Diez días se cumplían ya de cautiverio... las puertas de Gondor seguían cerradas y un nuevo muerto se apilaba en el suelo... ¿Sería hoy el día en que todo acabaría?
Observo el cadáver de Rovanen más con aburrimiento que con dolor. - Bueno, parece que me habéis dejado para el final. ¿Voy a ser el postre? - Digo con ironía, sin dirigirme a ninguno en particular. Me encojo de hombros después. - Avisadme cuando queráis hacerlo.
Con estas palabras, me dirijo hacia el pie del árbol y me aislo en mí misma observando directamente el sol naciente, asumiendo que es mi último día en la Tierra Media. - Con un poco de suerte, ahora que no tengo nada que me ate a este lugar, cuando mi cuerpo mortal desaparezca, podré unirme a mi espíritu allí arriba para continuar con el trabajo que no debí abandonar...
Cerré los ojos e inspiré profundamente. El ambiente empezaba a cambiar, de hecho, llevaba haciéndolo ya unos cuantos días, pero hoy era sin duda cuando más se notaba.
- La pregunta iba en serio. ¿Por qué sabías que Legolas convirtió a Darín? O mejor, ¿cómo lo sabías? No creo que eso te lo hubiese dicho Erundur, porque sinceramente, no creo que tuviese ningún tipo de... magia que le hiciese averiguar tal cosa.
Luego sonreí melancólicamente.
- Es una verdadera lástima que no estuviésemos en el mismo bando.
- Me lo dijo él. No sé cómo ni por qué lo averiguó, pues en los últimos días, desde que nos trajeron de vuelta, apenas hablaba. Ya se había empezado a dejar ir entonces. Le pedí que averiguase cómo lo había hecho, para que pudierais hacérmelo también a mí, pero no llegó a responderme nunca.
Me encojo de hombros ante sus últimas palabras. - Sí, es una lástima. Estaba dispuesta a aceptar vuestra causa como mía y tú y yo habríamos hecho un buen equipo.
Sin saber muy bien cómo ni porqué, Arathor empieza a chillar y a retorcerse. Aparentemente cualquiera podría decir que le duele y mucho... La agonía no durará mucho ya que antes de que nadie pueda echarle una mano, su cuerpo cae sin vida sobre el duro suelo del palacio de Gondor...
Un muerto a plena luz del día, pero las puertas siguen cerradas.
- Curioso... -Sonrío, mientras meneo de forma negativa la cabeza. Menuda caja de sorpresas era Erundur... y Arien...
Miré horrorizada cómo Arathor, tras proferir unos gemidos terribles, cayó inerte en el suelo.
- ¡¿Qué le has hecho?! ¿Qué tipo de magia es esa?
Levanto una ceja en un gesto divertido al ver la sorpresa de Menta. - ¿Yo? Sabes perfectamente que si yo pudiese hacer algo así no se lo habría hecho a él. Tienes la respuesta delante de tus narices, lo dijo Rovanen anoche. Dijo que no os iríais de rositas los tres o algo parecido... Creo que ahí tienes la explicación. Llevo todo el día preguntándome a qué se referiría y si no le habría funcionado.