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El Templo perdido de Lysandra

Historia y ambientación

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07/03/2010, 00:11
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La Isla de Jessenia

La aventura se inicia en Puerto Noah, una pequeña población pesquera situada en la costa este de Jessenia, una isla del tamaño de Irlanda. Los humanos se han asentado en la isla relativamente tarde en la historia del mundo, y la población no fue significativa hasta hace tan solo algunos cientos de años, cuando se descubrió una rica mina de plata en el interior de la isla.

Incluso así, la mayor parte de Jessenia está cubierta por pantanos sin caminos, densos bosques, y empinadas colinas y montañas. La isla tienen una población de tan solo 40000 humanos, elfos y enanos. La mayoría de ellos viven en las ciudades occidentales. La mitad oriental de Jessenia, donde se encuentra Puerto Noah, tiene una población muy dispersa, con tan solo unos pocos miles de personas nativas de la región.

He aquí un breve resumen de los principales habitantes de la isla:

Humanos

La sociedad y tecnología humanas es bastante similar a la del la Edad Media Europea (años 1100 al 1200 después de Cristo). La mayor parte de los humanos que viven en Jessenia son súbditos feudales lejanos del Nuevo Reino, situado más allá del mar hacia el sur, cuyos antepasados llegaron a la isla hace unos pocos cientos de años. El monarca actual es el Rey Godfrey III, un fuerte gobernante, con barones y caballeros locales controlando las diferentes regiones. También hay muchas pequeñas poblaciones que son más o menos independientes entre sí.

Enanos

El primer reino enano de cierta importancia está aun más lejos que el humano, pero atraídos por las minas de plata, un reducido número de enanos se asentó en Jessenia, y aún conviven con los humanos. A menudo trabajan como herreros o mineros. Tampoco escasean los aventureros enanos o mercenarios, y todo señor de la guerra humano quiere contar con un ingeniero enano entre sus filas.

Elfos

Los elfos se mantienen a un margen (lo mismo que los seres feéricos y otras razas silvanas) y habitan en los bosques del interior de la isla. Se les respeta por su magia, pero tanto enanos como humanos los miran con desconfianza.

Otras razas

Los goblins, hombres pez, nekojin y criaturas humanoides similares o no tan similares son los habitantes originales de Jessenia. Se oponen a la invasión gradual de la civilización humana-enana-élfica. Viven en agrupaciones tribales (o viven en perfecto aislamiento, como es el caso de los dragones y otras bestias monstruosas), y hoy en día viven principalmente en pantanos y marismas en el interior y en la costa oriental de Jessenia.

Bahía de Noah

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07/03/2010, 00:32
Director

Historia

Hace algunos cientos de años, una plaga de naufragios reclamó la vida de muchos marineros en la Bahía de Noah, destruyendo tanto los buques mercantes como los barcos pesqueros con inquietante regularidad. Entonces, a lo largo de dos décadas, los naufragios disminuyeron notablemente. Por desgracia, este cambio no se debía a la buena fortuna, sino a la magia negra. Había surgido una secta que adoraba a la demonio marina Alrinach, señora de las mareas y hermana oscura de la luna. A cambio de sangrientos sacrificios de bebés y vírgenes realizados durante las noches de luna llena, los sectarios se aseguraban vientos favorables y buena suerte. Sin embargo, con el crecimiento de la secta, la presencia de la demonio hizo que el miedo se adueñara de la ciudad. La gente cerraba puertas y ventanas al anochecer, la locura se volvió una afección más habitual y seres oscuros deambulaban de noche.

Entonces llegaron las sacerdotisas de Lysandra, Señora de la Luz, y de su consorte, Moloch, Señor del Fuego. En una batalla épica, la guerrera divina Elleksa, armada con la Lanza Sagrada de Plata,  derrotó a la diosa-demonio y la encadenó bajo tierra. Las seguidoras de Lysandra, las Acólitas de Plata, dieron caza a los sectarios y a otros terrores, masacrándolos o empujándolos hasta la oscuridad o hasta el mar.

Para señalar su victoria sobre el caos, las sacerdotisas construyeron un nuevo templo sobre el Monte Petra, a la orilla del mar. Era el Faro de Lysandra, una gran torre cuya luz estaba proporcionada por una llama sagrada, que permitía a todo el mundo ver la luz de la gran diosa y que hizo que los pescadores no necesitaran nunca más de los poderes de la oscuridad para evitar las rocas.

Gracias a los diezmos de la plata que circulaba por el cercano puerto de Puerto Negro, las Acólitas acumularon una gran riqueza. Quizá el favor de la diosa les sonreía. Durante la siguiente generación se descubrieron unas minas de oro y plata a unos días de viaje tierra adentro, en las Colinas Brillantes, y los barcos mercantes comenzaron a atracar en Puerto Noah. La ciudad prosperó el templo exigió un diezmo sobre toda mercancía de oro y plata que atracara en el puerto. Las sacerdotisas y sacerdotes se hicieron verdaderamente ricos.

Con tanta riqueza, el Templo de Lysandra se hizo famoso por su opulencia, con ídolos de oro y estatuas de mármol, y las armaduras doradas de la guardia del templo. Finalmente, la mina de oro se agotó, pero las sacerdotisas jugaron bien sus cartas: se convirtieron en banqueras y prestamistas. Excavaron grandes túneles bajo la montaña en la que se asentaba el faro, en el interior de cuevas que en sus tiempos se emplearon para el culto de la diosa-demonio, y allí instalaron sus bóvedas de tesoros. Reyes y príncipes trajeron su dinero para que fuera custodiado en el templo, y muchos tesoros se almacenaron allí...

Tantas riquezas hicieron crecer la envidia. Muchos ladrones intentaron acceder a las bóvedas y, para proteger sus tesoros, las sacerdotisas contrataron a guardias mercenarios como complemento a las fuerzas de la guardia del templo e instalaron trampas. Llamaron a un gran mecánico, Albert Scott, el cual construyó golems y un gran dragón metálico. A lo largo de los siglos cientos de ladrones murieron intentando obtener el tesoro del templo, y las sacerdotisas se jactaban de que el lugar era inviolable.

Entonces llegó Valkytion, el Señor del Dragón y de los Pantanos. Después de que sus tropas asolaran y saquearan Puerto Negro, los supervivientes de la ciudad huyeron para acogerse a la protección de las Acólitas, aposentándose en las celdas bajo el Monte Petra. Las legiones de Valkyrion asediaron el Faro para reclamar las riquezas que allí se encontraban y gracias a una terrible traición capturaron el edificio. Cuando la sangre de las víctimas tiñó los altares de carmesí, la última sacerdotisa pidió a su diosa que le negara la torre a sus enemigos.

La edificación se desvaneció, pedida en la luz de la luna, llevándose con ella a buena parte de las fuerzas invasoras y a todos los supervivientes de la torre. Las fuerzas de Valkyrion quedaron muy mermadas y los caballeros de Silverlode y del Nuevo Reino pronto derrotaron a la horda que, sin un líder, había quedado fuera de los muros.

Desde entonces la torre reaparece cada 28 días, repleta de bestias cuyos ecos resuenan por todos los alrededores.

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07/03/2010, 01:06
Director

La actualidad

Han transcurrido 60 años desde que la Maldición de Lysandra cayera sobre el Faro y el laberinto de cuevas y salas que hay bajo ella. Los plebeyos, algunos de ellos descendientes de quienes sobrevivieron al asedio, han repoblado las tierras circundantes. Alguna nave visita el poblado de Puerto Noah ocasionalmente (que ya no alcanza la categoría de ciudad). La mayor parte de sus habitantes son pescadores y granjeros. Sin el faro, ahora ponen mucho cuidado en evitar las rocas, aunque algún naufragio ocurre de vez en cuando.

Tan solo algunos abuelos y abuelas recuerdan la guerra. Cuando la "torre fantasma", como algunos llaman al faro, reaparece cada mes, las familias de Puerto Noah atrancan las puertas y recogen el ganado en los establos. A menudo algún grito espeluznante viene de la torre.

A veces algún grupo de aventureros se adentra en la torre en busca de los tesoros que se rumorea que en ella existen. Entre ellos las reliquias sagradas de las Acólitas de Plata como la Lanza Sagrada de Lysandra, el Espejo de Cristal de Luna, y la Armadura de Melantha forjada por enanos. También se rumorea que allí yacen los tesoros traídos por Valhyrion: su arco y su espada y todo el oro que saqueó en su avance.

Pero la torre no está en calma. En los últimos años, los pocos aventureros que la han visitado y la guardia de la atalaya han informado de que hay nuevas criaturas, no sólo hombres-pez, goblins o wyverns, sino terribles híbridos. Parece ser que algunos de los monstruos están empezando a criar.

Los PJs

La aventura se inicia cuando los PJs se bajan del barco que les ha conducido hasta Puerto Noah, faltan dos días para la luna llena y todos ellos están deseando adentrarse en el lugar... aunque cada uno por diferentes motivos.