Me limpié la sangre en el rostro, con una sonrisa lobuna y en absoluto intimidada, prometiéndome que esto no iba a acabar así, ni mucho menos, mientras me limité a decir:
- Lindel Winbow, cazador y guerrero Dalishano...
Luego añadí un par de palabras en mi idioma, a modo de saludo.
Tras las palabras de Lindel, se produce un tenso silencio. El Arl os mira detenidamente a todos y cada uno de vosotros.
Así me gusta elfo, veo que has aprendido con rapidez cómo hay que comportarse ante un Arl.
Si bien Lindel ha hablado en elfo eso no parece preocuparle al Arl que, o bien no ha entendido sus palabras, o bien no les da la menor importancia. Como fuera su voz se oye alta y clara en el salón.
Servireís. Mis hijos vienen de vuelta desde Denerim, y Alenka tiene el deber de reunirse con ellos. Mi tierra está siendo invadida por los engendros tenebrosos y necesito a todos los guerreros que tengo para combatir la amenaza. Acompañaréis a Alenka y regresareís aquí con los niños y ella. Os pagaré cincuenta monedas de plata a cada uno de vosotros por dos días, o menos, de servicio. ¿Y bien?
Es bastante probable que el Arl no haya entendido el insulto de Lindel ya que ni siquiera se inmuta cuando de su boca sale semejante insulto.
Vuestros ojos se centran en el resto de elfos de la sala pero por lo que podeís apreciar o no han entendido una sola palabra y son elfos de ciudad o, si conocen el idioma, se encuentran tan sumamente desolados y anulados por el Arl que no varían su comportamiento ni un ápice. Ni un solo gesto, ni mirada, ni..., en fin nada de nada. Son auténticos esclavos de su señor.
Os sorprende además que no os delaten por lo cual deducís que no son fieles sirvientes o no conocen el idioma y que, quizá teman las represalias de su señor...
Mientras me acariciaba la zona adolorida, mientras respondía, con una sonrisa enigmática:
- Bueno, no tengo ahora mismo nada mejor que hacer...
Era imposible saber lo que pensaba realmente en ese momento...
Quería esperar a ser el último en hablar, pero ante esta avalancha, alguien tendrá que ser el primero ;D
Asiento y levanto los hombros haciéndome ver más fuerte de lo habitual.
—Soy su hombre, arl Voychek. Defenderé a sus hijos con mi vida si es necesario.
Mi voz retumbaba en el lugar como si cuatro tambores se afanaran por competir con el tronar de una tormenta. Terminadas las palabras doy un paso al frente y permanezco firme frente al arl.
¿Por qué aquellos elfos no se rebelaban? ¿Por qué seguían soportando tantas humillaciones y vejaciones? Lanalla conocía de sobra el trato que los elfos sufrían por parte de los humanos, pero ver aquel servilismo por parte de su gente la dejaba desconcertada, semejaban carcasas vacías de toda vida, ni siquiera se habían inmutado ante el insulto de Lindel. Por lo menos no nos han delatado.
Al oír la voz del señor del lugar, Lanalla dejó de prestarle atención a sus congéneres para escuchar más atentamente las palabras del hombre. Dinero... cincuenta monedas de plata por dos días de trabajo... es una buena oportunidad aunque, su vista se desvió hacia Alenka y el miedo asomó a sus ojos, no me hace ninguna gracia que ella nos acompañe para vigilarnos... para vigilarme. Pero no podía dejar pasar aquella oportunidad, necesitaba el dinero y Lanalla pensó que no resultaría una misión complicada... lo que viniera después ya pensaría en ello.
Pegó un respingo al oír la potente voz de avvarita y, nada más que el eco se perdió en la sala, se apresuró a aceptar la propuesta.
- Puede contar conmigo también. -Su voz seguía sonando nerviosa ante la penetrante y dura mirada del Arl.
- A vuestro sevicio gran señor. Digo mientras hago una reverencia. A la velocidad que pierden monedas de oro esta es mi oportunidad de hacerme rica.
¡¡¡Así me gusta!!! Entonces partid de inmediato.
El Arl mira a Alenka que rápidamente asiente y con las manos os indica el camino de la salida.
Mientras os giraís podeís observar como el Arl, ya completamente vestido con su armadura, se dirige hacia un mapa de la zona mientras dedica una retaíla de insultos a los elfos a su servicio, a los que califica de vagos y haraganes.
Salís por la puerta con Alenka presidiendo la comitiva. La lluvia vuelve a mojar vuestra ropa y vuestros cuerpos. Justo en el centro del patio Alenka se para y os pide amablemente que la escucheís.
Esperadme aquí, he de coger mi mochila de viaje y algunas provisiones para el camino. El punto de encuentro está a un día de Stenhold a pie, aunque dado el mal tiempo que se abate sobre nosotros quizá tardemos algo más.
Esperadme aquí, no tardaré mucho.
Alenka se introduce por una de las puertas de servicio del Castillo y la perdeís brevemente de vista.
No llevaís ni un minuto esperando bajo la lluvia cuando podeís observar que una mujer de mediana edad, muy bien vestida, se acerca a vosotros.
Por favor, disculpad a mi marido. Esta incursión es enervante para todos nosotros y el Arl combate la preocupación a su manera. Por mi parte os agradezco vuestra ayuda.
Su mirada se posa en todos y cada uno de vosotros. Una mirada cálida, agradable y sobre todo, sincera.
Por lo que he oído, la campiña es muy peligrosa. Me moriría si algo llegara a ocurrirles a Joseph o a Hana. Por favor, tomad esto como muestra de la gratitud de una madre.
La mujer coge la mano del Avvarita y podeís observar como posa sobre ella un soberano de oro. Después cierra la mano del Avvarita y os vuelve a mirar a todos, uno a uno.
Es para todos, a partes iguales. Ahora debo irme, si mi marido se entera de que os he dado dinero a escondidas suyas, se enfadará terriblemente.
La mujer se gira y avanza con rapidez hacia una de las puertas del Castillo por donde desaparece.
Chic@s, un post de cierre para cada uno de vosotros y después nos vemos en otra escena :)
Miré como la mujer se alejaba, sin decir nada, había cosas que no cambiaban, como una madre preocupada de sus hijos, sean de la raza que sean...
-Lo que me imaginaba esta gente le sobran las monedas. Tendre que hacer algo por aligerar esta carga.
La aparición de la mujer había dejado a Lanalla un tanto desconcertada y más al ver aquel soberano de oro brillar cuando se lo entregó al avvarita. Estaba tan acostumbrada al trato que los humanos dispensaban a los elfos que comprobar que había algunos que aún mostraban piedad por su raza la reconfortaba y conseguía que el orgullo dalishano brotara en ella.
- A la primera oportunidad que tengamos debemos repartirlo -le dijo al montañés mientras vigilaba recelosa por el rabillo del ojo a Unathe.- Ten cuidado no lo vayas a perder.
Y dicho esto se quedó en silencio mirando a su alrededor mientras esperaba la vuelta de Alenka.
Colban levantó la mirada agresiva hacia Lanalia.
—Tranquila elfa, cuidaré bien el dinero y tu espalda si lo requieres —espetó.
Acto seguido guardó el soberano en la bolsa que colgaba del cinto y quedó esperando a Alenka.
Disculparme, estaba convencido de que no debía mensajes en esta partida. ¡Ya me extrañaba a mi que esto estaba muy parado! ¡Vaya cabeza! :(
En el momento en el que el Avvarita termina de poner el soberano de oro en su bolsa, Alenka os grita desde la puerta del Castillo de Stenhold.
¡¡¡No tenemos todo el día!!!. Cuanto antes partamos antes terminaremos la misión que nos ha encargado el Arl.
Iniciais el paso y salís del Castillo. Nuevamente la lluvia comienza a arreciar. No va a ser un viaje fácil, eso seguro, la lluvia no tiene intención de abandonaros.
Alenka preside la comitiva, mientras, lentamente, dejaís el castillo de Stenhold a vuestras espaldas.
Buenas mañana viajo a España y estare 3 semanas con poca conexion por favor PNJ si es necesario. Disculpas por las molestias