Partida Rol por web

Flame se encogió de hombros, una vez más nadie hacía caso de sus inseguiridades y preocupaciones, y de nuevo Onfale volvía a llevar la voz cantante de la historia. A ella no le molestaba, ya no. Estaba más que acostumbrada a que algo así pasase, aunque seguía con la preocupación de toparse con ese asesino. 

Realmente le empezó a dar vueltas a eso dividirse, e incluso se propuso separarse del grupo e ir por su cuenta. Aunque temía que si les dejaba solos, tarde o temprano terminasen encontrándose con él y muriendo por culpa de su arma. Quizá como decía él resucitaríamos, aunque se le había olvidado lo más importante que si quien moría era la bruja de Hala, no habría que hacer. Jugarse todas las cartas a una sola baza era algo muy arriesgado, aunque para qué engañarnos, de peores situaciones habían salido, aunque no siempre con vida.

Mientras esperaba a Aire Onfale se lamentaba de no haberle echado huevos al asunto y haber conjurado una luz mágica para desenmascarar al extraño misterioso. La idea de que la vistani pudiera estar volviéndosela a jugar rondaba su cabeza.

- Yo me quedaré aquí con Leiath. - Contestó al impaciente Jadewo.- ¿Te quedas conmigo?- Le preguntó directamente pues ya había confianza.- Así podría entretenerme preparando algún pergamino más o inspeccionar los alrededores para ir completando el registro de las casas y asegurar la zona.- Era una posible disposición de los equipos. Jadewo, Onfale y Leiath y, por el otro lado, Alice, Flame, y Aire (el grupo de aparentes vírgenes). 

Por preferencias se hubiera quedado descansando con Onfale y Leiath pero había que investigar algo para salir de ese punto muerto en que se encontraban. Ya había saboreado la muerte en barias ocasiones y no quería que la rutina de su vida fuera morir una y otra vez. Flame, voy contigo. Tiene que haber más pistas, seguramente la virgen lleva en este pueblo desde el principio de la maldición.

Aire notó como los ojos de Onfale se posaban en ella y se quedó mirando, desafiante. Sabía que el eunuco no se estaba riendo de ella ni nada por el estilo. Incluso parecía tomarla en serio. Pero había algo que no la terminaba de encajar. Y, dando la victoria a Onfale, desvió la mirada mientras suspiraba.

No hay ningún plan. No podemos asegurarnos de que nadie sea virgen, salvo los que estamos aquí, que aún no hemos perdido los recuerdos ni hemos muerto a manos de nadie de este pueblo si alguna de las cuatro mujeres de allí era virgen, proponerse era una muerte segura, salvo que Leiath pudiera resucitarlas. Lo que la descartaba automáticamente.

Tenemos que asegurarnos de hacer todo en el mismo día. Si vamos al viejo y nos da un arma, mañana la volverá a tener en su poder, por lo que no servirá de nada. Y lo mismo pasará con la virgen, volverá a su hogar.

El plan que nos daría más seguridad pero también nos pone en mayor peligro es atraer a toda la gentuza del pueblo y encerrarla en algún lugar. O matarlos a todos a la vez. Pero no se me ocurre como.

Desvió sus ojos hacia la bruja de Hala. Leiath, al sacrificar a la virgen, ¿podrás resucitarla de nuevo?

- Tienes razón.- Tuvo que admitir ante lo que la alocada Aire decía. Le daban ganas de tirarse de los pelos y dejarse llevar por la locura.- Todo hay que hacerlo en un solo día.- Eso complicaba el plan. Lo único que podía mantenerse de un día a otro era lo que decía Flame, usar el aceite del asesino para que la muerte fuera permanente. Sin embargo el resto de lo que dijo la poderosa hechicera le hizo negar con la cabeza. No veía el sentido a encerrar a las personas  ni a matarlas a todas juntas si es que iban a resucitar y estar en un lugar diferente al comenzar el nuevo día. Sólo se ganarían enemistades que podrían obstaculizar su misión.- Sólo nos queda investigar para encontrar a las posibles vírgenes y, sobre todo, ese arma, que ni siquiera sabemos que es pero sí que está relacionada con el viejo de ojos rasgados y desmemoriado. Una vez encontrado eso tendremos que hacerlo todo en un único día. 

La bruja de Hala se hallaba inmersa en su pergamino, decorando con una precisa rúbrica llena de zalamería hacia Hala. Escuchaba la conversación de fondo pero no quiso dejar de escribir ni un solo instante.

La idea de que Leiath, Jadewo y Onfale se quedaran tranquilamente en aquel lugar creando los pergaminos y protegiendo a la bruja le consolaba bastante a Flame. Si el grupo se dividía eso indicaba que muy probablemente podría optar a tomar las dotes de liderazgo, por lo que podría llevar a cabo su plan, que sin darse cuenta, el resto parecían dejar claro que era lo más correcto.

Está bien, nosotras tres iremos a cumplir la misión, dijo mintiendo a sus compañeros y confiando en que luego Alice y Aire estuvieran de su lado, vosotros quedaos aquí, proteged a Leiath y en cuanto podamos volveremos.

Todo lo que hicieran iba a borrarse a no ser que usaran ese arma para conseguir la muerte de ese desgraciado. Tenían que empezar por investigar dónde se encontraba, y aprovechar el factor sorpresa de ese nuevo día para poder arrebatarle el arma y matarle. Ese era el objetivo principal.