Partida Rol por web

Lombert hizo una mueca de disgusto al escuchar una vez mas las divagaciones de su "inevitable" compañero. Abrió la boca para realizar un apunte,pero frenó su lengua y se encogió de hombros mientras negaba con la cabeza. Con pasos despreocupados, alcanzo el portón que impedía que la tormenta entrase en el enorme taller,y de un tirón lo abrió de par en par. Miró a Dirik y le hablo con un tono neutro:

- ¿Vas a responder las preguntas del abuelo,o nos indicas el camino para ver a tu "maestro"?-

- No hay tiempo para eso, habría que ir a Everlund, si regresáis te lo presentaré con gusto - responde abriendo las puertas.

Un frío gélido golpeó sus caras. Dirik hizo un gesto para que salieran.

- El artilugio debe estar cerca por la repentina tormenta, seguís la escarcha y encontraréis el cetro.

El viejo asiente con verdaderas ganas de moverse.

-Ya creía que nunca nos moveríamos, pero primero hay que pertrecharse bien.-

El anciano empieza a palparse la túnica

-Túnica…, hierba para pipa… pipa… pipa… ¿pipa? Maldita sea, ¿Dónde está mi pipa y mi hierba?¿Me la has robado tú?- Dice acusadoramente al joven encapuchado. El anciano parece bastante enojado por la aparente falta de sus objetos cuando de pronto se golpea la frente. –¡Es verdad!- Levanta un dedo con una amplia sonrisa –Si yo no fumo-

Entonces coge su palo y se dirige a la puerta.

-Lo mio ya está-

Entonces toma el pomo de la puerta y la abre de golpe. Al contemplar el panorama solo puede mirarlo anonadado.

-Buenoooooo, pues si que ha hecho frio esta noche. Abrigaos bien que menuda pelona ha caído.-

Mientras lo dice, menea la mano rápidamente para enfatizar sus palabras.

Lombert llevo sus ojos al cielo  mientras meneaba la cabeza a modo de negación. Semejaba que implorase paciencia para soportar la charlatanería del viejo loco. Cuando este ultimo cruzó las puertas del  almacén donde se habían guarecido por la tormenta. el joven muchacho se arropó como pudo con su capa y anunció:

- No perdamos mas tiempo.- soltó secamente mientras comenzaba a caminar siguiendo los restos de escarcha que se formaban ante el.- Busquemos de una vez ese artefacto y a los demás "elegidos" por tu maestro, Dirik.- El muchacho miró unos segundos al dúo de ancianos que tenía ante el, le hizo un gesto con la cabeza para que avanzasen y giró sobre sus talones para continuar su camino.

Unos metros adelantado a sus compañeros, Lombert  olisqueo el ambiente, miró a ambos lados del camino y se arrodillo para tocar con sus manos la gélida escarcha....

Tras abandonar el refugio, Lombert y el viejo loco pueden contemplar un cielo límpido y azul. Las calles están vacías. Lombert inspecciona el lugar y se orienta buscando la zona más afectada por la gélida tormenta. Avanzan hacia el oeste de la ciudad hasta seguir el curso del río hacia el noroeste en dirección de la aldea de Iluskander, Lombert lo conocía y era una aldea pequeña de pescadores. La zona del río era la más afectada por la nieve.

Hacia el mediodía podéis divisar Iluskander. Se halla cubierta de nieve y junto al embarcadero podéis divisar unas figuras. Parecen que tres humanoides luchan desesperadamente por su vida ante dos humanoides tambaleantes que atacan con un garrote. uno de ellos recibe un par de tremendos golpes de hacha pero no parece ni inmutarse.

Por fin se ponen el movimiento. El anciano anda totalmente erguido y solemne, casi como un noble. Mira hacia todos lados con desdén, como si no pudiera haber nada en aquel lugar más importante que él mismo. Siguen avanzando hasta que finalmente llegan hasta la orilla del rio. Este está congelado. El anciano abre mucho los ojos y suelta una exclamación.

-¡WIIIIIIIIII!-

Y con ese grito se lanza raudo hasta la orilla y con un, digamos, grácil salto, se planta sobre el hielo y empieza a patinar. Sus acompañantes no parecen por la labor de acompañarle pero le da igual, él está feliz. Durante varios kilómetros avanzan siguiendo el curso del río, permitiendo al viejo seguir con su juego, pero finalmente el camino se desvía un poco hacia el interior y deben dejar el rio. El anciano asiente y sale del hielo.

-Perfecto, al fin y al cabo, odio patinar-

Y con eso siguen hasta llegar al pequeño pueblecito de… a un pueblecito. Apenas pueden detenerse pues desde su posición pueden contemplar una reyerta que está teniendo lugar cerca del embarcadero. Arremangándose la túnica, el anciano se lanza colina habajo, entra en el puerto y se planta ante los presentes.

-¡Quietos todos! ¡Detened vuestro ataque, pues está ante vosotros Fior el inconmensurable, hijo de la noche, hermano de la muerta, primo segundo por parte de madre de la aventura, sobrino tercero de…! bueno, creo que cogéis el concepto. ¿Se puede saber que ocurre aquí?-

Durante el viaje se mantuvo en silencio, mirando de un lado para otro  en busca de alguna sorpresa. Cuando fueron llegando al poblado de pescadores y a notar los indicios de que había  pasado una tormenta, Lombert estaba mas que seguro de que iban por buen camino.

Aunque le extraño toparse con una pelea cercana al puerto,lo que hundió su cara en la mas profunda vergüenza fue la actitud teatrera de su anciano compañero.

-  Ten paciencia, ten paciencia..- susurraba  mas para si mismo que para el resto de personajes que se habían percatado de su  presencia.- Abuelo-; se acerco al oído del anciano compañero:-.. medid vuestras palabras, aún no sabemos a quienes ayudar.-

Levanto la vista al grupo que peleaba en el puerto, llevo sus manos a sus dagas y con voz firme  preguntó:

- Será prudente que contestéis al anciano, ....-

El combate está en su pleno apogeo. Podéis ver con todo detalle la escena. Un elfo acaba de atestar un doble golpe con sus hachas sobre un putrefacto pescador que blande un garrote perdiendo este su arma. Una mujer trata de contener al otro pescador putrefacto que trata de golpearle con su garrote, consigue esquivar bien los intentos de alcanzarle con mortal arma para luego arrancarle el arma de su brazo descompuesto. Finalmente véis una forma oscura casi insustancial golpear al cadáver desarmado para luego moverse como un rayo hacia el otro, también desarmado.

Tanto las palabras del anciano como su presencia parecen pasar desapercibido ante los combatientes. Lombert se lleva las manos a sus armas y se aclara la voz.