Leiath se dio por vencida, estaba demasiado cansada para argumentar nada con Meiridia. Lo que estaba claro es que aquel día ya no iban a poder hacer nada más.
Y bien -dijo dando zanjado el tema de las creencias que no parecía les fuese a llevar a ningún lado- a qué hora sale su hermana de casa? Sería posible que la retuviese mañana lo suficiente hasta que nosotros consigamos llegar a la heboristería? Quizás si le dijese que la bruja de Hala Leiath (ella me conoce) a quedado en visitarla cuanto antes, se quedaría a recibirnos.
Debe quedar poco para la caída del meteorito, le importaría dejar entrar a nuestro amigo que espera en la puerta? Podríamos tomar algo que nos adormezca para pasar mejor el rato, no cree?
El eunuco tomó la taza de té entre sus manos disfrutando del calor que irradiaba y de los efluvios aromáticos que se elevaban hasta llegar a su nariz de experto perfumista.
- Ya veo.- Dijo todo interesado en las truculentas historias, para él no tanto, pues había sido su pan de cada día, de la gente de Nueva Lechberg.- Pero reflexiona, Meridia.- Solicitó a la anciana.- La culpa de que le pasen cosas malas no es de tu hermana si no de la locura que ha hecho presa de las gentes de Nueva Lechberg. ¿Cómo era tu hermana antes de que el meteorito cayese una y otra vez? ¿Era igual de fervorosa?- A donde quería llegar Onfale es que, cuando todo acabara, si Meridia se sacrificaba, puede que recuperara a su hermana de antes.- Seguramente la maldición que asola a este pueblo haya exacerbado su fe.- El mago estaba de acuerdo con Leiath, no iba a dar tiempo a hacerlo hoy. Tendrían que tentar a la nueva suerte de un día para llevar el plan a cabo. Además tenia curiosidad por ver qué habían conseguido los demás.
Más que fervorosa, yo la llamaría pánfila. La única diferencia es que antes de la maldición, su fanatismo no la exponía a ningún peligro. Tras el telón, hay un martillo sobre el mostrador. Podéis usarlo para desclavar los tablones de la puerta, y dejar pasar a vuestro amigo, a condición de que luego volváis a clavarlos. Solo por seguridad.
Mi hermana, como muy temprano, sale media hora después de despertar. Los días en los que más trata de adoctrinarme, puede quedarse en casa una hora. Mencionaré tu nombre, Leiath, pero creo que tiene más cariño al Padre Benancio. Conociéndola, preferirá ir junto a él que esperarte aquí.
Tengo algunas hierbas que se usan para sedar y paralizar la musculatura y otras que se usan para dormir. Puedo preparar una mezcla para que paséis el mal trago. Yo no lo haré. Creo que soy la única vieja del mundo que no quiere automedicarse...
Dejaron entrar a Jadewo, y volvieron a bloquear la puerta. Había tres dormitorios en la planta superior, y Jadewo, Onfale y Leiath fueron sedados en unas cómodas camas, con olor a geriátrico. Los párpados les pesaban... Y durmieron para repetir el mismo día.