- ¡Por supuesto!- exclamó Honeybourne - En estos momentos me tiene usted a su entera disposición.
Luego se detuvo un instante, tratando de recordar.
- ¿Anne Kilbride? - preguntó - ¿Se refiere usted a esa osada periodista que reivindica los derechos de la mujer en sus columnas? - reflexionó por un instante y luego sonrió.
- Aunque quizá se refiera usted al reportaje que recientemente ha escrito sobre la expedición del doctor Carter y sus estudios de los descubrimientos realizados por Gastón Camile Charles Maspero... ¿me equivoco? Las histioras sobre la antigua civilización egipcia siempre me ha parecido apasionantes...
Isaac sonrió ante el comentario de Honeybourne. En los tiempos que corrán era muy característico que los hombres jóvenes adinerados opinasen en contra de las tendencias feministas de muchas mujeres de su época. Hacía poco que habían logrado el derecho a voto y las sufragistas eran consideradas un elemento distorsionador y desestabilizador de la sociedad inglesa de los años 20.
- Exactamente, me refiero a esa joven- el tono de voz dejó translucir que, en parte, compartía la apreciación de Oiver - Asi que le interesa el mundo clásico, muy interesante- dijo mientras se aproximaba a su contertulio, logrando un ambiente algo más íntimo - Ha leido algo acerca del culto a la muerte y de los rituales relacionados con el Ab y Ka de sus faraones?. Es un mundo realmente apasionante- La mirada del doctor denotaba interes por la respuesta del millonario, parece que este había dado en un punto clave de la misteriosa conversación.
- Pues... no, creo que no. - contestó lord Oliver - Recuerdo algunas referencias que se hacen a este tema en el artículo de la mencionada periodista, pero la verdad es que nunca he estudiado en profundidad esos temas - hizo una pausa para beber un trago de su vaso - Me he documentado algo con fines únicamente literarios, o por mera curiosidad personal.
El desarrollo de la conversación estaba empezando a aturdir a Honeybourne. El doctor primero le había hablado de la fiesta en casa aquel peculiar millonario, luego le había mostrado un poema claramente inusual, después había vuelto al magnate y su historia secreta, y ahora introducía una pieza más en el puzzle: La misteriosa historia de una expedición recién llegada del Egipto. Reflexionó durante unos instantes, esperando que su contertulio continuase su explicación y le diera alguna pista mas que hiciese encajar el rompecabezas.
Isaac apuró el coñac que le quedaba en la copa y lanzó una última mirada, intensa, a su acompañante. - Debería usted ir mañana a puerto, podrá aprender mucho con la llegada de la última expedición- dijo mientras lanzaba una fugaz mirada al gran reloj de pie. - Creo que lo mejor sería que aplazaramos esta conversación para el futuro, para cuando usted esté más preparado y haya visto aquello que quiero mostrarle- . Esperó unos instantes a que Oliver entendiera el comentario como una amable despedia -Deseo volver a verle en la fiesta de mi gran amigo, no falte por favor- dijo mientras extendía la mano y se levantaba ligeramente de su asiento.
- Allí estaré, no lo dude - dijo Honeybourne, estrechando la mano del doctor - Y en cuanto al barco, si usted cree que asistir a su llegada me será de ayuda, también lo haré
Hizo una breve pausa mientras acompañaba a Butler a la salida - ¿Cree usted que debo intentar hablar con los dirigentes de la expedición o simplemente contemplar el acontecimiento?
El doctor estrechó la mano de Oliver afectuosamente. - Yo suelo recomendar siempre la observación a cualquier persona que se inicia en un campo, pero normalmente depende del caracter de cada persona. Tal vez los flemáticos sean los ams impulsivos, pero no he tenido tiempo de conocerle lo suficiente como para saber qeu tipo de persona es usted- dijo mientras parecía evaluar a su contertulio con la mirada. - Espero que le sea interesante toda la informacón que logre recopilar-
- De acuerdo entonces - contestó lord Oliver - Acudiré mañana al puerto y seguiré sus consejos... Y ya le comentaré mis averiguaciones cuando nos veamos en la fiesta del señor Atendurth
Dicho esto se despidió afectuosamente del doctor y se dispuso a recoger sus cosas y dirigirse de nuevo al salón principal del club.
En el exterior el lujoso morgan se encontraba esperando el regreso de su dueño. Hacía tiempo que Oliver había sucumbido a la belleza de aquellas máquinas y lo consideraba un pequeño capricho digno de su posición. Una vez subido en el vehículo dejó una pequeña propina al mozo de la entrada y se marchó a su residencia pensando en el particular día que le esperaba. La llegada del Newcastle parecía esconder algún secreto el doctor, ¿cuál será?.
No se si tengo que seguir posteando en la escena. A mi me da la sensación de que ya ha terminado, pero si quieres sigo la historia... ¿O pasamos ya a la escena del barco?
Ahora mismo abriré la escena del barco. Es que andaba esperando a otras personas para que empezemos todos a la vez la siguiente ;).