Algo pareció asustar a la espadachina, porque dió un paso atrás (o arriba, según se mire) volviendo justo al borde de la azotea. En el patio estaban pasando cosas.
Ocurrió algo más, un pequeño detalle. Más concretamente, del tamaño de un roedor. Una de las ratas blancas del laboratorio de la azotea se había subido a Bianca, que escuchaba los dientes tratar de roer la madera del bastón encontrado en la torre. Tras apartar al animal, se pudo dar cuenta de que el bastón había cambiado: un pequeño brote de hojas incipientes había surgido en algún momento de aquella mañana.
Me llevo un susto de muerte al escuchar los ruiditos ratoniles que emite mi indeseado pasajero. No acierto a comprender cómo demonios se me ha subido encima pero me lo sacudo violentamente mientras chillo como una posesa, inquietando a los celadores que me esperan en la planta inferior sin saber qué está ocurriendo.
Es entonces cuando reparo en el pequeño árbol que está creciendo en mi mochila. Tardo un momento en reconocerlo vagamente como el bastón de madera medio podrido que encontré en un armario cuando trataba de escapar de aquí con Vlad y Ferngully. ¿O no? La verdad es que no se le parece demasiado.
—¡Estírate, bastón! —le ordeno muy seria. ¿No sería genial tener un bastón que se alargase y encogiese a voluntad y una nube amarilla que pudiera sacarme volando de este manicomio? La verdad es que no sé qué me ha hecho pensar en ese disparate y me preocupa que Rehner tuviese razón respecto de mi salud mental.
Entonces el jaleo que se está escuchando en el patio interior atrae mi atención, pero no tanto como el hecho de que la inquieta espadachina haya vuelto sobre sus pasos.
—¡Eh, tú! ¡¿Se puede saber qué está pasando ahí abajo?! —pregunto a voz en grito. Tal vez la horda de no-muertos haya caído finalmente sobre los Viajeros de las Brumas y ya no tenga que preocuparme por ellos nunca más. Dicen que soñar es gratis.
Obviamente, el bastón no se alargó, pero desde la planta intermedia los dos guardianes empezaron a murmurar entre ellos, quizás sobre el extraño comportamiento de su jefe. Flame al fin se retiró de la azotea, sin responder a la última pregunta de Bianca. Y un poco más abajo, volvía el tercer celador.
¡No os vais a creer lo que he visto!-miró el cadáver del gigante de fuego en el suelo-Bueno, quizás sí. Hay dos autómatas en la planta baja. Uno de ellos tiene forma de centauro, y está golpeando un muro de hielo junto a las escaleras del pasillo. Tuve que volver por las escaleras de las duchas para que no me viese. El otro autómata tenía forma humanoide y llevaba armadura y espada. Estaba junto a la entrada principal, pero se fue en dirección al ala oeste-donde Bianca sabía que murió Vladimir-. Y... Ah, traje el cuchillo de carnicero. Y a un amigo de la cocina.
El amigo, otro celador enmascarado (o quizás paciente), avanzó hacia el cadáver del gigante de fuego y empezó a hundir su hacha en huesos y cartílago, pero aquel trabajo le iba a llevar un tiempo.
—Tú te quedas aquí —instruyo al último recién llegado. No me gustan los desconocidos, aunque pensándolo bien aquí todos lo son—. Asegúrate de desmembrar a ese... —no encuentro las palabras para referirme al doblemente difunto Big Crazy— cosa. Y luego, reparte sus pedazos por todo el edificio. ¿Está claro? Es muy importante que lo hagas o podría volver a juntar sus pedazos y comerse tu corazón.
Quién sabe, puede que no sea mentira y sí ocurra después de todo. No sería lo más raro que he visto aquí.
—Los demás, cogedme, voy a bajar —me siento sobre el hueco del suelo que conduce a la planta de abajo, dispuesta a saltar por él tan pronto como los celadores se preparen para agarrarme y evitar así que me tuerza un tobillo de forma estúpida—. Nos vamos de aquí y tenemos que llegar hasta la puerta de salida como sea antes de que vuelvan a asomar por ahí esas chatarras ambulantes o los muertos vivientes o alguno de esos peligrosos pacientes que merodean por aquí sedientos de sangre. Es muy importante que lleguemos al pueblo lo más deprisa posible e informemos a las autoridades de lo que está pasando aquí.
Dos de los celadores cogieron a Bianca para ayudarla a bajar. Junto al celador herido, los cuatro fueron a las duchas de la planta intermedia mientras uno de ellos se quedaba atrás haciendo chuletones. De ahí pasaron a las duchas de la planta baja. El espejo de esta zona reflejaba algo distorsionado por un leve vaho que cada vez se iba atenuando más a medida que la habitación cogía la temperatura ambiental.
La única salida de las duchas para poder continuar daba al pasillo, en penumbra por la ligera luz llegada de la habitación de terapia en grupo a la izquierda. A lo lejos sonaba un martillear de cadenas de metal rompiendo hielo, o así se lo imaginaba Bianca recordando las armas del Zelekhut.
Avanzaron sin hacer ruido. El área se abría a una completa oscuridad. Los tres celadores se guiaban por el tacto de la pared, y Bianca solo tenía que limitarse a seguir al último. Entonces escuchó el ruido de una puerta que se abría. La luz del día le quemó los ojos, mientras iluminaba a sus espaldas el mostrador cuadrangular de la recepción.
TOC
¿Qué?
TOC, TOC...
La puerta no da más de sí. Choca con algo fuera, y no puede abrirse del todo.
El celador dejó entreabierta solo una de las hojas de la puerta doble, y se escurrió por la estrecha rendija. Los demás le siguieron, palpando la pared invisible que les impedía el paso mientras rodeaban el edificio hacia el este.
Mientras, Bianca tenía problemas de "caderas anchas". Era más delgada que cualquiera de esos celadores, pero la mochila le impediría el paso por la salida mientras el morral estuviese a sus espaldas, retrasándola. Escuchó un topeteo acompasado, un vaivén, como el de una gatera cuando pasa un gato. El ruido provenía de lo más alejado de la gran recepción, fuera del ángulo de la luz que se colaba por la ranura de la puerta doble entreabierta.
Otra vez ese dichoso muro invisible. Confiaba en poder salir tranquilamente por la puerta escoltada por mis guardaespaldas pero las cosas nunca son tan simples como a simple vista parecen. Aún así, mis esperanzas de escapar se renuevan al ver cómo el trío de celadores consigue apañárselas para deslizarse junto al muro; tal vez, después de todo, haya una brecha en él en alguna parte por la que podamos huir.
Me descuelgo la mochila de la espalda y un involuntario escalofrío me recorre la columna vertebral al escuchar algo moviéndose detrás de mí. Sin atreverme a darme la vuelta para descubrir qué es, intento apresurarme en pos de los matones de Rehnen.
Con la mochila en la mano, Bianca se coló por la puerta entreabierta. Había cinco "ábsides" en la fachada del Sanitarium, incluyendo la salida principal. Cuando el grupo se desplazó lateralmente a lo largo de la pared invisible, llegaron a un ensanche entre el saliente de la entrada y el del cuarto de calderas. Deslizándose por una nueva estrechez podían seguir dando la vuelta al manicomio.
Esperad... Voy a intentar cavar bajo este muro invisible.
El celador se arrodilló en la hierba y empezó a excavar con las manos desnudas. Mientras, un nuevo enmascarado se incorporó desde la puerta. Bianca juraría que ella era la última. Volvió a contar: allí había un enmascarado de más.
Uoooooooogh...
El rezagado les alcanzó y alargó sus sucias garras para golpear a Bianca.
Motivo: Iniciativa
Tirada: 1d20
Resultado: 16(-1)=15
Iniciativa CD 15. Si lo consigues puedes actuar primero.
El quinto hombre CA 18 (toque 9). Inmune a críticos y furtivos.
Cuanto más avanzamos por el angosto pasadizo que rodea el manicomio, más aumentan mis temores de que no vaya a conseguir salir de aquí jamás. Esta barrera invisible parece tan inexpugnable como las Brumas que impiden a los viajeros abandonar los Dominios de Ravenloft.
La propuesta de tratar de pasar por debajo de la infranqueable muralla me parece tan buena como cualquier otra, si sirve para que pueda dejar atrás este lugar de pesadilla.
Atrás. Me doy media vuelta a tiempo de ver cómo un nuevo celador viene hacia nosotros a la carrera. Intento darle el alto pero no reparo en su beligerante pose hasta que ya es demasiado tarde y el desgraciado se me echa encima.
Motivo: Iniciativa
Tirada: 1d20
Resultado: 4(+3)=7
Uaaaaagh...
El asaltante se movió hacia delante para golpear a Bianca, que sintió cómo una de sus costillas se quebraba con el impacto. Al salir del paso estrecho, el enmascarado cayó sobre el resto de celadores. Fue una marea de túnicas negras y máscaras, todos mezclados. Para cuando todos se pusieron en pie, Bianca ya no sabía cual de los acompañantes le había atacado, y cual era uno de los serviles peones a sus órdenes.
Motivo: Golpetazo
Tirada: 1d20
Dificultad: 17+
Resultado: 10(+10)=20 (Exito)
Motivo: Golpetazo
Tirada: 2d6
Resultado: 2(+4)=6
El quinto hombre CA 18 (toque 9). Inmune a críticos y furtivos.
Recordatorio: a Bianca le quedan 6 puntos de vida (tiene -34 pgs, le quedan 6/40) y un nivel negativo (-1 a las tiradas de d20 y -5 pgs que le bajaron los pgs máximos de 45 a 40).
Tirada de averiguar intenciones 1d20+6 en oculto para reconocer a tu agresor entre los cuatro enmascarados. Puedes atacar igualmente este turno, pero no sabrás si estás atacando al enemigo o a un aliado al ser tirada en oculto.
—¡Mierda! —exclamo, sin tener muy caro si mi exabrupto ha sido sonoro o solo un pensamiento—. ¡Máscaras fuera, tenemos un infiltrado! Matad al que no obedezca.
Al menos esa última orden sí que estoy segura de haberla expresado en voz alta. Tal vez piensen mis escoltas que tenemos a un paciente descontrolado entre nuestras filas pero ninguno sería tan estúpido. Lo que tenemos aquí es a un celador muerto y reanimado sin más objeto que el de sembrar el caos con su presencia. Pues lo lleva claro este puto zombi.
Jaffar, haz algo con mis heridas, no quiero desmayarme antes de haberle arrancado la cabeza a este engendro —ordeno mentalmente a mi genio particular—. Y no le haría ascos a otra de esas lanzas tuyas, aquí la ballesta me entorpece más de lo que me ayuda.
Motivo: Daño sanado
Tirada: 2d8
Resultado: 9
Tirada oculta
Motivo: Averiguar intenciones
Tirada: 1d20
Resultado: 13(+6)=19
Gasto una carga diaria del cinturón curativo e invoco una de las jabalinas infinitas por si surge la ocasión de hacer AdO. Tiro "averiguar intenciones" aunque me figuro que el guardia que no obedezca es el zombi.
La última de las piedras se apagó en el cinturón, pero fue insuficiente para cerrar todas las heridas de Bianca. En cuanto al recién llegado, Bianca lo pudo localizar con facilidad, y lo señaló para que los celadores atacaran. Los tres se quitaron las máscaras y golpearon con fuerza, a puño cerrado. Bianca era la otra persona que tenía la cara cubierta, y se podría haber mezclado con facilidad con el agresor, y llevar a engaño a sus peones. Por suerte, los mismos movimientos erráticos del enmascarado que lo delataron como "no humano" eran lo suficientemente poco maliciosos como para tratar de mezclarse e intercambiarse con Bianca. Por contra, uno de los golpes que lanzó fue al celador herido, dejándolo fuera de combate. El celador quedó apoyado contra la pared del edificio, dolíendose de las costillas rotas. El otro golpe fue para otro celador, pero no terminó tan mal parado y podía seguir luchando.
Motivo: Puñetazos
Tirada: 3d20
Dificultad: 18+
Resultado: 19(+6)=25, 13(+6)=19, 2(+6)=8 (Suma: 52)
Exitos: 2
Motivo: Puñetazos
Tirada: 2d8
Resultado: 10(+2)=12
Motivo: Golpetazo
Tirada: 2d4
Resultado: 1, 3 (Suma: 4)
Motivo: Golpetazo
Tirada: 2d20
Dificultad: 16+
Resultado: 20(+10)=30, 12(+10)=22 (Suma: 52)
Exitos: 2
Motivo: Golpetazo
Tirada: 1d20
Dificultad: 16+
Resultado: 5(+10)=15 (Fracaso)
Motivo: Golpetazo
Tirada: 2d6
Resultado: 7(+4)=11
Motivo: Golpetazo
Tirada: 2d6
Resultado: 6(+2)=8
El quinto hombre -12 pgs. CA 18 (toque 9). Inmune a críticos y furtivos.
Celador-B -31 pgs. INCAPACITADO
Celador-C
Celador-E -8 pgs.
No hay suficiente espacio como para atacar a distancia sin recibir Ataque de Oportunidad. Si optas por atacar con la jabalina, recuerda el -4 al ataque por usar una jabalina cuerpo a cuerpo.
Recuerda también el -1 del nivel negativo.
Tal y como esperaba, el intruso es el único que no se apresura a obedecer mis indicaciones, delatándose como el muerto viviente que es. Por desgracia, eso no evita que se defienda como un gato panza arriba, destrozando en el proceso a uno de los celadores de Rehner. Una pena, pero ahora mismo no tengo tiempo para echarle un vistado a sus contusiones.
No tengo mucho espacio para maniobrar pero aún así me aventuro a arrojar mi jabalina insustancial contra el no-muerto con la esperanza de acertarle a él y no a alguno de mis lacayos. El proyectil falla por muy poco y se desintegra contra la invisible barrera que nos mantiene prisioneros en este espantoso lugar.
Motivo: Tirada de ataque
Tirada: 1d20
Dificultad: 18+
Resultado: 13(+3)=16 (Fracaso)
El combate era caótico. Un puño voló hasta el cuerpo del enmascarado y él (o ella) contraatacó con otro puñetazo, pero a Bianca. Todo el daño ocasionado en ese único golpe contrarrestó la última sanación del genio mágico. Y el color apagado de las gemas del cinturón ya avisaban de que Jaffar no iba a acudir una cuarta vez al rescate.
Motivo: Puñetazos
Tirada: 2d20
Dificultad: 18+
Resultado: 17(+6)=23, 3(+6)=9 (Suma: 32)
Exitos: 1
Motivo: Puñetazos
Tirada: 1d8
Resultado: 3(+1)=4
Motivo: Golpetazo
Tirada: 2d4
Resultado: 3, 4 (Suma: 7)
Motivo: Golpetazo
Tirada: 1d20
Dificultad: 16+
Resultado: 4(+10)=14 (Fracaso)
Motivo: Golpetazo
Tirada: 1d20
Dificultad: 17+
Resultado: 17(+10)=27 (Exito)
Motivo: Golpetazo
Tirada: 2d6
Resultado: 7(+2)=9
El quinto hombre -16 pgs. CA 18 (toque 9). Inmune a críticos y furtivos.
Celador-B -31 pgs. INCAPACITADO
Celador-C
Celador-E -8 pgs.
No hay suficiente espacio como para atacar a distancia sin recibir Ataque de Oportunidad. Si optas por atacar con la jabalina, recuerda el -4 al ataque por usar una jabalina cuerpo a cuerpo.
Recuerda también el -1 del nivel negativo.
Acosado y rodeado por los celadores de Rehner, el desgraciado no-muerto encuentra la manera de llegar hasta mí y golpearme nuevamente. La situación ya empieza a encontrarse a caballo entre lo desesperado y lo ridículo y va siendo hora de salir de aquí antes de que termine muerta.
Tanteo en busca de la invisible barrera y me coloco mirando en su dirección.
Sácame de aquí de una vez, Jaffar —le suplico a mi benevolente genio particular.
Gasto 1 carga de las botas de zancada dimensional para teleportarme al otro lado de la barrera, a menos que ésta tenga más de 6 metros de espesor (que no parece probable pero quién sabe).
¡Flosh!
Ya estaba. Lo había conseguido. Estaba fuera. Bianca se giró lentamente para ver por última vez el maldito Sanitarium. El enmascarado no tardó en acabar con los tres celadores. Tras ello, se golpeaba contra el muro invisible como si pretendiese ir tras Bianca. La asesina se alejó de allí unos pies antes de ver frustrada su huída.
¡Click!
Ese sonido mecánico vino de debajo de su bota. Bianca acababa de pisar algún tipo de artefacto semienterrado en la tierra. Unos barrotes curvos surgieron del suelo, y se fueron cerrando hasta atrapar a Bianca en una jaula. Jaffar intervino una vez más, y Bianca se teletransportó fuera de la trampa. A partir de ahí corrió cuesta abajo en dirección a la aldea de Vallaki.
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¿ F I N ?