecho de tener a los engendros por las cercanías hubiera atraído a todo tipo de combatientes, y ¿por qué no?, puede que incluso algún mago ajeno al Círculo.
Siguió recorriendo los puestos decidiendo si comprar algo para comer y buscando algo que le fuera de utilidad, ¿quizás una manta? O puede que mejor un yesquero... Debía tener cuidado con su dinero, así que se controlaba a la hora de comprar todo lo que se le hubiera apetecido.
Cinco minutos de paseo por el mercado te dan para acerte una sensación de la ciudad. La gente no para de mostrar públicamente su miedo a los engendros. De hecho te fijas en que casi nadie da importancia tu tu presencia. No eres una elfa alta, al menos, no lo suficiente para destacar entre muchos humanos pero lo que sí es característico en tu raza son los tatuajes que recorren toda tu cara y sin embargo, nadie se fija demasiado en ti y, los pocos que lo hacen no te miran ni con recelo ni con odio. Deduces que seguramente están llegando muchos forasteros al pueblo y ya nadie le da demasiada importancia ver una más en el mercado.
Mientras observas como uno de los panaderos intenta vender sus mejores hogazas de pan e incluso alardea de llevar al mercado el pan recién horneado, tus oídos captan una conversación interesante, quizá de un puesto que está al final de la calle, no puedes asegurarlo bien, dado que tu mirada estaba fija en el panadero y sus intentos de venta.
¡¡¡Pero Marcelo, habráse visto, que elfo más descarado!!! ¡¡¡Acusarme a mí de intentar timar a mis clientes!!!
Esta ballesta es de la mejor calidad, con remates en metal e incluso finos relieves tallados en auténtica madera de roble. Ya me lo decía mi Marta, nunca confíes en un Elfo Dalishano, siempre intentará regatearte hasta la última moneda de cobre...
Miraba los puestos con el mayor interés, asombrándose ante algunos productos que allí se vendían. Su principal miedo se disipó al darse cuenta que nadie le prestaba excesiva atención, el miedo hacia los engendros parecía acallar el temor y el desprecio hacia los elfos, sobre todo a los que, como ella, seguían considerándose libres.
Se detuvo ante el tenderete de un panadero mirando con cierto arrobo la mercancía que ofrecía, tentada de gastarse algo de su dinero en aquellos panes que se veían tan deliciosos, pero unas voces al final de la calle captaron su atención.
¿Un elfo dalishano? ¿Aquí? La curiosidad por ver a uno de sus congéneres hizo que se moviera en dirección a las voces, quizás era alguien conocido o incluso alguien que la podía ayudar.
Lanalla se acercó al puesto de donde provenían las voces. Incluso mucho antes de llegar al puesto vió como el comerciante del mismo clavaba sus ojos en ella y la señalaba con el dedo.
Mirad amigos, mirad... Debe de ser que ha venido una Troupe de Dalishanos a Stenhold...
Seguro que viene a intentar regatear el dinero que cuestan mis mercancías. Habráse visto... cuanto descaro empieza a haber en este ciudad.
¡¡¡Amigos comerciantes, cuidaos de los Dalishanos, ya lo decía mi Marta, ya lo decía mi Marta....!!!
Por unos segundos, que parecen una eternidad, notas como todas las miradas se dirigen hacia ti. Incluso el panadero deja de sarcar sus mercancías y notas su mirada clavada en tu nunca. La gente que paseaba distraída por los puestos, hora se para y te miran.
Unos con curiosidad.... otros con indignación....
Una cosa está clara, ahora mismo eres el centro de atención del mercado....
Sin poder siquiera arrepentirse de su decisión, Lanalla se encontró de pronto siendo el centro de atención de casi todo el mercado. Su cara, encendida por la vergüenza, reflejó el miedo que estaba sintiendo al ver los rostros, muchos de ellos cargados de hostilidad, que la rodeaban. Su primer impulso fue el de salir corriendo de allí, pero se detuvo a tiempo, si lo hacía igual aquellas personas pensarían que había cometido algún delito o había hecho algo malo.
- Y-y-yo... yo sólo es-estaba mirando. P-p-pero ya me iba... -dijo mientras reculaba muy despacio para poder salir de allí.
Reculas sin dejar de mirar al tendero que fieramente sigue apuntandote con el dedo dedicándote ciertas palabras que te incomodan y por supuesto te preocupan. No en vano eres el centro de atención del mercado y sabes lo que ello puede provocar.... Estabas tan ensimismada en tus pensamientos y preocupaciones que algirarte topaste de frente con una humana de mediana edad...
En cualquier otra circunstancia sólo te habrías fijado en sus ojos pero.... colgado al pecho... oh, por todos los dioses.... ese colgante... ¡¡¡El emblema del círculo de hechiceros!!!. Tu cara es la pura expresión de la desesperación...
Bueno muchacha, no es el momento de cometer ninguna tontería...
Notas como su mano agarra fuertemente tu brazo...
No estás en disposición de hacer absolutamente nada, ¿lo sabes verdad? Soy muy conocida en Stenhold y un leve empujón provocará que esta gente se abalance sobre ti... Así que... ven conmigo, tenemos asuntos de los que charlar....
Lo único que la joven quería en aquellos momentos era salir de allí lo más rápido posible. Se giró con la intención de echar a correr en cuanto pudiera y alejarse de toda aquella gente que no hacía más que señalarla con el dedo y murmuraba. Pero algo se interpuso en su camino... o más bien alguien.
- P-p-perdone... yo...
La disculpa se quedó a medias cuando su mirada se topó con el colgante que pendía sobre su pecho. ¡Oh, no! El círculo de hechiceros... Sus ojos que ya reflejaban el miedo ahora se abrían enormes reflejando pánico y desesperación. Me han descubierto pero ¿cómo? ¿qué va a ser de mí ahora?
Su primer impulso fue salir corriendo de allí pero una mano, igual que una garra de un ave de presa, se aferraba a su brazo impidiendo que pudiera escapar. Temblando, escuchó las palabras de la mujer y lo único que pudo hacer fue asentir en silencio mientras miraba a su alrededor buscando cualquier vía de escape.
Ups... estaba convencida de que ya había posteado. Lo siento :S
Disculpada XD, a todos nos pasa alguna vez.
Lanalla se dejó hacer, dócil como un corderito. Su miedo era patente y la desesperación de no poder huir hizo que la elfa se sintiese como una niña pequeña a la que pillan haciendo algo malo....
La humana se dirigió a una posada e intrudujo a la elfa delante suyo, sonrió y saludo al posadero y se dirigió a una de las mesas más aparatadas de la posada. Lanalla supuso que para evitar ser escuchadas por el posadero dado que en ese momento no había absolutamente nadie en la posada.
La humana solicitó al posadero dos vasos de hidromiel que éste trajo casi de inmedianto dejando a las damas en la más completa intimidad.... En ese momento la humana empezó a hablar...
Ante todo jovencita, quiero que estés muy muy quieta y me escuches atentamente... Deduzco por tu horror que si bien tienes nociones de magia, no perteneces al círculo de hechiceros.... Ahora mismo estás asustada, has visto mi colgante y piensas que te voy a presentar al círculo y, quizá, no lo se, cobrar una recompensa por ti..., sin embargo esto no tiene que ser exactamente así....
Verás, mi nombre es Alenka y soy el ama de llaves del Arl de Stenhold. Mi señor me ha encargado la tarea de reunir un grupo de aventureros para realizar una misión... En sí misma la misión es muy sencilla, recoger a sus hijos y traerlos de vuelta a casa. Te propongo un trato que espero, aceptes. Te uniras a dicho grupo de aventureros y seguirás la misión al pie de la letra pero... en el momento en el que estemos junto a los hijos del Arl, tu misión será quedarte a mi lado y secuestrar a dichos niños.
¿Porqué quiero secuestrarlos? Muy simple, mi señor es todo bondad y corazón para sus ciudadanos pero... no para la gente que le sirve. Con ellos es cruel y despiadado y por ello, merece un severo correctivo. Pretendo secuestrarlos y pedir una recompensa por ellos para que el Arl se dé cuenta de que le gente que le sirve lo hace con amor y dedicación. Cuando recupere a sus hijos pero pierda a su ama de llaves y una buena cantidad de monedas de oro, quizá se de cuenta de que depende más de lo que piensa de sus sirvientes y que, si no los trata, al menos con respeto, se le pueden revelar....
Bien esto más que un trato es una imposición, sino aceptas el trabajo, si tratas de traicionar o, si desapareces, me encargaré personalmente de que seas entregada al Círculo y ya sabes lo que eso significará para ti, ¿verdad?
Alenka coge el vaso de hidromiel y bebe un sorbo de la bebida, después deposita con cuidado el vaso sobre la mesa, y te mira a los ojos.
Bien jovencita, ¿que me dices?
Siguió sin rechistar a la mujer hasta el interior de la posada y allí, temblorosa y asustada, prestó atención a cada una de sus palabras.
- Pero... pero eso es un... delito. Secuestrar niños no está bien, por muy loable que sea sus intenciones. -La joven no daba crédito a lo que estaba escuchando, y las dudas y el miedo eran bien patentes en su cara.
Su mente trabajaba velozmente intentando valorar todos los pros y los contras de aquella propuesta. Cometer un delito para salvarse del Círculo. La cárcel, la torre de los magos o... seguir en libertad. La decisión era difícil pero una elfa dalishana como ella amaba la libertad, poder recorrer los caminos y ser uno con la naturaleza. Miró el vaso que tenía delante y que no se había atrevido a tocar, pensando en las opciones que tenía, hasta que tomó una determinación. Sólo esperaba no tener que arrepentirse de ella.
- No tengo elección así que... de acuerdo, no me queda más remedio que aceptar su propuesta. -Su voz sonó tan triste que daba la impresión que su corazón se acababa de romper.
Alenka sostenía la mirada de la elfa con determinación a la espera de escuchar sus palabras. Una vez la elfa dijo que sí, se pudo apreciar una leve sonrisa en su mirada...
Entonces pequeña, hay poco más que hablar. Me seguirás hasta el castillo de Stenhold y esperarás en el patio de armas. Ya tengo conformado el grupo y seguro que nos estarán esperando allí o, estarán de camino. Evidentemente ellos no conocen mis planes y, de momento no deben conocerlos...
La mirada de Alenka seguía clavada en Lanalla...
Por tanto, tú seguirás mis instrucciones al pie de la letras, para ellos no serás más que otra compañera de misión, al menos, hasta que pueda valorar si ellos aceptarán mi proposición o no. Llegado el momento, quizá tengas que encargarte de alguno de ellos pero... eso ya te lo comunicaré a su debido momento.
Ahora jovencita, sígueme...
Alenka se levanta de la mesa, dejándo unas monedas para pagar vuestras bebidas y se dirigió con paso firme hacía la salida del local.
Lanalla estaba entre la espada y la pared. Una foránea en el pueblo contra un personaje relevante del mismo que, además domina la magia... El camino se torcía para Lanalla...
De repente casi al llegar a la puerta Alenka se giró y, en voz baja le dijo a Lanalla...
Ni que decir tiene que si me traicionas o tratas de escapar.... te mataré o te entregará al Círculo.
Después sonrió, alzó la mano y se despidió del tabernero que le devolvió la sonrisa y el saludo.
Escuchaba las palabras intentando imaginarse todas las implicaciones que traía aquella propuesta, pero se daba cuenta que fuera cual fuera su decisión su vida, ya de por sí difícil, ahora se volvería un infierno. ¿Por qué? ¿Por qué los dioses antiguos estaban tan enfadados con ella? ¿Por qué había tenido que entrar en aquella ciudad? Preguntas y más preguntas que ya no tenían solución.
Lanalla sentía la mirada de aquella mujer clavada en ella igual que el puñal se clava en la carne, un puñal que la elfa estaba convencida que le clavaría en caso de que la traicionara. Asentía a sus palabras como una tonta... ¿qué más podía hacer? Pero aquellas palabras... "Llegado el momento, quizá tengas que encargarte de alguno de ellos" resonaban en su cabeza y el miedo volvió a reflejarse en su cara. No estará pensando... no creerá que yo... no pretenderá que yo llegue a matar a alguno de mis futuros compañeros ¿verdad?
La siguió en silencio sabiendo que si hacía cualquier intento de huída, no llegaría ni a las puertas de la ciudad. Tendría tras de sí no sólo a la guardia sino también a los magos del círculo persiguiéndola igual que un perro de caza nunca abandona a su presa. Pero no podía perder la esperanza, quizá llegado el momento las cosas podían cambiar.
Salís del pueblo con dirección al Castillo de Stenhold. Una fina lluvia recorre tu pelo y moja tu ropa. El camino está embarrado y lo que en otras circunstancias sería un camino de no más de 30 minutos se torna en una dura caminata de 1 hora.
Sientes tu cuerpo cansado y el barro del camino hace que tus pies pesen como 10 kilogramos más cada vez que los levantas.
Finalmente llegaís al Castillo con la luna vigilando vuestras espaldas.
Alenka saluda a los soldados que realizan la guardia y os introducís en el castillo. Entraís por una puerta de servicio y llegaís a la cocina. Alenka habla con las sirvientas que rápidamente te ofrecen algo de comida. Mientras comes Alenka se dirige a ti:
Esta noche podrás dormir en el granero que mi cocinera te mostrará. Mañana te presentarás en el patio de armas y después tú y tus compañeros sereís recibidos por el Arl. Espero que pases buena noche Lanalla... Y sobre todo... recuerda lo que hemos hablado esta tarde...
Un post más de cierre y después con un poco de suerte habré conseguido juntaros a todos. XD
Lanalla iba pensando en la mala idea que había tenido entrando en el pueblo la noche anterior. De nuevo se encontraba mojada, cansada y sucia, la caminata por el barro hasta llegar al castillo había resultado extenuante y se sentía tan débil y desgraciada que lo único que le apetecía era esconderse en un gran agujero y esperar a que los Creadores(*) se la llevaran.
Cuando por fin llegaron, Lanalla miró con recelo a los guardias que custodiaban las puertas, pensando que quizás aquello sólo era una trampa y lo único que querían era apresarla antes de que hiciera algo. Pero no sucedió nada de eso y, cuando en la cálida cocina le ofrecieron algo de comida y le dijeron que esa noche dormiría a cubierto y caliente en el pajar, se permitió esbozar un amago de sonrisa. Tenía hambre así que nada más que le pusieron el plato delante se abalanzó sobre la comida mientras asentía a las palabras de la mujer.
- Sí, sí... no se preocupe... mañana estaré en el patio... no diré nada... Hasta mañana.
Una vez finalizada la comida se dirigió hacia el pajar, acompañada por la cocinera.
- Muchas gracias. -Fue lo único que musitó.
Preparó la paja donde se acostaría, se quitó la empapada ropa y envolviéndose en la manta de viaje se echó a descansar pensando que después de todo lo vivido aquel día sería incapaz de pegar ojo. Pero al poco de posar su cabeza en la olorosa paja ya se encontraba soñando con la libertad de los bosques junto a su clan.
(*) Corrígeme si me equivoco pero eran los Creadores los antiguos dioses en los que creían los dalishanos ¿no?
No sé si llevo manta... la verdad es que en mi equipo no figura pero... si cuela :P
Por lo que he podido ver los Dalishanos creen en múltiples deidades pero no especifican cuales. No obstante si tu lo crees así, por mí perfecto.
Bueno de momento descanso ¿ok?
Sólo me queda un PJ por juntar pero, como tuve que sustituir al jugador no me ha dado tiempo a juntarlo. Espero resolverlo cuanto antes.
Estoooo... ya sé que no especifica pero al empezar la partida me entró mono de volver a jugar, y no sé si en algún momento salía algo así... pero es igual, igual lo soñé que será lo más probable ;)
Pues no lo sé. La verdad es que nunca he jugado al videojuego. Cogí el Juego de Rol porque me pareció un buen sistema de juego, muy sencillo y porque me llamó la atención el trasfondo. Pero si lo soñaste o no lo dejamos así y listo XD