-Supongo que estará ocupado ayudando a los chicos o tal vez manteniéndose oculto de los reavers... no te preocupes, estoy segura de que se apañará- sonrió a su amiga intentando infundirle algo de confianza, disponiéndose a marcharse pero ahogando una exclamación en lugar de ello cuando Arhyssa tira de ella con energía.
-No podemos volver al Cuervo, tardaríamos demasiado y ya están a punto de llevársela... Arhyssa, aprecio lo que dices y quieres hacer pero si no tienes ninguna arma sabes que no podrás hacer demasiado y en tal caso será más productivo que esperes aquí con la lanzadera preparada... De todas formas no tengo más tiempo para explicaciones- resopló sonoramente, deseando poderosamente haber hecho entrado en razón a la acompañante pero lo dudaba bastante.
Sin más preámbulo empezó a correr en dirección a la plaza central intentando distinguir al reaver que cargaba con Sally. Quizá fuese tan arriesgado como para considerarse locura, pero era lo único que podía hacer.
Naidaba se quedó pensativo cierto tiempo, reconfortado por saber que sus compañeros del cuervo estaban a salvo.
'¿Qué habrá querido decir el espíritu? ¿A quién se referirá? Quizá esté hablando de los reavers. ¿Es posible que haya algo más detrás de esas horribles bestias? O igual se refiere a los contrabandistas... Tendré que estar alerta a partir de ahora.'
'Debo seguir el camino opuesto al gran espíritu. El vuelve al corazón del bosque y yo tengo que salir de él, para volver con mis amigos.'
Entonces Naidaba se incorporó elevando sus ojos a la luna. Seguidamente bajó su mirada y murmurando una oración dio las gracias a la madre naturaleza por guiarle en los momentos difíciles. Tras esto, caminó.
Minek se soltó del brazo de Aryssa y empezó a correr hacia la plaza del pueblo. Apenas sabía manejar la vieja escopeta que llevaba en sus manos, pero el mecanismo parecía sencillo: una vez cargada solo hacia falta apuntar el cañón hacia uno de aquellos bastardos y estrujar el gatillo. Las postas que llevaba dentro el cartucho harían el resto.
Los dos salvajes que habían asaltado a Sally, Michael y ella ya se habían perdido de vista, pero la joven sabía muy bien hacia donde se dirigían y el camino no tenía pérdida. Cuando estaba llegando a la plaza un súbito estruendo la sacudió, acompañado por una fuerte ráfaga de viento y polvo. Al parecer la nave de los atacantes había activado de nuevo sus propulsores a reacción y se disponía a despegar.
Al doblar al última esquina Minek pudo ver claramente la grotesca embarcación, a la cual un grupo de hombres de aspecto salvaje subían a toda prisa. Dos de ellos ayudaban a un tercero, gravemente herido al parecer, y algunos llevaban consigo objetos robados y rehenes. En el hombro de uno de ellos una niña gritaba y pataleaba impotente, mientras a su lado otro arrastraba el cuerpo inconsciente de una mujer. Al fijarse un poco mas Minek vio a mas mujeres retenidas, en total unas diez o doce. El salvaje que cargaba con Sally se había parado junto a la pasarela de subida y gritaba a otro de los que estaban arriba, haciendo gestos para que le ayudasen a subir a la mujer, aún inconsciente.
Por su parte Aryssa que se quedó al pie de la lanzadera, tratando de ayudar a Michael y reflexionando sobre lo irónico de su situación. Había ido hasta allí para salvar a sus compañeros pero, por un lado no había rastro del indio (ni nadie le había explicado donde estaba), y por otro su amiga Minek había salido corriendo a la caza de aquellos terribles bárbaros, dejándola sola con aquel desconocido.
Minek llegó hasta las cercanías de la plaza, en la cuál ya no había nadie lo suficientemente demente para acercarse a menos que fuera uno de los reavers subiendo a la nave que a punto estaba de despegar.
La joven sabía de sobras que sólo tendría tiempo para efectuar un disparo, a lo sumo dos... y en realidad no se le daban muy bien las armas de fuego pero sentía la necesidad y obligación cómo mínimo de intentarlo.
Se detuvo repentinamente, con la respiración algo agitada y realmente nerviosa y tensa, apuntando con el arma al monstruo que cargaba con Sally hasta que algo consiguió despistarla... Otro de ellos se había hecho con una niña, y Minek sabía de sobra que en caso de conseguir salvar a su amiga ella le diría que hubiera preferido que optara por la pequeña.
Era difícil decidirse, y además había muchas otras mujeres que serían apresadas pero por degsracia la mecánica no podía hacer más que eso, así que apuntó al que cargaba con la niña y apretó el gatillo...
Tirada: 1d8
Motivo: Agilidad
Resultado: 2
Tirada: 1d4
Motivo: Armas Fuego
Resultado: 3
2+3= 5
Tengo una pregunta, antes de continuar...
Se supone que se me da bastante bien el manejo de la espada, no?
Es decir... que no soy una tonta y estúpida delicada, como se me pinta... no? U_U
¡Por supuesto que no eres estúpida! Espero no haberte dado es impresión por mi narración, porque desde luego no era mi intención (era todo lo contrario). De hecho tu personaje tiene una de las puntuaciones de inteligencia mas altas del grupo.
Si es cierto que tu aspecto podría dar una imagen de fragilidad, pero no eres en absoluto tonta ni débil. Eres una mujer perfectamente capaz de valerse por si misma, incluso en una situación crítica como esta.
En cuanto a lo de la espada, pues no es que seas la mayor maestra de esgrima de la historia, pero sabes defenderte muy bien. Te manejas con soltura y serías capaz de batirte en duelo con bastante soltura (y matar a tu oponente si hiciese falta).
Repito que espero que no te hayas llevado al impresión de que tu personaje es tonta o algo así por mi manera de narrar. Si es así te pido disculpas.
No, no, no es por eso... >.<
Es más por Minek, que piensa lo de delicada y demás... Y no sé... A pesar de ser acompañante, pues quería que fuera fuerte y decidida... No la típica "princesita", jeje..
Nada, sólo era una rayada, pero gracias por aclarármelo ahora :)
Me pongo a contestar ya mismo!
Arhyssa observa cómo Minek se aleja, con el ceño fruncido.
No le gustaba la situación, para nada... Así que, ayuda a Michael a subir a la nave, y en cuanto acaba, saca de entre sus pertenencias la espada que suele llevar a mano siempre. Mira al hombre, para comprobar el estado en el que está (herido, consciente, inconsciente, etc), y luego se dirige a la radio.
Necesita contactar con Wyatt como sea, así que... Se pone a intentarlo...
-Wyat...! Responde... Estás ahí?
"Vamos Wyatt... Responde... Minek se ha ido y tengo que ir tras ella, aunque no sea lo más inteligente de todo... Además... No hay rastro de Nadaiba y esto no me gusta nada...!"
Aryssa esperó unos instantes en silencio junto al panel, mirando nerviosa la decorada empuñadura de su espada. De repente la voz de Wyatt volvió a sonar por el aparato.
- Aquí estoy, princesa - dijo - A punto de llegar a tu posición... Aguantad.
Desde la ventanilla de la lanzadera la mujer pudo ver entonces la silueta de la Sky Surfer acercarse a toda velocidad. Volaba bastante bajo y levantaba una nube de polvo tras de si.
Mientras tanto, en la plaza, el disparo de la escopeta de Minek no parecía haber alcanzado su objetivo. Además el ensordecedor ruido que emitía la nave ahogó el sonido del disparo, y ni los propios salvajes a los que el ataque iba dirigido notaron la presencia de la joven.
A partir de ese momento todo ocurrió muy deprisa. Los pocos que quedaban en tierra subieron rápidamente a la lanzadera y, aunque Minek tuvo tiempo de amartillar el arma y realizar un segundo disparo ya era tarde, pues la nave se elevaba rápidamente. La joven se quedó sola, en la plaza barrida por el humo y polvo que el despegue levantaba. Las lágrimas corrían por sus mejillas y miraba al cielo, impotente, viendo como aquella horda de bárbaros se llevaban a su recién reencontrada amiga, junto con un pequeño grupo de mujeres del pueblo.
Nada mas se podía hacer por ellas por el momento, pero no estaban muertas, así que aún había esperanza...
FIN DEL PRIMER ACTO
Bueno, aquí concluye el primer acto de la aventura, por vuestra parte. Dentro de nada empezamos el siguiente.
Nadaiba continuó caminando por el bosque durante horas, sin encontrar ningún otro animal. Al cabo de un tiempo notó como el silencio se rompía, dando paso al canto de los pájaros y poco a poco aumentaba la claridad.
Recordando las palabras de espíritu, sabias pero enigmáticas, Nadaiba siguió caminando, como guiado por una fuerza interior, y dejando que el nuevo amanecer le envolviese. La claridad siguió creciendo hasta que el indio se vio cegado por ella, y entonces perdió la noción del tiempo y le lugar donde se encontraba.
FIN DEL PRIMER ACTO
Aquí termina el primer acto, por tu parte. Dentro de nada empezamos con el segundo.
¡¡¡¡PLAS, PLAS, PLAS!!!
El público llora de emoción. Se levantan y empiezan a gritar con efusión. ¡Qué magnífico acto! ¡Qué sobriedad y excelente actuación la del Sr. Liechtek!