Claves y secretos descubiertos en el primer nivel del Templo
Así descendieron una vez más a las profundidades del Templo. Cuando llegaron a la base de la escalera, vieron un largo pasillo finamente decorado, con antorchas dando una buena fuente de luz. Poco más tarde, oyeron unos gritos de auxilio procedentes de uno de los pasillos adyacentes. Encontraron su fuente, una celda con probáblemente una decena de prisioneros pidiendo auxilio. Emén y el oso del druida lo intentaron con ahinco, pero fue inútil, la puerta era demasiado pesada.
Mientras trataban de buscar el modo de liberar a los prisioneros, se vieron sorprendidos por una horrible banda de muertos vivientes que vinieron atraídos probáblemente por los ruidos del oso y la semiorca. Gáremond advirtió de ello, pero fue complétamente ignorado. Emén demostró una vez más su habilidad con la enorme hacha que portaba, asistida por el experto Elmo, los conjuros de Gáremond y Rosco, así como los proyectiles de Stoner, el reservado elfo gris. Tras deshacerse de ellos, volvieron a intentarlo con la puerta y esta vez tuvieron mayor éxito al tener todo el tiempo del mundo. Los presos estaban complétamente desnudos y amarrados a unos grilletes, todos salvo una elfa a quién no parecía importarle estar encerrada. Tras una breve conversación, los compañeros se dieron cuenta de que la elfa, llamada Lía, era una experta cerrajera y le pidieron que abriera los grilletes de los presos. Aunque a regañadientes, así lo hizo. Los presos eran de poca ayuda y sólo pidieron que les mostraran la salida. La elfa preguntó por su equipo pero nadie sabía nada, a todos les resultaba algo extraño que, aunque Stoner y Lía compartieran raza, prácticamente no se dirigieron la palabra. Los elfos eran seres muy místicos, pero la rama de los grises, parecía aún mucho más misteriosa.
En la sala donde se hayaban los necrófagos, encontraron el equipo de Lía y probablemente las ropas de los presos, que presas del horror, habían huído sin importarles no disponer ni si quiera de un taparrabos.
Habiéndo doblado su número con la elfa en sus filas, prosiguieron la búsqueda de las gemas elementales. El complejo de cavernas parecía enorme y poco después se encontraron con otros dos muertos vivientes, al parecer estos eran bastante más fuertes que los anteriores y a pesar de ello, sólo el oso negro de Gáremond sufrió en el combate. Todos parecían estar preparados para los desafíos que les proponía el Templo del Mal Elemental.
Claves:
- Lía se une al grupo.
Lía finalmente accedió a abrir la cerradura de un cofre que encontraron. Parecía bastante complicado y a pesar de su esfuerzo, falló. La cerradura quedó inutilizable y fue entonces cuando Emén decidió usar su hacha para destrozar el cofre. Lo que había en su interior les hizo pensar que estaban perdiendo el tiempo.
Más tarde accedieron a una especie de cocina, la actividad era evidente en esta estancia, pero no encontraron a nadie allí. Gáremond abrió uno de los armarios que hacían las veces de despensa y fue sorprendido por una gran serpiente. El gnomo recibió varios mordiscos, pero el buen hacer de los compañeros y cierta parte de suerte, les permitió deshacerse del terrible animal sin mayores consecuencias.
Continuaron explorando y comprobaron que el templo escondía en sus entrañas un complejo infinitamente más grande de lo que a simple vista se podía deducir. En un estrecho pasillo, Lía avanzó para abrir una puerta pero a pesar de su talento innato para detectar muchas amenazas, el suelo se abrió bajo sus pies y cayó a un foso de unos 10 pies de profundidad, sin mayores consecuencias, ya que la elfa consiguió estabilizarse y caer sin hacerse el menor rasguño. Tras salir del foso, desactivó el mecanismo que lo accionaba, consiguiendo que el suelo fuera seguro. Cuando por fin abrió la puerta, todo un regimiento esperaba tras ella. Stoner y Elmo habían quedado atrapados en el pasillo por culpa del oso familiar de Gáremond y el resto de los compañeros se las desearon para eliminar la amenaza. Rosco, agarró un pergamino que le acercó Emén y convocó una gran bola de fuego con suma presteza. A pesar de que no dejó fuera de combate a ningún enemigo, logró herirlos de gravedad. Pronto la semiorca accedió a la estancia con los ojos inyectados en sangre y empezó su carnicería particular. Stoner también consiguió tener éxito con sus poderes mentales, mientras Lía se mantenía alejada del peligro gracias a su destreza. Emén tuvo que hacer un esfuerzo en controlar sus impulsos y no atacar al bando amigo mientras Rosco utilizaba su varita para lanzar proyectiles mágicos. Casi sin darse cuenta, habían acabado con más de media docena de hombres. Stoner se enfureció con el oso, hasta tal punto que le lanzó una piedra. Por su parte, Elmo lamentó haberse perdido la diversión. Lo más inquietante de estos enemigos, fue el símbolo que portaban en capas y colgantes, una pirámide invertida. Muy distinta de lo que se había visto anteriormente. Tras la batalla Stoner meditó en silencio unos instantes, algo que algunos miraron con cierta extrañeza.
Lía continuó explorando el complejo muy detalladamente y tras una puerta oyó pasos de maniobras y palabras de mando. Otra gran sala parecía haber sido el terreno de una gran batalla. Finalmente el grupo decidió trazar una estrategia para entrar en una de las estancias donde parecían aguardar algunos habitantes del templo. Gáremond mostraría la capa negra con el ojo amarillo que habían encontrado por la barbacana del foso. Si estos portaban las mismas capas, el gnomo diría que había venido a unirse a ellos, si llevaban otra, que había exterminado a los portadores de dichas capas. El resto del grupo se escondió en el pasillo para que los habitantes del templo pensaran que un gnomo no suponía una gran amenaza.
Mientras Elmo se negó a formar parte de este circo, Gáremond entró en la sala. Cuatro guardias vestidos con el símbolo de la pirámide invertida le apuntaron sin mediar palabra con sus ballestas. El druida explicó su historia y pese a las reticencias de los soldados, uno de ellos le dijo que esperara ahí, mientras se fue por otra puerta, probablemente a consultar lo que debían hacer. El resto de los guardias no cesaron ni un segundo de apuntar al gnomo. Cuando volvió, explicó algo más su historia, algo que no convenció del todo a su interlocutor. De nuevo fue a consultar lo que pasaba y pronto se oyó un grito ahogado. El resto de guardias entonces lanzaron sus virotes pero finalmente se llegó a un consenso. Stoner, Lía y Emén accedieron a la sala y los guardias les rogaron que depusieran las armas. Rosco por su parte entró con un conjuro de invisibilidad y se apartó en una esquina, por la retaguardia. Cuando parecía que todo iba a salir bien, uno de los guardias extrajo unos sacos para ponérselos en la cabeza a los compañeros, lógicamente no querían que descubrieran la arquitectura del templo. Stoner se negó en rotundo y el guardia le propinó un puntapié, Stoner permaneció firme en sus convicciones y estalló la batalla. Tres guardias parecían un escollo salvable pero un certero disparo de uno de ellos atravesó la cuenca ocular de Stoner, haciendo que el elfo cayera fulminado. Casi al unísono, todos los compañeros gritaron su nombre con decidido aire de venganza. Rosco se unió a la batalla cuando hasta entonces había permanecido en silencio. Y finalmente vengaron a su compañero.
Prácticamente sin tiempo para llorar su muerte, accedieron a la sala contigua donde de nuevo esperaba el resto del regimiento, o eso parecía. Había un montón de literas, que daban cobertura a dos de los enemigos. Tras una dura batalla, se deshicieron de las huestes de esta nueva facción. ¿Qué significaría la pirámide invertida?
Claves:
- Símbolo de la Piramide Invertida (Templo de la Tierra).
- Stoner muere.
Cuando terminaron de registrar la estancia, Elmo retiró una litera que estaba taponando la salida norte. Lía y Rosco prepararon su arco y su varita de proyectiles respectivamente, esperando lo que podría haber al otro lado. Siendo así tanto la flecha como dos proyectiles impactaron en el seno de una nueva banda de secuaces del templo. Éstos, conocedores de que había intrusos en la sala contigua, también lanzaron un par de jabalinas hacia los héroes. Una de ellas impactó en el hombro de Emén y dio el comienzo a un nuevo enfrentamiento que pareció bastante asequible. Antes de caer, los dos últimos guardias hicieron una señal para alertar probablemente a los ocupantes de la habitación contigua. Tras explorar detenidamente la sala, Lía se vio sorprendida por un hombre que se hallaba escondido en un barril. Se trataba de Eliot, un "druida" que sin embargo parecía tener otras habilidades. A pesar de las reticencias de Rosco, Gáremond se autoconvenció de que se trataba de un regalo de los dioses, un aprendiz a quién amaestrar y quién haría el trabajo sucio del druida. En realidad, Eliot aceptó acompañar al grupo sin mostrar el menor interés por el gnomo.
Accedieron a otra sala que estaba sospechosamente vacía y finalmente Gáremond dio un paso al frente y abrió la última puerta. Tras ella esperaba un sacerdote de alto rango, su sirviente y lo queprobablemente sería su guardia personal, dos soldados con muy mala pinta.
Se trataba de Romag, sumo sacerdote del Templo de la Tierra. Éste dejó en evidencia a sus propias tropas, a quienes los compañeros habían derrotado sin gran esfuerzo pero a pesar de ello y tras la insistencia de Gáremond que argumentaba que quería unirse a la facción de la Tierra, Romag les propuso una misión para que demostraran su lealtad. El sumo sacerdote parecía querer hacerse con el control del Templo del Agua y pidió la cabeza de Belsorning. Su soberbia era tal que incomodó a Rosco, quien tras su máscara se repetía una y otra vez que no quería formar parte de todo esto. Finalmente pareció convencerse de que habría que guardar las apariencias ante Romag y seguir su juego, no tenían muchas otras alternativas. El sumo sacerdote concluyó su discurso advirtiendo que existían infinidad de espías y ojos de otras facciones encima de ellos, observando todas sus acciones. Al menos el grupo pudo descifrar el significado de la pirámide invertida, el Templo de la Tierra.
Tras descansar plácidamente y sin sobresaltos, continuaron con la exploración del complejo, los golpes de Elmo y Emén ayudados por la gran suerte y el valor que infundía Eliot, les sacaron de más de un apuro. Unos gnolls parecían haber caído en su propia trampa, varios ogros había ocupado una pequeña zona del templo y también procuraron salir de un pasillo atestado de huesos donde algunos parecían cobrar vida.
Los compañeros tenían ahora una misión, Gáremond estaba convencido de que ya pertenecía al Templo de la Tierra y Eliot con su serpiente parecía esconder muchos secretos.
Claves:
- Eliot se une al grupo.
- Gáremond cree pertenecer al Templo de la Tierra.
- Rosco se opone a Romag.
- Desconfianza generalizada en Eliot.
PNJs Conocidos:
- Romag, Sumo sacerdote del Templo de la Tierra.
Mientras Lía hacía su turno de guardia, pues decidieron descansar, algo viscoso cayó encima de ella, se trataba de una sustancia corrosiva en la que quedó momentáneamente atrapada. Los compañeros trataban de socorrerla e incluso consiguieron dividir en dos al cieno, pero hasta que Emén no asestó un duro golpe con su hacha, no pudieron deshacerse de ese peligroso ser. Por suerte, no hubo que lamentar pérdidas y la noche transcurrió sin más sobresaltos.
A la mañana siguiente, la alianza continuó la exploración del templo. La semiorca no estaba del todo contenta con Eliot en el grupo, pues desconfiaba de él. Mientras, Gáremond seguía convencido de que pertenecía al Templo de la Tierra y Rosco procuraba no llamar la atención manteniendo sus pensamientos tras la máscara. Tuvieron un pequeño encontronazo con unos gnolls que pertenecían al Templo del la Tierra, aunque finalmente todo pareció salir bien. El mediano propuso dar un rodeo, ya que era eso o luchar contra los asquerosos y malolientes gnolls. En un acto de picardía, Rosco provocó a Elmo para que entrara en una estancia, convenciéndole de que había cerveza. Elmo prácticamente se dio de bruces contra unos soldados que, gracias a los dioses, pertenecían también al Templo de la Tierra. Entre Gáremond y Rosco les convencieron para que les dejaran atravesar el pasillo y así continuaron hasta una sala de entrenamiento con poco interés.
Tanto rodeo para nada-, pensaron. Gáremond se preguntó una vez más por qué portaba una calavera dorada con 4 muescas y casi cayó en la tentación de usar sus poderes.
Mas tarde, accedieron a una gran cámara donde Lía y Eliot quedaron ensimismados con un bello canto. Una puerta de rastrillo se cerró tras de ellos y el resto de compañeros entendieron que se trataba de algún tipo de trampa. Lía, Eliot y Elmo estaban prácticamente paralizados en la base de dos grandes columnas en el interior de la estancia mientras sus compañeros no pudieron hacer nada por sacarlos de su ensoñación. Pronto, una puerta cercana se abrió y volvieron a aparecer los desagradables necrófagos, la cosa se complicaba aún más. Gracias a una gran combinación de músculo e intelecto, Emén y Rosco, ayudados por Gáremond, consiguieron deshacerse de las arpías en primer lugar, pues eran la fuente del enajenador cántico y más tarde, de los asquerosos no muertos. Poco después, Gáremond hizo mutar la pared de la estancia para acceder a una cámara secreta. Dos necrarios parecían estar refugiados allí al ver que sus hermanos eran masacrados, pero corrieron la misma suerte.
El descanso volvía a ser una prioridad y encontraron una cámara que parecía bastante segura. Tras 8 horas sin problemas, continuaron con su búsqueda. Esta vez entraron en una cámara putrefacta y abandonada, con un viejo trono en su centro. Rosco, aficionado a este tipo de lujos, no dudó en comprobar su confortabilidad. Mientras esto ocurría, empezaron a oír un fuerte zumbido, más de una docena de mosquitos gigantes sorprendieron a todos, excepto a Emén que parecía haber aprendido a estar siempre alerta. El oso familiar de Gáremond estuvo a punto de perecer debido a los mortíferos picotazos de dichos seres, aunque finalmente, los hechizos sanadores de el gnomo fueron suficiente para no lamentar su muerte.
Claves:
- El Templo de la Tierra ocupa prácticamente el primer nivel del Templo del Mal.
Lía encontró una puerta secreta tras el desvencijado trono que les llevó a una especie de cámara de meditación. En ella parecía haber un asiento tamaño halfing y Rosco no dudó en comprobar si era confortable, como era su costumbre. Al sentarse en el rudimentario banco, observó unos huecos en su parte interior, uno de ellos estaba lleno de figurillas. El mediano, que aunque parecía despreocupado no tenía la menor intención de tocar nada que le pudiera dañar, usó su daga para extraer las figurillas del agujero. Poco después, no pudo resistirse a cogerlas y una voz en su mente le dijo: "Formula tu pregunta y lanza las cuentas", y así lo hizo el mediano que preguntó cual era el camino más corto hacia el Templo del Agua y el oráculo respondió: "Dirígete a la Antigua Escalera". Tras unos minutos de reflexión, los compañeros decidieron seguir adelante en su exploración del primer nivel del Templo. En esto, se encontraron con una puerta sellada con unas runas que el propio Rosco descifró como mágicas, el mago lanzó un conjuro que eliminó las runas y todos entraron en la estancia. Al poco tiempo se dieron cuenta de que se trataba de una especie de cripta y todos empezaron a sentirse mareados y a sufrir sudores fríos, algo en esa cámara les estaba afectando. A pesar de que observaron varios nichos, decidieron no coger nada pero una vez fuera de la cripta, Eliot decidió volver a por una majestuosa capa que parecía mágica. El humano se puso la capa sin saber que poderes podría albergar, pero no notó ningún efecto. El grupo empezaba a dudar de Eliot, pues parecía tomar las decisiones por su cuenta sin el consenso de todos, lo que impacientaba a más de uno.
Claves:
- El oráculo.
- Wonnilon se une al grupo.
- Eliot se apropia de un objeto del tesoro común.
- Eliot acusado, actúa por libre.
PNJs Conocidos:
- Wonnilon