Pues ya me quedo yo con el cristal de fuego para el arma de momento. Añadido a la cimitarra afilada.
Flame recuperó a Ayash. Sabía que en manos de Leiath no había tenido nada que temer, era quizá, la única con la que estaba tranquila dejándoselo en sus manos. Sonrió como respuesta a la petición de Leiath, y evitó contestarla. No podría prometer no salvar a su equipo, no podría prometer aunque Leiath pensara que había otras formas de hacerlo. Para ella había obrado perfectamente, Fosco era un cáncer y Flame lo había extirpado. Ahora ya no había nada por lo que preocuparse.
Aquel último pensamiento era un decir, digamos que no había nada en el grupo, porque ahora había que preocuparse por absolutamente cada centímetro cuadrado que había allí. Flame agradeció que fueran Onfale, Tangrem y Jadewo los que se internasen en las brumas. La chamán les había desarrollado un miedo atroz, y no quería investigar nada. La última vez que se vio perdida entre ellas, apunto estuvo de morir de inanición. No, no querría volver a vivir nada como aquéllo. Así que confió en sus compañeros, y rezó a la bruja de Hala para que todo saliera como era necesario.
De nuevo, por segunda vez, Jadewo y Onfale se integraban en las Brumas, con la total y plena confianza de que nadie de las personas que dejaban atrás les cortaría la cuerda, cordón umbilical con la caravana. Creían que iban a poder atárselas a la cintura y luego volver, como si no hubiese un traidor entre ellos.
Los dos hombres avanzaron hacia la luz. Jadewo notó que la primera cuerda, extendida del todo, se quedaba más corta que la primera vez, como si la luz estuviese más lejos esta vez. Lo normal, teniendo en cuenta el tiempo que le había llevado a Onfale hacer los nudos. Pero gracias a la segunda cuerda, ambos llegaron hasta...
Una luz tan intensa como la del día les cegó. No pudieron ver nada. Pero notaron un ligero calor en la cara... escucharon el piar de los pájaros... sus narices olisquearon el aroma de la hierba verde en el aire...
Los ojos terminaron por acostumbrarse. En las Brumas era de noche, pero allí era de día. Una colina de hermosa hierba, cuya ladera estaba salpicada de árboles ocasionales, y alguna flor, ascendía hasta el pueblo que la coronaba a lo lejos. No se veía a nadie desde su posición, y el largo de la cuerda no les permitía explorar más allá, pero después de lo vivido, aquello era lo más parecido que había a un paraíso en la tierra.
Ante lo desconocido que pudiera haber junto a la luz, el joven guerrero llevaba embrazado el escudo, el cual usó a modo de visera ante la radiante luz de la zona. Esas brumas desconcertaban profundamente al Jad, noche y día a la vez, el cambio de sitio sin notarlo; eso le producía gran incertidumbre.
Cuando los ojos se adaptaron a ese nuevo mundo, tan lleno de color y vida, tan distinto de las brumas, de sus labios escapó un:
-Hermoso, muy hermoso... tal vez demasiado.-Mirando a Onfale, añadió.-¿Será algún tipo de engaño? De ser de noche y poder ver el firmamento podríamos saber donde estamos, por lo menos en que plano. Pero aquí no tenemos suficientes pistas.
El joven miró a su espalda, por donde corria la soga que le unía al grupo.
-Un nuevo dilema, ¿vamos a por el resto y los traemos aquí? No me parece bien no intentar dar con el resto de la caravana, pero no tenemos medios para dar con ella.
En su rostro se dibujaba claramente una mueca de profundo pesar. Si bien no conocía a los peones, se había impuesto el papel de protector, como Torm manda, y sentía con amargura que les había fallado y no tenía modo de enmienda.
-Antes de ponernos a salvo, deberíamos esforzarnos en dar con el resto. Pero eso es lo que pienso, es algo que tendremos que acordar con el resto.-Dicho esto, Jad se predispuso a regresar a la carreta.
Las luz deslumbró a los dos Caballeros haciendo que tardaran un poco en habituar la vista a la ausencia de las brumas. El corazón de Onfale no cabía de gozo, como la primera vez que logró salir de ellas junto con Nikeras y Fosco, pero las palabra de Jadewo, que siempre llamaban a la prudencia, le hicieron poner los pies en la tierra.
- Podría ser pero es lo único que tenemos.- Parecía demasiado bonito para ser verdad.- ¿Cuánto había dicho Gloria que tardaríamos en cruzar las brumas?* -Tampoco es que fuera realmente determinante pues, como éstas parecían mover a quienes en ellas penetraban, el destino al que habían llegado podría ser otro que el que pretendía la guía mestiza.- Si es una ilusión, para descreerla lo mejor es interactuar con ella.- Dijo mientras descolgaba la ballesta de su espalda y apuntaba a un árbol de la bella pradera. El perfumista se movía con rapidez pues no le había pasado desapercibido que la cuerda empleada por Jadewo ahora quedaba más corta.- No hay tiempo que perder. ¿Has visto tu cuerda? Las brumas nos están moviendo, incluso en este mismo instante. Si nos retrasamos buscando a los demás no llegaremos.- Los dilemas morales de Jadewo no atormentaban a la analítica mente de Onfale. Lo primero era traer a todos fuera de las brumas.- Más vale pájaro en mano que ciento volando, mi buen Jadewo.- Una vez asegurado lo que quedaba de grupo Jadewo podría internarse en las brumas si hiciera falta, en busca de los demás. Quedarse a buscar a los otros sin la guía era una locura visto lo visto.
- Actuémos. Espera aquí. Voy a por los demás.
Motivo: Disparo con ballesta a árbol
Tirada: 1d20
Resultado: 11(+7)=18
- Disparo con ballesta a árbol. CA 17 o 18 si bocajarro. ¿Alguna tirada de saber o cono. arcano para las ilusiones?
* Voy a buscarlo. Sólo he encontrado esto.
Conozco un paso llano y con poca maleza, perfecta para una caravana de carros anchos. Es un camino largo, pero más seguro. Nos llevará a territorio borquiano, y allí pondremos rumbo a la ciudad de Sturben.
Creo que no deberíamos entretenernos mucho por lo dicho. Si quieres me quedo yo y vas tu a por el resto. Lo he puesto así porque Onfale es más veloz pero si quieres ir tú dilo y listo.
El terreno había cambiado. Para ella, significaba que las brumas lo habían movido. ¿Qué tipo de poder tenía aquella niebla? O peor aún, ¿quién podía estar controlándolas con esa facilidad y determinación? La tensión que sentía Aire por todo lo vivido se deshacía mientras su curiosidad y ansia por saber iba en aumento. El ser que dominara las Brumas tenía que tener un poder descomunal. Y ella, que se consideraba poderosa, no llegaba a comprenderlas.
Una parte de ella la pedía que se acercara a las Brumas, que allí podría encontrar parte de la solución a su enigma, pero otra mucho más fuerte la llamaba insensata y podía reprimir perfectamente sus ganas de conocimiento.
Si volvía Gloria, quería tener una charla con ella.
La maga presto atención a la luz. Espero que no vuelvan a ser fuegos fatuos. Comento apesadumbrada, lo único que habían encontrado en las nieblas era muerte. Ve con mucho cuidado.
Gloria no había desvelado cuánto tiempo les llevaría llegar a la región de Borca. Por lo que sabían, ellos dos podían haber llegado ya, o podían haber salido de las Brumas en cualquier otro sitio. Incluso lo que veían podría ser Barovia de nuevo. El virote disparado por Onfale se clavó en el tronco de uno de los árboles, haciendo que una bandada de pájaros dejase sus ramas y elevase su vuelo, sobrevolando las casas.
Pronto Onfale se fue, dando instrucciones a Jadewo para que se quedase...
Con más calma en aquellas afueras, reales o imaginarias, Jadewo se fijó en un pequeño punto en el cielo. Un cuerpo astronómico de algún tipo. Podría tratarse de una luna, pero no era Selûne, la luna de su Toril natal. Eso servía para descartar que estuviese de nuevo en Faerún.
Jadewo y Onfale habían tensado sus cuerdas al irse, y cuando una se aflojó supieron que uno de ellos se acercaba. Regresó al campamento Onfale, y solo Onfale. Y les habló de lo que había visto. Jadewo y él habían llegado a los confines de las Brumas, y habían puesto sus botas sobre la hierba normal y corriente. Habían logrado ver el suelo tras varias horas de viaje del Aquelarre y los peones en la que solo había una alfombra de Brumas. Habían visto pájaros y los habían escuchado cantar. Habían visto árboles en la ladera de una bucólica colina, coronada por un pueblo. Aquella luz en las Brumas, era la luz del día, mientras que en las Brumas aún era de noche.
No marquéis a Jadewo entre los destinatarios.
Flame alzó las cejas al escuchar todo lo que Onfale tenía que contarles. Pero había algo en esas palabras que le parecía mentira. Y más cuando Jadewo no había regresado con él. ¿Y dónde está Jadewo? Le preguntó al eunuco. Luego se dirigió hacia la cuerda para tirar de ella y confiar en que su compañero supiera que lo estaban llamando.
Temía que aquella colina y la ausencia de brumas fuese una simple alucinación del eunuco, pero en la situación en la que se hallaban, era absurdo no comprobarlo. Seguramente, si dirigían en esa dirección el carromato que aún les quedaba, podrían encontrar la libertad y ahorrarse ese mundo sin brumas. Debían seguirles e intentarlo. ¡Quizá no fuera una trampa, y sí la salida a todo aquel horrible día!
- Jadewo se quedó allí para guiar nuestro avance hasta fuera de las brumas.- El eunuco impidió que Flame tirase de la cuerda de Jadewo pues no era plan que el otro Caballero regresase y acabaran perdidos de nuevo en las brumas.- Allí es de día por eso hay tanta luz. Hemos visto una preciosa pradera y un pueblo al final de las colinas. Creo que lo mejor que podemos hacer es poner a todo el mundo a salvo y luego ya ver qué hacer.¡Hay que ponerse en marcha!- Onfale elevó la voz para que todos pudieran escucharle.- Tangrem pon esto en movimiento. Las brumas nos alejan de la salida. Cuando Jadewo y yo regresamos a la luz la cuerda ya se había quedado más corta que la otra vez.- Para Onfale no había dilema moral en aquella decisión. Sin Gloria habían sido muy afortunados de encontrar la salida de las brumas, a pesar de no saber qué lugar les habría deparado Hala como destino.
Sería verdad o una mera ilusión? Después de todas las duras pruebas a las que le sometía Hala, casi podría jurar que la aldea no sería más que un nido de vampiros esperando a que les llegase carnaza desde lugares recónditos, pero qué tenían que perder? En las brumas se los comerían igualmente.
Vayamos entonces, no perdamos tiempo- dijo mientras se arrebujaba las faldas y ayudaba a los más heridos a montarse en en los carros.
Guardando pacientemente la llegada de Onfale con el resto de la comitiva, aprovechó para mirar y estudiar la zona que se podía ver desde su posición, el firmamento inclusive.
La ausencia de Selûne, que tantas noches le había acompañado en sus entrenamientos con Espadarcana, le enviaron a lejanos recuerdos, sus años de entrenamiento con Degonas Espadarcana, el hermitaño filo del ocaso, sus primeros meses solo, los zentarim... Racalin, el maldito mediano asesino... y Evea, la gata. ¿Qué sería de ella? ¿Habrán pasado los años para ella igual que para lady Whatcher, o aún estará por las capas del abismo con Ralph?
Aire escuchó las palabras de Onfale con desconfianza. ¿Sol y praderas? No sabía nada de las Brumas, pero algo la decía que el tránsito normal hasta allí no hubiese sido tan rápido. Las brumas se convertirían en niebla que les calaría los huesos, verían intervalos de nubes con el sol, una tormenta... Y ya, después, verían de nuevo la luz del día. Sólo pensaba que era todo una alucinación, pero seguramente tampoco podría hacerles entrar en razón. Y si era así, Jadewo estaba en peligro. Pero aún tenían algo que resolver aquí
¿Y Gloria? Dudo que pueda guiarse hasta aquí si las Brumas nos están desplazando. Pero, ¿y si es capaz? La perderemos nuevamente
Entendía que los demás llegasen hasta dudar de sus palabras pero no tenían tiempo que perder.
- Si esperamos aquí, ya sea para buscar a los demás o para que Gloria nos encuentre, acabaremos perdidos en las Brumas. Tenemos que poner un pie en tierra firme y, si eso, ya desde allí buscar a los otros.- Onfale lo veía claro. Necesitaban echar el ancla en alguna parte hasta que pasase la tormenta. Aire se preguntaba pro el destino de Gloria y algo le daba al mago por pensar que ella estaría a salvo fuera de la sbrumas.
Seguro que la medio vistani nos abandonó cinco minutos de no encontrarnos.- No podías fiarte de la gente de sangre vistani, al parecer.
- Sé que hemos tenido mucha suerte y que parece una trampa pero me aseguré de interactuar con la ilusión para poder descreerla.- Con el Aquerlarre podía hablar usando términos mágicos sin problema de que no lo entendieran.